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Treinta y cinco

La bebé dormía plácidamente en su cuna mientras su madre la miraba con total fascinación y adoración, Naomi cumpliría su primer mes a finales de diciembre, Sana todavía no sabía como algo tan frágil, inocente y hermoso había nacido de su vientre, La primogénita de la familia Oh había llegado al mundo sin ninguna complicación, había tenido contracciones durante la tarde, por la noche había traído un nuevo miembro a la familia acabando con los dolores aunque dejándola agotada por el trabajo de parto. Ahora estaban en casa con una bebé que era más tranquila de lo normal, Sana solía verla dormir por horas, se aseguraba de que estuviera respirando. Miró la hora en el reloj de aquella habitación infantil, iba a ser medianoche. ¿Sehun seguiría en su estudio con su primo?, sabía que su esposo era un hombre muy ocupado, era consciente del club que tenía, él mismo le había hablado de ello contándole sobre los clientes que iban a beber hasta morir, aunque no le agradaba del todo no era quien para criticarlo.

Sana era una esposa...muy sumisa y extremadamente dulce.

Salió de la habitación de Naomi luego de dejar su lámpara de figuras encendida. Fue hasta el estudio de Sehun identificando las voces de su esposo con su primo, Suho tampoco era de su agrado, no le inspiraba confianza en lo absoluto, la hacía sentir tan incómoda con sólo mirarla.

—¿Y qué harás ahora?—lo escuchó decir. Apoyó su oreja de la puerta para escuchar mejor, adentro Suho se encontraba recostado del sofá y Sehun caminaba de un lado a otro fumando un cigarrillo—Ya sabes la verdad, él sabe la verdad, sólo falta que Sana termine enterándose.

—¿Quieres hablar más fuerte para que te escuche?—golpeó su pierna con su rodilla. Su labio roto dolía un poco al colocar el cigarro en su boca.

—Creo que ese tipo es capaz de patearte el trasero sin pensarlo—se burló mirándolo.

Sehun no estaba de humor para nada.

—¿Qué ha pasado con tu noviecita?—quiso saber al expulsar el humo—Está de viaje ahora, ¿No?

Suho colocó su brazo debajo de su cabeza mirando al techo con cierto gesto aburrido.

—Intento convencerla para que pasemos fin de año juntos, pensé que sería sencillo, pero la chica es difícil de convencer.

—Me parece que a ti tampoco te están saliendo las cosas como esperabas.

—Vas a cubrirme, ¿No?—se incorporó—Espero que esta vez no dejes pistas—advirtió muy serio.

—No es mi culpa que hayas sido tan estúpido la última vez—dejó su cigarrillo en el cenicero—¿Te encargaste de Bellina?

—Problema resuelto, primo—le guiñó el ojo—Mañana en la mañana debería salir la noticia.

—Perfecto, será la primera advertencia para ellos.

Sana confundida no sabía de qué hablaban, una parte de ella no quería saberlo mientras que la otra le gritaba que no se quedara de brazos cruzados. Su esposo estaba ocultando muchas cosas.

JooHee salió de la habitación por la mañana, todavía se veía somnolienta. Había ruido de la cocina, restregando sus ojos vio a HeeJin en su silla del comedor distrayéndose con un juguete, HeeRan se colocaba de puntitas ayudando al chico con el desayuno o pasándole las cosas que necesitaba. El televisor estaba encendido en la sala sin nadie que lo viera, todos estaban ocupados. La pelinegra besó la cabeza de la bebé al estar junto a ella y miró a los otros dos.

—¿Qué están haciendo?

Ambos voltearon a verla.

—Buenos días, omma—HeeRan le sonrió—Hicimos el desayuno, ¿Te lavaste los dientes?

Eso era algo que solía decirle a ella.

—Creo que no, ve al baño—JungKook también le siguió el juego. Con incredulidad lo miró y éste le guiñó el ojo sonriéndole. A JooHee le tomó unos minutos limpiar su rostro y cepillar sus dientes, regresó a la mesa más despierta tomando asiento junto a HeeJin. La mesa ya estaba ordenada con la comida, tomó una de las tostadas dándole un mordisco, a la bebé le dio un poco de los huevos revueltos siendo sencillo para ella de masticar.

Tanto JungKook como HeeRan la vieron en silencio comer, cosa que hizo que la chica dejara de masticar con sus mejillas llenas.

—¿Por qué me ven así?

—Ahjussi y yo hicimos el desayuno. Le dije que te gustan las tostadas doradas.

—También me dijo que prefieres el té antes que el café—colocó la taza frente a ella. JooHee le dio un sorbo y sus pupilas se volvieron grandes cuando sintió el sabor de durazno en aquel líquido caliente.

—Gracias, está muy dulce, todo esto es...muy dulce—los miró.

El teléfono de JungKook vibró en la mesa, con un toque en la pantalla colgó. Regresó su atención a su novia decidiendo contarle.

—TaeHyung me llamó hace una hora. Le conté las cosas, ya sabes—aquella indirecta supo a lo que se refería. No podían dar detalles frente a HeeRan—¿Alguna vez has ido con las niñas a Daegu?

—No, ¿Por qué?

—Él me había invitado a pasar navidad con su familia. Sus abuelos viven en una granja fuera de la ciudad en un pueblo muy tranquilo, sus padres se reunirían allí con él—explicó—Luego de hablarle me hizo la propuesta de llevarlas allí.

—¿Iremos a una granja?—a HeeRan le emocionó. Se imaginó muchos animales en ese lugar.

—Espera un momento, ¿TaeHyung quiere que vayamos?, ¿No seríamos intrusas allí?, él está con su familia y...

—Él mismo me dio la idea de llevarlas.

—¿Es una granja grande?—HeeRan quería saber más.

—Es amplia—asintió—En invierno todo es mucho más tranquilo de lo que ya es—miró a JooHee tomando su mano sobre la mesa—Y te haría bien—aquella forma de verla le hizo saber a qué se refería.

El teléfono del chico volvió a vibrar, colgó de nuevo sin siquiera ver la pantalla.

—Voy a pensarlo.

—Omma, por favor, quiero conocer esa granja—HeeRan unió sus manos suplicante—TaeHyung oppa es muy gracioso, me gusta estar con él.

—Sólo serán unas semanas...

—Dos semanas—JooHee no quería quedarse más tiempo. Estar fuera de casa era incómodo, no quería causar problemas—Dos semanas y nada más.

—¡Sí!—decir que la niña estaba contenta era poco.

El teléfono de nuevo vibró por tercera vez, JungKook se levantó disculpándose un momento para responder la llamada, fue a la sala con el teléfono en su oreja.

—¿Qué quieres?—su voz cambió a una seria y más profunda.

—¿Dónde carajos pasaste la noche?—rodó los ojos por ese reclamo tan inútil—Te he dejado varios mensajes...

—¿Desde cuándo te importa dónde estoy?—habló bajo evitando que lo escucharan.

—No seas tonto, siempre me importa. ¿Pasaste la noche con tu novia?, ¿No podías avisarme?

—¿Por qué debería avisarte cuando haga eso?—bufó—Debo colgar, estoy ocupado...

—¿A qué hora vienes?

JungKook gruñó harto de esa actitud. Colgó sin decirle nada, se detuvo ante la noticia que pasaban en la televisión. El cuerpo de una mujer había sido hallado en un contenedor de basura, la habían asfixiado hasta quitarle el aliento y tenía señales de abuso, lo más aterrador fue el nombre de la víctima.

Esta mujer ha sido identificada como Seo BoYoung, tiene veinticinco años y la policía solicita la presencia de su familia en la comisaría.

Esta muerte la tenía en mente desde los primeros capítulos de la historia. Creo que ya se hacen una idea de lo que hace Suho.

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