
Parte 5.
Mientras estoy absorto en mis pensamientos, ella aparece por la puerta vestida de manera sencilla pero mona, unos vaqueros con adornos en los bajos que de alguna manera le realzan el trasero y un top sin mangas que le queda espectacular.
- Ir sencilla te pega mucho, ya estaba harto de tanta seda.- le digo cogiéndola de la cintura.
- Gracias aunque yo estoy acostumbrada a la seda.- me dice mientras me saca la lengua.
- Hoy en la fiesta hazme un favor y no te separes mucho de mí, ¿vale?
- ¿Por qué?
- Porque mis amigos están acostumbrados a las chicas fáciles, y no quiero que te hagan nada.
- ¿Qué podrían hacerme?
- Robarte, intentar ligar contigo de mala manera debido a un par de copas que les sobran y esas cosas.
- Vaya...- dice confusa y algo asustada.
- No lleves dinero, será mejor. No te alejes de mí y todo irá bien te lo prometo, la gente que vas a conocer hoy no es tan mala e intimidante como suele parecer.
- Si son amigos tuyos me lo creo.
Llegamos a la fiesta, Elizabeth está un poco perdida, a lo mejor está buscando a alguien o algo que le sea conocido, pero no lo va a encontrar.
Yo veo a Hugo, al Mono y a Rick, en un rincón, alejados de todo.
- Vamos Eli, te voy a presentar a unos cuantos amigos.
Ella no se suelta de mi brazo, a lo mejor está intimidada por todas las cosas nuevas que la rodean en un momento. No para de mirar a todos sitios, parece una niña pequeña la primera vez que sale de casa o algo por el estilo.
- ¡chicos!- grito intentando llamar su atención.- ella es Elizabeth, una amiga mía.
Hugo la mira maravillado y yo lo fulmino con una mirada gélida llena de odio y posesión hacia ella, una cara que él conoce bien.
- Un placer conocerte.- dice el Mono.
- Hola, ¿Qué tal?- dice Hugo intentando no parecer idiota.
- Hey.- dice Rick muy seco.
- El placer es mío chicos.- Elizabeth sonríe al decirlo.
- Perdona a Rick, él no suele ser así, es que hoy le han dado calabazas.- añade Hugo.
- ¿Enserio? No entiendo el por qué, seguro que la chica es una buscona y la que no vale la pena es ella.- dice Elizabeth en tono consolador.
- ¿Tú crees?- dice Rick de repente.
- Si, lo creo, no se te ve mal chico y ella seguro que está ciega o va a por alguno que esté cogido para buscar bronca entre parejas felices.
- ¿Tienes experiencia con esas cosas o qué?- le digo sorprendido.
- No es eso, es solo que las pijas también lo hacen.- dice ella haciéndome callar.
Yo mejor me quedo callado antes de que me haga otro corte como este.
- Oye Elizabeth.- dice Hugo- ¿Dónde conociste a este idiota?
¿Idiota? No se estarán refiriendo a mi ¿no?
- Idiota o no, él me salvó de unos chicos que me estaban intentando forzar.- dice defendiéndome de las palabras de mi "amigo".
- Aunque ahora no lo parezca, ella es una señorita rica y formal. Ayer a la noche Rick me llevó a su casa.
- Cierto.- confirma Rick.
Nos pasamos el resto de la noche hablando, jodiendo y haciendo tonterías.
Al rato me acerco a Eli para llevarla a un sitio, mientras la llevo ella me mira extrañada.
- ¿A dónde vamos Jony?
- A un sitio especial, tú solo ven conmigo.
- Vale.-dice antes de seguirme con total confianza.
Legamos al muelle, en donde hay dos barcas, una de remos y otra de motor. Ella me mira extrañada.
- ¿damos un paseo?- le digo tendiéndole la mano después de meterme yo en la barca de remos.
- ¿Estás seguro de que sabes remar?
- No, pero no puede ser muy difícil, ¿o sí?
Eli sonríe y me da la mano para subir, esta guapísima con lo que se ha puesto y ese pantalón le queda como un sueño para cualquier tío.
Tras un ratito remando y de dar vueltas en círculos por culpa de la señorita por no parar de hacerme cosquillas.
Nunca pensé que estar con una pijilla fuera tan divertido.
Ella se ríe y yo la hago sonreír cada vez más para seguir viéndola. Paro de remar, cansado, en cierta medida, por tanto reír. Dejo los remos en un lugar seguro y voy a su lado, nos echamos a lo largo de la barca y comenzamos a mirar las estrellas.
- Háblame un poco de ti, no sé, ¿has tenido muchas novias?- dice ella poniéndose colorada.
- No, nada que se pueda llamar novia, solo algún rollo y no mucho más.
- ¿y qué le pasó a tus padres?- dice- si puedo saber claro, no tienes que responder si no quieres.
- Murieron en un accidente de coche los dos, junto con mi hermana- hago una pausa antes de seguir- yo tenía cuatro años cuando eso, me quedé solo y tuve que buscar algo, una salida, una forma de seguir, era esto o el orfanato.
- ¿y por qué no fuiste al orfanato?- pregunta con mucha curiosidad.
- Porque no me gusta estar encerrado, no me gusta sentirme preso de algo que no me gusta, y además, si hubiera estado en un orfanato, no te hubiera conocido y el día de la fiesta te hubieran forzado.
- Buena respuesta.- dice con una gran sonrisa que le ilumina la cara.
No puedo remediarlo, no puedo soportarlo más, tengo que besarla o algo en mí no me dejará dormir esta noche.
Me acerco despacio, observando cómo reacciona ante mi movimiento, espero que no lo rechace. Cada vez estoy más cerca, más cerca de sus labios tiernos y perfectos. Noto como me mira también impaciente por sentir el contacto de mi boca.
Justo en el momento en el que voy a besarla por fin, algo choca con la barca y ella cae al agua, nos gritan y se ríen, son un par de mocosos. Me tiro al agua a buscar a Elisabeth, me doy cuenta de que ella no sabe nadar y a toda prisa la vuelvo a subir en la barca.
- ¿Estás bien Eli?- le pregunto con extremo cuidado mientras tose por el agua que ha tragado.
- Si tranquilo, no te preocupes. ¿Quién habrá podido ser?
- Conozco a uno de ellos, los pillare luego o mañana. ¿sabes nadar?
- Nunca he nadado en ningún sitio que no sea en una piscina, tranquila y sin olas más que las que yo creo.
- Ya veo.- le doy mi abrigo, por así llamarlo, y se lo pongo por encima para que se tape y se quite la ropa mojada.
La abrazo para que se le quite el frío, me mira con una intensidad increíble y no logro descifrar el por qué, acabo frustrado.
Mis ganas de besarla no han desaparecido, me dedica otra de sus sonrisas, como si me hubiera leído la mente. La pongo de frente a mí y la beso, sin más, la beso como si fuera la primera vez que beso a una chica, con ella soy torpe y la práctica no sirve y aun así es el mejor beso que haya dado, con diferencia.
Volvemos a tierra, al lugar a donde están todos.
- ¿Qué coño os ha pasado, estáis empapados?- dice Hugo.
Al fondo del plano veo a los que nos tiraron al agua, se ríen y nos miran mientras hablan con otro tipejo.
- ¿Me hacéis un favor? Cuidadla un segundo y que no haga ninguna estupidez.
- ¿Qué vas a hacer?- me pregunta ella preocupada.
- Solo hablar con alguien.
- Va a pelearse.- le dice Hugo cuando me alejo de ellos.
Ella pone cara de preocupación, pero no la veo, voy directo al hijo de puta que nos tiró y que me interrumpió en mi primer intento de beso con Elisabeth.
Cuando lo tengo de frente me mira.
- ¿Estuvo bien el agua?- dice sonriendo con cara de jilipollas.
- Bueno no estaba del todo mal. ¿quieres probarla?- le digo amenazante.
Antes de que responda le incrusto el puño en la cara y justo después un rodillazo en todo el estómago. Él se dobla y encoje, voy a por otro, el cual me pega en toda la cara una y otra vez. Logro que me suelte y le engancho un codazo en la nariz, se retira un poco, lo suficiente como para poder darle una patada en la cara y dejarlo caer en un sueño profundo por un par de días. Los otros dos corren con el rabo entre las piernas.
Estoy algo mareado, quizás por los golpes en la cara y la cabeza, o por el agua demasiado fría. Justo cuando logro llegar al lado de Elizabeth y decirle que todo está bien caigo y todo se vuelve negro.
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