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Capítulo 12


Que lo disfruten...

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Después de que la familia Smith regresaran a su ahora reconstruido hogar, Jake preparaba sus maletas y pertenecías para su partida. No había podido estar presente en la demostración de la pintura de su hermana debido a un entrenamiento previo a su ingreso a la universidad, pero la felicitó unas horas antes por su increíble trabajo. Miró su teléfono y suspiró.

Tenía que hablar con Hai antes de irse, pero la chica se negaba a contestar sus mensajes y desviaba las llamadas. Se mordió el labio y pensó un poco. Esta vez sin dudarlo, marcó el numero y esperó.

—¿Jake?

—Hola Grace –sonrió un poco.

—Hola... ¿Cómo estás? ¿A qué debo tu llamada?

—Solo quería saludarte y saber cómo estás tú ¿Qué tal Cambridge?

—Si soy sincera, es genial. Un poco aburrido sin ti, claro.

—¿De verdad? Creía que yo era la persona más aburrida en tu vida.

—Lo eres, no lo voy a negar, pero aveces dices buenos chistes –Jake rió con fuerza.

—Yo también te extraño Grace –la chica rió un poco nerviosa –Intenté llamarte hace unos días pero no respondiste.

—Ah, tuvimos una especie de campamento por parte de una clase de Ambiente o algo así, estuve lejos unos días sin el celular. Lo lamento.

—No te disculpes, lo entiendo. Solo quería hablar contigo sobre algo ¿Estás ocupada?

—No, bueno... Estoy terminando la última tarea así que, adelante. Descansaré un poco.

—De acuerdo... ¿Recuerdas cuando me preguntaste qué iba a estudiar?

—Si y dijiste que querías ser un Guardia Real.

—Bueno... Me aceptaron en la UMGR –hubo un silencio del otro lado de la linea –¿Grace? ¿Sigues ahí?

—¿Te aceptaron? Es decir... ¿Vendrás a Londres? –Jake sonrió.

—Así es...

—Eso quiere decir que en tus días libres... ¿Podríamos vernos?

—No sabía que tendría días libres.

—Ah, perdón. Butch los tiene –rió –. Creo que te acabo de hacer un spoiler sobre ello.

—Que mala eres, Grace. Pero si... Podríamos vernos en algún momento.

—Eso suena genial Jake, me alegró mucho por ti, de verdad –hizo una pausa –. Supongo que la princesa ya lo sabe ¿no? ¿Qué dijo sobre ello?

—En realidad... No hablo con ella desde hace casi un mes...

—¿De verdad? ¿Pasó algo? –Jake se revolvió incómodo.

—Durante el huracán me enfoque en ayudar a las personas del reino y ella se molestó porque no estuve mucho tiempo con ella. No me ha respondido los mensajes desde entonces.

—Entonces, ¿me lo dijiste a mi antes que a ella?

—Si, Grace. Lo supiste antes –rió.

—Wow, me siento alagada de saber eso, Jake... ¿Cuando llegarías aquí?

—En unos días. Para un curso de introducción o algo así.

—Entiendo... Mi casa no está muy lejos de la Universidad, podrías venir cuando quieras.

—Te lo agradezco en verdad Grace.

Platicaron durante un rato más sobre las cosas que cada uno había hecho los últimos dos años. La comunicación entre ambos nunca estuvo distante. Constantemente hablaban por mensajes y se habían visto en una ocasión en que ella vino a ver a sus abuelos.

Unos días después Jake llegó prácticamente corriendo al Castillo Miller, había un inusual ajetreo entre los mayordomos y mucamas. Vio a Hai doblar por un pasillo.

—¡Princesa Hai! –ella lo miró.

—Oh Jake. Ahora no puedo hablar, mi conferencia es en 10 minutos.

—Lo sé, pero yo quería...

—Te buscaré después, Jake –y caminó rápidamente por el pasillo. Jake la vio alejarse mordiendo su labio.

—¿Jake? –miró al joven príncipe –¿Qué te trae por aquí?

—Yo bueno... Quería hablar con Hai.

—Su conferencia está por empezar.

—Lo sé y lo entiendo, solo quería despedirme.

—¿Despedirte?

—Fui aceptado en la UMGR... Mi autobús sale en 20 minutos –Noah lo miró sorprendido.

—Jake, eso es genial. Felicidades, estoy seguro que te irá muy bien. Te deseo mucho éxito –Jake sonrió y lo abrazó –. Gracias por todo.

—No tienes que agradecer nada, principio. Pero si te pediré que cuides de mi hermana.

—Con gustó lo haré –dijo al separarse de él.

—¿Noah? Oh, hola Jake –amboa miraron a los reyes.

—Rey Mark, reina Azura –hizo una reverencia –. He venido a despedirme. Fui aceptado en la UMGR –ambos se sorprendieron pero sonrieron, el rey fue el primero que lo abrazó.

—Que tengas un buen viaje, Jake. Te irá muy bien allá.

—A mi regreso le serviré alteza.

—Te estaremos esperando con gusto, Jake –dijo Azura al abrazarlo –Cuidate mucho.

—Lo haré, reina Azura. Por ahora, debo irme.

Los tres asintieron y sonrieron al verlo caminar por el pasillo hacia la salida y se retiraron hacia la Sala del Trono. Noah le dedicó una mirada de lástima, no había podido despedirse de Hai. Por su parte, Jake se encaminaba a la salida, antes de salir miró por ultima vez el Castillo Miller, suspiró con tristeza y salió, subió al auto de su padre.

—¿Pudiste hablar con ella?

—No quiso... Tenía prisa por su conferencia –a su lado, Yena lo abrazó.

—Lo lamento, Jake.

—No te preocupes, pequeña. Pero pude despedirme del príncipe y los reyes. Vamos.

—Jake ¿estás seguro?

—Si papá, lo intenté por última vez –Jack asintió.

Yena no lo soltó en todo el camino a la central de autobuses mientras él le acariciaba el cabello con una sonrisa. A punto de despedirse de él, rompió a llorar.

—Te voy a extrañar mucho, Winston.

—Y yo a ti, Elena –ella lo miró mal por haberla llamado así, Jake soltó una risa y la estrechó con fuerza –. Te quiero mucho princesa... Sabes que hacer si Leonard vuelve a molestarte.

—Le patearé la cara como me enseñaste a hacerlo –Jake le limpió las lágrimas y le dio un beso en la frente y al separarse, Sam lo abrazó.

—Te amo, hijo. Nunca lo olvides. Iremos a visitarte cuando podamos –se apartó para verlo con lágrimas en los ojos.

—Los estaré esperando, mamá. Te quiero –su padre se acercó a él –¿Seguro que no te decepciono con esto, papá?

—Jamas me has decepcionado Jake. Esperaremos por ti, hijo –le sonrió y también lo abrazó.

—Volveré pronto –se encaminó al autobús pero dio la vuelta –. Recuerden que tienen que sacar a pasear a Canela todos los...

—Todos los días, ya lo sé. Ya vete –dijo Yena con una sonrisa, Jake le guiñó un ojo –. Los quiero mucho a todos –y subió al autobús

Yena los despidió con la mano aguantando sus lágrimas mientras su madre la abrazaba. Jake les sonrió y luego de unos minutos el autobús se retiró. Alcanzó a ver una de las torres del Castillo Miller antes de adrentarse en la carretera, suspiró con pesadez y apagó su teléfono. Fue la última oportunidad de hablar y enmendar las cosas con la princesa, ella no quería y no había nada más que él pudiera hacer.

Por otro lado, Azura, Mark y Noah entraban en la Sala del Trono, dentro ya se encontraba la ex reina Sylvia sentada en un sillón junto a una ventana y en el centro Hai estaba parada con una sonrisa radiante, como la de aquella niña que hizo alguna travesura y trata de aparentar que no pasa nada. Ambos reyes se miraron desconfiados pero caminaron hacia sus respectivos tronos, Noah ocupo un lugar de pie junto a su madre.

—Bien, princesa Hai –dijo su padre –. Puedes comenzar.

Ella le sonrió.

—Buenos días rey Mark, reina Azura, príncipe Noah, ex reina Sylvia Miller. Yo soy Hai Alexandra Schaffer Castillo, princesa heredera al trono del Reino de Cadah –Azura sonrió con ternura y tomó la mano de Mark quien también sonrió –. El día de hoy, les hablaré un poco acerca de los tres reinos que conforman nuestra historia.

Carraspeó y se posicionó bien en su lugar. Azura la miró a consciencia, vestía una falda negra pegada y un blazer azul con una blusa celeste de botones debajo del mismo y zapatos negros de tacón alto. Muy poco formal, pero lo dejó pasar.

—El reino de Cadah ha existido desde hace mucho tiempo, sin embargo compartíamos terreno y alianzas con el reino de Solar y Capri. La historia de ambos reinos es bastante interesante –todos fruncieron el ceño con extrañeza, pero ella continuó –. La historia nos menciona la caída de uno de ellos siendo apoderado por el otro. Nuestro reino siempre ha sido muy humilde y abierto a otros, tal y como lo era el reino de Solar. ¿Qué sucedió con este reino? –comenzó a caminar al rededor de su espacio –. Bueno, el reino de Capri se aprovechó de esa transparencia y humildad reclamándolo como suyo. Pienso que la reina de Solar hizo bien en ceder el trono y no dejar que alguien más le ordenara qué y qué no hacer. Lamentablemente el reino se fue a la ruina, pero está claro que la reina no habría hecho un buen trabajo como gobernante dado a la presión de su puesto. Probablemente ella no quería ese cargo y por eso no luchó por su reino. Es una pena que ella y su hija hayan sido exiliadas y odiadas el resto de sus vidas, pero eso es lo que sucede cuando te obligan a ser alguiwn o algo que no quieres ser –volvió a su lugar y alzó la vista hacia sus padres con la misma sonrisa radiante –. Por mi parte es todo por el día de hoy, soy Hai Schaffer.

Mark estaba totalmente sorprendido. Sylvia no daba crédito a lo que había escuchado, Noah estaba completamente indignado, pero Azura no expresaba absolutamente nada, simplemente se levantó con elegancia y bajó los peldaños hacia su hija.

Hai la vio acercarse totalmente seria, no supo interpretar su mirada, pero esperaba de todo: un regaño, un sermón de decepción e incluso una felicitación, pero jamas se esperó que su propia madre le soltara una bofetada en pleno rostro. El sonido resonó con eco en todo el lugar, Mark se levantó sorprendido.

—¿Pero qué...?

—No permitiré que absolutamente nadie hable así de mi familia, ni siquiera mi propia hija –Hai se sobó la mejilla con perplejidad.

Sentía un cosquilleo en ella y un dolor que poco a poco crecía. Miró a su madre que ahora tenía el ceño fruncido evidentemente enojada pero ella no lo entendía.

Azura sabía que debía ser precavida con sus acciones y sus palabras o podría arrepentirse, pero escucharla hablar así de su madre y su abuela la habían hecho enojar, aun más siendo su propia hija. Pensar en ello y en la mirada altanera de la muchacha creyendo que lo que decía estaba bien apretó la mandíbula.

—Exilio.

Sus palabras resonaron en todo el lugar.

—¡¿Qué?! –Sylvia se levantó.

—Reina Azura, creo que... –la pelinegra estiró su mano hacia ella.

—¡Silencio! He dicho. No te quiero volver a ver en mi reino –pasó por su lado hacia la puerta y abandonó la enorme sala.

¿Exilio? Me exilió... –miró a su padre bajar las escaleras y sin mirarla caminó hacia la puerta detrás de su esposa. Hai miró a su hermano –Noah, tú... –el chico se irguió y también bajó hacía ella –Noah...

—Lamento que seas mi hermana –lo miró con preocupación.

—¿Qué?

—No puedo creer que hayas hablado así de tu proa familia, Hai, de tu propia sangre.

—¿De qué estás hablando?

—La reina de Solar era la reina Azura Fairchild, y salvó a su hija Irene Fairchild de casarse con un hombre 20 años más grande que ella. Por eso cedió el trono... –Hai se mostró confundida.

—El libro no decía eso.

—Veo que ni siquiera hiciste el esfuerzo por leerlo. Claro que lo decía, incluso mamá nos lo enseñó en las clases de historia hace años, no puedo creer que con tu inteligencia hayas podido actuar de esta manera, Hai.

—Noah, yo lo sien... –el menor la interrumpió.

—Tus disculpas no significan nada para mi. Ahorratelo para mi madre, mi abuela y mi bisabuela –y caminó. Hai se se llevó las manos a la cabeza.

—Tengo que hablar con Jake... –Murmuró pero su hermano alcanzó a escucharla y se giró antes de salir.

—¿No te enteraste? Oh es verdad, no quisiste escucharlo.

—¿Qué quieres decir?

—Se fue a la UMGR hace media hora. Vino para decírtelo y despedirse, pero nuevamente no quisiste escucharlo –después de eso, su hermano salió de la Sala del Trono. Hai seguí a perpleja, miró a Sylvia.

—¿Por qué no dices nada?

—Dije lo que tenía que decir en su momento. No hay nada que yo pueda y quiera hacer para ayudarte ahora. Con tus acciones y tu comportamiento obtuviste lo que merecías. Lo lamento mucho por ti, Hai.

También abandonó la habitación. Luego de unos minutos, su padre entró.

—Papá... –el rey carraspeó y colocó las manos detrás de su espalda.

—Por favor, acompañeme, señorita Schaffer –dio la vuelta y salió, Hai lo alcanzó.

—Papá, yo sé qué...

—Le pediré que no hable hasta que lleguemos a mi oficina, por favor.

Hai sintió un nudo en la garganta al escuchar a su padre hablarle de esa forma, como si fuera un desconocida,  una súbdita del reino. ¿Qué diablos había hecho? Llegaron a la oficina del rey donde Mark la dejó entrar y cerró la puerta tras de si. Hai se ubicó de pie frente al escritorio mientras que su padre lo rodeaba, pasó su vista por las fotografías enmarcadas en él y la miró.

—El día del huracán llegaron tres cartas –Hai se mostró algo aliviada al ver a su padre sacarlas de un cajón –Enviaste tu solicitud, ¿cierto?

—Si... –Mark las juntó entre sus manos y las rompió sin dejar de mirar a los ojos a su hija quien casi deja caer la mandíbula hasta el suelo –¡Papá!

—Tu madre y yo consideramos dejarte ir a una de estas tres universidades, pero después de hoy, lo olvidamos por completo. No creas que vas a cumplir tu tiempo de exilio donde tu quieras, jovencita. Lo que hiciste el día de hoy va contra las leyes del reino, además de que no obedeciste, no estudiaste, no leíste y no tomaste en cuenta todas las posibles consecuencias de lo que lograrían tus actos y tus palabras. Has insultado a tu reina, a tu madre, a tu abuela y a tu bisabuela.

—Yo de verdad no sabía que... –Mark levantó su mano.

—No te he dado permiso para que hables. Serás exiliada en México –nuevamente Hai se mostró sorprendida –. Asistirás a una de las mejores universidades del país y vivirás con tus tíos Nathaniel y Sylvia Castillo. Tu vuelo sale pasado mañana en la tarde. Puedes retirare a preparar tus cosas.

—Papi... –Mark tragó duro al ver las lágrimas correr por sus mejillas.

—Es lo que querías ¿no? Una vida normal como una chica normal. Ahí lo tienes. Por favor, retirate –y se sentó en su silla. Hai dejó correr más lágrimas y salió corriendo de la oficina de su padre. Mark también rompió a llorar cubriendo su rostro con sus manos.

Por su parte Azura estaba en el balcón de su habitación, la fresca brisa hacia volar su vestido largo haciéndola parecer como si fuese un fantasma. Tenía la mirada fija en el cielo mientras dejaba correr sus lágrimas. Claro que no había pensado con claridad lo que hizo y lo que dijo, pero ya nada podía hacer. Acababa de exiliar a su propia hija. Pero Hai no había hecho ningún esfuerzo por hacerlo bien o tomárselo enserio, había hablado sólo por hablar y esas eran las consecuencias de haber insultado a la reina.

Por otro lado, Noah había cerrado la puerta de su habitación más fuerte de lo que quería asustando a su mascota quien dio un respingo levantando la cabeza desde la alfombra para verlo, luego bostezó y se estiró un poco para levantarse y caminar hacia él. El príncipe se dejó caer al suelo recargando su espalda en la puerta y ocultó el rostro en sus rodillas hasta que el enorme San Bernardo le olfateo las manos, entonces lo miró y lo acarició con tristeza. Sentía frustración y mucho coraje, tanto que golpeó la alfombra con su puño

¿Cómo pudo haber hecho eso? ¿Acaso Hai no entendía que no tenía otra opción? Su destino era ser reina y se acabó. Tenía que aceptarlo ¿Por qué no quería hacerlo?

Él sólo podía pensar en todo lo que haría como rey, pero la heredera era su hermana... Y ahí estaba, no solo rechazando su puesto sino, además, insultando a su familia y al reino también.

—¿Poruqé tenía que ser mi hermana? –suspiró pero el perro comenzó a lamerle el rostro hasta hacerlo reír –. Gracias Akamaru.

Hai seguía sin poder creer que la habían exiliado de su propio hogar y al otro lado del mundo. Ni siquiera le habían dado la oportunidad de asistir a una de las Universidades que ella quería. Miró su teléfono encima de su cama. Tenía una llamada perdida de Jake, inmediatamente lo llamó, necesitaba hablar con él. Marcó el numero pero no obtuvo respuesta más que el el correo de voz indicando que el teléfono se encontraba apagado o fuera de servicio, intentó una vez más y nada.

—¿Qué clase de mejor amigo eres si no vas a responder las llamadas?

Ni un solo mensaje de despedida, tan solo los que ella no había querido contestar. Rompió a llorar nuevamente sintiéndose más triste de lo normal.

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Creo que ahora el título de libro toma sentido ¿no?👀.

¿Qué pasará con Hai? ¿Con Azura? ¿Con Noah?

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Espero que te haya gustado.

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