Capítulo 2
La princesa respiró profundo un par de veces hasta que se calmó.
—De acuerdo, lo entiendo. ¿A qué hora termina el evento?
—A las 4pm.
—¿Qué? Eso es demasiado tiempo y además... –cerró sus ojos y volvió a respirar profundo –. Está bien. Mamá, papá ¿qué debo hacer ahora? –Mark sonrió y le tendió su mano.
—Vayamos un rato al laberinto para despejarnos ¿te parece? –sin poder evitarlo sonrió y tomó la mano de su padre, miró apenada a su madre pero ella le sonrió. Hai balanceaba su mano y la de su padre mientras veía el suelo pensativa. Mark supo que estaba preocupada por algo, así que respiró profundo –¿Sabes? A mi tampoco me gustan esos eventos. No soy muy afecto a convivir con muchas personas.
—¿Entonces por qué lo haces? Eres el rey, puedes hacer lo que tú quieras, papá. Tu das las órdenes.
—No es tan sencillo ser el rey, Alex. No es solo lo que quiero y puedo ordenar que se haga, sino lo mejor para mi reino –ella frunció el ceño –. Ser el rey o la reina no es sentarse en el trono a dar ordenes, sino evaluar las necesidades específicas de los habitantes del reino. Estos eventos nos ayudan a identificar esas necesidades, por eso hay gente de todas las clases. Eso es lo que hace la realeza, y es precisamente por eso que somos el Noble Reino de Cadah.
—¿Noble? ¿Es decir, generoso?
—Así es princesa. Nuestro Consejo, está formado por personas de todo el reino, las leyes que dictamos tu madre y yo son en beneficio de nuestro pueblo, si cubren sus necesidades entonces estamos haciendo bien nuestro trabajo.
—Creo que ya entiendo.
—Hai, ser princesa no solo es usar pesados y elegantes vestidos, sino hacer un cambio en el mundo. Ser modelo a seguir de alguien más para hacer el bien. Hoy te comportaste muy bien al saber que Jake no vendría, entendiste la situación y la aceptaste. Estoy orgulloso de ti por eso, mi niña.
—Gracias, aunque preferiría qué él estuviese aquí.
—¿Justo aquí? ¿En el laberinto? Dudo que él pueda aparecer de la nada justo aquí –Hai rió ante la fingida expresión de confusión de su padre. Mark sonrió y se arrodilló frente a ella –Ven aquí, hermosa –. Sin dudarlo, Hai lo abrazó con fuerza, Mark también la estrechó y le dio un beso en la sien –Te amo, Alex.
—Y yo a ti, papi –se separaron –Oh, espera. Tu corona se desacomodó –la niña le acomodó la corona y sonrió, pero otra duda llegó a su mente –. Papá... ¿Tu tenías muchos amigos cuando tenías mi edad? –esa pregunta lo dejó helado, se levantó y sacudió su rodilla pensando y recordando.
10 años.
¿Qué estaba haciendo él a los diez años?
Ah, si. Intentando saltar de un edificio
Sacudió la cabeza y suspiró, la miró y sonrió con tristeza.
—No. Yo nunca tuve amigos a parte de Jack –Hai ladeó la cabeza.
—¿Porqué no? –Mark lo pensó un poco.
—Bueno, debido a mi inteligencia me adelantaron un grado en la primaria. Pero como todos eran mayores y más fuertes que yo, me molestaban. Jack fue el único que me ayudó. Por eso él era mi único amigo.
Suspiró. Se sentía incómodo de decirle todo eso a su propia hija siendo ella tan joven para saber algo como eso. El rey suspiró y mordió su labio. Decidió no decirle nada de sus intentos fallidos de suicidio.
—Jamás fui bueno haciendo amigos... Y me arrepiento de ello. No era agradable pasar tanto tiempo solo –de un momento a otro, Hai lo abrazó nuevamente.
—Yo si habría querido ser tu amiga, papá.
Mark sintió una presión en el pecho, sus ojos se llenaron de lágrimas pero sonrió y le respondió el abrazo con fuerza.
—Gracias, mi amor. Yo estoy seguro de que pronto tendrás muchos amigos –ella se apartó y lo miró emocionada.
—¿Voy a ir a la escuela?
—Primero tienes que hacer amigos en los eventos, después hablaremos sobre la escuela –ella frunció el ceño, pero suspiró. Uno de sus sueños siempre había sido el ir a la escuela, pero no. Tenía que ser muy inteligente y llevar clases avanzadas dentro del castillo –¿De acuerdo, Alexandra?
—De acuerdo, papá.
—Esa es mi chica –Mark le dio un beso en la mejilla y le hizo algunos mimos haciéndola reír.
—¡Basta papá! Me haces cosquillas –dijo riendo.
Ambos regresaron al evento justo a la hora de la comida. Hai se sentía un poco incomoda de cómo otras niñas de su edad la miraban al otro lado de una mesa. Realmente no quería levantarse y hablarles, pero tenía que intentarlo. Mientras se debatía en eso, miró a su hermano platicar con un niño de cabello castaño y ojos verdes. El color de los ojo a le recordó a Jake, cada día notaba sus ojos más claros, no le sorprendería que terminaran siendo totalmente verdes.
—Princesa Hai –reaccionó y giró hacia su lado derecho. Era una de las chicas que la habían estado observando. Se irguió y le sonrió.
—Hola.
—Princesa, me preguntaba si le gustaría acompañarnos a pasear por el jardín. Mi nombre es Nicole –miró a su padre, que le guiñó un ojo, Hai respiró profundo y asintió.
—Claro, vamos –la niña castaña sonrió y después de hacer una reverencia hacia los reyes, caminaron.
—Noté que estaba un poco aburrida, alteza, por eso decidí ir a hablarle. No es divertido estar solo en estos aburrido eventos.
—¿Aburridos?
—Para mi son bastante aburridos, no hay nada interesante para nosotros los más chicos.
—¿Qué sería algo interesante para ustedes en estos eventos?
—No lo sé, tal vez un recorrido por el Castillo. Jamás hemos estado ahí dentro. Dicen que ahí guardan muchas cosas interesantes y de valor –Hai frunció el ceño.
—¿Quien dice eso?
—Nosotros –la niña sonrió –. Usted vive ahí ¿es cierto?
—No sé a qué te refieres con "cosas interesantes y de valor" –la niña la miró fijamente hasta que más niños se acercaron a ellas.
—Oh, chicos. Ella es la princesa Hai. Princesa ellos son: Camila, Renata, Lars, Otto y Suki.
—Encantada de conocerla, princesa –dijo el tal Otto, un niño rubio de piel bronceada.
—Qué lindo cabello tiene, majestad –dijo Camilla tomando un mechón de su cabello, instintivamente Hai se hizo hacia atrás.
—Te lo agradezco.
—¿Y bien princesa? ¿Qué hace usted para divertirse aquí? –pensó un momento.
—¿Qué hacen ustedes para divertirse?
—Jugar a las atrapadas, pero sin duda nuestro juego favorito es el de las Escondidas. ¿Les parece si jugamos? –propuso Nicole.
—¡Si!
—Pero sería más interesante jugar dentro del Castillo.
—¿Qué? –Hai los miró extrañada. Algo no iba bien.
—¿Qué dice, princesa? ¿Nos dejará entrar?
—¿Porqué quieren entrar al Castillo?
—Porqué es enorme, seguro hay muchos lugares geniales para esconderse –Hai no iba a negar eso, pero también era su hogar.
—Por favor, princesa. Será divertido –insistió Renata. Hai no lo pensó mucho.
—No.
Todos la miraron sorprendidos.
—¿Cómo dice?
—Si quieren jugar, adelante, pueden hacerlo. Pero será aquí afuera.
—Majestad, no sea así –Nicole dio un paso hacia ella –. Los amigos invitan a otros a sus casas a jugar, es algo normal.
—Con la diferencia de que ustedes no son mis amigos y yo jamás los invité a mi casa –nuevamente se vieron sorprendidos todos –La respuesta sigue siendo, no. Lo siento.
—Creí que sería más lista, princesa. Al parecer los rumores de que usted es muy inteligente, son falsos –Hai encarnó una ceja.
—Esto no tiene nada que ver con eso.
—¿Cuanto es 2 por 2?
—4.
—¿y 12 por 12?
—144.
—¿Y qué tal 135 por 1583 por 77 entre 2? –Hai se cruzó de brazos.
— No lo sé, tú dímelo. Si es que crees que eres más inteligente que yo, tu dime la respuesta de eso.
—Eso es imposible si ni lo ha es con calculadora –Suki sacó de su bolsillo un teléfono, realizó la operación en la calculadora pero antes de decir la repuesta Hai la interrumpió.
—8, 217, 642. 5 –Suki estaba perpleja mirando alternativamente su teléfono y a la princesa –. Repito, podemos jugar todos y pasarla bien solo aquí afuera. No tiene necesidad de entrar al Castillo –Nicole frunció el ceño.
—Con su permiso, alteza –y se retiró seguida de sus amigos que seguían viendo sorprendidos a la princesa. Regresó a la mesa con sus padres, Mark la miró sorprendido.
—¿Qué pasó, Alex?
—Ellos solo querían entrar al castillo, en realidad no quieran jugar conmigo – bajó la mirada con tristeza, Azura miró a su esposo y fue a sentarse a un lado de su hija, le acarició el cabello –. Creyeron que sería tan ingenua como para "jugar a las escondidas dentro del Castillo", pero no lo soy. Sabía que algo querían hacer dentro, mencionaron que hay muchas " cosas interesantes y de valor", supe que algo no andaba bien y me negué a llevarlos dentro.
—Eres muy lista, Hai. Y no te preocupes, ellos no son los únicos niños en el reino. Supiste evaluar la situación y deducir sus verdaderas intenciones y eso es genial, no cualquiera puede hacerlo –Hai le sonrió a su madre, quien se quedó junto a ella el resto de la comida.
Los reyes conocían a la perfección a esos niños, les recordaban al grupito de Victoria hace tantos años, pero sabían que Hai debía aprender a lidiar con ese tipo de personas por su propia cuenta. Cómo dijo, Sylvia buscó más tarde a Hai y ambas pasaron un rato platicando mientras Nath jugaba con Noah y su amigo Santiago, hasta que el evento terminó y todos se retiraron.
Hai vio como su madre ayudaba las mucamas a recoger los platos de las mesas y a su padre platicando con los guardias y mayordomos. Su padre tenía razón, no solo el reino es Noble, sus reyes también lo son, y lo hacían con tanta naturalidad.
Cuando todo estuvo limpio Hai corrió a su habitación para reordenar sus libros de ciencias y mientras comía una manzana leía uno de ellos. De pronto, su madre tocó a la puerta.
—Adelante.
—Hai ¿me acompañas? –la niña la miró.
—¿A donde?
—Al centro comercial. El cumpleaños de tu padre está cerca y necesito la opinión de mi hija para su regalo –Hai dejó el libro y se levantó –. Creí que ya te habías cambiado de ropa –dijo al ver el vestido de la niña, solo ahí Hai se dio cuenta de que su madre ahora llevaba unos jeans claros con una blusa holgada blanca y unos cómodos zapatos de cintas.
—No me había dado cuenta, me sentía muy cómoda con este vestido. No me tardo –y corrió a su closet para cambiarse la ropa, Azura sonrió y se acercó a ver los libros que estaba leyendo su hija. Minutos más tarde bajaron pero Mark y Noah las encontraron en la entrada.
—¿A donde van?
—Tendremos un rato de chicas, no tardaremos mucho ¿Ustedes qué harán? –el rey miró a su hijo.
—¡Iremos a los establos! –Mark miró a su esposa.
—Iremos a los establos.
—Tengan cuidado –les dio un beso a los dos.
—Adiós papá, adiós Noah.
—¡Adiós Hai! –gritó saludando con su mano, Mark hacia exactamente lo mismo viendo como ambas entraban al auto y se marchaban –Genial, vamos papá –lo jaló de la manga del saco hacia los establos.
Noah era un niño pelinegro de ojos azules claro, idénticos a los de Azura. No tenía inteligencia innata como su padre y su hermana, pero si era bastante analítico. A Mark le encantaba verlo jugar con sus figuras de acción, autos y naves espaciales. Aveces reía a carcajadas totalmente metido en sus juegos de roles, pero en cuanto se percataba de la presencia de su padre, le sonreía y lo invitaba a jugar con él. Mark jamas pudo jugar así cuando era niño, por eso no dudaba en dejar su trabajo pendiente para pasar tiempo con su hijo. Noah era curioso y un poco travieso pero la timidez le ganaba, por lo que tanto a él como a Azura les sorprendió que pudiera hacerse amigo de Santiago en tan poco tiempo.
Mientras caminaban, le platicaba a su padre todo lo que había hecho con Santiago hasta que llegaron al establo. Noah siempre había querido entrar ahí desde hace años, pero no se animaba a ir solo, Mark comenzó a quitarse el saco.
—Lo primero que debemos hacer aquí es ponernos ropa especial para montar.
—Aquí huele feo... –el padre soltó una carcajada al ver la nueva de desagrado del pequeño príncipe.
—Son animales, Noah, es normal. Ven conmigo.
Se dirigieron a los vestidores para ponerse sus respectivos trajes de equitación, Mark le colocó un casco negro y le sonrió. Salieron y el rey se dispuso a sacar a Nico, el enorme se alegró tanto de verlo de nuevo que relinchó.
—Hola, amigo. Ha pasado tiempo. Noah, él es... ¿Noah? –al no ver a su hijo a su lado soltó al caballo –¿Hijo?
—Estoy aquí... –se asomó detrás de una columna, Mark fue hacia él.
—¿Qué sucede, hijo? –Noah no respondió, solo bajó la mirada –Noah...
—Es que... –miró al caballo y volvió a esconderse en cuanto este sacudió la cabeza.
—¿Te asusta? –el pequeño tenía sus ojos cerrados.
—Los príncipes no deben tener miedo, y... –Mark sonrió y se acercó un poco más a él agachándose a su altura.
—¿Quien dijo eso?
—Nadie, pero... Es cierto.
—¿Sabes? Yo también le tenía mucho miedo a los caballos las primeras veces –el niño abrió sus ojos y lo miró sorprendido.
—Pero, papá... Tu eres el rey. Si los príncipes no tienen miedo, los reyes tampoco.
—Noah, los príncipes y los reyes somos quienes más tenemos miedo. Hay muchas cosas para las que no estamos no reparados, pero hijo, tener miedo es normal. Sobre todo si es un animal tan grande como Nico. Ven... –le extendió su mano, el niño vaciló pero la tomó, sin embargo, Mark lo cargó – Lo haremos juntos ¿de acuerdo? –Extendió su mano hacia el caballo y lo acarició un poco, cuando Noah hizo lo mismo Nico olfateó su mano, instintivamente apretó el hombro de Mark, contuvo su respiración –Tranquilo, quiere grabar tu olor en su memoria.
—¿Y si me come? –Mark sonrió con ternura.
—Los caballos no comen niños, Noah, tranquilo, no te va a hacer daño –Nico bufó y se sacudió, Noah se escondió en el hombro de su padre quien le acarició el cabello –. Una vez más, Noah.
—Bien... –extendió su mano, esta vez el caballo le dio una lamida –¡Ah! –y comenzó a reírse a carcajadas, Mark también rió –¡Otra vez! –nuevamente extendió su mano, Nico le olisqueó el cabello mientras Mark trataba de no llorar de ternura.
—¿Te gusta?
—Me encantan los caballos –abrazó la cabeza de Nico –. Ya no me dan miedo, gracias papá. Eres el rey más valiente.
—Y tú el príncipe más valiente, campeón –le dio un beso en la cabeza y continuaron acariciando el caballo. Lo cepillaron a él y a otros corceles mientras platicaban hasta que un guardia se acercó a ellos.
—Rey Mark...
—¿Si, George?
—Tenemos un problemas, debe venir inmediatamente –el rey asintió.
—Dame un momento para cambiarme y estaremos ahí pronto.
—Si, majestad –hizo una reverencia y se retiró, Mark se dirigió a los vestidores seguido de el príncipe.
—Papá ¿qué sucede?
—No lo sé, hijo. Pero debo ir pronto.
—¿Me quedaré solo?
—No, vendrás conmigo. Pero hay que darnos prisa –se cambiaron rápidamente y caminaron hacia el Gran Salón, donde el coronel Conner estaba frente a una mesa y sobre esta el mapa del reino de Cadah –Ya estoy aquí ¿qué sucede? –dijo acomodándose la corbata, los guardias le hicieron una señal militar y una reverencia.
—Sobre el tema de la inseguridad, rey Mark. El día de hoy hubo tres asaltos, dos tiendas a las afueras y el centro comercial.
—¿A qué hora fue eso?
—Hace una hora, nos acaban de reportar. La reina Azura estaba ahí pero ya viene en camino.
—¿Sabe si ella está bien?
—Lo está, majestad –pronto Azura llegó para informarle de la situación.
Como parte de su trabajo, Azura a veces participaba de las guardias nocturnas, cosa que no le agradaba mucho a su esposo, claro. Sin embargo, mientras Azura se iba, Mark preparaba a sus hijos para dormir. Tanto él como PanHye sabiendo que no podría dormir pronto debido a la preocupación de que podría pasarle algo malo a su reina durante esas guardias.
—¿Gusta una taza de té, rey Mark?
—Por favor, PanHye.
—Se lo llevaré a su habitación, alteza. Debería intentar dormir un poco, majestad... –el rey asintió pero antes de caminar a su habitación escucharon una puerta abrirse.
—¿Papá? –ambos giraron para ver a Noah tomando su ojo mientras sostenía a Mazuri en su brazo.
—¿Qué pasa, Noah?
—Tuve una pesadilla –el rey miró a la mujer.
—Qué buena excusa para no poder dormir –ella mandó rodar los ojos.
—Príncipe Noah ¿gusta una taza de chocolate caliente?
—Si, por favor, Panny –ella hizo una reverencia y se retiró, Mark caminó hacia él y lo tomó de la mano para caminar a su habitación.
—¿Qué soñaste? –preguntó al sentarlo en la cama.
—Soñé que había un monstruo gigante de color verde y nos quería comer a todos, pero tu y mamá nos defendían y lo enfrentaban con sus espadas. Pero luego... Se comía a Hai.
—¿Se comía a Hai?
—Si... Por eso me desperté. Era horrible, me dio mucho miedo.
—Entiendo, pero hijo, los monstruos no existen ¿verdad?
—No, pero se veía aterrador –Mark le acarició el cabello, PanHye llegó con ambas tazas, las dejó en la mesa de noche y se retiro tras hacer una reverencia –Gracias, Panny –ella le sonrió.
—Ten cuidado, puede estar caliente –Mark lo ayudó a beber y lo cobijó.
—Papá ¿tu has tenido pesadillas?
—Claro que si. Unas mas aterradoras que otras.
—¿Cual ha sido tu peor pesadilla? –Mark se acostó junto a él.
—Perder a mi familia, perderte a ti. No sé que haría sin ustedes.
Mark le acariciaba el cabello y cantaba una suave canción hasta que ambos se quedaron dormidos.
~~~~~~~~
Nuevo capítulo.
Espero que les hay gustado.
No sé si sea necesario aclarar pero el nombre de Hai es
Hai Alexandra, por eso Mark le dice "Alex".
Gracias por leer
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro