Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XI. Pájaros


Hazz Soreil

Colonia 3


El diálogo que se llevaba a cabo entre Hazz y Cvijett no podía ser denominado como diálogo ya que en realidad Cvijett era la única que hablaba para alardear que habían descubierto su plan "secreto" de ir tras la cura.

—Lo cierto es que no esperaba este encuentro —decía Cvijett mientras esquivaba a Hazz—. Pero a veces las casualidades nos favorecen.

La pelea se había tratado de bloqueos y evasivas. Para sorpresa de Hazz, Cvijett era tan buena como ella. Lo cual tenía sentido si recordaba que sus entrenamientos en la niñez habían sido coordinados por el mismo hombre. La diferencia era que Hazz se había alejado y Cvijett se había quedado, así fue como logró ser su igual.

En cuanto ordenó a Eliott que se llevara a Renee y Kybett fuera detrás de ellos, los tres que restaban comenzaron con la retirada.

La pelea se estaba llevando a cabo de manera limpia: solo golpes con el cuerpo y nadie más se estaba entrometiendo, sabían las reglas. Hazz por un momento pensó en dispararle para deshacerse de ella, pero sabía que eso solamente les causaría muchos más problemas, así que comenzó a armar un plan rápido en su cabeza.

Aunque Cvijett Smirak muriera, serían perseguidos por la Condena con tal de obtener lo que todo el mundo deseaba: la cura de la Zeta. No le vio sentido a perder el tiempo con su muerte, por lo que le gritó a Wivenn y a Aprell que se largaran de ahí antes de que ella saliera.

En los pequeños vistazos que Hazz daba hacia su alrededor, notó que ya eran más los cadáveres que los cuerpos vivos. Los Agentes seguían llegando con la intención de detener a ambos bandos, pero no lograban pasar de la entrada del pasillo. Era una lástima que los Nadie no estuvieran ahí para acabar con todos de una vez. Hubiera sido entretenido para Hazz.

De imprevisto, Cvijett tomó su arma y apuntó directamente al pecho de Hazz.

—Tranquila, no la usaré —dijo relajadamente al ver que Hazz no tardó en obtener el arma propia—. Sería inútil matarte. Aún necesito que consigas la cura para mí. En cuanto la tengas, o yo averigüe cómo la encontraste, será cuando necesitarás mucho más que una J-10 para matarme —amenazó, refiriéndose al arma que Hazz tenía en la mano—. Fue divertido verte de nuevo, pero tengo otros asuntos que resolver por aquí. Hasta entonces, Hazz Soreil.

Con eso, Cvijett ordenó a todos que avanzaran hacia su propósito principal, mismo que era desconocido para Hazz. Ella no supo cómo tomarse ese giro inesperado y no se detuvo mucho a pensarlo. Salió corriendo hacia su nave en cuanto notó que los agentes cambiaron el objetivo de la Condena a ella.

Visualizó a Aprell esperándola en la rampa de la entrada, así que apresuró el paso para llegar antes de que se cerrara. Los disparos no se detuvieron hasta que utilizó la rampa como escudo al momento que subió en la nave.

Por el impulso de la velocidad que llevaba, Hazz no pudo evitar tropezar con Aprell, cayendo sobre su pecho justo a tiempo para que la rampa no los hiciera puré a ambos.

El brazo que tenía herido gracias al concreto que se había incrustado en él por las explosiones le dolía mucho más conforme los segundos pasaban. La adrenalina estaba comenzando a desaparecer de su cuerpo. Wivenn tendría que curarla lo más pronto posible si no quería que la enorme herida se infectara.

Hazz prácticamente le había salvado la vida a Aprell al caer sobre él, pero ya había sucedido tantas veces que Hazz había perdido la cuenta desde que eran niños. No se molestó en pronunciar una disculpa, consideró que ambos estarían a mano si tomaban en cuenta que él la había ayudado unos minutos a antes. En cualquier caso no era como que Hazz lo hubiera necesitado.

Las respiraciones de ambos estaban demasiado alteradas, mezclándose entre sí. Hazz aún estaba confundida por lo que había pasado con Cvijett, por lo que no reaccionó ante la situación en la que se encontraba: ella con su cuerpo encima del de Aprell y él mirándola fijamente con nada más que admiración en sus ojos. Por supuesto que así era. Hazz era admirable y ella lo sabía mejor que nadie, no había razones para negarlo.

—Si te soy honesto... —murmuró Aprell con una sonrisa, colocando una mano alrededor de la cintura de Hazz para impedirle su escape—... cada que terminas de una pelea, me pregunto cómo es que te sigues viendo tan hermosa incluso hecha un asco, llena de sudor, sangre y quién sabe qué otras cosas. Hermosa y asquerosa. En serio que necesitas una ducha, Soreil.

Hazz no se molestó en ocultar la divertida sonrisa que él provocó. Aprell era el único idiota que añadiría eso al final, sin embargo, Hazz tenía que admitir que le gustaba sonreír por Aprell. Él era con el único que se sentía capaz de hacer eso sin sentirse débil o juzgada. Simplemente se sentía ella.

—¿Y quieres que tome la ducha contigo, Mocreil? —murmuró Hazz en el mismo tono que Aprell había usado, así como la misma sonrisa.

Aprell no se mostró sorprendido por su respuesta. Llevaban ese juego desde hacía meses. Un coqueteo de vez en cuando no le hacía mal a nadie.

—Bueno, si insistes...

El íntimo momento que se estaba llevando entre ellos dos se rompió al instante que Wivenn los interrumpió para informarles que ya habían logrado salir de la Residencia. Hazz volvió a formar un muro a su alrededor y se puso de pie al sentir que Aprell retiró su mano de la cintura de ella.

Sin decir nada más, el trío se dirigió a la cabina donde se encontraban los controles de la nave con Kybett al mando mientras Wivenn revisaba la herida de Hazz. Eliott estaba sentado en una esquina con una pantalla portátil en la mano; no habló hasta que Hazz le preguntó por el estado de ambas rubias del equipo.

—Renee se quedó en la cápsula de curación de la enfermería —informó automáticamente, mostrando a Hazz en la pantalla portátil los datos que la cápsula había arrojado sobre el estado de Renee—. Dislocación en el hombro derecho, ninguna hemorragia interna que la cápsula no esté arreglando y mayormente hay heridas superficiales —Hazz le devolvió la pantalla sin haberse interesado mucho por su contenido—. Priss está encerrada en su habitación. Me encargué de cambiar la contraseña de la habitación para que no pudiera salir. Aprell le dejó algo de comer y para beber —Hazz reprendió a Aprell con la mirada, Priss no se iba a morir de hambre por unos treinta minutos encerrada—. Y, Hazz, necesitamos hablar sobre el asunto de...

Hazz levantó la palma de su mano para que Eliott cerrara la boca. Su atención se había desviado completamente hacia una de las pantallas que mostraba la imagen de las cámaras exteriores, donde se veían tres pequeños puntos blancos acercándose a velocidad suficiente para saber que no eran aves, sino aviones completamente blancos con el escudo de una lechuza dorada en cada ala.

Aviones de caza.

Hazz casi olvidaba que su madre también estaba detrás de ellos. ¿No podían dejarla buscar una cura en paz? ¡Por primera vez en su vida estaba haciendo un acto que, además de que le convenía a ella, le convenía a la humanidad y todos parecían querer arruinar sus planes! Justo por eso el mundo terminó como estaba.

—Kybett, activa el escudo —ordenó Hazz sin temer en alzar la voz de nuevo al tomar su asiento como piloto—. Si comienzan a atacar, activas el protocolo de defensa y me das el mando de la nave —Kybett asintió, ejecutando el comando. Hazz revisó las cámaras donde se encontraban las chicas nuevas retenidas, asegurándose que siguieran dentro—. ¡Wivenn! —gritó a pesar de saber que Wivenn estaba a centímetros de distancia, intentando curar el brazo de Hazz—. Hazle compañía a Priss; si es que los ataques nos dañan mucho, la seguridad de la nave se irá al demonio ya que la energía se concentrará en los disparos, no en la seguridad interna. Y no es un secreto que no confío en esa chica —murmuró lo último más para ella misma que para Wivenn—. Eliott, tú-

—Con la otra nueva —dijo fríamente, saliendo de la cabina detrás de Wivenn.

La primera ráfaga de disparos los impactó antes de que el escudo cubriera todo el exterior de la nave, por lo que sí hubo daños desde el primer momento. Hazz soltó una maldición. Un mapa de la nave apareció en primera plana en su pantalla, resaltando en rojo las áreas dañadas: el ala oeste, donde se encontraban los paneles de suministros de energía.

—Yo me encargo —habló Kybett al ver el nivel de daños.

Ella salió de la sala, dejando solos a Aprell y a Hazz. Esta última estaba tan enfocada en esquivar los ataques de tres cazas al mismo tiempo, que no notó cuando Aprell tomó el lugar de Kybett. Hazz quiso reprenderlo, pero no podía distraerse si quería que salieran vivos de ahí. De nuevo.

Aprell comenzó a hablar acerca de que el trabajo de Kybett se veía más fácil desde lejos, ya que él no entendía todos los comandos codificados que había en aquella pantalla. Hazz le pidió que se callara para concentrarse en las vueltas que daba para esquivar todos los disparos, pero Aprell la ignoró y siguió hablando de lo genial que sería ser como Kybett.

—¡Aprell! —Hazz comenzó a gritar de nuevo. —Si vas a estar sentado ahí, entonces ayúdame a salir de esta mierda. —Hazz señaló al caza que había aumentado su velocidad para posicionarse al frente de la nave y atacarlos como si no hubiese mañana. —Dispara a cualquier cosa que veas moviéndose.

—Pero si la piloto de ahí es Nannari Irokosawa —Aprell saludó a la piloto con una sonrisa, como si no los estuviera atacando. Lo peor fue que pareció que Nannari le devolvió el saludo sin dejar de disparar—. La conocemos, ¿no recuerdas? Mis entrenamientos en cazas fueron con ella.

—Entonces ve a ayudar a Kybett con su increíble trabajo reconfigurando los paneles de energía si es que no piensas dispararle a cualquier objeto que se mueva en el aire —gritó Hazz, desesperada porque el escudo había detenido su proceso de cubrir la nave y se había quedado a la mitad.

—Bueno, ya entendí —dijo Aprell, accionando su primer disparo.

—¡A los pájaros no, Aprell! —gritó Hazz, comenzando a sentir furia hacia su mejor amigo

—Pero tú dijiste que a cualquier objeto que se moviera en el-

—¡A los cazas! ¡Dispárales a ellos!

Hazz se encargó de elevar la nave para que no se encontraran con más pájaros que Aprell pudiese matar. A veces no sabía distinguir si Aprell era así de idiota o solo bromeaba para hacerla reír. En cualquier caso, no era momento para reír ni para ser idiota. Era momento de atacar y esquivar para que la nave no quedara peor de lo que ya estaba.

Aprell siempre disfrutó de hacerle justicia a quienes tenían malas intenciones, por eso decidió ser Agente, pero cuando se trataba de alguien conocido, aunque fuera tan solo de vista, entonces dejaba que su débil corazón se entrometiera en la situación. Hazz sabía que su madre había enviado a esos tres pilotos con la intención de asegurarse de que, como mínimo, Aprell no les disparara. Los pilotos eran jóvenes de edades similares a la hija de la presidenta, por ende a su mejor amigo, y todos en algún momento compartieron entrenamientos con ambos, por lo que Aprell se vio incapaz de dispararles.

Hazz tomó una decisión y le cambió el mando a su mejor amigo. Así, él se encargaba del control de los movimientos de la nave y Hazz de los disparos. Aprell la reprochó durante varios minutos en los que seguían bajo ataque. Incluso después de que Hazz hubiera destruido el último caza muchos minutos después, Aprell revisó que los tres pilotos hubieran podido escapar vivos con su paracaídas automático.

Ninguno de los dos tenían remedio. No había duda. En esas situaciones era cuando Hazz se preguntaba cómo era que ambos eran mejores amigos si las diferencias entre ellos eran obvias.

Aunque gracias al fallo del escudo de la nave y a los sentimientos de Aprell, hubo muchos más daños de lo que esperaban.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro