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Capítulo 25

Unos meses después del memorable cumpleaños de Hai, la princesa se encontraba ayudando a sus tíos con la limpieza de la casa. Empezaba a tomarle cariño a los quehaceres, Sylvia le daba la oportunidad de acomodar y ordenar las cosas como su instinto le pidiese que lo hiciera y mientras escuchaba música y cantaba, el tiempo pasaba volando.

No obstante, prefería mil veces lavar el piso con un cepillo de dientes al estilo cenicienta que lavar los platos después de la comida. Eso era algo realmente desagradable. Pero debía admitir que su tío era una excelente distracción de las asquerosas sensaciones cuando le platicaba sobre sus nuevos experimentos y descubrimientos químicos en su laboratorio.

En una ocasión, la había llevado a su trabajo a conocer su laboratorio. Sobra decir que el mayor tuvo que sacarla por la fuerza porque de otra forma le habría fastidiado todo el proceso de investigación con solo dos palabras.

Sonrió feliz al recordar aquello y continuó con sus deberes.

Mientras sacudía una estantería llena de libros de química, recibió un mensaje. Se limpió las manos con un trapo y fue a revisar su celular.

Noah👑: La Abuela Reina Sylvia falleció.

Su sonrisa se borró de golpe mientras sentía su corazón detenerse por un milisegundo. Sintió un mareo por lo que tuvo que apoyarse en algo para no caerse. Al tantear el sofá con su mano se dejó caer en él mirando el suelo y soltó el teléfono. Al escuchar el ruido, Sylvia se sobresaltó y fue a ver qué pasaba.

-¿Qué sucede, Hai? -ella alzó el teléfono y se lo extendió a su tía quien lo tomó y leyó el mensaje -Oh, no... -se llevó una mano a la boca con sorpresa y miró a su sobrina -¿Sabes qué le pasó?

-No... -susurró.

El teléfono de la mayor comenzó a sonar e inmediatamente lo contestó regresandole el suyo a Hai.

-Hola mamá. Si, ya me enteré... ¿Qué pasó?... Ya veo... ¿Cómo están ellos? ¿Azura?

Hai alzó la mirada hacia ella pero vio a su tío salir corriendo se la habitación, llevaba su ropa deportiva y un pañuelo atado a la cabeza que evitaba que el cabello le entrara a los ojos. Al ver a su hermana al teléfono fue a sentar se junto con Hai quien recibió otro mensaje de su hermano.

Noah👑: Sufrió un infarto... Llevaba algunos días sintiéndose mal, pero no lo había dicho a los doctores.

Hai dejó correr sus lágrimas y su tío la abrazó recargándola en su pecho mientras le acariciaba el hombro con suavidad.

-De acuerdo, hablaré con ellos. Hasta luego, mamá -colgó y suspiró, caminó a la sala y se sentó al borde del sillón -Tuvo un infarto cuando iba de visita a uno de los pueblos vecinos con Noah... Murió de camino al hospital -Hai apretó la mandíbula y su tía suspiró nuevamente -Los eventos funerarios comenzaran mañana por la tarde. Nath, mamá quiere que estemos ahí.

-Compraré los boletos -hizo amago de levantarse pero la menor lo detuvo sosteniendo su camiseta -¿Qué sucede?

-Yo aun no puedo ir... Sigo exiliada, llevo casi tres años. Mi exilio es de cinco años. Aun no puedo volver -el joven volvió a sentarse junto a ella -. Pero, vayan ustedes. Yo estaré bien aquí.

-Por supuesto que no te vamos a dejar aquí sola, Hai ¿Acaso quieres que tu padre nos encierre en el calabozo? La ultima vez que fui a dejar a Noah me encerró por cinco minutos y sentía que él ya estaba firmando para mi decapitación -el joven se sacudió como si hubiese tenido un escalofrío haciendo a Hai reír un poco.

-Te dije que si le ofendía que no lo trates con respeto -respondió ella golpeándole levemente el hombro, pero suspiró -Entonces ¿qué harán?

-Supongo que uno de nosotros tendrá que ir -dijo Sylvia -. Pero lo decidiremos más tarde ¿Bien? Por ahora, hay que terminar el día de limpieza aquí. Hai, puedes ir a ducharte primero si gustas.

-Claro -se levantó y se encaminó a las escaleras mientras sus tíos conversaban.

Sabía que sería Nathaniel el que iría, aunque se lo rogase Sylvia no se iría sin ella. Miró el mensaje de su hermano y decidió responderlo antes que nada.

Hai: ¿Noah, estás bien?


El príncipe no tardó mucho en responder.

Noah👑: No lo creo...

Hai: ¿Qué pasó?


El príncipe tardó un rato en leer el mensaje y escribir, por lo que decidió meterse a bañar. Pero en el instante en que el agua caliente tocó su cuerpo, su mente fue invadida por todos los recuerdos con su Abuela Reina Sylvia. Dejó que sus lágrimas se mezclaran con las gotas de agua durante un largo rato hasta decidir salir y cambiarse.

Mientras se colocaba las calcetas y las pantuflas, el tono de mensaje de su hermano la sobresaltó. Rápidamente lo abrió.

Noah👑: Noté que desde hace unos días se veía cansada y algo pálida, pero como siempre me dijo que sólo estaba cansada. Mamá y papá tenían una reunión de emergencia con el Consejo, pero también tenían programada una visita a los pueblos vecinos por lo que me pidieron que fuera. Claro que me paralicé pero fui a prepararme. En la entrada estaba ella esperándome. Me dijo que iría conmigo para que no me perdiera. Noté que mientras bajaba las escaleras se mareaba pero continuaba... Hai, no llegamos ni a la entrada del pueblo. Comenzó a ponerse muy mal y le pedí al chofer que se detuviera y volviera a Cadah mientras yo hablaba con mamá... Estaba asustado e histérico, el chofer iba lo más rápido que podía pero ella... Solo me tomó de la mano, me dio una hoja doblada y me pidió que sin verla se la diera a mamá... Me dijo que me quería y murió. Al llegar al hospital donde estaba la Guardia Real esperándonos, ya era tarde... Ella ya no estaba.

Hai limpió sus lágrimas al leer, pero el instante llegó otro mensaje.

Noah👑: Estaré en terapia unas semanas. Pondré en pausa mis deberes como príncipe...

Con la mirada borrosa alcanzó a teclear:

Hai: Haces bien hermanito. Eres fuerte, lo sé pero... Esto es demasiado difícil. Sé que aún no puedo volver y eso me destroza... Pero si quieres hablar de algo más, aquí estaré.


Al presionar enviar recibió una llamada.

-¿Papá?

-Hola Hai... ¿Cómo estás?

-No muy bien... Estaba hablando por mensaje con Noah ¿Cómo estás tú, papá? -escuchó el largo suspiró de su padre. Se lo imaginó sentado en su silla detrás de su escritorio en su oficina frotándose los ojos con una mano.

-Triste... Muy triste -Hai enjugó sus lágrimas -Ella era mi ejemplo a seguir como reina... A pesar de no tener relación sanguínea alguna, era cómo una madre para mi.

-Yo siempre la recordaré como mi Abuela Reina Sylvia... Ahora que lo pienso, no se porque empecé a llamarla así. Creo que sabía que no era mi abuela real, pero me trataba como si lo fuera -Mark suspiró.

-Te adoraba, Hai.

-¿Crees que ella... me perdonó por lo que hice?

-Ella nunca estuvo molesta contigo. Solo algo decepcionada y triste, pero sabía que algún día volverías al reino...

-No volví para verla -al pronunciar aquello su voz se rompió totalmente. Mark también dejó correr sus lágrimas -Papá, sé que lo arruiné, sé que los decepcioné a todos, sé que ella quería volver a verme... Yo quería volver a verla a abrazarla a pedirle perdón y no... Soy la peor princesa del mundo.

-Mi amor, no lo eres. Solo eres joven y con ganas de divertirte Hai. Jamás digas que eres la peor porque no es así, mi pequeña. Si algo me ha enseñado la vida es que siempre sale algo bueno de las cosas que nos pasan. Tal vez la respuesta no sea inmediata, pero algún día llegará. Hai, ella jamás dejó de quererte y creer en ti. Todos los días preguntaba por ti y de hecho te escribía algunas cartas.

-Si, las tengo aquí... Tío Nath me las daba... -suspiró y enjugó su rostro -. Voy a extrañarla mucho, papá...

-Yo también, mi niña.

-Papá... ¿Puedo pedirte algo? -el rey asintió -No dejes solo a Noah, por favor... Si es difícil para nosotros no puedo imaginarme lo que siente él.

-Lo sé, princesa. Mamá y Jack están con él, de hecho debo ir a verlo ¿Estás ocupada?

-No... Creo que tía Sylvia está haciéndo la cena, así que bajaré a ayudarle.

-De acuerdo. Hablamos luego, Hai.

-Te quiero papá...

-Y yo te amo, mi princesa -sonrió levemente y colgaron la llamada.

Hai suspiró y se relajó un poco antes de bajar. Al final de las escaleras estaban unas maletas, Nathaniel volvió a salir de su habitación esta vez vistiendo unos jeans de mezclilla, una camisa blanca y su chaqueta negra, cerró una mochila.

-¿Te vas ya? -él la miró.

-Si, después de cenar claro -su tía se acercó.

-¿Tu no irás?

-Hai, no te voy a dejar sola. No por que tu padre nos haya amenazado (solo lo amenazó a él) -señaló a Nathaniel quien se ruborizó un poco -. Me quedo contigo porque te aprecio mucho, no sería bueno que estés sola en estos momentos. Somos una familia, pequeña -Hai le sonrió realmente agradecida -. Ahora, a cenar.

Los tres cenaron con tranquilidad. Hai se quedaba viendo los vegetales de vez en cuando pero suspiraba y continuaba comiendo. De un momento a otro, Nath se levantó y se dirigió al baño para lavarse los dientes y arreglarse un poco. Una vez listo caminó a la puerta, sacó las llaves del bolsillo de la chaqueta y las dejó sobre la mesa junto a la puerta. Sacó su teléfono.

-Dos minutos. Bien, chicas... Vengan aquí -ambas fueron a abrazarlo y él las estrechó con fuerza dándoles un beso a cada una en la cabeza -Le dije a Fer que viniera mañana temprano a verlas. Cuidense mucho, por favor, coman bien ¿De acuerdo?

-Estaremos bien, Nana -dijo su hermana sonriendo, él asintió.

-Nath, por favor abraza a Noah por mi. Él... Lo necesita en verdad.

-Lo haré, princesa -la estrujó con fuerza y se separaron -Me debo ir. Las quiero, niñas.

Ambas se despidieron desde la puerta mientras se subía al Uber y se marchaba.

-Vamos adentro, que hace frío.

-Me quiero quedar un rato aquí... No tardaré mucho.

-De acuerdo, pero no te alejes -Hai asintió y se sentó en la pequeña barda que dividía su casa y la de su amigo Fernando.

Miró el cielo oscuro y nublado, vio a lo lejos un relámpago a afortunadamente en la dirección opuesta de la que se dirigía su tío. Aun y sintiendo la brisa fría y el olor a lluvia, se quedó ahí pensando en la ex reina Sylvia.

Ella siempre había sido su abuela a pesar de no tener relación sanguínea como dijo su padre, la quería como tal. Solía ser estricta, dura, regañona, elegante e inteligente. Pero también podía ser la persona más cariñosa y tierna de la tierra.

Recordaba cuando era niña, todos los sábados en que la sentaba en su regazo y le contaba anécdotas, cuentos o historias mientras ambas bebían chocolate caliente. Recordaba los regaños que le daba al hacer alguna travesura, pero cumplía su promesa de no decirle nada a sus padres.

Sonrió dejando correr algunas lágrimas.

No sólo su familia estaría devastada, el reino entero también. Definitivamente había sido la mejor reina que Cadah pudo haber tenido jamás.

Sintió la brisa esta vez un poco cálida provocándole un escalofrío, cerró sus ojos y elevó la cabeza al cielo. Por fin podría reencontrarse con su nieto, el príncipe Nathaniel Adrien Alexander Beckham Miller. Sonrió y entró a la casa.

A la mañana siguiente, mientras hacía una de sus tareas sentada en el sofá, escuchó algunos toques en la puerta por lo que dejó su laptop a un lado y se apresuró a abrir para encontrarse con Fer.

-Hola, Nath me dijo que viniera a verte temprano pero no dijo por qué ¿Pasa algo? -Hai suspiró y lo invitó a pasar, se dirigió al sillón y se sentó en él. Después de cerrar la puerta, Fer corrió a sentarse a su lado -¿Estás bien?

-Mi abuela falleció ayer -Fer la miró sorprendido -. Mi tío viajó para los eventos funerarios y todo eso...

-Entiendo. Ven aquí -extendió sus brazos y la abrazó -¿Tu y Sylvia no van a viajar?

-No... Tenemos asuntos aquí y sabes que no puedo faltar a clases.

-Hai... Se trata de tu abuela. Yo opino que deberías ir, pero cual sea tu decisión, yo te respeto y te apoyo, pequeña -ella se separó de él para verlo a los ojos.

Por un momento pensó en Jake, pero sacudió la cabeza y sonrió un poco.

-En verdad te lo agradezco, Fer.

-No hay de que Al -se incorporó y miró la laptop -¿Estabas ocupada?

-No, solo estaba adelantando una tarea que es para el miércoles. Y no tengo mucho que hacer antes del evento de Miranda ¿Necesitas ayuda con algo?

-A decir verdad, si. Pero no quiero molestarte.

-No lo haces Fer. Ve por tus libros, así me distraigo un poco.

Durante un rato estuvieron trabajando hasta que llegó la hora de marcharse. Su amiga Miranda daría una presentación de baile y llevaba toda la semana ilusionada con ello, por lo que se prepararon para salir.

-Me voy tía -la mayor alzó la cabeza de su computadora.

-De acuerdo, tengan cuidado chicos. Hai si no estoy cuando vuelvas, salí con mis amigas.

-Entendido.

-Hasta luego Sylvia -se despidió Fer saludando con la mano.

En cuanto Fer puso el auto en marcha, Hai se dispuso a mirar por la ventanilla mientras suspiraba. El chico quería comentar algo sobre el reciente acontecimiento pero no sabía si ella se pondría mal. Justo cuando abrió la boca para hablar, Hai giró de pronto hacia la radio y subió el volumen, con sus ojos brillantes lo miraba a él y al aparato.

-¿Qué pasa?

-Son... New Rules. En la radio... En México...

-¿Quienes son "New Rules"?

-Una banda británica... Mi favorita de hecho. Los escuchaba con mi abuela todo el tiempo en el castillo -dijo con media sonrisa.

-¿Castillo? -Hai tensó la mandíbula y contuvo la respiración por un momento.

-Ah, si... Un enorme castillo de juguete, tu sabes, tamaño real -Fer asintió asombrado, Hai carraspeó.

-Entiendo ¿Y a ella le gustaban?

-Si. Estaba algo así cómo enamorada de uno de los integrantes -dijo un tanto sonrojada pero con media sonrisa al recordar lo emocionada que se ponía la ex reina al ver algún vídeo. Fer soltó una risa.

-¿Y cual es tu canción favorita de ellos?

-De hecho, es la que está sonando justo Ajora. Se llama Night Like This -Fer subió un poco más el volumen para analizar la canción mientras Hai comenzaba a tararear y cantar por lo bajo

Unos minutos después llegaron a lo que parecía ser una plaza muy grande. Hai sabía que era uno de los parques más importantes de la ciudad, pero no se esperaba que estuviese lleno de gente de todos tamaños y colores... Literalmente.

Fer la tomó de la muñeca y caminó sin perderla de vista en medio de la multitud hasta llegar a un espacio más libre donde Frida estaba conversando con Miranda, quien vestía un hermoso traje de color verde, detrás de ellas había un pequeño grupo de chicos y chicas vistiendo un traje similar al de su amiga, quien al verla la saludó emocionada.

-¡Alex! -y corrió a abrazarla -Qué bueno que viniste, me alegra mucho que estés aquí.

-A mi también. No entiendo qué esta pasando pero también estoy feliz -sonrió.

-Es un concurso. Como sabes, a mí me gusta la música K-pop -se ruborizó un poco -. Y bueno, desde hace unos años mis primas y yo formamos un grupo de baile junto con otros amigos -Hai se mostró sorprendida -. Hemos estado compitiendo desde entonces en los concursos de Dance Cover. Sé que suena aburrido y ridículo, pero...

-¿Porqué sería aburrido y ridículo? Es genial que hagas esto porque te gusta. No tenía idea de que esto exista en México también ¿Desde hace cuanto te gusta el K-pop?

-Hace unos 8 años -rio nerviosa -Tu... ¿Conoces algún grupo? -Hai soltó una leve risa.

-Claro, conozco muchos solo que no soy fan. Mi abuela es coreana y mi padre me cantaba canciones que ahora sé que eran K-pop.

-¿No te parece molesto o extraño? -preguntó con timidez.

-¿De qué hablas? -Miranda suspiró.

-En este país, eres considerado un bicho extraño si te gusta cualquier tipo de cultura asiática. Te molestan, te hacen menos, te voltean la cara, algunos hasta te hacen aun lado y dejan de ser tus amigos. Los chicos ni se fijan en ti por ello -volvió a suspirar -. Para mí, la secundaria fue una pesadilla. Después de que un chico me dijera que le gustaba mucho pero que no quería estar conmigo por gustarme esto, intenté hacer que dejara de gustarme el K-pop, pero no lo logré.

-¿Porqué no? -Miranda sonrió.

-Porqué no puedes cambiar lo que eres -Hai pestañó sorprendida -. Y esto es lo que yo soy. Entendí que por más que lo intentara jamás sería "normal" como otras chicas que les gusta el pop o el reguetón... A mí nunca me ha gustado eso y no me puedo forzar a qué me guste. No puedo forzarme a ser alguien que no soy...-al ver qué ella no respondía, Miranda carraspeó -¿Dónde vives pasa esto?

-¿El que molesten a alguien por sus gustos? -ella asintió -Jamas lo he visto. Creo que no.

-Decidido, cuando vuelvas a tu país me iré contigo.

Hai le sonrió con sinceridad y cariño

-Algun día te llevaré a mi casa, lo prometo -la chica le sonrió y miró por encima se su hombro -Te llaman, creo que debes ir a prepararte -Miranda asintió con emoción y la tomó de la muñeca para llevarla con Fer y Frida.

-Recuerden no perder de vista a Alex -ambos asintieron y la chica corrió con sus compañeros de grupo.

-Vamos a buscar lugar en frente, le prometí a su madre que la grabaría para el recuerdo -Frida comenzó a caminar hacia la multitud, Hai sintió las manos de Fer en sus hombros guiandola hasta estar junto enfrente del pequeño escenario.

La presentación comenzó unos minutos después. La coreografía y la música empezaron de forma lenta y calmada, pero en algún punto se tornó más rápida en intensa haciendo que el público gritara emocionado.

Miranda literalmente brillaba sobre el escenario, cada vez que cruzaba mirada con ellos sonreía aún más feliz y Hai lo entendió.

Siendo lo que eres mientras disfrutes hacerlo y tengas gente que te apoye, te anime y crea en ti... ¿Qué más necesitas en la vida?

Cómo usualmente, su mente comenzó a visualizar al grupo bailando en la plaza principal del reino de Cadah, imaginó otros tantos ensayando en el Salón de Música del Castillo Miller. Se visualizó también llevando a cabo la organización de un evento similar.

Parpadeo y reaccionó.

¿Qué estaba haciendo? ¿Porqué de pronto pensaba en eso? Esas ideas eran de Noah, no de ella. Aunque tal vez podría llevar a cabo algo cómo...

-¡Bien Mir! -gritó Frida sacándola por completo de sus pensamientos. Sacudió la cabeza y se concentró en la presentación, la cual no tardó mucho en terminar en medio de gritos eufóricos por parte del público incluida Frida -¡Eso fue genial! ¡Son los mejores!

Al final del concurso, el grupo de su amiga quedó en tercer lugar. Y aunque Frida soltaba todo tipo de barbaridades contra las madres de los jueces, Miranda se veía más que feliz y por ahora eso era lo más importante.

Tal vez se había vuelto loca pero le pareció escuchar dentro de si la voz de la ex reina Sylvia Miller:

«No puedes cambiar lo que realmente eres y tu siempre serás mi nieta»

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Gracias por leer!

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