XXXI. Error
Aprell Mocreil
Ubicación desconocida
Oficialmente se habían cumplido quince días de conocer a Renee. Aprell había compartido el día entero con ella. Ya que Hazz era quien comandaba la nave, los demás no tenían muchas tareas por hacer. No obstante, todos habían decidido hacer algo: darle clases a Renee. Eliott y Aprell se encargaban de enseñarle cómo golpear, mientras que Kybett enseñaba cómo disparar. Incluso Wivenn le enseñó primeros auxilios y maniobras más avanzadas, ya que Renee ya había vivido como enfermera al cuidar de su familia. Ofrecieron hacerlo también con Priss, pero ella se negó, excusando que ya sabía algunas cosas.
Llevaban tres días en aquella anticuada nave. Las tensiones entre algunas personas eran casi hasta palpables. A Aprell le desagradaba encontrarse con Eliott, así como Hazz evitaba encontrarse con Aprell. Entre los tres hacían como que no lo notaban, pero hasta Priss había visto que las cosas no andaban muy bien.
Al tomar descansos, Renee siempre continuaba con las anotaciones del libro, Aprell le hacía compañía mientras tanto. Al enterarse de que la Condena estaba en la isla, Eliott se había encargado de recoger todas las notas de Renee y se las entregó a Aprell para llevarlas a la nave. Él lo hizo, así que todo el conocimiento sobre el libro y el códice estaba nuevamente seguro bajo la guardia de Renee.
Aprell había tenido un buen día con la rubia. Ella le enseñó algunas recetas de la Colonia Veintisiete por la mañana y las estuvieron practicando para hacer el desayuno. De alguna manera el suceso con la alergia de Renee había hecho que el equipo se encariñara más con ella. Había cierta unión que no había existido antes. Quizás también se debía a que Eliott y Kybett ya no se gritaban a cada segundo, y que Kybett y Wivenn parecían estar felices juntos. Priss había tomado confianza, ya charlaba con todos sin dar esa extraña vibra que tenía cuando se mantenía en silencio.
Después del desayuno, todos, a excepción de Hazz, habían decidido ir a la sala común de la nave. Faltaba un día más para llegar a la Colonia Veintidós, así que estaban relajados ante la espera. Hazz apenas si les había explicado por qué se dirigían hacía ahí, pero, como siempre, nadie replicó.
Estando en la sala común, Kybett comenzó a hablar. Aprell se había sentado junto a Renee, en la esquina opuesta a la de Eliott. Al sentarse formaron un círculo en el piso para ver los rostros de los demás. Luego de unos minutos contando anécdotas, Wivenn sugirió un juego. Dependiendo de la colonia, las reglas del juego variaban un poco, sin embargo, era conocido por todos. De esa manera había pasado la tarde: jugando, entre risas e historias de los integrantes. Eliott era el único que no reía, pero al menos participaba en el juego.
—¿En serio tuviste algo con Neffan? —preguntó Kybett a Renee después de que ella confesara.
—Sí, bueno... —Renee rio, lanzando los dados—. No me arrepiento, pero tampoco me enorgullezco mucho.
—Qué lástima que formara parte de la Condena, ¿eh? —comentó Wivenn rascándose la nuca.
Los cuatro dados de Renee cayeron en tres números impares y uno par. Vaya. Tenía la peor suerte del mundo. Iba perdiendo por muchos puntos.
—¡Tranquila, Ren! —Priss apoyó a Renee al ver su rostro de decepción, tomando los dados ya que era su turno. Se habían vuelto buenas amigas desde la isla. —Tú y yo vamos casi empatadas. Veinticinco puntos tuyos más y tendremos la misma cantidad. Es más —se interrumpió ella misma—, yo no jugaré este turno. Es casi lo justo. Si te hubiera tocado un cinco en vez de un tres, yo habría perdido el turno de cualquier manera. Toma, Ky. Los dados son tuyos.
—Oh, no, Priss... no tienes que...
—¡Lo siento, Ren! —Priss la interrumpió. —Dados entregados, dados perdidos. Así se juega en la Colonia Veinticinco, mi colonia. ¡Reglas son reglas!
Renee sonrió. A Aprell se le hacía muy tierno cuando Renee sonreía inconscientemente. La rodeó con un brazo y besó su frente. Ya todo el mundo sabía que ellos dos eran una pareja, por lo que había habido muchas de esas acciones durante el juego. Además, Wivenn y Kybett también hacían de las suyas de vez en cuando. Aprell se sentía feliz por ellos, parecían hacer una buena pareja. Solamente no entendía cómo había sucedido eso. Era como si hubiera aparecido de la noche a la mañana. Qué loco.
—¡Oh! ¡Gané! —Kybett gritó con sus manos en sus mejillas por la sorpresa. —¡GANÉ! —El volumen de su timbre se acercó peligrosamente al que Hazz utilizaba para pelear.
Wivenn le dio un corto beso, felicitándola. Renee se notó claramente triste por perder, pero no comentó nada. Priss ya había comenzado a recoger el material para terminar el juego cuando Eliott interrumpió el festejo.
—Uh... ¿Ky? —Levantó uno de los dados tirados por Kybett. —¿No debía tocarte un dos para que ganaras? —Mostró el dado a todos, señalando el único punto en aquel lado del cubo. —Esto es un uno.
La sonrisa del rostro de Kybett desapareció.
—¿Qué? —Kybett se acercó a Eliott. —Pero si yo lo vi... era un dos, ¿no? —Buscó la mirada de Wivenn—. ¿Sí era un dos, amor? ¿O acaso me confundí? —La expresión de Kybett cambió por completo a una de preocupación. —¿En serio conté mal? ¡Caray! Esto no me sucedía desde... el jardín de niños. ¡Nunca había contado mal! ¡Contar es lo mío! ¡Matemáticas básicas! ¡El estrés de la misión ya me está afectando!
Con cada palabra que pronunciaba, la voz de Kybett parecía agudizarse más por la preocupación. Wivenn intentaba calmarla, así como Priss y Renee, pero ella seguía moviendo sus brazos exageradamente.
—Hey, cielo, tranquila —Wivenn la tomó por los hombros, deteniendo la aparente crisis de Kybett—. Quizás solo te confundiste. Esa basurita en el dado parece un punto más, la emoción hizo que lo vieras como un dos en vez de un uno. Todos cometemos errores.
—No. —Kybett comenzó a negar frenéticamente con la cabeza. —Yo cometo errores al confundir la sal con el azúcar cuando cocino porque no sé cocinar. Tú cometes errores de ortografía incluso aunque escribas en tu propio idioma porque odias la gramática. Aprell comete errores al conectar cables porque desconoce cualquier cosa relacionada con tecnología. Eliott comete errores al socializar porque es un amargado. Priss de vez en cuando comete errores al hablar en inglés porque no es su lengua materna. Renee comete errores al... uh... bueno, no sé en qué comete errores Renee. —Hizo una pausa para tomar aire. —Mi punto es que yo jamás, escucha bien lo que digo, jamás cometo errores en matemáticas. ¡Jamás! Es como si Renee dijera que tiene amnesia.
Todos en la habitación callaron sin saber muy bien qué decir. Renee le lanzó una mirada extrañada a Aprell, así como él se la lanzó a Wivenn. A Kybett en serio le estaba afectando haberse equivocado en un número.
—Okay —Wivenn abrazó a Kybett, notándose confundido. Nadie sabía qué hacer. Era una faceta de Kybett que no se había mostrado antes, porque no habían tocado ningún aspecto personal. Eliott era el único que parecía calmado ante eso. —¿Dices que esto quizás sea por el estrés? Tal vez sería buena idea relajarnos y...
—No, amor, tienes que hacerme exámenes. —Kybett se separó de Wivenn, poniéndose de pie. —Quiero exámenes míos en este instante. Tal vez mi mente ya se está deteriorando. ¿Eso es posible?
—Bueno, médicamente hablando, es improbable, pero es posible si... —Wivenn calló al ver las malas miradas que todos le estaban lanzando. Tan solo estaba empeorando la situación.
—Vamos al laboratorio ya. Esto no puede estar pasándome a mí.
Kybett tomó la mano de Wivenn, casi arrastrándolo a través de la sala común para llevarlo al laboratorio. El lugar se quedó en silencio un momento, hasta que Aprell se acercó a la oreja de Renee para susurrarle:
—Oye... tú no tienes ninguna... hmm... cualidad como la de Kybett de la cual tenga que estar enterado al momento de que cometas errores o algo así, ¿cierto?
Renee soltó una carcajada, llamando la atención de Eliott y Priss.
—No, Aprell. Soy bastante tranquila.
Aprell suspiro con alivio.
Eso le gustaba de Renee. Ella era completamente transparente, no temía en mostrar quién era en realidad. Todo lo contrario a Hazz, quien se la pasaba escondiendo sus sentimientos.
Aprell sentía que había hecho una buena elección al intentar las cosas con Renee, a pesar de que algo en él le decía que tal vez no estaba en lo correcto. Su relación había estado bien hasta el momento, por lo que lo tomaba como una buena señal. Ya habían mejorado ese aspecto incómodo de los besos, así como también habían compartido varias horas juntos para conocerse realmente. Ambos estaban conformes con los frutos de su noviazgo.
—¿Seguimos con el juego? —Eliott interrumpió el momento de Aprell. Él solo le dio una mirada de disgusto. —Ya que cayó un uno, los turnos saltan hasta Renee, ¿no es así?
Renee asintió. Era quien mejor conocía las reglas del juego. Se las sabía de memoria, cómo no.
—Lástima que Kybett no está aquí para corregirme —Renee tomó tan solo uno de los cuatro dados—, pero, si no me equivoco, tendría que caer un seis para que gane. Así que denme suerte, chicos.
Renee le sonrió a Aprell con cierto ápice de emoción antes de tirar el dado.
—Huh —comentó Renee con desinterés al ver el resultado—. Seis. Parece que gané. No se siente mucho como un triunfo cuando una amiga está en el laboratorio preocupada por su salud mental.
Todo el asunto con Kybett había matado el ánimo general. De cualquier manera Aprell felicitó a Renee con un beso, dando por terminado el juego. Eliott y Priss se encargaron de recoger el material, regresándolo a su lugar original en la nave.
El cielo ya había oscurecido, así que cada cual se dirigió a sus habitaciones. Aprell acompañó a Renee a la suya, hasta llegar a la puerta. Se sonrieron mutuamente, tan solo escuchando el motor de la nave. Aprell se sentía feliz con Renee, ella en serio le gustaba.
—Creo que es hora de que vaya a mi habitación. —Aprell suspiró, acariciándole la mejilla a Renee.
Renee rodeó la cintura de Aprell con sus brazos. Desvió la mirada.
—O... puedes quedarte a dormir conmigo —sugirió en un susurro.
Aprell abrió los ojos con sorpresa. Detuvo la mano con la que estaba acariciando la mejilla de Renee, provocando que ella levantase la mirada nuevamente. Eso no se lo esperaba.
—¡Solo dormir! —aclaró Renee ante la sorpresa de Aprell.
—¿En serio quieres que me quede contigo? —preguntó él con una sonrisa.
—Solo si tú quieres. —Renee se notó nerviosa. Comenzó a balbucear. —Es decir, si no te sientes cómodo, yo no tengo problema en dormir sin ti. No es como que lo hayamos hecho antes. Tampoco es como que no quiera, ¿entiendes? Si tú quieres, yo quiero. Si tú no quieres, yo no quiero. Es todo.
Aprell apenas pudo comprender la mitad de lo que balbuceó Renee en medio de su nerviosismo. El monólogo le causó cierta gracia.
—Por supuesto que quiero, Ren. —Aprell reanudó sus caricias. Renee sonrió, recargando su barbilla en el pecho de Aprell. —Me tomaste desprevenido y ya. No pensé que te sintieras cómoda.
—Bueno... es que... bueno... es decir... yo... es que...
Aprell rio y apartó el cabello del rostro de Renee para besarla. Después de unos segundos se separaron, entrando a la habitación.
Ya que no tenían ninguna pijama gracias a la prisa con la que habían salido de la cede de la Aurora, fueron directo a acostarse. Aprell no quería arruinar el momento, así que antes de hacer cualquier acción que involucrara a Renee, le preguntaba si se sentía cómoda.
Finalmente ambos terminaron abrazados. La espalda de Renee chocando con el pecho de Aprell. Los nervios de ambos comenzaron a relajarse una vez que habían hallado esa posición.
Aprell cerró los ojos, dejándose llevar por el sueño. Las cosas parecían estar al fin en su lugar. Sabía que con algo de tiempo él podría superar completamente a Hazz para amar a Renee como debía. Renee era dulce, dedicada, inteligente y hermosa. ¿Qué más podía pedir Aprell? Claro, con Renee no había tanta historia como con Hazz, pero eso podía solucionarse. Todo podía solucionarse. Incluso esa culpa por haber arrastrado a Renee en la misión ya se estaba disipando. Él sabía que podría protegerla ante cualquier situación, así como lo había hecho con Hazz.
Lo único que al parecer no podía solucionar era su propia mente. Aprell tenía que hallar la manera de dejar de pensar en Hazz cada vez que pensaba en Renee.
—¿Aprell? —susurró Renee. —¿Sigues despierto?
Aprell apenas si estaba despierto.
—Mmmm... sí, Hazz... lo que digas...
Aprell sintió frío en el pecho. Abrió los ojos. Renee estaba sentada sobre la cama. Vaya. Esa chica se movía rápido. Aprell ni siquiera notó en qué momento se separó de él. Quizás tenía ganas de ir al baño, solo que él no comprendía porqué lo miraba así y no iba al baño. ¿Acaso le avergonzaba tener que ir al baño? Eso se le hizo aún más tierno a Aprell.
—Ren, ¿todo bien?
Él se sentó en la cama para acompañar a Renee. Gracias a la cercanía pudo notar que la mirada de Renee no era tanto de vergüenza... sino de decepción.
—No, Aprell —habló ella con el ceño fruncido. Quizás lo de Kybett era contagioso.
La habitación se quedó en silencio. Aprell no sabía qué había sucedido para que Renee se molestara. Temía decir algo incorrecto. Así que ella continuó hablando.
—¿Me llamas por el nombre de Hazz dos veces y me preguntas si todo está bien?
Aprell se sintió completamente despierto.
—¿Que yo hice qué?
—Hazz. Dijiste el nombre de Hazz en sueños. Después te pregunté si seguías despierto. Volviste a llamarme Hazz.
—Yo no hice eso. Yo te dije Renee.
—Lo recordaría.
Aprell titubeó.
—¿En serio te llamé Hazz?
Renee suspiró, saliendo de la cama.
—Esto fue mala idea —declaró mientras se colocaba sus zapatos. Aprell logró recordar que, efectivamente, había cambiado el nombre de Renee por el de Hazz. Grave error. Kybett ya no se sentiría tan mal de haber confundido números al saber que Aprell había confundido nombres. —Iré a dormir con Eliott. Tú y yo no debimos estar juntos en primer lugar.
—¿Qué? ¡No! —Aprell saltó fuera de la cama para detener a Renee. —Lo siento mucho. Yo no sé por qué dije lo que dije. Ni siquiera me di cuenta de lo que hacía. No sabes cuánto lo siento.
Aprell había obtenido golpes en todas las partes del cuerpo a lo largo de su vida. Incluso había recibido disparos. Pero ninguno se acercaba al dolor que estaba experimentando en ese momento debido a la mirada que le dirigía Renee. Una mirada llena de decepción y traición, ni siquiera había enojo en ella y eso solo hacía que Aprell se sintiera peor.
—Aprell... —Renee negó con la cabeza— el hecho de que no te hayas dado cuenta solo empeora las cosas. Tu subconsciente habló con tu verdadero deseo. Porque de eso se trata el subconsciente. —Aprell trató de hablar pero Renee no se lo permitió. —¿Recuerdas esa noche en la isla cuando fui a tu habitación porque habíamos quedado de hablar? Minutos antes había estado con Eliott y él me dijo que Hazz y tú iban a terminar juntos. Yo no quise creerle. En cambio, decidí intentar las cosas contigo porque me prometiste que ya no sentías nada por Hazz. Solo por eso acepté tener una relación contigo. ¿Por qué mentiste?
Aprell inhaló profundo antes de hablar. Bajó la mirada. Ella tenía razón.
La noche que Renee fue a su habitación, Aprell ya esperaba que ella no quisiera intentar nada con él debido a Hazz. Así que le dijo que lo único que sentía por Hazz estaba relacionado con la amistad, nada más. Por mucho que él quiso que fuese verdad, lo dicho fue una mentira. Él para nada había superado a Hazz. Tan solo se estaba confundiendo más con Renee.
—Mentí porque me gustas. Sabía que si te decía que aún tenía sentimientos por Hazz no querrías tener nada conmigo.
Renee suspiró.
—Yo te gusto y te creo. Pero sé que lo que sientes por mí no puede compararse con lo que sientes por Hazz. No me molesta eso, en el fondo ya lo sabía. Lo que me molesta es que hayas mentido y que sigas mintiendo —reprochó, obligando a Aprell a mirarla a los ojos—. Ambos sabemos que no te gusto lo suficiente para mentir para tener una relación conmigo. Así que pregunto una vez más: ¿por qué mentiste?
Aprell frunció el ceño.
—No sé a qué te refieres.
Renee se mantuvo en silencio sin despegar la vista de los ojos de Aprell. Él pensó por unos segundos hasta que una respuesta apareció. Renee sí le atraía, de eso no había duda. También antes de eso había pensado que quizás con ella podría superar a Hazz. Sin embargo, ninguna de esas razones eran las verdaderas por las cuales había querido tener una relación con Renee en primera instancia.
—Mentí porque me siento culpable —habló con honestidad, sabiendo que esa vez le estaba dando a Renee la respuesta que buscaba—. Renee, tienes un hermano con Zeta. Se quedó desprotegido al momento en que decidiste acompañarnos. Y no solo eso, sino también estás arriesgando tu vida. Ya has visto a todo lo que estamos expuestos constantemente. Si te sucede algo... sería mi culpa porque fui yo quien te dio entrada al equipo. —La tristeza en los ojos de Renee se transformó a empatía. —La noche que llegamos a la isla después de lo de la nave, yo estaba realmente triste porque Hazz había dudado si sacrificar mi vida para salvar la suya. En ese momento supe que ella no me quería como yo a ella. Quería superarla... y tú estabas justo a mi lado. Pensé que siendo tu novio podría liberarme de la culpa y de mis sentimientos por Hazz. Al parecer me equivoqué. Lo siento. Nunca fue mi intención lastimarte.
Renee le sonrió. Tomó las manos de Aprell entre la suyas.
—Aprell, no tienes que sentirte culpable por mi hermano o por mí, ¿de acuerdo? Yo tomé una decisión y la sigo tomando a diario. Pude haberme quedado en la Aurora, pero no lo hice porque con ustedes tengo una verdadera posibilidad de hallar la cura para mi hermano. No hay razón para sentir culpa. Hemos sobrevivido a muchos ataques y altibajos, podemos sobrevivir a todos los que se aproximen. Además, cuando encontremos la cura, serás un héroe porque gracias a ti estoy aquí.
—Pero acabas de decir que no soy responsable de nada...
—Shhh. —Renee rio. —Solo confía en que no me sucederá nada.
Aprell sonrió. El hecho de que Renee no lo considerara como el culpable de todo sí aliviaba cierto sentimiento.
—En cuanto a lo de Hazz —continuó Renee—, tampoco te culpo. Eliott me contó lo que sucedió entre ustedes antes de que yo llegara a la puerta de la cabina de seguridad. Estás confundido, y es normal. Solo no me confundas a mí, ¿sí? A partir de ahora somos amigos y no más. Necesitas pensar en ti.
Se abrazaron. Aprell sintió paz al haberse expresado y que Renee fuera tan buena persona como para comprenderlo. No conocía tan bien la cultura de la Colonia Veintisiete a pesar de ser una de sus colonias vecinas, sin embargo, estaba agradecido de que Renee fuera criada de esa manera. Aprell no sabía qué hubiera en hecho en caso de que Renee no lo hubiese perdonado.
Así como era costumbre para Aprell, rompió el momento mágico al recordar que Renee había mencionado que iría a dormir con Eliott en vez de solo echar a Aprell de su habitación.
—Así que Eliott, ¿eh? —insinuó él.
Renee rio, rompiendo el abrazo.
—Eliott me agrada. Al principio no era así, pero ya es buen amigo aunque no lo parezca. Dormí en la misma habitación que él por no sé cuántas noches seguidas. Me siento sola sin compañía al dormir. También por eso te invité a que te quedaras.
Renee se escuchaba honesta.
—¿Entonces no hay nada entre ustedes dos? Yo pensaba que sí.
—Aprell. Hasta hace unos minutos tú y yo seguíamos siendo pareja. Por supuesto que no hay nada entre Eliott y yo.
—Oh, cierto.
Renee volvió a reír. Le dio un beso en la mejilla a Aprell antes de encaminarse hacia la puerta. Se detuvo al llegar al umbral, como si hubiese recordado algo.
—Antes de irme, necesito que me aclares algo. —Aprell asintió. —¿El padre de Hazz en serio es el jefe de la Condena? —Aprell asintió con demasiado entusiasmo. —¿No lo dijo en broma?
Aprell negó.
—Si no incluye sarcasmo, entonces Hazz no bromea. —Aprell se encogió de hombros. —Su historia es dura. Nadie es como Hazz sin razón. Va a negarlo si se lo dices, pero ella ha sufrido mucho. Yo lo he visto. Lo he vivido con ella. No conozco a nadie más fuerte que esa mujer.
Renee sonrió.
—En verdad la amas a pesar de todo, ¿eh?
—Como no tienes idea —respondió Aprell sin pensar.
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