-Ya te habrás preguntado que demonios haces aquí, siendo que no lo mereces- dijo lentamente el anciano, al tiempo que Kite se sentaba a una distancia prudencial.

Kite asintió levemente con la cabeza.

"Tienes la respuesta frente a ti, pero ojos ciegos para poder verla con claridad. El futuro te hará verla"

Mientras hablaba con Kite, el anciano balbuceaba palabras ininteligibles en voz muy baja. Por lo que escuchaba, parecía ser que no se perdía de mucho. Un idioma que no conocía y que nunca había escuchado. No obstante sintió un renovado interés por aquel sabio anciano.

-Le pido que me lo diga sin rodeos, si no le molesta. Me ahorraría un dolor de cabeza enorme y muchas golpizas. ¿Tiene algo que ver con esa llave que tiene usted?

-Algo así- susurró el anciano- Si tienes paciencia, te mostraré lo que tienes que saber. Pero tú deberás descubrirlo, ya que así está escrito.

"Disculpa mis modales, cuesta cambiarlos a medida que uno se hace más y más viejo. Me llamo Balathid, ex gobernador de las Tierras Negras de Tersage"

El anciano le extendió una huesuda y pútrida mano a Kite.

Kite estrechó con cierta duda la temblorosa mano del anciano, sintiendo en aquél momento la misma energía que lo había envuelto en su sueño. La energía que trasmitía Balathid era aquella que lo llenaba de codicia en aquellas ensoñaciones. El mismo sentimiento del tesoro encontrado se hizo presente, y la llave que colgaba del cuello del anciano comenzó a brillar.

-Y yo...

-Kite Rowen. Oriundo de Siredelle, un hermoso y pequeño pueblo de las afueras de Ruckmord.

Kite no podía creer lo que acaba de oír.

El rostro del anciano, surcado por las arrugas, esbozó una sonrisa y las mismas se acentuaron aún más. Parecía ser un buen hombre, sin malas intenciones.

Pero Kite no era una persona que se destacara por su paciencia.

-Vaya al grano y dígame como salir de aquí- espetó con inquietud.

La sonrisa del anciano se esfumó tan rápido como se hubo formado. Agarró el cuenco vacío que descansaba en el suelo y, antes de que Kite pudiera siquiera reaccionar, comenzó a golpearse en la cabeza con el.

-¿¡Usted esta loco!

-Si-afirmó el anciano, deteniéndose y volviendo nuevamente al lado de Kite- Loco como lo estuvo Rossend al concebirte. Tan loco como lo podría estar aquél buen hombre, que sabiendo que traería al mundo al único ser que podría llevar paz a los Cinco Reinos de Ánpidelle,o que destruiría definitivamente y para siempre todo lo que llevó milenios crear, decidió arriesgarse. Un todo o nada por cambiar una historia injusta para millones, y demasiado justa para unos pocos.¿Acaso él es el loco? ¿O todos nosotros, dejándonos esclavizar lo somos?

Balathid sorprendía a Kite con cada palabra que salía de sus labios.

-¿Conoció a mi padre?

-Creador y primer estandarte del Ejército del Alba. Héroe de miles y villano de millones. Mi razón de existir fue creada por aquél magnifico señor-dijo el anciano, mientras una lágrima rodaba lentamente por su mejilla.

-¿Mi padre sigue con vida?- La tentación de preguntarle eso a Balathid era irresistible.

-No puedo decírtelo. Si lo supieras, no habría razón para que aceptes la misión que las Escrituras y yo vamos a proponerte. O quizás sería la única razón por la que lo harías, quién lo sabe.

"Iré sin rodeos. Tú podrías ser el Elegido. Aquél del que habla la Profecía del Noctámbulo"