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Capítulo 21

Un día antes de la competencia de Noah, Mark y Azura lo estaba buscando por casi todo el castillo. Era raro que su hijo desapareciera así como así, aun más raro que hubiesen pasado casi cinco horas sin aparecer a tal grado que ambos reyes lo buscaban personalmente y juntos.

—¿Lo encontraste? –preguntó Mark.

—No... No está en el Cuarto de las Pinturas –respondió su esposa –También busqué en las Torres.

—Y yo en la Biblioteca. Esto es muy extraño, él no suele desaparecer así. Ni las mucamas y mayordomos lo han visto.

—¿Crees que esté bien? –frotó sus manos con preocupación, Mark suspiró.

—No lo sé... –de repente una idea llegó a su mente y chasqueó los dedos –Lo tengo, vamos –la tomó de la mano recordando las veces en que recorrían los pasillos del enorme castillo cuando eran jóvenes.

—Mark ¿A donde vamos?

—Al Salón de Música –Azura comprendió entonces y apresuraron el pasó.

El Salón de Música era una habitación de dos pisos, las paredes de la planta alta estaban llenas de instrumentos diferentes, partituras y en la planta baja había un enorme piano de cola además de un espacio de ensayos con un espejo grande.

Azura y Mark entraron por el segundo piso y al asomarse por el barandal vieron a Noah caminar de un lado a otro junto al piano mientras cantaba una canción china. Azura suspiró al ver que se encontraba bien.

—¿Qué está haciendo?

—Solo está cantando... Se escucha frustrado... Aunque lo hace bastante bien para estar frustrado –Azura le sonrió y le acarició la espalda a su esposo.

—¿Hablas tu con él o lo hago yo?

—Yo me encargo, linda –le dio un beso en la sien que la hizo sonreír un poco.

—De acuerdo, mi amor. Iré a ver a los invitados –él asintió y Azura salió deleitándose con la melodiosa voz de su hijo.

Mark lo miró desde arriba y caminó hacia las escaleras. A pesar de ser una canción en chino, Noah parecía no tener problema ni con la letra ni con la pronunciación. En cuanto terminó la canción, el príncipe suspiró y se recargó en el piano. Al instante comenzó otra canción que Mark conocía a la perfección por lo que comenzó a cantar, su hijo lo miró un tanto sorprendido pero también comenzó a cantar.

Mientras Noah se concentraba en la canción y en armonizar con la voz de su padre, Mark caminaba directo al piano de cola para comenzar a tocar mientras lo veía entre curioso y preocupado.

La armonía de sus voces era tan melodiosa que sonaba casi perfecta. Lo que los sorprendió a ambos, pero continuaron con sus partes hasta que terminó la canción, Noah respiró profundo.

—Podríamos ser cantantes ¿No crees? –rió y fue a sentarse junto a su padre.

—Si no fuéramos miembros de la realeza, lo seríamos –puso su mano sobre el teclado en un inútil intento de tocar algo mientras veía alternativamente las partituras y el teclado, hasta que Mark le indicó donde empezar.

—Tu madre y yo te estábamos buscando.

—Siento no haber avisado donde estaría –respondió frunciendo el ceño hacia la hoja.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí?

—El suficiente como para aprenderme una canción en chino –su mirada seguía perdida en las teclas y el las partituras.

—¿Porqué específicamente una canción en chino? –se detuvo al tocar una nota errónea e hizo una mueca de fastidio.

—Por que... –suspiró –Porque a Yena le gusta.

—¿Yena?

—Papá, creó que cometí un error...

—¿Porqué lo dices?

—No sé si fue buena idea decirle a Yena que estoy saliendo con Lauren...

—Ha pasado una semana de eso Noah, ¿porqué hasta ahora lo dices? ¿Ha pasado algo con Lauren?

—No, todo va bien con ella. Mejor de lo que esperaba, de hecho. Es solo que no dejo de pensar en la reacción de Yena cuando le dije... Ella dijo que estaba feliz por mi pero obviamente no lo aparentaba... No volvió a hablarme desde entonces. Hace dos días le pregunté si Leonard continuó molestando y solo puso un "No, ya no. Gracias". Ella nunca responde así... –suspiró.

—¿Cuál esperabas que fuera su reacción al decirle que sales con Lauren?

—Yo, no lo sé... No esperaba nada, solo quería que lo supiera... Porque es mi... amiga.

—¿Recuerdas lo que te dije la última vez? –Noah lo miró a los ojos –Te dije que fueras honesto contigo mismo, hijo. ¿Qué tanto te gusta Lauren? –el chico volvió su vista al piano para empezar a tocar nuevamente.

—Mucho... Me gusta mucho estar con ella, es muy linda y es una marquesa lo cual... –Mark lo interrumpió.

—¿Qué tanto te gusta Yena? –miró a su padre quien encarnó una ceja.

—Yena no es una princesa.

—Eso no fue lo que yo pregunté –reapondió con seriedad.

—No puede gustarme Yena porque no es una princesa.

—Lauren tampoco lo es y es tu novia.

—Pero Lauren es parte se la nobleza y yo soy un duque, es políticamente correcto estar con ella.

—¿Y emocional y personalmente lo es? –Noah no respondió –Sé que el ser miembro de la realeza y nobleza fastidia muchas cosas que quisieras hacer y no puedes por mantener limpia tu imagen pero eso no quiere decir que no tengas el derecho de enamorarte. Políticamente correcto o no, amor es amor –luego de unos largos segundos, el príncipe respondió

—Papá me gusta Lauren. No acepté ser su novio solamente por que estuviese bien, lo hice por que en verdad me gusta. No sé si estoy enamorado de ella pero si sé que me gusta –Mark se levantó.

—De acuerdo, hijo. Entonces ¿Qué es lo que vas a hacer?  –el príncipe se extrañó –Dices que te gusta Lauren y estás bien con eso pero te sigue preocupando la reacción de Yena ¿Qué harás con eso?

—Yo... No lo sé...

—¿Porqué te aprendiste una canción que le gusta a Yena? –suspiró

—No lo sé –Mark se acercó a él.

—Piensa bien las cosas, Noah. Deja a un lado el hecho de que eres un príncipe por un momento y piensalo. Aclara tus ideas y tu mente. Te lo repito: sé honesto contigo mismo –se irguió y acarició el piano –. Casi es hora de la comida, no llegues tarde –dio la vuelta y caminó hacia el reproductor de música donde presionó el botón de "play" y caminó hacia la escaleras para retirarse.

Noah suspiró mirando el techo del Salón de Música, luego las partituras frente a él en el piano. Hizo amago de seguir tocar pero dejó caer sus manos sobre el teclado provocando un fuerte y poco armonioso sonido. Se llevó las manos al rostro mientras analizaba las cosas.

—¿Por qué si Luaren es mi novia estoy pensando tanto en Yena...? No tiene sentido –de pronto se irguió –. No. Lauren es mi novia y debo dejar de pensar en Yena.

Se despejó un poco sacudió las manos y fue a apagar el reproductor de música, volvió al piano para empezar a tocar, hasta que un mayordomo lo llamó para bajar a comer.

Al día siguiente cuando salió del baño, las nauseas lo hicieron detenerse una vez más con una mano en el estómago pero al escuchar la risa de su madre la miró.

—Eres igual que tu padre

—No entiendo qué me pasa, no me siento mal sólo...

—Estás nervioso. Es normal –Azura se acercó a él y le acarició el cabello –Te enseñaré un truco. Relájate un poco y respira profundo tres veces –obedeció a su madre notando que ella también hacia exactamente lo mismo. Después de la tercera respiración las nauseas desaparecieron, hizo una respiración más y se relajó notablemente –¿Mejor?

—Mucho mejor... Gracias, mamá. Estaba empezando a preocuparme... Jamas había estado tan nervioso por algo...¿Algún consejo? –la reina se encogió de hombros.

—Diviertete y disfrutarlo.

—De acuerdo, si la reina lo dice.

—Te irá bien, Noah. Estás familiarizado con esto ¿no?

—Con la competencia en general, si... Pero esto es a nivel nacional. Por cierto, gracias por dejar que la competencia sea aquí, mamá.

—No hay de qué, mi amor. Además, espero que esto sirva para tu proyecto –Noah hizo una expresión de sorpresa.

—Oh, claro. Lo olvide por un momento –se rascó la nuca –. Definitivamente llamará la atención de muchas personas –Azura le sonrió.

—Iré a revisar los últimos detalles, no te demores.

—De acuerdo... –Noah respiró una ultima vez y caminó hacia su balcón.

Observó con atención el enorme Jardín Secundario, donde se llevaría a cabo la Competencia Nacional de Equitación. Un evento que hasta hacia un año era propiamente de los miembros de la realza hasta que los príncipes herederos y duques decidieron compartir la experiencia con los habitantes de sus respectivos reinos.

Noah si que tenía amigos príncipes y duques con los que se relacionaba en los eventos y cenas especiales, en la última cena real el príncipe Bruno, heredero del reino de Solpri y quien era tres años mayor que él, propuso la idea y los demás estuvieron de acuerdo. Noah era el más joven de los príncipes, por lo que al divisar a sus amigos cepillando a sus corceles, decidió unirse a ellos.

Tomó su casco y caminó hacia la puerta. Al salir al Jardín Secundario, las mucamas y mayordomos que ayudaban con los preparativos le sonreían, hacían reverencias y le deseaban suerte.

—Aquí viene nuestro principito –dijo Bruno haciendo una reverencia, Noah arrugó el rostro y el mayor soltó una carcajada –¡Qué gusto verte, Noah!

—Hola, chicos –saludó amablemente.

—¿Emocionado por tu primera competencia oficial? –preguntó la princesa Ambra terminado de hacerle una hermosa trenza a su corcel color blanco.

—Vomité dos veces –admitió y todos rieron, Kris, duque del reino de Londres, le revolvió el cabello.

—Eso es normal, pequeño.

—¡Kris, lo despeinas! –dijo su hermana Victoria apurándose a acomodarle el cabello a Noah, quien rió y le agradeció.

—Escuché lo de Nico, Noah..  Lo lamento mucho –mencionó Bruno con nostalgia –. Era un excelente corcel. Magnífico, de hecho –Noah suspiró.

—Vaya que lo era, aún es difícil recordarlo. Perteneció al príncipe Nathaniel, luego a mi padre y al final a mi.

—Todos hemos pasado por ello –dijo Kris y las dos chicas asintieron con una triste sonrisa.

—Pero imagino que ya tienes un buen prospecto para el día de hoy ¿no? –Noah miró a Ambra con una sonrisa y giró hacia los establos donde su entrenadora Vanessa cepillaba a Mazuri.

—Él es Mazuri –Todos los miraron totalmente sorprendidos.

—¡No puede ser! Es hermoso –dijo Victoria.

—Es increíble –apoyó Bruno –¿Donde lo conseguiste?

—Mazuri fue un potro salvaje, el cual mi madre rescató de una trampa para osos en el bosque, lo trajo aquí y lo cuidó. En cuanto estuvo mejor no quiso irse. Lo he estado entrenando los últimos años para esto. Es la primera vez que competirá.

—Suena difícil, pero a nuestro pequeño Noah le encantan los retos ¿no es así?

—Así es –sonrió con orgullo –Vayamos allá para ensillar y prepararnos –todos obedecieron al joven príncipe y dirigiendo a sus caballos con ellos, llegaron a loa establos. Vanessa le entregó la correa y le sonrió –Gracias tía Vanessa.

—Buena suerte, alteza –y se retiró.

Los príncipes continuaron conversando y bromeando entre ellos, lo cual sirvió bastante para relajar a Noah. Una hora después el evento comenzó.

—¡Bienvenidos sean todos al Castillo Miller! –Noah escuchó un poco distante la voz de su padre, había mucha gente al rededor del ruedo. Respiró profundo y acarició el lomo de Mazuri en cuanto éste se sacudió.

—Príncipe Noah... –se giró para ver a Lauren quien se sonrojó cuando él le sonrió.

—Hola, Lauren.

—Yo quería desearte suerte –se acercó a él y le dio un beso en la mejilla, pero Mazuri bufó con enfado al ver a la chica.

—Tranquilo, Mazuri –Noah le sonrió a su novia –. Gracias, linda –él también le dio un pequeño beso en la mejilla lo que la hizo sonrojar más –. Deberías ir a la carpa, ya comenzó el evento.

—De acuerdo. Estaré animándote desde ahí –y se retiró, Noah la vio con una sonrisa hasta escuchar una voz detrás de él.

—Vaya, vaya. ¿Nuestro pequeño principito tiene novia? –Bruno soltó una risa en cuanto Noah se sonrojó –Tranquilo, Noah. No está mal, solo es impresionante que no sea la pintora.

—¿Qué? –Bruno lo miró fijamente y sacudió la cabeza.

—Nada, ya casi nos toca –y se montó en su corcel pinto –. Al aparecer sigues siendo el más joven. Suerte principito.

—Gracias, Bruno... –suspiró y se montó en Mazuri a esperar su tuno para la presentación individual.

—Del Gran Reino de Solpri, el príncipe heredero, Bruno Williams y corcel, "As" –Bruno se irguió y salió al ruedo, le hizo un reverencia a los reyes y con una sonrisa inmensa hizo que el caballo hiciera algunos trucos y se posicionó junto a los demás concursantes mientras la gente le aplaudía y gritaban su nombre con emoción –. Y por ultimo, el príncipe Noah Schaffer, del Noble Reino de Cadah y su corcel, "Mazuri" –suspiró, sonrió e hizo que Mazuri avanzara hacia el ruedo.

Todo el publico estalló en fuertes aplausos, gritos y silbidos. Un grupo de chicas gritaban y lloraban mientras agitaban carteles que él no alcanzaba a leer debido al brusco movimiento pero en cuanto les sonrió los gritos aumentaron. Los guardias que custodiaban el perímetro aplaudían contenido sus sonrisas, las mucamas y mayordomos también aplaudían. En la carpa real vio a Lauren que al parecer también sostenía un pequeño cartel con su nombré. Pero por más que la buscó, no vio a Yena entre el publico. Se posicionó junto a Bruno que también le aplaudía e imitaba los gritos de las fanáticas.

—Que la competencia... ¡Comience!

Todos aplaudieron y los participantes empezaron a presentarse de uno en uno. La competencia consistía en tres partes:

Doma Clásica: Donde los caballos se desplazan lateralmente, giran sobre si mismos y cambian de pie al galope con disciplina y extraordinaria belleza.
Velocidad: Consiste en una carrera en la que se evalúa la velocidad del caballo y la destreza con la que el jinete lo corre.
Salto de Obstáculos: El caballo debe saltar una serie de obstáculos al rededor de un campo grande.

Noah frotaba sus manos viendo lo bien que se desempeñaban los demás concursantes.

—¿Todo en orden?

—Siento nauseas... –Bruno le acarició la espalda.

—Tranquilo, Noah. Lo peor que podría pasar es que tu caballo no quiera saltar algún obstáculo... ¿Cuánto tiempo estuvo entrenando?

—Casi 10 años... Mi madre lo entrenaba, pero no se había presentado la oportunidad de una competencia.

—Estoy un poco preocupado por ello, pero te aseguró que correré si es que pasa algo –Noah le sonrió agradecido –. Por cierto, lo hiciste genial en la Doma Clásica. Pero estoy seguro de que Ambra nos va a ganar.

—No hay que competir, amigo. Solo divertirnos.

—No seas aburrido, Noah –ambos príncipes rieron y se dirigieron a los cajones para la Carrera de Velocidad.

Noah acarició la cabeza y la crin de Mazuri y respiró profundo.

—Lo has hecho, genial amigo. No te presiones –el caballo se sacudió y bufo, pero Noah seguía escuchando los fuertes y rápidos latidos de su corazón. En cuando dieron la señal de salida, Mazuri corría tan rápido como podía, pero pronto otros corceles más experimentados los rebasaron y ambos terminaron la carrera en séptimo lugar –Bien hecho, Mazuri.

—Nada mal para su primera competencia –Dijo Ambra pasando por su lado –. Bastante bien, de hecho –le acarició la cabeza desde su caballo –Good boy!

—Gracias Ambra. Algún día te ganaré.

—¿Es una promesa? Porque eres genial en esto, solo te falta entrenarlo más –la princesa le sonrió –. Vamos a descansar para la última fase –él le sonrió y se dirigieron a los establos.

Noah vio a sus padres entrar en los esta los e inmediatamente los saludó con la mano, pero sus amigos hicieron reverencias a las cuales Mark y Azura respondieron de la misma forma.

—Todos han hecho un excelente trabajo, chicos. Pero estamos aquí para agradecerles el apoyo que ustedes le dan a nuestro hijo –Noah se sonrojó un poco.

—No hay de qué agradecer, majestad. Es lo que hacen los amigos príncipes –dijo Bruno –. Además, el príncipe Noah tiene un talento increíble para conectar con los equinos –todos los demás asintieron.

—Gracias, chicos –dijo el más joven.

—La ultima fase iniciará dentro de poco, tengan mucho cuidado y buena suerte a todos –Ambos reyes les hicieron una ultima reverencia y se retiraron. Bruno soltó un fuerte suspiro.

—Lo único que le hacia falta a mi vida era que la reina Azura me deseara suerte en una competencia. Ya puedo morir en paz –todos rieron y continuaron conversando entre ellos.

Un rato más tarde inicio la carrera de obstáculos. Algo que caracterizaba al grupo de príncipes es que se animaban unos a otros y se daban consejos. Todos animaban a los participantes tanto de sus respectivos reinos como de otros. Noah animaba a un chico de la secundaria local de su reino. Cuando llegó el turno de Ambra, todos estaban fascinados, sin duda era la mejor jinete del país.

Por fin, llegó su turno, repetía las respiraciones que su madre le había enseñado. Había entrenado a Mazuri en ello, pero no lo suficiente y por eso se sentía sumamente nervioso.

Comenzó.

Mazuri se dirigía con rapidez y elegancia hacia el primer obstáculo: una valla blanca de tres maderas, decorada con macetas. Lo saltó sin problemas y escuchó los gritos de ánimo que casi al instante se detuvieron. Sonrió y se dirigió al segundo obstáculo: un enorme arbusto con dos banderas en los laterales. También lo saltó sin problemas.

—¡Bien hecho, principito! –al escuchar la voz de Bruno giró a su lado derecho para sonreírle pero entre el público la vio.

Yena estaba ahí parada en medio de la multitud viéndolo fijamente. Volvió a ser consciente de los fuertes latidos de su corazón mientras seguía mirándola a los ojos.

—¡Noah!

Al girar su vista al frente, ya era tarde para saltar junto con Mazuri el tercer obstáculo: un enorme y grueso tronco.

Cometió el error de jalar la correa hacia atrás, lo que hizo a Mazuri titubear y chocar con fuerza contra el tronco. Noah no pudo sostenerse bien, por lo que ante el impacto se escurrió de la silla. El animal relinchó y se paró en las patas traseras, pero Noah cayó de costado con fuerza sobre el tronco y rodó hacia el césped.

Todo el ruedo quedó en un sepulcral silencio, pero fueron los príncipes quienes saltaron la valla de protección y corrieron hacia él, seguidos de los guardias y un doctor. Mark y Azura también corrieron, pero Mazuri estaba incontrolable. Tal vez asustado, tal vez preocupado pero la única persona que pudo controlarlo fue la reina.

—¡Noah! –gritó Ambra al llegar a él y ver que estaba inconsciente. Rápidamente le quitó el casco y lo dejó aun lado.

—No lo muevas –dijo Bruno y le palpó levemente el costado, lo vio fruncir un poco el ceño –. Creo que se lastimó algo...

—Aun lado, por favor altezas –dijo el doctor en cuanto llegó. Los príncipes se hicieron aun lado con la preocupación plantada en el rostro, Mark se arrodilló junto a su hijo y le acarició el hombro, el doctor lo veía respirar pero fruncir el ceño al hacerlo –. Fractura de costilla, debemos llevarlo al hospital para estar seguros.

—De acuerdo, adelante.

La ambulancia llegó y se llevaron a Noah rápidamente al hospital del Reino. Yena seguía sosteniendo la barra con fuerza, pero al ver la ambulancia entrar al ruedo, se dio la vuelta y se alejó rápidamente. Giró hacia la carpa real y ahí estaba Lauren estrujando su cartel totalmente preocupada y tensa. Yena tensó la mandíbula y fue a sentarse debajo de un árbol.

Por su parte, Mark intentaba calmar a todos, sabía que tenía que continuar la competencia pero esa punzada de angustia no dejaba su pecho. El doctor había dicho que Noah estaría bien y Azura se había ido con él, debía calmarse y continuar con la competencia. El siguiente concursante, un chico llamado Jeremy, también del reino de Cadah, empezó la carrera.

—Rey Mark... –miró a Lauren –¿El príncipe Noah... Está bien?

—Si, Lauren... Se lastimó un poco, pero estará bien. No te preocupes –ella asintió y volvió a sentarse, la vio doblar el cartel y colocarlo en su regazo. Suspiró.

—PanHye.

—¿Si, rey Mark?

—¿Podrían ir tu y Jazmín al hospital con Azura? El General Conner las llevará.

—Si, majestad. Prepararé algo de ropa para ambos, con su permiso.

—Adelante. E informenme de la situación, por favor –ella asintió y rápidamente se retiraron. La mujer mayor a su lado también se levantó de la silla.

—Iré con ellas.

—Gracias, Reina Sylvia.

Bruno, Ambra, Kris y Victoria se miraron preocupados, pero continuaron viendo la competencia.

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Un poco más largo de lo normal jajaja.
Gracias por leer, espero que les haya gustado.

Lavense las manos y usen cubrebocas😷✋.

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