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Cinco

JungKook tenía libre ese día al igual que TaeHyung, el trabajo en el taller podía ser estresante algunos días cuando los clientes llegaban de manera consecutiva, no todos eran amables y no todos eran conscientes de tener personas delante de ellos esperando ser atendidos también. La cafetería tenía decoraciones navideñas por la época en la que se encontraban, el invierno mantenía a todo el mundo abrigado con muchos resfriados también, TaeHyung era uno de ellos, su voz se escuchaba ronca y no podía respirar bien.

—Deberías pedir unos días en el taller—JungKook bebió un sorbo de su café con mucha espuma—Tienes que descansar, Tae.

—Tomarme unos días significa no tener paga—negó con la cabeza. A diferencia de su amigo, había pedido un latte—No moriré, puedo aguantar.

—¿Visitarás a tu familia está navidad?

—Posiblemente vaya a casa de mis abuelos—asintió—Mis padres estarán allí, así que nos veremos allá, ¿Quieres venir?

—No, creo que esta vez me quedaré en casa. Mis padres no han dicho nada al respecto, no me apetece escucharlos discutir como siempre—JungKook acomodó mejor su bufanda en su cuello. Nunca entendió la necesidad de esa pareja de convivir tantos años bajo discusiones por cualquier cosa, sus padres eran polos opuestos que nunca debieron unirse, terminaron juntos porque JungKook llegó a sus vidas de manera no esperada.

—¿Estarás solo o conocerás a alguien?—bromeó. Sabía que su amigo tenía chispa con las mujeres y éstas caían a sus pies—Tal vez vayas a ese club de nuevo.

—TaeHyung.

—Nunca te había visto reaccionar de esa manera por una chica—señaló—Por un momento pensé en intervenir, pero tuviste todo bajo control.

—¿Sabías lo que hacían las mujeres de ese lugar?

—No. Bueno...había escuchado rumores, sólo no lo creí...tan cierto—apoyó sus brazos de la mesa—Estuviste con esa mujer por mucho rato, tuve que irme sin ti.

Hace cinco días de eso, había querido acercarse de nuevo, pero el taller estuvo tan lleno que cuando salía del trabajo sólo quería tumbarse en su cama debido al cansancio. TaeHyung le había hecho preguntas al día siguiente y aunque le dijo la verdad, no le creyó.

—No parecías extrañarme, te veías muy cómodo con Hoseok y sus amigos idiota.

—No son tan idiotas.

—Ese tipo era un idiota. Con más razón me alegra haber impedido que Lianna estuviera con él—bebió del café bajo la mirada divertida de Tae.

—No me habías dicho que así se llamaba—sonrió—¿Realmente sólo hablaron?

—Tae, incluso si hubiéramos hecho algo no te lo contaría, prefiero mantener algunas cosas para mí.

—Es difícil creerlo de ti.

—Cree lo que quieras—se levantó de la silla—Compraré algunas cosas antes de ir a casa, te veo en el taller, abrígate bien.

El patio de comidas del centro comercial estaba lleno de personas. JooHee había llevado a las niñas para comprarles algo de ropa, cuando las prendas ya no les quedaban terminaba dándose cuenta de lo rápido que crecían, las bolsas se encontraban en una de las sillas, HeeRan comía las papas fritas con salsa de tomate mientras JooHee tenía en brazos a una somnolienta HeeJin, su fiebre y malestar se habían ido tan rápido como llegó.

—Omma, ¿Nayeon pasará la navidad con nosotras?

—No lo creo, sus padres quieren que vaya a visitarlos—la chica tomó una de las papas dándole un mordisco—Creo que esta vez sólo seremos nosotras tres.

—Oh—se mostró un poco triste—Nayeon unnie es graciosa muchas veces.

—Lo sé, pero ella tiene su familia también—la miró—¿Sabes lo que haremos?, tomaremos chocolate caliente con malvaviscos y veremos películas, ¿Te parece?

La niña de cinco años sonrió asintiendo.

—Algunos niños en la escuela se irán de viaje con sus padres o visitarán a sus familias—comentó tomando otra papa frita—A veces...—dejó el suspenso.

—¿A veces qué?—JooHee le puso atención. Cuando HeeRan le comentaba algo era por una razón.

—A veces me gustaría que no fuéramos sólo nosotras.

—Lo sé, cielo—acarició su cabello. Éste era castaño oscuro, no tenía parecido ni a su madre ni su padre, algo que a JooHee le gustaba—Lamento no poder darles más de lo que merecen a ambas.

—Está bien, omma, me gusta estar contigo—la abrazó—Te quiero mucho.

La chica depositó un beso en su cabeza.

—Y yo a ti, pero si no acabas tus papas terminaré queriéndolas más—escuchó su risita.

Navidad significaba más trabajo para JooHee, siempre intentaba comprarle algo a HeeRan para que no perdiera esa emoción o entusiasmo por la navidad que ella una vez tuvo de niña. Sabía que su cansancio aumentaría el doble, tendría que esconder mucho más el dinero que le dieran o Sehun querría parte de su "pago", con HeeJin y HeeRan debía tener una sonrisa siempre, debía ser una madre amorosa, cuando ambas no estaban todo se tornaba gris además de amargo. De pie allí esperando que el semáforo cambiara para cruzar la calle pensó en cambiar de trabajo, siempre lo hacía, muchas cosas la detenían, principalmente Sehun. HeeJin iba en su carrito mirando lo que pasara frente a sus ojos y HeeRan tenía parte de las bolsas en sus pequeñas manos ayudando a su madre quien tenía otras en el brazo.

JooHee pensó en sus padres, si supieran a lo que se dedicaba estarían asqueados y decepcionados, más de lo que ya estaban. Cuando quedó embarazada por primera vez todos parecían haberle dado la espalda, dolía saber que decepcionó a esas dos personas que una vez significaron mucho para ella, si no se hubiera ido con su novio creyendo un cuento falso dónde vivirían felices el resto de sus vidas eso no hubiera pasado. Estaría graduada de la universidad posiblemente fuera del país, pues era la meta principal de JooHee, una fuerte melancolía acompañada de un sentimiento de culpa hicieron que sus ojos picaran al contener las lágrimas.

"Estoy dando lo mejor de mí, estoy haciendo lo que puedo"

—Omma, podemos pasar—escuchó decir a la niña.

El tiempo de espera para el cambio del semáforo indicaba cinco segundos.

—Todavía falta, HeeRan—al mirarla su alma abandonó su cuerpo—¡HeeRan!—la niña había cruzado la calle quedando presa de pánico en la mitad del paso, para JooHee fue aterrador también pues los autos pasaban sin detenerse y peor aún, una moto se acercaba a velocidad—Mierda—sin pensarlo dos veces fue corriendo hacia HeeRan atrapándola en el instante que la moto se detuvo a tiempo.

Incluso los transeúntes habían contenido la respiración por la imagen, aunque no tardó mucho los comentarios que se quejaban de lo irresponsable que había sido la madre.

JooHee sentía su corazón latir como loco en su pecho, había cubierto a la niña con su cuerpo, un poco temblorosa bajó la vista para verla.

—¿Estás bien?—se agachó colocándose a su altura. El semáforo cambió permitiendo el paso de las personas—Dios mío, HeeRan, todavía no había cambiado de color. Si ves que omma no se mueve, no debes moverte, ¿Entiendes?

—Lo siento, omma—la abrazó asustada.

JooHee la cargó aferrándola a ella. Recordó a HeeJin quien seguía en el carrito, se había olvidado de ella al ir por su hermana, ¿Y sí Sehun si tenía razón después de todo?, ellas merecían una familia normal. Sus pensamientos se detuvieron cuando escuchó una voz...

—¿Lianna?

Sus ojos fueron al chico de la moto que se había detenido segundos antes. Era él, el cliente especial.

—¿JungKook?

Foto arriba de HeeRan ^^

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