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Capítulo 7

Unos días después, Hai paseaba por el castillo mientras escuchaba algunas canciones que Jake le había enviado con los auriculares puestos cuando vio a un grupo de chicos más o menos de su edad entrar juntos a la biblioteca, entre ellos vio a su amigo. Esperó a que todos entraran para acercarse al mayordomo.

—Buenos días, princesa Hai.

—Buenos días, señor Gavin ¿Qué está sucediendo? ¿Quiénes son ellos?

—La clase del joven Jake Johnson ha venido al Castillo para tomar una clase especial el día de hoy –ella se mostró sorprendida.

—Oh, vaya. Gracias, señor Gavin.

—No hay de qué, princesa.

La niña caminó rápidamente a la oficina de su padre, entró sin tocar y al ver a su padre leyendo unos documentos cerró la puerta.

—¿Por qué no me dijiste que Jake vendría con su clase hoy?

—Buenos días, Hai. Espero que hayas dormido bien –dijo sin levantar la vista

—Papá, esto es serio.

—Yo también estoy siendo serio, Hai. Siempre que entres a alguna habitación debes saludar.

—Eso es absurdo, te vi en el desayuno –Mark levantó la vista hacia ella con severidad, Hai suspiró –. Buenos días, papá. Si, dormí bien, gracias por preguntar.

—Así está mejor. Ahora, respecto a tu pregunta, hace unos días la directora de la escuela llamó. Preguntaba si podría traer a la mejor clase de la preparatoria al Castillo para un trabajo especial y tu madre lo consintió. No te lo dijimos porque habías estado ocupada entrenando a Akamaru y a Bonebreaker –Hai asintió comprendiendo –. ¿Te gustaría estar en la clase con ellos?

—¿Puedo? –preguntó nerviosa.

—Claro. Son dos años mayores que tu, pero no creo que tengas problema con ello –volvió la vista a los papeles.

—Yo am... No lo sé. No tengo mucha experiencia conviviendo con chicos y chicas de mi edad.

—No, pero Jake está ahí.

—Lo pensaré, estaré con Bone.

—De acuerdo.

Hai fue por su mascota al jardín interior, jugó con él un rato, pero al cabo de unos minutos, se paseó de un lado a otro mientras el enorme perro Doberman dormía cómodo sobre el pasto. Hai se detuvo en seco.

—Bien iré –el perro la miró ladeando la cabeza, pero volvió a acomodarse. Hai caminó decidida hacia la biblioteca, sin embargo se cohibió al ver a una chica alta, esbelta y pelinegra salir hacia los baños. Era muy bonita. En cuanto la perdió de vista, suspiró y caminó hacia el mayordomo.

—Princesa Hai ¿puedo ayudarle en algo?

—Yo, am... Quería hablar con Jake Johnson... ¿Usted puede llamarlo, señor Gavin?

—Claro que si, princesa. Ya vuelvo –el hombre entró y se acercó a una de las mesas –Joven Jake, la princesa Hai desea verlo –Jake se levantó ante la mirada sorprendida de todos sus compañeros de clase.

—Gracias –el chico salió, la princesa caminaba de un lado a otro.

—Princesa...

—Jake ¿quiénes son? ¿Por qué vinieron? ¿Cuánto tiempo estarán aquí? ¿Vendrán algún otro día?

—Tranquila, princesa, relajate –dijo sonriendo.

—Es que yo...

—¿Tú? –Hai bajó la mirada, se cruzó de brazos.

—¿Los ves a diario?

—Así es.

—¿Hablas con todos?

—En realidad, no. Solo con algunos, no soy demasiado social –rascó su nuca un poco nervioso.

—¿Tienes amigos?

—Si... Un par ¿Que clase interrogatorio es este?

—Lo siento, es que... Tenía curiosidad. Jamas había visto a tantos jóvenes juntos... –volvió a bajar la mirada.

—¿Estás bien?

—Si, yo solo...

—¿Solo?

—Me siento un poco... Sola. Ya casi no vienes los fines de semana... Y no me molesta eso, sé que tienes tu trabajo en la biblioteca y tus tareas, pero... No lo sé.

—Oh, princesa. Ven aquí –Jake la abrazó y acarició su largo cabello negro.

—¿Desde cuando tus abrazos son tan confortantes?

—No lo sé... Desde siempre, supongo. Aunque sólo te he abrazado a ti y a Yena –Hai levantó la vista y lo miró a los ojos.

—Gracias, Jake.

—¿Porqué, princesa?

—Por hacerme sentir mejor –se separó de él un poco sonrojada –. Deberías volver, seguro te están esperando –el chico le dio un beso en la frente, lo que la hizo sonrojar más.

—Vendré pronto a verte. Creo que seré yo quien traerá a Yena a sus clases de pintura –Hai rió.

—Está bien, Winston –dijo divertida. El chico la miró serio.

Prin- Ce - Sa –antes de que ella le propinara un golpe en el brazo el sonrió de lado –Tu eres mi princesa favorita –Hai volvió a sonrojarse, Jake se rió  –¿Quieres venir?

—Am... Yo... No, estoy bien.

—Sabes que después vas a arrepentirte.

—Lo sé, pero por ahora estoy bien así... Tal vez en otra ocasión... –Jake suspiró.

—Está bien. Si quieres venir puedes entrar, de todos modos es tu casa, Hai –ella se acarició el cabello desenredándolo un poco –. Te veré más tarde entonces.

—Hasta luego, Jake.

Jake entró de nuevo a la biblioteca, la princesa se retiró rápidamente.

Grace se escondió en el pasillo sintiendo su corazón latir con fuerza. Jamás había a Jake ser cariñoso con alguien que no fuera su hermanita Yesenia. Y ahí estaba consolando, abrazando y bromeando con la princesa heredera del reino de Cadah. Tal vez Jake estaba enamorado de ella... Aunque Grace no sabía que se conocían, mucho menos que tenían una relación tan afectuosa. Paparadeó para despejar sus lágrimas y pensamientos, carraspeó un poco y volvió por el pasillo, el mayordomo le abrió la puerta y entró. Fue a sentarse justo a lado de Jake.

—¿Te perdiste? –bromeó sin levantar la mirada.

—Tal vez, el Castillo Miller es muy grande.

—Oye, Jake, no sabía que conocías a la princesa Hai –comentó una chica frente a él, los demás comenzaron a murmurar –¿Desde hace cuanto que la conoces? –el castaño soltó la pluma y suspiró, al instante todos guardaron silencio mirándolo atentamente.

—La conozco desde hace mucho tiempo. Mi padre trabaja aquí –finalizó dejando a todos más confundidos, sin embargo ninguno volvió a preguntarle absolutamente nada el resto del día.

Jake podía ser muy imponente si se lo proponía, bastaba solo una mirada para hacer temblar a cualquiera. No obstante la única que sabía que ese chico no sería capa de hacerle daño a nadie era Grace. Una vez en la escuela, Jake guardaba sus libros en su casillero cuando Grace se paró junto a él.

—Nunca me dijiste que eres amigo de la princesa Hai ¿porqué?

—No lo creí un dato relevante –cerró el casillero.

—¿Por qué no lo sería, Jake? Yo... Te vi hoy con ella... La abrazaste –la miró a los ojos fijamente, Grace tuvo que desviar la mirada.

—Soy su amigo desde que nació, literalmente –ella se sorprendió –. Nuestros padres son amigos muy cercanos y prácticamente soy su único amigo.

—¿Y porqué nunca nos dijiste "Butch, Grace, la princesa heredera del reino de Cadah, Hai Schaffer, es mi amiga"?

—Butch si lo sabía –comenzó a caminar, la chica parpadeó perpleja.

—¿Qué?

—Tu hermano lo supo hace tiempo. Creí que te lo diría, por eso no creí que seria relevante decírtelo.

—Ese maldito traidor –Jake sonrió y le revolvió el cabello.

—No te enojes con él, Grace. Me tengo que ir, no te vayas hasta que tu hermano venga por ti ¿de acuerdo?

—¿Vas a ir al castillo?

—Tal vez. Mi madre me está esperando –la miró, Grace desvío la mirada hacia el pasillo –¿Por qué estás tan molesta?

—No estoy molesta.

—Grace, te conozco.

—No es cierto. Veta ya, Jake. No hagas a tu madre esperar más –se dio la vuelta, Jake suspiró.

—Hasta mañana, Grace –no respondió, Jake caminó hacia la salida y al estar en el auto suspiró –Ya lo confirmé.

—¿Le gustas a Grace?

—Así es, pero...

—A ti te gusta la princesa Hai.

—No digas eso Yena, solo es mi amiga.

—Ajá, claro. Grace también es tu amiga y no las tratas igual, sonríes más con Hai.

Jake lo pensó un momento, tenía razón. Con Hai se sentía relajado y feliz. Grace no le interesaba para nada, a pesar de ser muy bonita. Decidió no pensar demasiado en eso el resto del camino hasta su casa.

—Jake, como sabes, la princesa Hai invitó a Yena a sus clases de pintura... ¿Podrías llevarla tú? Tengo que terminar mi portafolio hoy –Jake asintió.

—Claro, mamá.

—¿Va a conducir él? –preguntó la pequeña.

—Así es, ha practicado y lo hace bastante bien –Jake sonrió agradecido.

Unas horas más tarde, Jake se encontraba conduciendo el auto de su madre hacia el castillo mientras Yena cantaba las canciones de Frozen y Jake las tarareaba hasta que recibió una llamada de Hai.

—¿Princesa Hai?

—¿Yena?

—Si, soy yo. Jake no puede contestar porque está conduciendo el auto de mamá.

—Ah, ya veo... Espera... ¿Jake sabe conducir?

—Si. Ya vamos al Castillo, princesa.

—Oh, claro. Los espero en la entrada, entonces. Adiós Yena, Jake conduce con cuidado.

—Si, claro princesa –y colgó, Yena lo miró divertida –¿Qué?

—¿Cuando vas a aceptar que te gusta?

—No me gusta Hai, Yena. Ya te lo dije.

—Está bien, está bien. Te creo –la pequeña continuó cantando hasta que llegaron al castillo.

Yena se divirtió mucho en las clases particulares de pintura con la princesa, sin embargo Jake no podía dejar de mirar a Hai, vestía unos jeans de mezclilla claros y una blusa holgada de botones de color blanco, tenía el cabello recogido en un moño un tanto desordenado. Se había manchado un poco el rostro de pintura y de vez en cuando bromeaba y ayudaba a Yena con su pintura. En cuanto la princesa lo miró y le sonrió su corazón comenzó a latir con fuerza. Y eso solo podía significar una cosa:

No solo le gustaba. Estaba enamorado de ella.

La ventaja de ser Jake Winston Johnson Clarke, es que es demasiado bueno ocultado sus emociones y expresiones faciales, no por que quisiera y se guardara todo, simplemente porque no tenía la necesidad de expresarlo. Solía pensar, analizar lo que está sintiendo, aceptarlo o en su caso, cambiarlo. Punto. No era tan complicado, al menos para él.

Una vez de vuelta en su casa, se acostó en el suelo de la sala con las manos en la nuca y mientras movía un pie, veía fijamente el techo y de vez en cuando mordía su labio. Samantha lo vio de reojo y se acercó a él con expresión interrogante.

—¿Jake? ¿Qué estas haciendo? –él la miró un segundo y volvió su vista al techo.

—Estoy pensando.

—¿En qué?

—¿Donde está Yena?

—Arriba, se está bañando ¿por qué?

—Creo que si estoy enamorado de Hai –su madre lo miró con una sonrisa.

—¿Y apenas te das cuenta? –Jake la miró extrañado –. Yena tiene razón, Grace y Hai son tus amigas, pero no tratas de la misma forma a ninguna. Eres más afectuoso y bromista con Hai. A Grace apenas y le pones atención –el joven se incorporó para quedar sentado –. Hijo, no está mal que te guste ella, la conoces mejor que nadie.

—Mamá, es una princesa. Es la heredera... ¿Qué soy yo comparado con eso? –dijo mirando la alfombra, Sam se sentó junto a él y le acarició la espalda amplia.

—Eres su amigo, tal vez la única persona en la que ella confía plenamente. Tu eres su puerta al mundo fuera del castillo, tu la animas, tu la escuchas, tu la quieres. Y pienso que eso vale más que ser un príncipe ¿no crees?

—Supongo... –suspiró y sonrió –Gracias mamá –le dio un beso en la mejilla.

—No hay de qué, hijo. Ahora, ve a bañarte tu también para cenar.

—Claro.


Un tiempo después.

—Buenos días, Jake.

—Buenos días, señor Smith ¿Cómo ha estado?

—Bastante bien ¿y tú?

—Bien, yo... –su teléfono comenzó a sonar – Hasta luego, señor Smtih, que tenga un buen día.

—Gracias, Jake. Hasta luego.

El joven asintió y caminó hacia un apartado un tanto vacío del patio, carraspeó y contestó aquella inesperada llamada.

—Buenos días, rey Mark.

—Hola Jake.

—¿Sucede algo?

—Hai escapó –el chico frunció el ceño con preocupación y miró a todos lados –, y creo saber exactamente donde está.

—Aquí en la preparatoria. Yo la buscaré, rey Mark, no se preocupe.

—Te lo agradezco en verdad Jake, si la ves avisame por favor.

—Claro, alteza –colgaron, Jake suspiró –. Eres una princesa loca, Alexandra.

Se a adentró en el edificio, algunos jóvenes murmuraban el nombre de Hai mientras caminaban por los pasillos.

Hai no era conocida precisamente por ser una princesa "amable". Sobre todo porque durante los eventos no solía sonreír ni hablar con casi nadie. Jake la conocía lo suficiente como para saber que no lo hacía por sentir timidez y miedo a ser rechazada. Él solía decirle que tenía que ser más amable, pero se Hai se echaba hacia atrás en el último segundo y prefería refugiarse en libros o en su teléfono.

Gracias a Nicole y sus amigos, los jóvenes de la preparatoria la catalogaban como la princesa arrogante y caprichosa, por lo que no fue muy bien recibida en la preparatoria. Jake dio vuelta en un pasillo, ahí vio a la joven princesa acercarse a un grupo de tres chicas.

—Hola, disculpen... –dijo nerviosa, sus manos temblaban y su boca estaba seca.

—Oh, Princesa Hai, lamentamos habernos cruzado en su camino –dijo una de ellas.

—Nos retiraremos de inmediato –dijo otra y caminaron rápidamente.

—No, esperen... –las vio irse rápidamente y suspiró con tristeza. Llevaba casi veinte minutos tratando de hacer algún amigo, o hablar con alguien siquiera, pero todos huían de ella. Observó el panorama, ya todos se dirigían a sus salones para sus respectivas clases, nuevamente había fallado en hablar con alguien.

—Hola princesa –se giró para mirarlo recargado en los casilleros con las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta. Lejos de parecerle atractivo, en ese momento era con quien menos se quería encontrar. Mandó rodar los ojos.

—Dejame adivinar: mi padre te envió a buscarme.

—En realidad, yo me ofrecí libremente a buscarte ¿Cómo escapaste del castillo?

—Me salí en el cambio de turno de los guardias –se acercó a ella mirándola fijamente.

—¿Por que lo hiciste?

—Papá dijo que podía estudiar la preparatoria aquí, pero ya pasaron las inscripciones y no creo que "se le haya olvidado" –resaltó las comillas con sus dedos.

—Tu no necesitas estudiar la preparatoria. Eres demasiado inteligente.

—Ya lo sé, pero quiero hacerlo. Quiero asistir a la escuela, tener clases, tener compañeros, tener amigos...

—Que extraño, todos aquí morirían por no seguir asistiendo –ella lo miró mal –. Hablo enserio.

—¿Porqué nadie quiere hablar conmigo? No es como si los fuera a encarcelar o algo.

—Lamentablemente, princesa todos aquí piensan que si podrías hacerlo. Desde hace muchos años, un grupo de chicos han corrido el rumor de que eres muy engreída y envidiosa –Hai lo miró.

—¿Quienes son?

—Solo conozco el nombre de una de ellos. Se llama Nicole –Hai tuvo una especie de flashback hasta su primer evento con el reino, frunció el ceño.

—Debí suponerlo... –murmuró.

—Te dije que cuidaras tu imagen, eres la princesa.

—No me digas así, Jake –se cruzó de brazos. El chico suspiró exasperado, lo cual la sorprendió.

—¿Cuando vas a aceptar que lo eres?

—Nunca, por que yo no quiero serlo.

—Eres la heredera.

—Ya tengo una solución para eso. No seré reina, te lo prometo Jake –el joven la miró con el ceño ligeramente fruncido durante unos segundos. Finalmente suspiró y bajó la mirada.

—A mi me gustaría que lo fueras... –murmuró, Hai lo miró impresionada –Al menos a mi me encanta que seas la princesa y aunque no quieras aceptarlo, esa decisión no es tuya, sino de tus padres –antes de que ella hablara, Jake levantó la vista y sonrió –Ven conmigo, te daré un recorrido por la preparatoria, después regresarás al castillo –hizo un puchero –. Jamas vas a poder hacer amigos si no limpias tu imagen.

—¿Y cómo hago eso? No me pueden obligar a hacer cosas que no quiero.

—Intenta participar en los eventos, has visto lo que tus padres y Noah hacen. Sé más amable, ayuda a servir las bebidas, yo que sé.

Ella hizo una expresión de fastidio pero suspiró, ya no quería seguir escuchando otro sermón más de parte de su mejor amigo. Suficiente tenía con los de sus padres y peor a un con loa de su madre. Mandó rodar los ojos y después suspiró.

—Lo intentaré.

—Excelente, vamos entonces. Te ayudaré con eso después ¿de acuerdo?

—¿No deberías estar en clase tu también, Jake?

—Cómo hijo de la mejor maestra de toda la institución, me puedo dar el lujo de saltarme algunas clases.

—Eres un mentiroso –dijo riendo, Jake se perdió un momento en su risa y su bonita sonrisa. Finalmente sonrió.

—Bien, no me creas si no quieres. Vamos, le prometí a tu padre que te cuidaría.

—Deberías dejar de pasar tanto tiempo con él. Me sorprende que no termines totalmente confundido –Jake fingió extrañeza.

—¿A qué te refieres?

—Bueno, él tiene inteligencia innata, igual que yo. Aveces habla de muchas cosas que solo yo puedo entender.

—No te creas tan especial, Hai. Trabajo en una biblioteca ¿lo olvidas? Los libros siempre han sido parte de mi vida, es así como aclaro algunas de mis dudas, las demás te las dejo a ti para que me expliques –ella sonrió –. Bien, esta es la cafetería.

Jake le dio un recorrido a la princesa por casi toda la preparatoria. Era verdad que podía saltarse algunas clases en las que no necesitaba si quiera presentar el examen, pero eso jamas se lo revelaría a su amiga. Cada vez que veían un grupo de chicos, estos se retiraban antes de que Hai pudiera siquiera caminar hacia ellos. Un rato después llamó a su chofer para que fuera a buscarla.

—Lamento haberte hecho perder casi un día de tus clases, Jake.

—Te perdono, Hai. Pero no vueltas a escapar, por favor.

—No lo haré, Jake. Gracias por mostrarme tu preparatoria.

—No hay de qué, espero que un día puedas asistir a ella –le guiñó un ojo. Por su parte, la princesa se paró de puntillas y sosteniéndose de su brazo, le dio un beso en la mejilla. Su corazón comenzó a latir con fuerza, pero se limitó a sonreirle y despedirse con la mano mientras ella subía al auto y se marchaba hacia su casa.

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Gracias por leer, espero que les haya gustado el capítulo.

¿Qué tal la cuarentena?👀

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