Los latidos de Kite se aceleraron. ¿Él, pieza importante para el Eterno?

Cualquier pesimismo que sentía sobre su persona había quedado enterrado en el pasado. Kite era alguien... y alguien muy importante.

-Habla- espetó Lasinder.

-Ánpidelle depende de Rowen. Sabes tan bien como yo que si el Eterno tiene que matarte para capturarlo lo haría sin dudas.

-Juega contigo Cutemper. Sólo te usó como chivo expiatorio para no manchar sus manos con sangre. ¿Acaso no lo ves? También pasaría por ti si fuera necesario.

-Piensa seriamente en la seguridad de tus Guardianes. Lasinder ¿De verdad quieres tenernos en contra?

-La visión de Jerreth Kadlow esta infundada en circunstancias fortuitas que le han dado suerte en el pasado, pero que lo harán perder su corona en el futuro.

-¿Que dices?

-Si les doy a Rowen, no haré más que vaticinar su muerte. Él no debe morir, al menos de momento.

-Últimamente, con tus acciones estoy empezando a dudar que quieras lo mismo que nosotros- sentenció Cutemper- Veo que el Ejército del Alba hizo un gran trabajo aleccionándolos.

-Es su guerra, no la nuestra- respondió Lasinder sin perder los estribos- Los Guardianes no tenemos posición en ella. Lo único que queremos es nuestro bienestar y el de Ingerdi. Si aliarnos con la Hermandad nos lo proporciona, bienvenido sea.

"Sólo le pido a Kadlow que no se meta en nuestros asuntos. Lo mismo va para ti, Cutemper."

-Termina de una vez con tanta cháchara y tráeme a Rowen- rugió Cutemper, totalmente desencajado.

¿Sería mejor aliarse a ellos, manteniendo Ánpidelle en manos del Eterno?¿O unirse al Ejército del Alba y pelear hasta derrocar al tirano?

La segunda idea la parecía la opción que mejor se ajustaba a su manera de pensar, además de que siempre había sido afín a las ideas de su padre.

Pero Kite no quería morir. Ya no. Era lo suficientemente listo como para saber que no le convenía pararse en un lado del camino, al menos de momento. Era una pieza clave tanto para la Hermandad como para el Ejército del Alba y tendría que usar eso a su favor.

-Rowen no está aquí- señalo Lasinder.

-Tienes un delator entre tu gente, deberías saberlo- dijo Cutemper con sorna- Sabemos que está aquí. Quién sabe si no está escuchándonos ahora.

Kite se estremeció ante esto último.

-Por cierto, ¿Porqué imaginas que hemos elegido justo este momento para atacar?

"Todos tus Guardianes están a una estocada del Infierno, algo mucho más oscuro que esta vulgar imitación. Dame una razón para matarlos y te juro que no desaprovecharé la oportunidad de que lo conozcan."

Los Guardianes estaban acorralados. Kite ya estaba prácticamente salvado. Los quería muertos a todos y a cada uno de ellos.

Un intenso sentimiento de venganza lo embargaba de manera extraña y nada propia de él. Quería que todos y cada uno de aquellos Guardianes sufrieran en carne propia todo lo que habían hecho con él.

Una pieza del techo, que había quedado debilitada por la explosión cayó con brusquedad e impactó de lleno sobre su cabeza. Luces blancas comenzaron a danzar en sus ojos. Todo le daba vueltas.

Unos segundos después, Kite trastabilló y cayó con brusquedad sobre el suelo, totalmente inconsciente.