Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

21 Oscuridad

Habían pasado muchos años desde la ultima vez que alguien me había mirado así.

Con el temor puro recorriendo cada parte de su ser...

Pude llegar hasta Héctor desde el otro lado de la habitación, subiendo por cada parte de sus piernas, sin que él notara lo que sucedía.

–¿Que es lo que quieres? —Preguntó Héctor mirándome desde la cama.

—Tomar lo que me pertenece —Respondí segura.

—Pero... Ya lo tienes — respondió incrédulo.

—Lo que está en su vientre me pertenece, y no podrás evitarlo —asegure, enroscando enroscando las ramificaciones negras sobre Héctor hasta cubrirlo casi por completo.

Lo levante en el aire, colocándolo de pie a un lado de su esposa.

Pequeños hilos subieron por las esquinas de la cama, tomando los brazos y piernas de Lina, atándola por completo.

Lleve mi mirada hacia Héctor, considerando las opciones de lo que podría hacer con él.

Debe morir.

Desde el principio solo ha intentado posponer lo que no le pertenece.

Es el momento.

Apreté con fuerza mis manos, hasta tensarlas por completo, pequeñas ramificaciones subieron por su cuello enroscándose por completo.

No podía respirar, con cada segundo que pasaba, era notoria la falta de oxígeno en su cuerpo.

Él estaba viendo su vida pasar frente a sus ojos, su rostro reflejaba terror puro de lo que se avecinaba, una muerte segura.

Por culpa de una decisión que nunca debió tomar, y una promesa que no lograría cumplir.

El llanto desconsolado de la mujer a su lado me recordó lo que había venido a hacer.

Se me está agotando el tiempo.

Aún me falta poder.

Ya tendré tiempo para ocuparme de él, y de todos los que decidieron interponerse en mi camino.

—Por favor, Sabrina —rogó entre el llanto— Eres más fuerte que ella.

—¿Crees que Sabrina podrá ayudarlos? —Pregunté con burla— Que bien se nota lo mucho que me subestiman.

—Nada de esto es real, puedes con esto Sabrina, Confío en tí —Respondió ignorando mis palabras.

—Cuando acabe contigo, entenderás lo real de todo esto.

—Ella acabará contigo, y no podrás hacer nada para evitarlo, no tendrás poder sobre ella, todo terminará —respondió segura.

—No sabes cuanto me encanta que me subestimen —Comente acercándome un poco mas a ella— Porque la satisfacción de acabar con una vida, no tiene precio...

La manera en la que ruegan piedad por sus miserables vidas.

El temor reflejado en sus miradas.

Y el poder que obtengo al sacrificarlos de la manera más cruel posible, me da vida, me da poder.

Y aún no conocen lo mucho que disfruto del poder.

Me plante de pie frente a Lina.

Pasando mi mano sigilosamente por su vientre.

Juventud.

Vida.

Había esperado tanto por esto.

Y ahora, al fin tenía frente a mi, la última pieza que faltaba, para que el hechizo funcionara.

Después de tantos años.

Volvería con un cuerpo físico para terminar con lo que había empezado.

La mujer comenzó a removerse y a quejarse entre dientes al deslizar mi mano en su vientre.

—No te preocupes, no falta nada para que dejes de cargar con el.

—No se te ocurra ponerle una mano encima a mi bebé — amenazo

—Dime, ¿Quien va a evitarlo, tu esposo? —cuestioné, aparentando un poco más mi mano, y observando con satisfacción cómo su cuerpo comenzaba a dar pequeños espasmos por la falta de oxígeno— ¿O lo hará Sabrina? —Pregunté, devolviendo la mirada hacia ella, curvando una sonrisa en mi rostro— Quien como has notado, no puede hacer nada, es débil... Quien no ha logrado, ni logrará nada en contra de mí, porque soy yo la que decido y quien la maneja a su antojo... Créeme, que cuando acabe con esto, no quedara nada de ti dulce Sabrina —Con sumo cuidado pase mi mano, por cada una de las dagas que él había traído para mí.

¿Cual usaría?

¿Cual de ellas sería la encargada de traer a mis manos la fuente de vida que necesitaba?

Una vida por otra.

Recuerdo las palabras que escribí hace siglos, en aquel libro de mis hechizos más poderosos.

Dejando todo perfectamente preparado para el momento de mi regreso.

Tome una de las dagas, aquella que se parecía al cubo en el que estaba resguardado mi corazón.

Completamente negra, con el mango cubierto de ramificaciones negras, y bordes tan afilados capaces de cortar cualquier cosa que se interponga en su camino.

Sin dejar de tocar el vientre abultado, lleve la daga a ella, levantando el estorboso vestido blanco, para tener un mejor acceso y permitirme disfrutar de lo que haría.

—Aleja esa cosa de mí —Pidió.

—Nada de lo que intentes podrá evitarlo.

Me permití relajarme, disfrutando el sentir de la daga en mi mano.

Disfrutar del control que tenía de la situación.

Esperando el momento justo.

La habitación poco a poco comenzó a iluminarse de un rojo intenso.

Tan intenso como el color de la sangre derramada.

Solo un poco más.

No faltaba nada para que la Luna estuviera en su máximo punto.

Justo en el momento en que el bebé dio la última patada en su vientre, enterré la daga, fuerte, sin arrepentimiento alguno, y la deslice rápidamente en una línea recta, para abrirme paso.

La mujer soltó un grito fuerte, cargado de dolor.

La sangre comenzó a brotar a brotar a gran medida, empapando todo a su alrededor.

Solté la daga y metí las manos en la abertura, tomando el saco donde estaba el bebé, sacándolo y colocándolo en el espacio que quedaba justo debajo de sus piernas.

Con ayuda de la daga abrí el saco, permitiéndome tener una magnífica vista de la vida pura y sin maldad que tenía en mis manos.

Quite el estorboso cordón umbilical disfrutando de la escena que tenía frente a mí.

El llanto del bebé resonó por todo el lugar, provocando que la mujer se removiera más en la cama con la absurda idea de llegar hasta su bebé.

Sin dejar de rogar por su vida.

Mire al hombre sentado en la esquina de la habitación, y camine hacia él, entregándole al niño.

—Espero que no me falles, ya sabes las consecuencias— dije en cuanto lo tuvo en sus brazos.

Camine de regreso a la puerta por la que había entrado, esperando el momento justo en el que Sabrina me permitiera tener el control de nuevo.

Cada vez que tomaba el control, perdía fuerzas, debía dejarla actuar a ella.

Solo debía esperar un poco mas para ser libre.

Para recuperar todo mi poder.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro