II. Espía
Hazz Soreil
Colonia 27
Eliott. Hazz seguía sin poder encontrar alguna razón para que hubiesen elegido ese nombre para él, era demasiado extraño. ¿Acaso sus padres no pensaron en que podrían molestarlo en el colegio por eso? Hazz no se podía imaginar las burlas que Eliott debió haber sufrido de niño. Aunque, en realidad, sí. Se le estaban ocurriendo varias.
—¿Sigues pensando en su nombre, Hazz?
Aprell soltó una risa burlona. Hazz le lanzó una mirada asesina.
—¿Celoso, Aprell? —Fue turno de ella para burlarse. —Cuando lo conocimos, creí que era alguna clase de apodo o qué se yo. Sé que técnicamente ya llevamos tiempo de conocerlo, pero hasta ahora me enteré que ese es su nombre verdadero. ¿Quién se sigue llamando Eliott al día de hoy?
Hazz continuó hablando del mismo tema mientras esperaban a que el mencionado llegara. Incluso Aprell fue más rápido al cambiarse de uniforme. ¿Cuánto podía tardarse Eliott en conseguir el número del Dispositivo de Identificación Personal de la chica nueva? Solamente había que infiltrase al Centro de Control, robar una tarjeta, realizar un algoritmo con ayuda de Kybett para descifrar la contraseña de aquel día, meterse a los archivos confidenciales, salir de ahí sin dejar rastro y listo. Hazz no veía dificultades.
Minutos después, Eliott al fin hizo acto de aparición sobre el tejado con sus compañeros. Le dio la información requerida a Hazz y juntos esperaron a que la nueva llegara.
Eliott conocía a Hazz y Aprell desde hacía algunos meses oficialmente. Podrían ser años si contaban las veces donde se habían encontrado en reuniones diplomáticas. Compartían algunos ideales y propósitos, por lo que comenzaron a reclutar jóvenes que podían ayudarlos. Cada cual con razones personales detrás de sus intenciones. Les fue un tanto difícil debido a que todo tenía que ser con suma discreción, no podía llegar esa información a las manos equivocadas.
Lo cierto era que Eliott y Hazz eran la cabeza del plan (especialmente Hazz), la mayoría de las veces Aprell solo estaba ahí porque Hazz no podía esconderle nada a su mejor amigo. Aunque también por muchas características morales que Hazz no poseía: Aprell era más sentimental y empático.
Hasta el momento el equipo estaba conformado por cinco personas. Hazz esperaba que la sexta pronto se uniera, se suponía que ya debía de haber llegado al punto de reunión. Tal vez el escándalo que tuvo que provocar la entretuvo un poco más. O quizás fue interceptada por alguien del gobierno que había descubierto su plan. Hazz no sabía realmente lo que estaba pasando y no lo iba a saber hasta que viera a la nueva chica sana y salva frente a ella.
Finalmente, su dispositivo de rastreo comenzó a parpadear, indicando que ya se había activado el prendedor que Aprell le había entregado minutos atrás al hacerse pasar por un Agente de la Colonia Tres.
Hazz hizo una seña a los muchachos que se encontraban con ella para bajar del tejado e ir al callejón. Para todos, bajar de un tejado era bastante sencillo, sabían hacer cosas mucho más complicadas. Al ser sus padres de alto rango en el gobierno, al menos por parte de Hazz y Eliott, los jóvenes siempre se encontraban en peligro de que alguien los quisiera atacar. Así que estaban altamente entrenados para defenderse y llevar a cabo maniobras como bajar de un tejado sin mayor esfuerzo.
Los tres estudiaron por un momento a la chica nueva antes de empezar a hablar con ella. Era rubia, con el cabello corto hasta la barbilla, dándole un aspecto infantil. Sus ojos castaños eran enmarcados por unos pómulos prominentes y mejillas hundidas, probablemente por la falta de comida.
—¿Priss Alend? —preguntó Aprell—. Soy Aprell, Agente de la Colonia Tres.
Priss asintió. Lucía pequeña. Inofensiva. Débil, probablemente inútil. Su pómulo inflamado la hacía ver aún más patética. Era perfecta para el papel que Hazz deseaba que desempeñara.
—Soy Hazz —presentó con autoridad—. Hablamos hace dos días. Fui yo quien te dijo que hicieras el escándalo para que Aprell te identificara y te diera el prendedor. No era la intención que salieras herida —agregó, a modo de disculpa.
La chica rubia negó con la cabeza, restándole importancia al hecho de que salió herida. Eliott se mantuvo en silencio mientras observaba, probablemente estudiando a Priss. Si algo había aprendido Hazz en su tiempo con Eliott, era que el juicio de Eliott era muy preciso. Prácticamente Hazz confiaba en el juicio de Eliott casi tanto como en el propio.
—Tal vez deban saber que alguien me siguió —murmuró Priss—. Una chica rubia. Cabello largo y ojos verdes. Vio cómo me golpearon, creo que solo me siguió para asegurarse de que esté bien o algo así. Parece alguien que no haría daño.
Hazz y Aprell hicieron una mueca casi al mismo tiempo y de la misma manera. Consecuencias de haber sido criados juntos. Se miraron mutuamente y después miraron a Eliott. Este comprendió sin necesidad de palabras lo que tenía que hacer. Hábilmente escaló nuevamente hacia el tejado y desapareció de su vista en un parpadeo.
Los tres restantes siguieron con su conversación, aunque parecía más un interrogatorio. Era difícil comunicarse entre colonias, aún más si eran colonias con diferentes clases sociales. Pudieron obtener pocos datos por Vía Intercolonial, el dispositivo más simple y de mayor alcance, pero no había sido suficiente. Necesitaban saber todo lo que fuera posible sobre ella.
La pregunta que Hazz iba a hacer a continuación fue interrumpida por el sonido de una niña gritando. Todos dirigieron su mirada a Eliott, quien estaba a la entrada del callejón. Al parecer había atrapado a la pequeña espía, sin embargo, no era una niña, era una muchacha que no parecía mucho mayor que ellos. Su clara desnutrición no dejaba distinguir correctamente su edad.
Eliott estaba sosteniendo el brazo de la espía de manera brusca. Hazz casi sintió pena por ella, la rubia lucía tan débil e indefensa que parecía que se iba a romper con tan solo tocarla. Eliott era un chico bastante pacífico, casi nunca utilizaba la agresividad que estaba mostrando con la espía, pero él se tomaba bastante en serio la seguridad del equipo y de su misión.
La espía fue llevada a la fuerza con el resto del equipo. Ya estando con ellos, Eliott soltó su brazo, pero se colocó justo en medio del paso a la salida del callejón por si era que la chica deseaba escapar.
Aprell se agachó para ayudarla a levantarse. Ella se quejó levemente mientras el noble amigo de Hazz revisaba la marca que Eliott había dejado en su brazo. Hazz veía eso inútil, lo peor que podía pasarle a la chica tener la marca por unos días. Aprell dramático.
Todos miraron hacia Hazz, esperando que hiciera algo. Ella era la líder, era quien tomaba las decisiones importantes.
Soltó un suspiro exasperado. Fue entrenada para interrogatorios de manera que ella era la interrogada, no la que hacía las preguntas. Podría comenzar por las preguntas básicas. Esperaba que las cosas no tuvieran que ponerse feas. Ella no iba a dudar en matarla si era necesario, pero no podía perder el tiempo matando personas.
—¿Cuál es tu nombre? —cuestionó, cruzándose de brazos.
Hazz miró intensamente a la espía mientras Aprell se alejaba de ella, tal vez él era noble, pero no un idiota. O quizás sí, pero estaba guardando su idiotez para después. Hazz solamente rogaba que no fuera para algo importante.
La chica no contestó en lo absoluto, ni siquiera dirigió la mirada hacia Hazz o a ninguno de ellos. Era temerosa. Eso facilitaba las cosas. A pesar de ello, Hazz no cambió su tono. Rara vez era cuando confiaba en su propio equipo, ni de chiste confiaría en una extraña que podía resultar ser una espía de cualquiera de las Tres Organizaciones.
—¿Eres parte de la Aurora? —preguntó, sin demostrar expresión en su rostro.
Obtuvo el mismo resultado: ni una palabra, ni una mirada.
—¿Eres integrante de la Condena?
Lo único que cambió fue el hecho de que la chica se sintió claramente ofendida. Siguió sin decir nada.
—¿Eres perteneciente al gobierno? —Nada. —¿A los Nadie? —Lo mismo. —¿Quién carajos eres?
Cansada de no obtener ninguna respuesta, Hazz se lanzó hacia la espía para aplicar todos aquellos métodos violentos que le fueron enseñados. La paciencia no era su fortaleza.
Aprell logró detenerla al abrazarla por detrás, sosteniendo sus brazos que peleaban por liberarse. Le susurró a Hazz que se calmara, que la chica solamente se sentía intimidada, que dejara que él tomara el asunto en sus manos. Con mucha resistencia, Hazz tuvo que aceptar la oferta de Aprell, él tenía mucho más tacto que ella. Por más que le costara admitir a Hazz, probablemente él conseguiría más información a su manera.
Mientras tanto, Priss observaba silenciosamente. A Hazz no le gustaba su mirada. Ni su silencio. Algo le daba desconfianza.
Aprell pidió quedarse a solas con la espía. Hazz comenzaba a dudar del sentido común de su amigo y supo que la idiotez regresó. ¿Quién en su sano juicio se quedaría a solas con una desconocida que vivía en la Colonia Veintisiete? En aquel lugar fue donde se vio el primer caso de canibalismo causado por las alucinaciones de la Zeta. Nadie podía decir con certeza que ella no padeciera de aquella locura, mucho menos decir que su amigo estaba seguro con ella.
Hazz se opuso completamente a la idea, pero Aprell convenció a Eliott para que se la llevara a rastras si era necesario. Dada la situación, Hazz decidió que era mejor idea irse a la entrada del callejón por su cuenta, sin perder de vista a Priss Alend.
—¿Crees que sea parte de la Condena? Porque si es así, estamos muy jodidos. —Hazz susurró a Eliott mientras negaba con la cabeza. —Aunque si es parte de Los Nadie estamos igual de jodidos.
Eliott dirigió la mirada a la chica que estaba siendo interrogada por Aprell. Hazz notó que, al parecer, su método funcionó mejor, ya que al menos la chica estaba diciendo algo. A esa distancia Hazz no podía leer los labios de manera correcta, además de que se le daba pésimo hacerlo, así que no sabía sobre qué estaban hablando.
Comenzaba a pensar diferentes posibilidades de lo que podía hacer en caso de que la chica fuera parte de alguna de las Tres Organizaciones. Mientras, Aprell parecía estar cómodamente hablando con ella, incluso ambos sonreían de vez en cuando, una punzada de celos atacando a Hazz cada que sucedía.
Probablemente si la desconocida era parte de la Aurora, Hazz simplemente la dejaría ir. La Aurora era el grupo de las personas más inofensivas de todo el planeta, estaban en contra de la violencia. Los que causarían más problemas serían los Nadie y la Condena.
Si era parte de los Nadie, a Hazz no le quedaría de otra más que decirle a su madre todo lo que se estaba llevando a cabo, para que así enviara la orden de que no los asesinaran. Y si era integrante de la Condena... era hora de que fueran escribiendo su testamento, porque la Condena era la organización que debían evitar a toda costa, con quien nadie se debía meter. Si la Condena escuchaba un simple rumor de lo que aquel grupo de jóvenes estaba llevando a cabo, los perseguirían hasta obtener lo que ellos iban a buscar. No serviría de nada que Hazz matara a la espía si ese era el caso, porque su propio equipo podía darse por muerto. Especialmente después de la historia de Hazz en la Condena. Su larga y complicada historia.
Demasiados minutos después, Aprell al fin llamó a sus compañeros para decirles lo que había hablado. Hazz estaba preparada para cualquier cosa, incluso para enterrar cuerpos si era necesario. O al menos eso creía. Lo que dijo Aprell a continuación no se lo esperó en absoluto:
—Chicos, quiero que le den la bienvenida a la nueva integrante del equipo: Renee Belrie.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro