⚜ 02: Borra tu rastro ⚜
Con cada segundo que pasaba mi mente se sentía aún más confusa y distorsionada. No podía recordar nada. Odio mi mal cerebro, odio mi inservible mente, odio mi deficiente cabeza, odio mi mala memoria; odio mi nefasta situación. Querer poder recordar algo y que tu mente se rebobine a los pocos segundos de presenciarlo, es lo peor que le puede pasar a alguien. Si alguien además de mí hubiese visto lo que yo vi, probablemente quisiera olvidarlo para siempre, olvidar para algunos significaría tener una nueva oportunidad para empezar desde cero, tal vez lo llamarían suerte, milagro o algún tipo de regalo; pero yo en cambio lo llamo mi peor perdición.
Yo aprecio cada pequeño segundo que vivo, cada recuerdo para mí es sumamente valioso, pues, son irreemplazables. No permitiré que mi maldita amnesia me quite lo más valioso que tengo. No lo permitiré.
Lo único que mi cabeza decidió conservar, fueron unos pocos micro-segundos antes de contemplar por completo aquel cadáver que yacía inerte sobre un gigantesco charco de sangre. Su garganta se encontraba degollada, abierta con una línea vertical que atravesaba lo largo de su cuello, dejando escapar su lengua a través de la herida; lugar de donde brotaba sangre fresca, la cual caía de una forma semejante a la de una cascada espesa; sus ojos en blanco, como esas películas malas de fantasmas.
Su cuerpo estaba tirado sobre el suelo boca arriba, lo que daba a entender que mientras agonizaba y después de su pronta muerte había sido apuñalado, puesto que el victimario aún seguía encima del occiso. Una silueta se encontraba sobre el cadáver y el charco de sangre; delgada, también ensangrentada; su estructura es difícilmente debatible gracias a esa impropia delgadez, más conveniente para hacerme dudar del sexo del culpable, con un aspecto más que ambiguo. Lo único que puedo recordar claramente sobre él era su camisa negra sanguinolenta, ¿o tal vez era azul?, no lo sé con certeza.
Aunque el occiso colgado en el suelo poseía fuertes golpes y moretones, se podían observar sus grandes músculos, lo que me lleva a pensar que el culpable haya podido ser un hombre, pues, dudo que una mujer haya sido capaz de cometer tal crimen y menos haber podido vencer a aquel ya inexistente sujeto, debido a lo delgado de su complejidad y a lo delicadas de las manos que cualquier mujer poseería. Mis manos son suaves y delicadas, las de otras mujeres también lo serían. Es más creíble que haya sido un hombre.
Paro de crear teorías conspirativas cuando mi cabeza comienza a doler.
Me recuesto sobre las sábanas color crema de mi cama en total desastre; mirando hacia el techo, inconsciente del tiempo que pasa mientras mis pensamientos se apoderan de mí; sin prestarle atención a mis parpados que lentamente se van cerrando hasta volverme a encontrar con esa oscuridad infinita que no me deja en paz.
Abro los ojos repentinamente, por más que quiera no logro conciliar el sueño, aunque ya es muy tarde para dormir, el sol comienza a asomar por mi ventana sin cortinas. Maldigo mi vida existencial al ver esa cara amarilla elevarse por entre los árboles que se logran observar a lejanía. Aparto la vista de mi ventana, dando vuelta a mi cabeza para que la luz proveniente de ésta no moleste mis ojos. Paseo mi vista por mi organizada habitación.
Nada más que una vieja repisa con viejos y polvorientos libros esperando envejecer aún más, un computador al lado de la molesta ventana, una mesa de trabajo con la luz nocturna encendida y una mesa de noche con dos gavetas con nada en su interior.
Por alguna razón que no logro entender, me encamino hacia la pequeña repisa con algunos libros sobre ella, abro uno de ellos sin fijarme siquiera en el título de éste; simplemente lo abro sin interés por detenerme a observar las palabras sin sentido escritas en él. Ojeo el libro lentamente hasta que se detiene en una de las páginas. Un trozo de papel se encontraba sumergido entre miles de palabras y signos de puntuación incomprensibles.
Tomé la nota entre mis dedos e hice a un lado el libro de cubierta roja, echándolo sobre mi cama, un poco desordenada.
«No molestes» era lo único escrita en ella con un marcador de punta gruesa, la letra era suave y cursiva. ¿Eso lo había escrito yo? Di vuelta al trozo de papel para asegurarme que no hubiera nada más escrito por detrás. «Para ti, S... » No terminé de leerla, cuando nuevamente le di vuela y la rompí a la mitad y dejé caer al suelo como dos plumas siendo lentamente atraídas hacia el suelo gracias a la gravedad.
Me aburrí, no tengo sueño y aún si lo tuviera la oscuridad y el insomnio no me lo permitiría; así que mejor decidí salir a pasear un poco. Tal vez caminar me ayudaría a despejar mi mente.
Como ya era costumbre, observaba mi entorno buscando nuevas cosas para disfrutar de su belleza, eso era lo único que realmente me relajaba y traía paz. No conozco una mejor manera de hacerlo.
Pero no lograba concentrarme, algo estaba mal conmigo; y ésta vez no se trataba de mi curiosidad o de mi mala cabeza, solo que todavía no lo sabía. Veía a las personas pasar, pero nada en ellas llamaba mi atención, luego mi vista viajaba hasta mis pies, que se movían en un vaivén: adelante y hacia atrás. No sé qué me está pasando.
Un llanto. ¿De dónde provendrá?
«No, ahora no tengo tiempo para para ti». Pienso luego de debatirlo y notar que nuevamente era él quien quería molestarme.
Sin prestar atención, sigo con mi paseo. Alzo la vista para ver hacia al frente y concentrarme en lo que me rodea; debo despejar mi mente.
Camino a través de las calles, buscando algún tema en el cual pueda pensar, ya que por alguna razón mi cabeza no quiere funcionar correctamente; conversar conmigo tal vez ayude, ¿la escuela?, asquerosa como siempre, sin nada qué hacer; aún estamos a mitad de año y la verdad no me preocupo por las notas... ¿Familia?, ellos no me interesan, pasemos de tema. ¿Amigos?, ¡acaso hacen falta?, no los necesito... ¿Traumas?, ¿memorias?, ¿incomodidades?, están siendo muy molestos, ya basta...
Mis pies caminan lentamente a través de las losas de piedra puestas ingeniosamente sobre el cemento dándole por nombre acera, sin saber dónde pisar, se tambalean no muy notoriamente como para llamar la atención de las pocas personas que circulaban la zona, pero podía notar como este movimiento me comenzaba a marear; hasta ver como mi alrededor daba vuelvas ligeramente.
Poco a poco fui recuperando el equilibrio, sin embargo pequeñas gotas quedaron impregnadas sobre mis ojos, supongo que debido al mareo y repentino dolor de cabeza que me sucumbió sin demora.
Paseando sin un rumbo acertado, me encaminé a un barrio muy lindo y pintoresco con baldosas naranjas en los techos y muy bien decorados sus jardines con diversas flores y plantas a las afueras de las pequeñas casitas pintadas de un amarillo, el cual combinaba perfectamente con el brillante color naranja de sus techos. Algunos coches se encontraban aparcados en sus cocheras u otros en frente de las casas... Nunca había caminado por esta parte del barrio, me parece extraño nunca haber oído de ella; puesto que son tan lindas que imagino deben costar una fortuna.
Sigo mi recorrido, y logro percibir una casa un poco diferente...
Gris. Recuerdo esa tonalidad grisácea.
—No, no puede ser... No es posible —tartamudeo al recordar pequeños fragmentos de la noche anterior que antes mi mente había decidido eliminar.
En mi cabeza podía ver el antes y el después de aquella zona que mi cabeza había deformado, esa que solo había presenciado hace tan solo unas horas atrás, ahora en vez de parecer una zona totalmente desierta podían verse caminar personas aquí y allá.
Por un momento pude recordar lo que encontré dentro de aquella casa de color gris, también lo sucedido instantes antes de abrir por completo la puerta del baño: "no te atrevas", recordaba perfectamente esas palabras dichas por esa voz que sonaba detrás de la puerta.
¿Su voz?... no la recuerdo. Es como si estuviese viendo una película en holandés subtitulada al español, y estuviese más al tanto de la traducción subtitulada que del actor de voz en sí. Así de simple; un poco confuso ¿verdad?
Da igual. Seguí caminando sin acercarme a la casa.
Me dirigí nuevamente hacia mi departamento e intentar calmarme un poco.
El joven exhausto debido al a temporada de exámenes, la cual le había dejado completamente abatido, y después de un terrible día de clases, por fin podría volver a casa y cuidar de su linda hermanita quien hace ya bastante tiempo permanecía postrada en cama, lo suficientemente débil como para no poder hacer la mayor cantidad de cosas en el hogar; por lo que su hermano mayor se ocupaba de ello.
Mientras él buscaba las llaves pudo percibir un olor nauseabundo en el ambiente. Carne podrida, tal vez.
Aquello alertó al adolescente de sobremanera haciéndole difícil insertar debidamente la llave en su ranura. Cuando pudo abrir de forma correcta la puerta de la entrada, ya todo habría estado perdido...
Todas sus pertenencias como muebles, repisas, libros e incluso el refrigerador se encontraba volcado. Preocupación e ira recorrían las venas del muchacho, junto a su sangre hirviendo.
Leves sollozos se escuchaban proviniendo de la recamara de su hermana. Rápidamente de dirigió hasta su cuarto, velando por la seguridad de la pequeña.
Al llegar no pudo observarla donde normalmente se encontraba: su cama. Los lloriqueos provenían de almario; probablemente se ha ya escondido allí para ocultarse de los maleantes. Sin esperar un segundo más, se aproximó hacia aquel lugar y tan pronto como corrió la puerta a un lado; un hombre visiblemente mayor, quien le doblaba en tamaño y fuerza se vino contra el joven apuñalándolo gravemente en el estómago.
El hombre salió huyendo mientras el chico quedó tendido sobre el piso, que lentamente se manchaba con el líquido rojo que brotaba de la herida del adolescente; éste intentaba pedir ayuda con sus últimas fuerzas antes de que su visión se tornara de un color negro intenso.
Hola, perdonen la demora, sé que tarde... pero tengo un pequeño problema con escribir capítulos rápido, pues yo me planteo lo pe pasará y me cuesta organizar los sucesos... Espero que les haya gustado, si fue así puedes darle a la estrellita.
Comenta tu parte favorita y por qué lo fue...
Nos leemos en el siguiente capítulo.
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