-Vamos Férrie, necesito tu silencio- susurró por lo bajo Kite, ya sin nada más por hacer y consciente de que podía estarse jugando la vida con ello.

Kite podía ver la duda danzando en el subconsciente de Férrie. En un dramático giro, el carcelero se había convertido en el juez que decidiría su suerte. Sólo quedaba escuchar su sentencia.

-Sigue inconsciente, señor-dijo Férrie.

Kite respiró, aliviado. El buen hombre estaba de su lado.

-Eso nos facilitará las cosas- dijo Lasinder- sin mostrar atisbo alguno de desconfianza.

El Jefe de Guardianes le debía su vida a Férrie. Todo su poder y posición actuales no habrían existido si Férrie no lo hubiese decidido de esa forma.

Lasinder hizo una seña con sus dedos, señalando hacia un armario ubicado en el otro rincón de la mesa. El siempre atento Férrie le alcanzó al instante un trozo de papel y una pluma. Lasinder tomó la pluma y comenzó a escribir.

-No quiero que te engañes con lo que pasó con estos hombres- continuó, sin dejar de rasguear el papel- Su ataque fue débil y realizado intencionalmente para que pensemos que la Hermandad se encuentra endeble y sin fuerzas para luchar.

    -¿Mandar al más débil de sus esbirros para pretender derrotarme a mí? No pienso caer en su trampa.

-¿Y qué necesidad tuvieron de atacarnos de esa forma, señor?

-No lo sé con exactitud, pero ahora creo conocer su motivo. Kadlow se enteró de algún modo de que Kite Rowen podría ser aquél del que habla la profecía del Noctámbulo. Según la misma, el elegido es el único ser que podría ser capaz de derrotarlo.

-Perdón que sea inoportuno, señor, pero ¿Rowen? No parece muy peligroso. Y es demasiado joven para representar peligro para un ser de tanto poder como lo es Kadlow.

-Este chico tiene algo especial. No es posible soportar con tanta entereza los castigos que ha recibido. Tiene una fuerza interna impresionante, que milagrosamente para nosotros no ha sabido explotar aún.

-¿Por qué dejó irse a los hombres de Sirmian así sin más?

   -La respuesta a tu pregunta es Jerreth Kadlow- respondió Lasinder con tonos de resignación- Si asesinaba a Sirmian y a sus hombres, lo habría enfurecido aún más y vendría él mismo a tomarse justicia... Y lamento decirte, mi querido Férrie, que no tenemos posibilidades de seguir con vida si eso ocurre.

-¿Acaso no confía en nuestros Guardianes, señor? Nuestros Sombríos están altamente capacitados. Hemos defendido Ingerdi en innumerables ocasiones y nadie quebró nuestra defensa. No se olvide, tenemos a Tréyard de nuestro lado.

-Confié y sigo confiando en ellos entregándoles mi vida cada día- dijo Lasinder con tristeza- Pero también soy realista. 

"En este momento, nuestras fuerzas no son nada comparables a las de la Hermandad. Y poco podemos compararnos con el poder devastador del Eterno"

"Ingerdi está gravemente enferma, Férrie. Cuando Tréyard tocó esa llave, yo mismo sentí que gran parte de su poder se había extinguido. Ingerdi necesita de Tréyard más de lo que tú piensas. Pero nosotros tenemos nuestra carta"

-¿Rowen?

-Exacto. Ya no puede estar aquí. Lo trasladaremos a un sitio seguro al amanecer-sentenció Lasinder-.

Kite iba a salir de Ingerdi y Lasinder, su enemigo, sería su guía. Lamentó haber desconfiado en un momento de lo que Balathid le había dicho. Sus palabras eran tan ciertas como la eternidad del tiempo.

-Férrie, ve a alistar las carrozas y a ensillar los caballos. Avisa a los cocineros que necesito que preparen provisiones para tres días de viaje. Dile a Tréyard que necesito a todo su cuerpo de Sombríos conmigo

-¿Ahora mismo señor? ¿Qué pasará con Ingerdi?

-Si, debe ser ahora mismo. Necesito tiempo para que estemos bien preparados por la mañana.

   -Dejo Ingerdi en muy buenas manos- agregó, al tiempo que le guiñaba un ojo.

-Pero,Tréyard no puede...

-No te preocupes, dejaré a dos de sus mejores Sombríos contigo. Esta misión merece la pena el sacrificio. Tú sabrás apañártelas sólo.

A continuación y sin mediar tiempo, sacó algo de su bolsillo y comenzó a observarlo con detenimiento. Kite entornó los ojos. Estaba muy lejos, pero creía saber lo que estaba viendo. Y no podía creer lo que veía.