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Cuarenta y siete

Una semana después

HeeRan se asomó en la puerta del granero al encontrar mucho silencio, con sus manos hizo una bola de nieve en caso de tener que usarla para ganar tiempo, miró alrededor atreviéndose a salir con pasos lentos, mucha tranquilidad no era normal, detrás de una montaña de nieve la cual se había acumulado cuando el señor Kim hizo el camino de la casa, distinguió una cabellera rubia, sonrió acercándose con cuidado preparando su arma (la bola de nieve en sus manos), saltó detrás de la montaña golpeando con la bola a TaeHyung por la espalda dejando escuchar su risa infantil.

—¡Hombre herido!—dramatizó como siempre. Otra bola de nieve le dio en la cara, no era HeeRan quien lo atacaba, JungKook se acercaba corriendo a ambos. La niña corrió hacia la casa por refugio, JooHee en ese momento los llamaba desde el porche de la casa siendo la hora de comer, no le gustaba que jugaran de noche afuera, pero según la explicación "científica" de Tae y el mismo JungKook, el juego era más divertido y complicado en la noche pues no se veía tan fácil al oponente.

—¡Omma!—HeeRan corría con todas sus fuerzas llegando hasta ella usándola como escudo. JungKook aun así la atrapó cargándola sobre su hombro—¡Ahjussi!

—¡Volví a ganar!—esos dos con HeeRan parecían otros niños. Tae se acercaba sacudiendo su cabello y su ropa—Les dije que ganaría. Exijo mi premio.

—Sólo atacó a Tae oppa porque me vio sacarlo de su escondite—la niña entre risas colgaba de su hombro. A JooHee se le aceleraba el corazón viéndola así pues presentía que se caería.

—¿Cómo es que siempre te escondes tan bien que nunca te encontramos?—se quejó el rubio.

—Basta de juegos, la cena está lista—la chica dejó a la niña en el suelo dirigiéndose con los tres a la casa. En el comedor HeeJin estaba en brazos del abuelo Kim y de inmediato estiró sus brazos a JungKook llamándolo como siempre, una vez todos sentados comenzaron a servirse comiendo en familia.

—Creo que HeeJin te adoptó como su padre—comentó la abuela Kim. A HeeRan ya le molestaba mucho menos, su amistad con JungKook mejoró desde que HyeJun se fue.

—La primera vez que lo vio lo intimidó—comentó JooHee sirviéndole algo de jugo a HeeRan quien estaba a su lado.

—HeeJin siempre se queda mirando muy fijo, es como Tae oppa juzgando a las personas con su cara—todos en la mesa rieron ante el comentario de la niña.

—¿Qué tiene mi cara?—el pobre chico se señaló.

—Eres muy expresivo, cariño—la abuela Kim siempre trataba a todos con cariño.

—Incluso desde niño debíamos corregirte esa costumbre—el señor Kim lo recordaba muy bien. JungKook hizo una mueca de dolor al sentir un mordisco en su brazo, HeeJin lo estaba mordiendo, en voz baja le reprochó aquello dándole un poco de comida que ella aceptó sin problema.

A JooHee le parecía que lloraba menos con él.

—Le dijiste a mi madre que estudiabas Idiomas en la universidad—JooHee asintió encontrándose acostada a su lado. Se había vuelto costumbre que durante la noche fuera a la habitación del chico al asegurarse que las niñas estuvieran dormidas, por seguridad y para evitar sorpresas desagradables colocaban el seguro de la puerta—Y que eras de las mejores alumnas.

—Ujum—asintió de nuevo.

—¿Qué te animó a escoger esa carrera?

—No lo sé, siempre he tenido buena memoria para recordar idiomas. Empezaba escuchando canciones, viendo películas o vídeos y luego intentaba imitarlos—para el chico fue notorio esa pequeña nostalgia en ella. Le gustaba preguntarle sobre su vida, era costumbre para ambos—Cuando esperaba el nacimiento de HeeRan solía cantarle canciones en otros idiomas, la sentía moverse en mi vientre—JungKook sonrió hipnotizado mirándola sonreír.

—¿Todavía las recuerdas?

—No, hace cinco años que dejé de cantarlas.

—¿No le cantas a HeeJin?

—Creo que son escasas esas situaciones.

—Ha sido una semana tranquila, ¿No crees?—apartó el cabello de su cuello—Todo ha sido muy...normal.

—Si pienso en eso acabaré pensando en Sehun—su sonrisa disminuyó un poco.

—TaeHyung me dio el número de Hoseok en la mañana—comentó—Quería decírtelo, pero no encontraba el momento adecuado.

—¿Qué sucede?

—Hoseok conoce un abogado, uno muy bueno según él, ha ganado muchos casos donde otros no ven la luz...

—¿Crees que quiera ayudarme?

—Por supuesto que sí, Hoseok me dijo que al volver apartaremos cita con él, iré contigo, le explicaremos la situación, llevaremos a Sehun a la corte y obtendrás la custodia completa de HeeJin—JooHee lo abrazó con fuerza tomando una bocanada de aire—Te dije que me encargaría—acarició la espalda de la chica.

—No quiero entusiasmarme, aun así gracias.

JungKook sonrió un poco.

—Agradeceme cuando ganemos ese caso, ¿De acuerdo?

—Está bien—se separó mirando la hora en el pequeño reloj de la mesa de noche—Volveré a la habitación, son las doce de la noche...—en cuanto se levantó, JungKook tomó su muñeca. Habían estado hablando por un rato sin hacer nada—¿Qué?

—No puedes irte así.

—Tengo algo de sueño, estoy cansada...—jaló de ella haciéndola caer en sus brazos. JooHee sonrió divertida disfrutando torturarlo un poco.

—Duerme conmigo esta noche.

—¿Y si las niñas se despiertan?

—HeeJin se ha estado levantando a las nueve de la mañana y HeeRan igual—se apresuró a decir—Anda, duerme conmigo, cariño.

—No lo sé—se acomodó mejor quedando sentada sobre sus piernas con sus brazos alrededor de su cuello—Tiene que convencerme, señor Jeon.

—Soy experto en eso, señorita Song.

Las manos de él no perdieron el tiempo en levantar su camisa acariciando su piel pálida, JooHee levantó los brazos dejando que sacara la prenda por su cabeza, imitó ese gesto depositando besos húmedos por su cuello, el teléfono de JungKook en la mesa de noche tenía la pantalla encendida, alguien estaba llamándolo y ella lo notó.

—JungKook...

—No, no te dejaré ir—usó esa voz ronca que tanto le gustaba oír. Dejó un beso en su hombro desnudo deslizando el tirante de su brasier.

—No es eso—lo detuvo—Tu teléfono—señaló.

El pelinegro miró hacia atrás, estiró su brazo alcanzando el aparato. El nombre de su madre aparecía en pantalla, bufó decidiendo apagarlo. Una semana le había tomado a HyeJun para que volviera llamando a su hijo.

—¿Era ella?—preguntó viéndolo dejar el móvil en la mesa de noche.

—Sí—respondió un tanto serio—No quiero pensar en eso ahora. Tengo asuntos más importantes que resolver—atrapó sus labios con los suyos escuchando su risita—Shh, nada de ruidos aquí, ¿Recuerdas?

Sehun dormía profundamente, nada podría despertarlo por al menos unas pocas horas y todo por unas gotas que Sana había usado en el té que le hizo a su esposo. Para conseguirlas había pedido a una de las empleadas que le consiguiera algo para dormir en la farmacia, Suho no iba a dejarla ir sola y Sehun últimamente prefería mantenerla en casa, el teléfono fue encendido, en la pantalla pedía la huella digital del dueño, Sana tomó su dedo índice colocándolo en donde correspondía, ya tenía acceso al móvil.

Fue al baño cerrando la puerta detrás de sí, con el corazón latiendo rápidamente tomó asiento sobre el retrete, nunca había sentido la necesidad de hacer esas cosas, no le importaban los asuntos de su esposo, pero últimamente todo la motivaba a seguir investigando, en los mensajes encontró algunos contactos de encargados de las remodelaciones en el club, Sehun le había dicho aprovecharía el nacimiento de Naomi para tomarse un "descanso" mientras reparaban o mejoraban el club. En los mensajes de Suho fue donde encontró lo extraño.

Suho:
Creo que tu amigo no se ha enterado de la noticia aún.

Sehun:
No te preocupes por eso, el olor comenzará a molestar a los vecinos y entonces van a llamarlo.

Suho:
¿Localizaste a su padre?

Sehun:
No, estoy en eso. Sigo esperando información.

Suho:
Hoy en las noticias volvieron a comentar la muerte de la puta de tu club. Hubiera creído que al menos una madre saldría a llorar su muerte.

—¿Qué?—Sana leyó ese mensaje de nuevo.

Sehun:
Bellina no tenía a nadie, trabajaba en el club desde los 19. No conocía nada más que no fuera el club, sin mí no hubiera sobrevivido en la calle.

Sana cubrió su boca con su mano. ¿Qué demonios estaba leyendo?

Suho:
Fue divertido jugar con ella.

Suho:
¿Qué pretendes con esto?, asesinamos a la madre de ese idiota...¿Y qué sigue?, ¿Crees que así JooHee te entregará a la bebé?

—¿JooHee?—repitió un tanto confusa además de pensativa. ¿Había escuchado ese nombre antes?—¿Por qué me suena familiar?

—Gracias por el pañuelo...

—Sana, me llamo Sana.

—Sana—asintió. HeeRan tomó el abrigo de su madre aferrándose a él para caminar a su lado—Soy JooHee.

—Gusto conocerte, JooHee, espero que las cosas vayan mejor.

—Espero lo mismo para usted.

"No, debe ser una coincidencia, muchas personas tienen el mismo nombre"

Suho:
¿Qué le dirás a Sana cuando te vea llegar con esa bebé?

Sehun:
No pienso traerla a casa. La enviaré a que la cuiden en el extranjero, que se encarguen de ella y si al crecer me sirve...ya veré que haré.

Suho:
Eres una mierda, primo.

Suho:
Por eso somos familia.

—La chica del parque...—susurró pensativa—Tenía dos hijas—lo recordó muy bien. La bebé en el coche dormía en ese momento, ¿Y si el mundo fuera demasiado pequeño como para ser ella la persona de quien hablaban?—Dios mío—respiró profundo manteniendo la calma—Tenía razón, ellos están metidos en algo.

No quería imaginar lo que encontraría en la laptop o en esa caja fuerte. Necesitaba más respuestas y necesitaba pensar con cuidado lo que haría.

El vaivén de las caderas de JooHee causaba placer en ambos. La pelinegra tenía el control de los movimientos, las manos de JungKook acariciaban su espalda o dibujaban si silueta causándole un cosquilleo agradable, JooHee tenía sus manos en su nuca jugando con su cabello, sus ojos cerrados le permitían enfocarse en los labios de su novio que no dejaban de llenarla con besos dulces, besos delicados que le robaban suspiros y algunos jadeos que debía callar.

JungKook la rodeó con sus brazos en cuanto sus bocas se unieron, aquella danza privada la conocían de memoria encajando perfectamente con el otro. El movimiento de las caderas de JooHee era suave sin llegar a ser salvaje, pero constante alimentando la pasión del momento, un gemido bajo se escapó de su boca sin evitarlo, JungKook aferró sus brazos a ella ayudándola, JooHee sentía esa tensión conocida en su vientre bajo haciéndole querer llegar hasta el final, los besos en el cuello eran una debilidad para ella si venían del chico tatuado, tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no gemir su nombre al llegar al orgasmo. Unos segundos después, JungKook alcanzó su punto también dejando de dos cuerpos sensibles por el placer compartido, respirando al mismo tiempo de forma entrecortada se miraron compartiendo una pequeña sonrisita.

JooHee dejó cortos besos a sus labios y acto seguido JungKook la abrazó con fuerza. Ella apoyó su barbilla en su hombro acariciando su espalda.

—¿Te...convencí?

JooHee con una sonrisita divertida respondió:

—Totalmente.

Sana está descubriendo poco a poco la verdad y sobre la parejita...ya verán.

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