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Capítulo 19

El domingo de esa semana había un evento especial con la gente del reino de Cadah. En el cual Mark y Azura ya se encontraban conversando con los invitados y los adultos pero Noah no sabía qué hacer con Luaren.

Si bien la chica aprendía rápido el como comportarse como miembro de la nobleza, cuando Noah no estaba a su lado se bloqueaba y se quedaba paralizada haciendo nada.

El príncipe quería simplemente ir y divertirse, adoraba esos eventos en los que no sólo podía conversar con las personas sino también ver a sus amigos y jugar con los niños. De pronto una idea le cruzó por la mente y se giró hacia Lauren.

—En el Castillo Miller, estos eventos son muy comunes. Aquí es donde nosotros como miembros de la raleza tenemos la oportunidad directa de convivir con los habitantes del reino para evaluar y analizar las necesidades de la gente y como podemos solucionarlas. Puedes observar desde aquí primero y cuando te sientas más cómoda podrías hacerlo tu también ¿Bien?

—De acuerdo, alteza.

—Yo estaré por ahí y vendré a verte más tarde –ella sintió y tomó asiento junto a su madre. Noah por su parte caminó un poco y suspiró, no pasó mucho tiempo antes de que una señora de avanzada edad lo saludara.

—Príncipe Noah, cada día está más guapo –Noah río y besó su mano.

—Cada día usted luce más radiante, señora Gardener –la mujer rió y le acarició la mano, elegantemente Noah caminó con ella hacia las demás señoras del club de lectura para adultos mayores donde conversó un rato con las abuelitas y abuelitos, como siempre se sorprendieron del enorme conocimiento del joven príncipe acerca de la historia del reino. Un rato después mientras volvía a analizar el panorama escuchó un carraspeo a su lado e inmediatamente se giró –Santy –el chico sonrió y le estrechó la mano con gusto.

—¿Qué tal príncipe, Noah? ¿Lecciones de literatura con los abuelitos?

—Siempre son las mejores ¿Qué tal la escuela?

—Horrible –el príncipe rió –. Hablo enserio, prefiero mil veces las clases de Historia con la reina Azura.

—Te lo dije.

Santiago Hernderson, su fiel amigo de la infancia, aquel al que había conocido en el primer evento al que asistió, ahora era un chico muy alto, robusto e imponente con aspecto aterrador pero de un gran y noble corazón. En cada evento ambos podían pasarse todo el día conversado y platicando de absolutamente todo. Se arriesgaba a decir que lo consideraba su mejor amigo.

—No te vi en el palacio el día del huracán.

—Ah, eso. Ayudé a mi madre en el refugio de animales. Quiere que estudie veterinaria igual que ella.

—¿Y tú que opinas de ello?

—No soy capaz ni de ver a mi propio gato cuando se hace alguna herida mucho menos voy a poder curar a otros animales –Noah volvió a reír –. He pensado en Filosofía en Cambridge pero primero debería terminar la secundaria y la preparatoria.

—Suena bien.

—Oh, no... –se cruzó se brazos mirando un punto específico, Noah miró en la misma dirección –Leonard está molestando a Yesenia otra vez –el príncipe apretó los puños –¿Supiste que la suspendieron a ella por golpearlo?

—Lo supe. Ella me lo dijo, estaba muy molesta con él.

—Y aun así el tipo no para de molestarla.

—No será por mucho –Noah comenzó a caminar con decisión hacia ellos, Santiago tuvo que apresurar un poco el paso para alcanzarlo.

Se detuvieron a unos metros de ellos. Yena estaba recargada en una columna cruzada de brazos mirando hacia su lado derecho mientras el tal Leonard Smith hacia comentarios un tanto ridículos.

—Entonces ¿piensas mejorar algo con tu castigo? Sigues siendo una novata en la pintura. Apuesto a que ni siquiera tienes talento para ello. Deberías abandonarlo, no sirves para ello. Le hice un favor a tu pintura –la chica apretó la mandíbula y lo miró enojada, pero antes de abalanzarse sobre él, Noah carraspeó.

—Señorita Johnson, que gusto verla por aquí –notó como la expresión furiosa de su amiga se relajó por completo, Noah tomó su mano y la besó.

—Príncipe Noah –le hizo una reverencia y miró detrás de él –. Hola Santy –el enorme chico asintió con la cabeza y sonrió un poco.

—Escuché que hubo un accidente con la pintura que te encargó mi madre –Leonard abrió sus ojos como platos, Yena sonrió un poco.

—Lo hubo alteza, las versiones más conocidas dicen que yo fui quien la arruinó, pero algunos sabemos la verdad sobre ello. A propósito ¿recuerda que le hablé de Leonard Smith? –señaló al chico frente a ellos quien estaba pálido y tenso.

—Oh, desde luego que lo recuerdo –le extendió su mano, en cuanto el chico la estrechó temblando Noah encarnó una ceja –Una lastima lo de la pintura ¿no crees?

—Ah... Si... Una lástima...

—Dices que la verdad es distinta a lo que se dice que pasó ¿no es así, Yesenia?

—Así es, alteza. Ahora deberé buscar a la reina Azura para disculparme por mi supuesta torpeza.

—Yo escuché que un imbécil fue quien tiró a propósito la pintura –comentó Santiago –. Lamentablemente yo no estaba en su salón, no fui testigo y no lo puedo afirmar. Pero conozco a quienes si lo vieron y podrían hablar con claridad.

—Es muy amable de tu parte, Santiago, pero creo que el responsable pronto hablará –el príncipe clavó sus ojos azules en el chico pálido quien sintió esa mirada como si fueran cuchillas atravesándolo –¿No es así Leonard? ¿Tu qué opinas de esto?

—Una verdadera pena, alteza... Me debo retirar, majestad... Con su permiso –hizo una reverencia, dio la vuelta y se retiró, Noah sonrió.

—Gracias chicos, de verdad –dijo Yena suspirando.

—¿Cuál gracias? Aún quiero pegarle. Iré a pegarle.

—No, Santiago.

—¿Porque no? Se lo merece, es un imbécil.

—Estoy se acuerdo con él –apuntó la chica –. Y también quiero volver a pegarle.

—Nadie va ir a pegarle a nadie –ambos miraron al príncipe con un puchero.

—¿Porqué no?

—Porque la culpa duele más que un golpe –sonrió un poco y los miró, Santiago soltó una carcajada y le dio una palmada en la espalda.

—Definitivamente tenemos al mejor amigo príncipe del mundo. Pero eso no me quita las ganas de darle un buen golpe en la cara.

Yena lo miró a consciencia cuando el chico le devolvió la mirada con curiosidad.

—¿Pasa algo?

—¿No te da miedo no parar de crecer nunca? –Santiago soltó una carcajada –Es enserio, Santy.

—Lo sé, Yesi. Y no. Me da una ventaja, precisamente contra tipos como él. Si te vuelve a molestar dime.

—Gracias, Santiago.

—Es un placer, pequeña. A propósito ¿te castigaron?

—Si. Tengo que asistir a todas y cada una de las conferencias el día de hoy.

—Te acompañamos entonces –dijo Noah.

—Sería genial, pero ¿no tienes una tarea especial? –señaló con su mirada a Lauren que se detenía en secó cuando unos niños pasaron corriendo frente a ella. El príncipe se golpeó mentalmente.

—Lo había olvidado –murmuró –. Lo lamento, Yena...

—No te preocupes, está bien. Lo entiendo.

—Yo te haré compañía, pequeña –dijo Santiago –. Nos vemos luego, Principito –el príncipe lo miró mal y se retiró –¿Quien es ella?

—Una futura marquesa que no sabe nada sobre ser miembro de la nobleza. Noah la está enseñando a ser princesa o algo así.

—¿Tú también lo notas un tanto distraído?

—Si. Debe ser por eso y por su competencia de equitación.

—Debe ser difícil ser duque*...

—No tienes idea de cuanto –Yena suspiró pensando en que el chico no solo era el duque de Cadah sino también el actual heredero temporal. Sacudió la cabeza en cuanto volvió a escuchar la voz de Santiago.

—Mi padre me dijo que hiciste un cuadro para la familia real y que al aparecer fue todo un éxito.

—Bueno, a la familia real les gustó mucho. Pero Leonard se encargó de hacer que todos piensen lo contrario de mi.

—Descuida, aunque el príncipe no quiera le voy a sacar la verdad por la fuerza.

—Me agrada cómo suena eso. La conferencia de arte esta por comenzar –ambos se dirigieron hacia una de las carpas.

Por su parte, el príncipe caminó hacia la chica que miraba a su al rededor.

—Lauren, ¿estás bien?

—Si, solo... Quería explorar un poco...

—Ven conmigo –le extendió una mano, Lauren la tomó y caminó con él hacia el grupo de viejitos, donde la presentó y la recibieron amablemente.

En cuanto el evento terminó, Noah suspiró con cansancio y se frotó el cuello. Sintió una mano en su hombro y giró para ver a su padre.

—¿Todo en orden, hijo?

—Si, papá. Solo estoy algo cansado...

—El día de hoy te vi más con Lauren que con Yena y Santiago.

—Si, bueno... La estoy ayudando a adaptarse a la realeza, pero no esperaba que sería tan cansado. Necesitaré la ayuda de una verdadera princesa... –Mark sonrió y asintió.

—¿Cómo van los entrenamientos para la competencia?

—A decir verdad, mal... Tía Vanessa ya me regañó por no asistir, pero tengo que ayudar a Lauren...

—Noah, ayudar a Lauren no significa descuidar las actividades que te gustan –Mark lo condujo hacia el Jardín Secundario sin soltar su hombro –. Ambos sabemos que andar a caballo es lo que más te gusta hacer y no lo has hecho en un largo tiempo. Tu competencia está a menos de dos semanas ¿no es así? –el chico asintió.

—Si, pero ¿Qué haré con Lauren? Es un poco cansado estar al pendiente de ella y continuar con mis actividades. Creo que he he descuidado mucha cosas por ella.

—Cuando tu madre me enseñaba a ser príncipe, me hacia una lista de las cosas que yo debía hacer. Algunas las hacia junto con ella, otras cada quien iba por un camino diferente y al final eso era más sencillo para ella al enseñarme. Deberías intentarlo.

—Suena bien, pero aun así me gustaría hablar con Hai... Si es que no está muy enojada conmigo.

—No pierdes nada con enviarle un mensaje –su padre guiñó un ojo –¿Te parece si descansamos un rato y luego nos vemos en los establos? –sonrió con evidente alegría.

—Me parece genial, papá.

Unas horas más tarde después de un merecido descanso mirando el techo de su enorme habitación, Noah se colocaba su ropa de entrenamiento mientras se miraba al espejo. Repentinamente sonrió y suspiró, pero recordó unos días antes cuando Lauren prácticamente le había confesado que le gustaba. Volvió a suspirar. Sabía qué, aunque ella no se lo hubiese pedido, esperaba por una respuesta de su parte, pero continuaba postergando esa conversación.

En realidad no sabía qué era lo que sentía. Jamas se había sentido atraído por un chica, jamas le había gustado alguien como para salir con ella. No sabía qué debía hacer o cómo debía actuar... Y lo peor de todo es que no sabía con quien podría hablar sobre ello.

Suspiró y salió del baño, miró su teléfono sobre su cama y lo tomó. Miró con atención su fondo de pantalla, era una foto de él y su hermana junto a Jake y Yena, miró fijamente a su amiga sonreír a la cámara hasta que escuchó a alguien tocar la puerta, automáticamente soltó el aparato el cual fue a dar a la alfombra.

—¡Adelante! –dijo mientras recogía su teléfono, su mucama se asomó.

—Disculpe alteza, el rey Mark lo espera en los establos.

—Oh, claro. Gracias Jazmín, iré enseguida –la chica le hizo una reverencia y se retiró. El príncipe dejó el teléfono sobre la cama y salió de su habitación y rápidamente se dirigió a los establos del castillo donde su padre acariciaba al caballo frente a él con una mirada triste –¿Papá? ¿Estás bien?

—Ah, si, claro. Solo... Pensaba en Nico –suspiró –. Me arrepiento de no haber pasado más tiempo con él –Noah se acercó a a acariciar a Hope, el corcel blanco.

—Estoy seguro de que a Nico te apreciaba mucho, papá. He pasado demasiado tiempo con los caballos como para poder definir sus emociones, él estaba feliz de que estuvieras aquí el día de su muerte. A mi también me duele, era genial en las competencias –Mark le sonrió y lo abrazó por los hombros.

Hacia un año que Nico, el caballo que había pertenecido al príncipe Alexander, había fallecido. Debido a su trabajo como rey, Mark no tenía mucho tiempo de volver a montar y pasear con él, pero ahí estaba frente a Hope quien se restregaba con cariño en su mano. Noah miró sonreír a su padre y caminó hacia el cubículo de Mazuri para sacarlo y ensillarlo. El rey veía fascinado la naturaleza con la que Noah hacia su trabajo. Él había tardado varios meses en aprender a ensillar un caballo y realmente no necesitaba hacerlo, pero su hijo había aprendido a hacer todo eso a los 10 años. Finalmente se montaron y recorrieron los jardines.

—Ah, extrañaba esto –dijo Mark respirando profundo –. Es bastante relajante –miró a su hijo, quien tenía la mirada perdida en la crin negra de Mazuri –¿Noah? –el chico lo miró.

—Si, es relajante. Lo siento, papá.

—Estás un tanto distraído estos días ¿Es por Lauren?

—No sólo por ella... También por Hai... –el rey lo animó a continuar –Todo ha pasado tan rápido que apenas he tenido tiempo de pensarlo.

—¿Qué es lo que te preocupa? –Noah dudó mucho en decirlo, era su padre si, pero también era el rey y a pesar de ser el actual heredero, no dejaba de ser solamente el duque del reino por lo que debía ser precavido.

—Me preocupa no poder hacer bien mi trabajo como actual heredero... No solo tengo los deberes de duque sino también los de príncipe heredero. Y bueno, ahora debo enseñar a Lauren.

—Hijo, sé que esto es repentino y nuevo para ti, pero debo admitir que hasta ahora has hecho un excelente trabajo. A sido poco, es cierto y te resulta pesado porque apenas te estas acoplando. En poco tiempo te acostumbrarás.

—¿Tu preparación como rey fue así? –Mark hizo una mueca.

—Fue mucho más repentina que la tuya, en realidad. Cuando el rey Vital secuestró a tu madre, tuve que actuar rápido, y aunque la reina Sylvia me apoyó pero yo sabía que debía hacer las cosas más por mi cuenta si quería ser un buen rey.

—¿Tú querías ser rey? Es decir, ¿aceptaste la propuesta del Príncipe Nathaniel sólo por amor a mamá?.

—En un principio si. Era joven y lo único en lo que pensaba era en tu madre, pero cuando el príncipe falleció entendí el verdadero significado de ser heredero. Comprendí el porqué acepté un cargo tan alto siendo literalmente nadie en este reino. Cuando ocurrió ese accidente me sorprendió que en ningún momento me pasara por la mente el renunciar a ser rey  aunque podía hacerlo.

—¿Crees que Hai será una buena reina? –la pregunta sorprendió tanto al rey que lo miró de golpe, pero Noah veía fijamente el camino por donde guiaba a su caballo.

—¿Cómo estás seguro de que Hai será reina?

—Papá, es Hai. Es verdaderamente inteligente, tal vez algo testaruda pero sé que ella sabe bien lo que hizo y por qué. También sé que en algún momento entenderá y regresará. Y volverá a ser la heredera legítima... ¿Crees que lo hará bien?

—Estoy seguro de que si –Noah tensó un poco la mandíbula –. Pero eso no significa que tu no lo harías bien también. Eres mucho mejor príncipe de lo que yo fui –eso sorprendió al chico, Mark le sonrió –. En mis épocas como príncipe, yo jamas habría podido hacer ni la mitad de lo que tu ya haces por el reino, Noah. Algo que tu hermana tampoco hizo. Puede notarse que disfrutas de ser el príncipe y yo estoy orgulloso de ti por eso.

—Gracias, papá –sonrió sinceramente.

—¿Hay alguna otra cosa que te preocupe? –desvió un poco la mirada.

—Si una chica te dice que le atraes y luego se va, ¿tienes que darle una respuesta? –Mark se extrañó y se llevó una mano a la barbilla.

—Bueno, supongo que si...

—¿Y si aún no tienes una respuesta que darle?

—Lo correcto sería explicarle cómo te sientes con eso... ¿Fue Lauren? –Noah asintió –¿Y a ti te atrae ella?

—Es muy bonita y adorable, un poco torpe pero aprende rápido. Es bastante curiosa –sonrió –, y se esfuerza mucho por ser un miembro de la nobleza. Le gusta escribir cuentos cortos y leer. Aunque le dan miedo los caballos, se esforzó por acariciar a Hope hace unos días. Tal vez si me guste un poco.

—¿Y no hay otra chica que te guste? –instintivamente pensó en Yena, pero rápidamente alejó esos pensamientos y negó con la cabeza.

—Tampoco es que conviva mucho con chicas, papá –el rey soltó una carcajada.

—Solo piensa bien las cosas, aclara tu mente y sobre todo... Se honesto tanto con ella como contigo, hijo.

—De acuerdo, papá –Mark miró la hora en su reloj.

—Debería ir a ver a tu madre, no le dije que estaría aquí contigo.

—Está bien, yo entrenaré un poco con Mazuri –Mark asintió y dirigió al caballo a los establos. Noah suspiró y sacó su teléfono.

"¿Cómo le enseño a una futura marquesa a ser princesa?"

Hai se extrañó al leer el mensaje de su hermano.

H: "¿Futura marquesa? ¿Hablas de la familia Paige?

N: " ¿Conoces a Lauren?"

H: "En persona no, pero si a sus padres ¿Quieres contarme?"

Noah lo pensó un momento y apretó el botón de llamada.

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* La diferencia entre un príncipe y un duque es que los príncipes son los que son herederos al trono, mientras que un duque no lo es.
Hai es una princesa pero Noah es un duque.

Gracias por leer.
Por si no lo han notado, estoy actualizando cada jueves sin falta👀.
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