Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

⚜ 01: Acceso a lo desconocido ⚜

La tarde se hacía fría, pronto oscurecería y todos iríamos de regreso a casa. Exen se mostraba sin ningún síntoma de poseer emociones, posiblemente no las tuviera; pero eso ya no importaba, o tal vez debería decir: eso a nadie le importaba. Solía estar sólo, nadie era su amigo, él era invisible...

Pronto tocaría la campana, sin embargo los alumnos no presentaban alivio o alegría, todos eran unos sacos de ignorancia hacia el mundo exterior, cada uno de ellos sin expresión en su rostro; y Exen no era la excepción. Se encontraba al final del aula, en una de las esquinas del lugar, oscura y fría, ¿qué más podría desear?, para él así estaba bien. Siendo invisible e ignorado por todos, la verdad no podía pedir mucho.

Entre sus manos se encontraba un libro no tan viejo, No soy un serial killer, podía leerse en la portada de aquel libro, pero aun así un poco gastado. Una cosa en particular que lo diferenciaba del resto de sus compañeros podía ser que la mayoría de aquellos ineptos, como solía llamarlos, solían ingerir sus codiciadas drogas y demás alcoholes, o simplemente vagar a través del Internet, muchos otros buscaban ligarse a las chicas, muy lindas por cierto, pero ninguna con la cabeza puesta en sus carriles con totalidad, muchas de ellas huecas y superficiales, por no decirles "plásticas".

Los últimos días Exen estuvo actuando algo fuera de lo habitual, demasiado misterioso para mi gusto. Por favor, no pregunten por qué vigilo tanto al chico, yo solo les relato lo que veo, y en este momento no hay nada más interesante que inspeccionar las anormalidades de Exen.

La noche cayó, con eso la campana por fin dio su toque anunciando que era la hora de volver a casa, observé como cada uno de los estudiantes tomaban sus bolsos y salían del aula; quedando al último el chico cuyo cabello es tan oscuro y negro como el gato de una bruja. Con un paso más lento que el de los demás tomó su mochila y la colgó en uno de sus hombros, al caminar me observó por encima del hombro sin darme mucha importancia.

Ése chico de cabellos negros siguió su camino, de seguro iba directo a su casa sin hacer alguna parada por el camino, puesto que, como era evidente no tenía amigos con quien hacerlo, y dudo por mucho que decidiera salir en una cita para una persona, ya que por obvias razones sería raro.

Yo también me dispuse a salir del aula; mi vista se posó en unos ojos de un color tan oscuro como el azabache, y tanto fulgor como el de las estrellas. Era Exen quien me observaba de forma fría y como ya era de costumbre: sin emoción. No articuló palabra alguna, sólo sostuvo su mirada en mi persona hasta desaparecer de su vista.

La noche cada vez más oscura y profunda se hace presente, la niebla se dispersa por las calles, las cuales son alumbradas por pequeños farolillos que dan algo de vida a esa vía en completa penumbra. Las personas caminan a un paso apresurado debido a que muy pronto una tormenta se acercaría; en lo personal, no me disgusta la lluvia, por lo que seguí caminando a mi paso natural, sin ir más lento o rápido, sólo caminaba a mi ritmo.

El recorrido se me ha hecho lo bastante entretenido; veo pasar varios gatos callejeros que se alejan con mi presencia —típico en los felinos poco acostumbrados a los humanos—, también logro observar las flores puestas a un lado del camino, es fascinante lo que puedes llegar a ver en las calles con un poco de atención.

Poco a poco las gotas de lluvia van cayendo sobre mi rostro, pude sentir lo fría de ésta, en verdad no me disgustaba para nada la lluvia.

Me pregunto si a Exen le agradará la lluvia... He notado que últimamente, no actúa normal, de alguna manera eso logra preocuparme, no quisiera que las cosas se salieran de control y acabaran mal.

En cuanto a mí, lo único que hecho durante estos días ha sido observar a Exen; no me quejo, la vida de los demás puede llegar a ser tan interesante como una película que nada tiene que ver con la realidad en que vivimos, llena de misterios que desvelar; que pronto desvelaré.

Continúo con mi lista de elementos atractivos; al caminar cerca de un parque poso mi vista sobre éste. Un sonido abrupto se oye a la lejanía, esto ocasiona que los cuervos emprendan su vuelo hasta quién sabe dónde.

Mi curiosidad pronto gana la batalla en mi cabeza contra mi sentido de la seguridad, pero no puedo dejar pasar la oportunidad de encontrarme con lo desconocido. Mis pies comienzan una carrera entre ellos mismos, buscando alcanzar una velocidad conveniente.

Cruzo la pequeña vía que me separa del parque, lugar de donde se produjo el enérgico sonido; en mi trote casi caigo debido a las insignificantes curvas que se atravesaban en mi camino, pero que de una forma u otra debía realizar para poder encontrarme con aquello que haya producido el fuerte y sonoro pero pequeño estallido. La lluvia seguía dispersándose a través de la ciudad, cayendo sobre mi cabello.

Ralentizo mi paso al escuchar crujidos a mi alrededor; mi corazón se encuentra acelerado, pronto saldrá de mi pecho rompiendo mis costillas; puedo sentirlo, pero ya no hay vuelta atrás, lo que sea que venga por mí, estoy a su disposición.

Entre fuerte viento, el crujir de las hojas dispersas sobre el suelo del bulevar y mi corazón en un punto inestable debido a su repentina aceleración; pude percibir unos leves susurros. Éstos me pedían apaciblemente que los acompañara.

¿Acompañar?, ¿acompañar a dónde? No son más que simples distractores de mi objetivo actual...

Con mi pulso sanguíneo en total descontrol, sin saber qué decisión tomar opté por la que me aseguraría un lugar con reservación VIP a mi tumba, me atreví a ir por lo desconocido, por aquello que era invisible.

Las voces rieron y vociferaron con alegría, cada vez las sentía más y más cerca de mi oído, hasta el punto de producirme escalofríos.

Mi vista también jugaba un papel importante, al igual que todo el resto de mi ser estaban confusos, mis parpados se sentían cansados, mi sentido de la visión casi al instante se volvió borrosa. No lograba observar con nitidez hacia dónde me dirigía, lo único que lograba contemplar con un poco de acierto era el negro absoluto que cubría mi entorno. Mis pies también se movían de forma inconsciente.

Sin saber con seguridad hacia donde me dirigía, guiando a mis pies unos leves susurros que podían o no estar ahí.

Mi visión se ha ido acoplando a mi nuevo ambiente, hasta lograr captar de forma clara lo que me rodea.

Risas, quejidos, varios gemidos, era lo poco que mis oídos alcanzaban a atender.

Paseé mí vista por el lugar, me encontraba en algo parecido a algún callejón, era bastante amplio, pero la oscuridad del lugar me impedía observar más allá de la palma de mi mano; divisar mi silueta se volvía una tarea difícil dentro de ese lugar.

Seguí caminando por el pasadizo guiándome a través del tacto sobre las polvorientas paredes de ese asqueroso lugar; continué así hasta golpear mi cabeza con lo que parecía ser un alambre de metal, era una valla que acortaba mi paso, al otro lado de esta se distinguían faroles titilantes.

—¡Que alivio!, la civilización... —balbuceé con alivio al ser capaz de recuperarme de ésta engorrosa situación.

Mi voz pareció alertar a lo que sea que esté detrás mío, mi pecho ardía, mi corazón no paraba de palpitar a la velocidad del sonido. Algo se encontraba a mis espaldas, me aterraba torcer mi cuerpo y observar aquello que se encaminaba lentamente hacia mí, sin embargo me dispuse a enfrentarlo.

Me volví e intenté observar aquello que se escondía entre las sombras, mas caí en cuenta de que mi cerebro volvía a jugárselas y me estaba haciendo tener una mala pasada al notar que allí no había nada, nuevamente mis sentidos habían decidido escuchar a mí cerebro y jugar conmigo.

Ya no lo soporto, la situación me ha hecho trizas, ahora sólo deseo descansar de éstos múltiples engaños dirigidos por mi cabeza.

Sin dar importancia mayor a lo ocurrido, me di vuelta e intente salir de aquel callejón oscuro y sin vida.

Mis manos trastabillaron en un intento de encontrar alguna salida. Tocando las barras metálicas —mojadas debido a la reciente precipitación—, pude percibir un pequeño agujero, el cual fui agrandando con mis manos halando de los minúsculos barrotes, hasta que fui capaz de acceder por en medio de ellos.

Detrás de las rejillas observé varias casitas muy bien organizadas, todas de un color amarillo opaco, que debajo de aquellos faroles titilantes obtenían un aspecto tétrico, ¿hacia dónde me habían traído mis pies traicionados por mi cerebro?, ¿quién producía esas vocecillas burlonas? No podía saberlo con seguridad...

Bajo la luz de la luna y el resplandor titilante de los faroles corrí buscando alguna escapatoria de aquel lugar del cual nunca había oído hablar, ése pueblecillo era como uno de esos barcos fantasma de la mitología, si buscase un mapa en ése mismo instante de seguro no aparecería, ya que dudo que alguien conozca de su existencia. En el interior de las casas ni siquiera parecía que hubiera rastro de algún ser vivo, más que plantas y otros insectos.

Huí en dirección hacia la derecha, pensando en que ahí tal vez hubiera una posible escapatoria, puesto a que me negaba regresar por donde había venido, —además de no saber el camino, ya que mis ojos y el resto de mi cuerpo se encontraba en una especie de trance y se negaba a responderme—.

Al pasar por aquella fila de casas 'abandonadas', pude distinguir una inusualmente diferente a las demás. Paré de correr de manera brusca, provocando que mis talones dolieran, me acerqué con un paso lento hacia aquello que atrajo mi atención. Ésta estaba pintada de un color gris, también opaco, que gracias de igual forma a la oscuridad del lugar, se observaba de un color similar al verde moho, y al igual que las otras casas: tétrico.

Las ventanas, todas rotas; dejando únicamente los bordes de los marcos con pequeños vidrios aun colgando de estos. El techo parecía no ser muy resistente, ya que pronto colapsaría, la reciente lluvia había mojado gran parte de las paredes y un poco del interior, dándole un color más fuerte al que se encontraba de fondo.

Sé que tengo un problema, sé que mi cordura y razonamiento posiblemente estén mal, pero nunca puedo evitar que mi curiosidad me gane, ella en mi cabeza siempre tendrá la razón.

Mis pies decidieron avanzar alrededor de la distinguida casa de color gris moho. Inspeccioné la parte exterior de la misma y observé hendiduras en el cemento un poco inusuales, del otro lado de la casa -justo al lado de una de las ventanas rotas-, pude notar un pequeño agujero, que según mi criterio había sido realizado por la bala una pistola 92 FS, pero la bala fue retirada del hoyo, era muy posible que el disparo haya sido realizado desde una distancia de 64 metros aproximadamente, puesto que el agujero no es muy profundo.

Seguí revisando los rincones de la casa, detrás también se encontraba uno de esos agujeros, pero este sí atravesaba la pared. No soporté un segundo más y me dirigí hasta el frente de la casa, y de una patada abrí la puerta oxidada que aseguraba la pequeña casita; al patearla tornillos, tuercas y las bisagras de la puerta salieron volando por el fuerte impacto contra mi pie.

La puerta de madera cayó bajo de mis pies; seguí moviéndome hasta revisar cada una de las habitaciones, dentro de la pequeña casita solo podían verse vidrios rotos, varias plantas que se habían colado por alguna grieta, hasta extenderse por el lugar. Las paredes también agrietadas y mohosas.

Ingresé a una de las habitaciones; allí no había nada, solo una ventana, y en una de las esquinas del cuarto una bala, oxidada y sucia. La observé durante un período extendido de tiempo, más del que debería, la noté con varios raspones y rasguños por debajo de la suciedad y el óxido. Sin haber nada más interesante, salí de la pieza y seguí por el pasillo que contenía las demás habitaciones.

En la segunda no se encontraban ventanas, sin embargo un pedazo de tela de color rojo rasguñado y mal cortado estaba en el suelo de éste, justo al fondo; parecía ser una cortina.

«Que extraño...». Pensé.

En ese preciso momento, escuché un golpe con eco proveniente de la habitación continua.

Me acerqué hacia la perilla de la puerta, la cual antes se pintaba de un color dorado, pero ahora lo adornaban pequeñas manchas de óxido en sus alrededores. Mi pulso se sentía tembloroso, no sabía qué encontraría detrás de la puerta.

—Cállate, cállate, cállate... —escucho susurros casi imperceptibles, también con eco; lo que me hace pensar que tal vez sea el baño.

Mi mano se posó sobre la perilla mientras que mis sentidos se volvían más agudos, debido al notable miedo. Mis dedos llenos de nerviosismo e intriga, lentamente fueron girando el pomo oxidado de la puerta de baño. No me hago esperar más, y rápidamente lo giro por completo y empujo la puerta hacia adelante con fuerza;con mis ojos cerrados, justo en ese momento oigo:

—¡No te atrevas! —pero ya era muy tarde...

Estoy muy contenta con lo que he logrado, gracias por haber continuado con la historia... Ya sin tanto parloteo, muchos besos a todos, espero que sigan la historia, juro que se pondrá más interesante.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro