Setenta y cuatro
Sana y JooHee miraban a las niñas dormir profundamente. Se habían reunido con las tres en la habitación para leer uno de los cuentos que HeeRan tenía, en esta ocasión leyeron Blancanieves, en medio del silencio en aquel cuarto con la luz tenue ambas madres compartían esa sensación de alivio que sólo ellas podían entender. Habían pasado el resto del día en el departamento de JooHee, celebraron por haber ganado el juicio preparando comida entre amigos y bebiendo (sin nada de alcohol), era un momento grato para todos. Ambas mujeres se encontraban sentadas en el suelo a un lado de la cama y la cuna.
—Gracias—Sana volteó a verla al escucharla. Su voz fue baja además de suave—Otra mujer no habría hecho todo lo que hiciste, otra mujer...se habría encargado de hundirme más que el mismo Sehun...
—Es primera vez que soy valiente—admitió con cierta vergüenza—Y debo serlo por Naomi. Siento que desde que la tuve se ha convertido en mi mayor impulso.
—Aun así, gracias, Sana—extendió su mano dejando que la tomara—Fuiste esencial para este caso.
—Lamento mucho todo lo que pasó, todo lo que te hizo—la abrazó—No perdamos el contacto luego de esto, ¿Sí?, sería agradable que las niñas crecieran juntas.
—Después de todo, HeeJin y Naomi son hermanas—correspondió el abrazo. De alguna manera ambas habían encontrado una amiga en la otra.
El tiempo pasa rápido, los días se van en un abrir y cerrar de ojos recordándonos que si queremos hacer las cosas bien, debemos hacerlo desde ahora. JaeHyun se recuperaba en el hospital con los días, sus padres estaban muy atentos de él complicando que JooHee fuera a verlo, éste insistía que estaba bien, sus padres no la odiaban, eran ellos quienes estaban arrepentidos de haber hablado cosas malas de la chica y era JaeHyun quien personalmente quería disculparse. De alguna manera, la chica se convenció de ir a verlo cuando él prometió estar solo a cierta hora, JooHee no iría sola, cuando el taxi se detuvo frente al hospital de su mano iba HeeRan quien todavía no sabía la verdad.
—Omma—la miró. Iba muy abrigada como su madre—¿Por qué appa no nos acompañó?
El momento había llegado. JooHee se agachó colocándose a su altura, acomodó su cabello admirando esa dulzura e inocencia que esperaba nunca se perdiera en ella.
—HeeRan...
—Ni siquiera HeeJin vino—comentó frunciendo el ceño—¿Cómo se llama tu amigo?
—Jeong YunOh—respondió tomando sus pequeñas manos—Suelen conocerlo como JaeHyun.
—Nunca te escuché hablar de él, ¿Es amigo de appa también?
—No, yo...lo conozco desde hace mucho tiempo—sonrió un poco. Un pequeño rencor se mantenía en su pecho hacia JaeHyun, al mismo tiempo le debía mucho por haber ganado algo tan importante para ella como lo era la custodia de HeeJin, no podía perdonar de la noche a la mañana, pero trabajaba en ello—Este amigo quiere conocerte desde hace semanas.
—¿Enserio?—levantó sus cejas sorprendida.
—HeeRan, cielo, ¿Has pensado en tu padre?—acarició el dorso de sus manitos.
—Siempre pienso en appa.
—¿Sabes a quién me refiero?
La niña pareció analizarlo un momento.
—¿No estamos hablando de JungKook appa?
—No—era lindo que lo considerara así. A JungKook le emocionaba siempre—Hablo de tu padre biológico, me preguntaste dos veces por él, tú y HeeJin tienen padres diferentes—fue cuidadosa al hablar temiendo que reaccionara agresivamente con la noticia—Conocí a tu padre cuando estaba en la escuela, fuimos buenos amigos en ese entonces—era la primera vez que le contaba eso.
—¿Es tu amigo?—preguntó HeeRan—¿Tu amigo es...?
—Sí—asintió—Él quiere verte, pero quisiera saber si tú quieres verlo también.
—Ya estamos aquí...
—Podemos volver si no estás cómoda.
HeeRan miró la entrada del hospital, ¿Iba a conocer a su padre biológico?, la emoción fue grande, siempre se preguntaba porque sólo eran su madre y su hermana, no entendía porque su padre era una figura ausente, sí, preguntó por él en el pasado, veía las niñas de su preescolar ser consentidas por sus padres deseando experimentarlo también. JooHee evaluó su reacción pensativa, JungKook no había querido ir porque tenía miedo de que HeeRan volviera a rechazarlo, era su mayor inseguridad. JooHee sabía que no sería así, HeeRan no lo haría.
—¿Puedes entrar conmigo?—pidió.
—Claro que sí—besó sus manitos—Nunca te soltaré, ¿Entendido?
HeeRan sonrió confiando en su madre como siempre. JooHee se levantó caminando de la mano con la niña, conocía el camino hacia la habitación donde JaeHyun se quedaba, HeeRan estuvo callada dejándose guiar. Se detuvieron frente a una de las puertas de ese pasillo entrando así a la habitación, la niña vio en la camilla sentado un hombre joven de cabello azabache, su piel era pálida, la forma de sus labios era similar a la suya. JaeHyun se paralizó al ver a la niña, su corazón se aceleró haciéndole sentir emocionado.
Iba a conocer a su hija. La había visto en fotos gracias a JungKook, verla personalmente...era otra cosa.
—¿Cómo te sientes?—JooHee avanzó con HeeRan sin soltarla.
—Estoy cada vez mejor, pronto podré salir de aquí—sonrió un poco. Su atención de nuevo fue a la pequeña.
—HeeRan, él es el amigo que te conté—presentó—JaeHyun, ella es Song HeeRan.
La niña estaba más concentrada buscando similitudes entre ambos, el parecido era muy poco, aun así se acercaba más a él que a su madre. JaeHyun le extendió su mano sintiendo la pequeña mano de ella sobre la suya, sus ojos se llenaron de lágrimas, la emoción le estaba ganando y también el arrepentimiento. Nunca debió abandonar a JooHee cinco años atrás, no debió dejarla sola.
—No llore—HeeRan lo notó—No lo odio.
—Lo siento—forzó una sonrisa. Quería llorar, arrodillarse frente a ambas y pedirles perdón—Eres una niña muy hermosa, HeeRan.
—Gracias—hizo una reverencia—Creo que lo heredé de omma.
—Creo lo mismo—acarició su mano—¿Me dejas abrazarte?
—¿Quiere abrazarme?—se mostró sorprendida—Está bien.
JooHee subió a la niña a la camilla ya que el chico no podía agacharse. Con sus brazos rodeó a HeeRan y la pelinegra fue testigo de ese primer encuentro de padre e hija, HeeRan sintió ese abrazo muy diferente a los de JungKook, no decía que fuera mejor, pero esa sensación era...inusual, se sentía como cuando abrazaba a su madre, protegida y segura.
De esos abrazos que sólo los padres pueden dar.
JooHee recogió el jugo de la máquina de golosinas y bebidas que se encontraba en el pasillo. HeeRan y JaeHyun estaban en una conversación donde se conocían mutuamente, prefirió dejar unos minutos a ambos decidiéndose por beber algo. Revisó su teléfono dando un sorbo a la botella presionando el botón de llamar, acercó el aparato a su oreja teniendo respuesta en segundos:
—¿Todo salió bien?
—Todo salió bien—afirmó—HeeRan conoció a su padre, ambos están conociéndose en este momento.
—Es una buena noticia.
—No te desanimes, sabes que HeeRan sigue queriéndote, JungKook—intentó animarlo.
—¿Y si al volver no es así?
—Confía en mí. Las niñas te quieren y mucho.
—Ni siquiera pude almorzar, tengo un nudo en el estómago—JooHee sonrió divertida. A veces ese chico era tierno—¿Estarás mucho rato allí?
—Esperaré un poco. Te escribiré cuando volvamos.
—Está bien.
La llamada finalizó y ella guardó el teléfono en su bolsillo. Al girar tropezó con otra mujer que se tambaleó.
—Lo siento.
—¿Song JooHee?—la chica intentó reconocer a la persona—Dios mío, mírate, tenía tanto sin verte, mi niña.
—¿Profesora Gil?
La profesora Gil era una de sus docentes en la universidad, la mujer enseñaba latín. Siempre encontró fascinante a JooHee por su rendimiento académico y su excelente trabajo como alumna.
—Oh, cariño, me alegra verte—la abrazó tomándola desprevenida. JooHee apenas pudo reaccionar—Me entristeció tanto cuando me dijeron que dejaste los estudios, ¿Estás bien?, ¿Qué ocurrió, cariño?
Y siempre fue tan dulce como en ese momento.
—Oh, bueno...yo...—se atrevió a contarlo—Tuve una hija, soy madre ahora.
—¿Enserio?—se sorprendió—Te conservas muy bien, sigues siendo muy hermosa, señorita Song—alagó—Esa niña debe ser como su madre.
—Niñas. Tengo dos hijas, profesora.
—Aigoo. Tienes que presentármelas, ¿Volverás cuándo estén más grandes?
—¿Volver?
—Eras una buena estudiante en la facultad, todos los profesores extrañaron tenerte en sus clases cuando te fuiste—explicó—Si en algún momento deseas volver puedes contactarme, anota mi número.
—Pero...
—Anda, anótalo—alentó. JooHee lo copió en su teléfono agendándolo de una vez—Sigo trabajando en la universidad, sin problema puedo apartar un cupo para ti, incluso puedo ayudarte a retomar el semestre que dejaste.
Para JooHee era algo impresionante. ¿Qué clase de suerte era esa?
—¿Estudiar de nuevo?—JungKook sonrió—Eso es perfecto, JooHee. Me has dicho que extrañas ese tiempo...
—¿Crees que sea apropiado?, es diferente ahora, soy madre de dos niñas...
—Oye. El destino está colocándote una segunda oportunidad para retomar lo que siempre quisiste.
—Es que es...no lo sé, fue tan...inesperado verla allí, pensé que me juzgaría por ser madre tan joven, en cambio quiso conocerlas—el chico sonrió divertido—Si retomo la universidad no podré atender como quiero a las niñas, el trabajo en la cafetería...
—Puedo cuidar a las niñas cuando debas ir a clases, por tu trabajo no debes preocuparte, si ven que iniciarás la universidad podrían acomodar tu horario—la rodeó con sus brazos—Puedes estudiar de nuevo, JooHee.
Ni ella podía creerlo. ¿El destino estaba sonriéndole de nuevo después de tanta tragedia?, cuando cosas buenas ocurrían en su vida nunca sabía cómo reaccionar. Habían cosas que seguían sorprendiendo a la chica.
La amistad que se hizo entre Sana y JooHee me gustó mucho ^^
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