Capítulo 2
Ya había comenzado el camino hacia ti amor mio, estaba en este pueblo que estaba entre lo rústico y oscuro, mis piernas aunque débiles en un principio hacían que mis pasos se hicieran cada vez más fuertes aunque suene paradójico, pero esto lo hago para tenerte a mi lado cielo mío. Freyja, a ella la buscaba aunque no pienso que sea algo fácil dar con ella en este lugar rodeado de personas grises y más que grises diría que tristes, con miradas opacas y con almas de viejos guerreros.
– Buenas, desde hace ya un rato le veo caminando perdido, puedo ayudarle en algo.
Me diría una pequeña niña que se había quedado mirándome en frente de mí, yo me agache para poder verla bien y a pesar de ser bastante parecida a los demás que había visto aquí, aún en ella veía algo de luz que resplandecía en una linda y tierna sonrisa.
– Busco a alguien con quien tengo que hablar con urgencia– le dije depositando en ella la confianza para buscarla.
Me agarró de las manos diciéndome que su padre era el jefe del clan y que si buscaba a alguien él sin duda algúna sabría donde y como buscar. Todos se le quedaban mirando como si fuera algo raro, sus miradas se clavaban en mi como estacas que agujereaban mi piel pero no era algo que realmente me importará, todo el camino en busca del papá de la pequeña, hasta que llegamos a una pequeña cabaña blanca.
– Papá podemos pasar, tengo a una estrella que quiere verte.
El dijo desde de adentro que pasáramos con un tono de voz algo fuerte, no entendía realmente porque la niña me había dicho de esa forma, pero bueno pienso que nada por lo que estoy pasando es normal. Al tenerlo al frente de mí me quedé pretificado, el era un hombre robusto, tanto así que era tan alto como los árboles más fértiles de la tierra, como si fuera un indio de esos que están llenos las historias que nos hacen de pequeños.
– Mucho gusto.¿ Cual es su nombre ?– Me pregunto cambiando ya el tono de su voz al verme.
Allí le conté quien era y aunque pareciera loco le conté lo que había pasado y él lejos de creerme un completo lunático fuera de mí creyó cada palabra que le había dicho.
– ¿Por que la niña al entrar aquí se refirió a mi como una estrella ?
Allí el me saco junto a él de la cabaña y me llevo junto a la pequeña Stella a caminar por el pueblo, ahora todo era distinto, todos a nuestro paso le hacían reverencia a Claudius, muchos hasta arrodillándose en el piso dándole las gracias y con lágrimas en los ojos tan cristalinas como las gotas de rocío en los girasoles en la mañana. Fuimos caminando hasta una pequeña cima de donde se podía ver al pueblo.
– Stella te dijo que eras una estrella porque como bien dices vienes de otro mundo y estás aquí de paso para probar el que Freyja quiera hablar contigo para darte una de las llaves.
En ese momento explico que su pueblo, era un pueblo de almas de personas que ya habían dejado el mundo tal y cual lo conocemos y ese ahora era el hogar de varios reinado por la Diosa. Además me explico que todo se haría en forma de un rito para poder verla y de esta forma poder cumplir lo que esperaba.
Me llevaron a un río con una pendiente hermosa que solo era comparada con aquellas imágenes en las cuales se visualiza el paraíso, hace ya un buen rato necesitaba un baño para quitarme todo lo malo que había pasado, me sumergí en las aguas buscando la calma y eso me hizo pensar muchas cosas, sobre todo las pruebas a las que me tendré que someter. Al salir del agua el jefe ya como le llamaba de una forma de respetuosa me dio unos trajes típicos igual que los de ellos.
El junto a los suyos a medida que caía la noche me llevaban a la cima de la comunidad, donde estaba ella, después de llegar allí, todos comenzaron a cantar, aunque no entendía lo que decían lo hacían con gran fe como si la vida dependiera de las fuerzas de sus voces en los cánticos. De momento un aire fuerte llegó a todo el lugar proclamándose de esta forma la llegada de Freyja, todas las luces del lugar se prenderian y la pequeña Stella dejaría de agarrarme la mano para ir con su padre.
– ¿Así que eres tu Ronald?
Sólo oí que decían hecho, cuando de momento de lo lejos venía ella, tal y como la decribian en los libros, una belleza peculiar y todo una forma de una guerrera, ella llegó para acercarse a todos los que estabamos presentes, el jefe la saludaría en señal de respeto, de igual forma acarició la mejilla de la pequeña que de cierta forma se escondía detrás de su padre, pero de repente su mirada se fijó en mi.
– Ya me hablaron de ti, quieres traer a la vida a tu novio cueste lo que cueste, sabes que todo tiene consecuencias.
– Las cuales asumiré para traerlo de vuelta– le respondí inclinandome en señal de respeto.
Ella sonrió, diciendo que era difícil encontrar personas que amaran así, muchas estrellas habían pasado por allí y no todos habían podido pasar las pruebas necesarias para salvar a los suyos.
– No tengo ningún problema en darte la llave una de las que te lleva hacia tu amado, no tendrás ninguna prueba de mi parte, pero con una condición si no llegarás a cumplir con las demás tareas o desafíos que se te serán encomendados tendrás que formar parte de mi tribu.
Mire hacia atrás y los vi a todos, a pesar de que esto es un lugar bueno se qué haré de todo para pasar por todo lo que me pongan a realizar, por lo que afirme mi respuesta.
– Y como prueba de ello, necesito que me des algo que haga que vuelvas a mi.
En ese momento vi en mis bolsillos los anillos con los cuales tenía pensado en algún momento casarme con Edward. Los tome en las manos y se los di a ella. En un instante se acercó a mí rápidamente tomándome de la manoy deseándome la mayor de la suerte en lo que se avecinaba hacia mí.
– Hades suele jugar cuando le interesa algo, no caigas en eso por favor.
De momento todo se volvió oscuro y ella desapareció junto con las luces del lugar, en breves instantes me di cuenta que de mi cuello colgaba la primera de las llaves. Ya había pasado por una prueba y no iba a parar. Me despedí del gran jefe y de la pequeña Stella, ellos me habían indicado el camino.
– Voy hacia donde estas Deméter.
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