Kite sólo quería que ese día acabara. El intenso castigo que había recibido de parte de los Guardianes y los sucesos que habían tenido lugar en el Coliseo habían dinamitado las pocas fuerzas vitales que todavía tenía. Ansiaba con desesperación pegar un ojo e intentar descansar. 

Pero sabía que eso significaría casi con seguridad la llegada de un nuevo sueño. Y sabía que sería aún peor que el último.  Ya no quería sufrir más. Ya no podía hacerlo.

No obstante, Kite no podía darse el lujo de perder lucidez para el futuro que le esperaba. Iba a necesitar que una mente al total de sus capacidades acudiera en su ayuda cuando fuese necesario. Para eso tenía que dormir un poco.

Sin embargo, no podía hacerlo. No dejaba de hacerse en su cabeza una y otra vez las mismas preguntas. El misterioso Balathid había desaparecido sin dejar siquiera una huella o pista de su posible paradero.

¿Podría tener aquél vil mago tanto poder para crear algo tan poderosamente tangible, tan débil pero a su vez tan lleno de vida? ¿Había sido tan solo una obra enarbolada por su imaginación marchita en un vano intento por entretenerse? ¿Estaba realmente perdiendo la cordura? 

La idea de  que Lasinder lo hubiera liberado estaba descartada de su lista de posibilidades. Dejar en libertad y con oportunidad de renovar fuerzas a ese ser tan poderoso sólo podría augurarle futuros problemas. 

Terminó de convencerse de que no estaba loco y de que Balathid era real al ver un pequeño hilo de sangre que colgaba sobre el cuenco de madera. Miro con tristeza como la misma goteaba sobre el piso.

A su vez, la Llave Dorada tintineaba alegremente en su bolsillo, lo que confirmaba todo. El anciano y las palabras que había pronunciado habían sido reales.

Se inclinó rápidamente y recogió el cuenco. No podían saber que ocultaba algo más. No soportaría con vida otra paliza.

Cuando retiró la piedra de su escondite, su corazón dio un vuelco.

Había un pequeño cuerno dentro del mismo. Cuando lo observó con mayor detalle observó dos pequeñas iniciales doradas inscriptas en el mismo.

"R.R"

¿R.R? Una gota de sudor recorrió su frente. No podía ser posible.