Capítulo 5 (Página 24)
Aquel mapa que Kite tenía en sus sueños estaba en la mano de Lasinder. El trono era una analogía. Lasinder era real.
Pero ese hecho también echaba por tierra parte de la analogía. El mapa era real. ¿El trono sería real? ¿Tendría el trozo faltante el poder que tanto lo hacía desear en sus sueños?
"Una última cosa, antes de que salgas. Llévale esto a Tréyard. Él sabrá que hacer"
Grey guardó el mapa y sacó otra cosa.
El cuerno de caza de Kite. Las pequeñas iniciales se distinguían facilmente por el rubor dorado que desprendían.
Lasinder tendió su mano y el carcelero tomó la carta.
Férrie salió corriendo inmediatamente después de que Lasinder le dio la carta. Kite, que había estado atento a la conversación, tuvo que reprimir un insulto. Por una parte, saldría de Ingerdi, pero...¿adonde? Podría ser a un lugar aún peor.
Mientras tanto, Grey Lasinder se encontraba en un serio aprieto. Decidir el lugar donde llevar a Rowen era la menor de sus preocupaciones. Ylendir era el único Imperio que resistía estoicamente la dominación del Eterno. La prisión de Belvento sería el lugar perfecto. Sabía que sus protectores contaban con una estructura similar a la de Ingerdi. Las relaciones bilaterales entre él y el Jefe de Belvento no pasaban por su mejor momento pero Lasinder confiaba en que eso quedaría atrás.
Lo que lo tenía preocupado era lo que había dicho Cutemper. El peso de sus palabras lo ponía en una situación incómoda. ¿Cómo sabía que la protección de Ingerdi estaba debilitada? ¿Cómo sabían que era Kite el dueño de la Llave Dorada, aquél posiblemente elegido por la Profecía? Evidentemente, había un soplón en Ingerdi. Pero no había tiempo de averiguarlo ahora.
El camino a recorrer también planteaba en sí un serio problema. Devanaba sus sesos tratando de pensar la mejor estrategia para que su expedición llegase a buen puerto y no tuviese sobresaltos.
Inevitablemente, para llegar a Ylendir tendría que atravesar las fronteras de alguno de los demás reinos de Ánpidelle. ¿Atravesaría Furges, teniendo que pasar por el Desierto del Impío?
¿O preferiría atravesar Fortstreek y los llanos que cubrían el palacio de Zallia, llamada alguna vez "La Tierra Del Sagrado"?
También existia la opción de pasar por Ígnilus y una zona de grandes volcanes llamada el Olimpo Pirófilo.
El Gobierno de Fortstreek estaba atravesando una importante crisis y la Orden, su milicia bélica, imponía a su vez condiciones de pago que parecían imposibles de cumplir y disminuían cada vez más las arcas del Imperio. El Ejército del Alba parecía ganar terreno allí como una solución a sus problemas. Esto último terminó por convencer a Lasinder.
Además ¿Quién no intentaría evitar los caminos tortuosos y llenos de peligros en cambio de pisar sobre mullido?
Quizás lo obvio le podía jugar en contra a la hora de enfrentarse a un posible grupo de Hermanos.
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