Capítulo XXVIII. Música de tu voz
La familiar sensación de tener los tobillos atados, hasta los labios sellados, le hizo maldecir su existencia. Odiaba fracasar una y otra vez, y terminar siempre como prisionero. Daba igual si se trataba de un titán loco o de un hechicero de Midgard. Debió intuir su desenlace antes de seguir avanzando. Ingenuamente confiaba en sus planes, en su ingenio y en su fortuna, que una vez más le demostraba que estaba hecho para fracasar.
Si tan solo pudiera hablar, intentaría convencer al humano de que lo liberara, quizá hasta probaría a seducirlo. Total, con tal de salir de ahí, no le importaba si debía utilizar aquellos viejos trucos que más de una vez le sacaron de apuros. Pero Strange meditando a su lado, no parecía dispuesto a mantener una charla con él. Debía aplaudir su buen instinto de supervivencia. Con su lengua era capaz de persuadirlo, de atraerlo y cautivarlo.
Siempre funcionaba.
Ya sea cambiando de apariencia o manteniéndola. Hasta los más duros caían a sus pies. Incluido Thor, aun creyendo que eran hermanos. Aunque no se atrevería a considerar una victoria lo que vivió con él, ya que terminó enredado en su propio juego. Siendo prisionero de sus propias mentiras, de un encanto que Thor le hizo anhelar posible.
Como siguiendo el hilo de sus pensamientos una tormenta azotó aquella tierra. Porque para Loki la lluvia, el viento y los relámpagos, solo podían significar una cosa.
Buscó en su interior una chispa, un atisbo de energía, pero no encontró más que oscuridad. Necesitaba escapar de Thor, para que continuara creyendo que estaba muerto y no interfiriera en su camino.
Por el rabillo del ojo vislumbró el cielo iluminándose producto de nubes cargadas de electricidad estática, y antes de estar mentalmente preparado. Thor apareció en la habitación.
Podía imaginar su expresión furiosa por engañarlo, hasta seguro, por interrumpir una de las escasas reuniones que mantenía con Jane Foster. Casi hasta podía percibir el metal rodeando sus muñecas y labios al intentar llevarlo, una vez más, prisionero a Asgard.
En verdad deseaba perder la experiencia y quedar profundamente dormido.
—¿Loki? —murmuró estupefacto al verle tendido en el suelo.
Enseguida Strange se interpuso ganando una mirada amenazante de Odinson.
—Necesito saber por qué está aquí —dijo ignorando el peligro que suponía el adverso.
—¡¿Quién eres tú?! —Rugió dando grandes zancadas hasta quedar frente a él, con Mjolnir en su diestra.
—Protector Místico de la Tierra, por lo tanto, tu hermano representa un riesgo que no toleraré —respondió sin inmutarse por la cercanía.
Sin apartar la vista de Stephen comenzó a armar las piezas en su cabeza, antes de hacer otro movimiento.
—¿Cómo es que está aquí? —Se atrevió a cuestionar.
Por lo que alcanzó a distinguir, Loki parecía inconsciente, pero no lucía como la última vez que lo vio en Svartalfheim.
—Es lo mismo que yo deseo saber —replicó esbozando una sonrisa superficial.
—Me encargaré de él —anunció haciendo amago de rodearlo para ir por el hechicero, mas Strange volvió a ser un obstáculo en su intención.
—¿Cómo estaré seguro de que no regresará otra vez?, ¿cómo me puedes asegurar que lo tendrás bajo control? —Insistió y por su postura, era obvio que no lo dejaría tranquilo hasta ganar su confianza.
Sin embargo, Thor no tenía humor para convencerlo, ni para ser prudente. Mucho menos para actuar fuerte. Loki estaba a menos de dos metros de él, estaba ahí cuando había creído que lo había perdido.
Quizá el guardián lo percibió, porque la tercera vez que lo intentó, ya no interfirió en su acción. Le vio caer de rodillas al suelo, tomar el rostro pálido del hechicero con tanto cuidado como si al solo tacto pudiese lastimarlo.
—¿Qué le sucede? —preguntó tras comprobar su respiración, tras convencerse que el suave subir y bajar del pecho de Loki no era producto de su imaginación.
—Está bajo mi control, no se moverá, ni podrá hablar a menos que así lo deseé —explicó observando la escena desde un punto neutro.
—¡Entonces libéralo! —ordenó perdiendo la paciencia, no soportaba verle así.
Necesitaba que abriera aquellos ojos esmeraldas que representaban su naturaleza misma. Escuchar su voz, ya le daba igual si sonaba mordaz o irritada, si comenzaba a burlarse de él o si se molestaba por haber sido atrapado en una de sus travesuras —una que no había sido nada graciosa y esperaba jamás volviera a intentar—, hasta daría la mitad de su alma por oír su risa llena de vida, una que no supo cuidar. Porque jamás dejaría de sentirse culpable.
Si fuese capaz de regresar en el tiempo, lo habría sostenido de la mano, sin importar si caía junto a él. Para así evitar que se convirtiera en aquel que amenazó a Midgard y perdió la cordura en el transcurso. Así jamás habría sido un prisionero en su propio hogar. Tal vez juntos habrían podido proteger a Frigga. Mas entendía que no era posible, que lo único que podía hacer en ese instante era sostener su mano y no volver a soltarlo.
—Llévalo de regreso a dónde pertenece, entonces desharé el hechizo antes de que lleguen —dictaminó con expresión serena.
Podía percibir magia en Thor, una que no debía estar allí. La idea de que Loki estaba tras ello le hizo considerar intervenir, pero quizá podría estar equivocado.
—¡Libéralo ahora! —gruñó perdiendo la razón, ofreciéndole una mirada empapada de ira y desesperación.
Reaccionó retrocediendo y listo para romper el hechizo que parecía absorber sus recuerdos. Desconocía qué tipos de memorias suprimía aquella magia que parecía oscilar, como una flama a punto de extinguirse. Era cuestión de tiempo para que lo hiciera, así que antes de que Thor se pusiera de pie y volviera a amenazarlo con Mjolnir, estiró en el aire las manos y manipulando la misma energía que manaba del æsir, rompió los sellos que lo contenían.
Fue como caminar en un laberinto, que por partes ya estaba destruido, y sin esfuerzo encontró su destino. Fue como sujetar un objeto ligero incapaz de absorber calor, y con la punta de sus dedos ejerciendo un poco de fuerza, logró destruirlo haciéndolo añicos.
La expresión desconcertada de Thor, al verle hacer algo a sus ojos invisibles, se transformó por completo. Perdió de golpe toda emoción.
Asustado comenzó a creer que había fallado, que tal vez por error tocó un punto en su mente que le borró por completo la memoria, pero al verle caer en sus propios talones (aún seguía de rodillas), y un gesto brotar de la comisura de sus labios, percibió que tuvo éxito en liberarlo.
Llevándose las manos a la cabeza la apretó como si le doliera. La secuencia de eventos, uno tras otro, en orden —pero sin darle tiempo a procesarlo—, le atacó sin consideración. En cuestión de segundos lo que por años había olvidado regresó para cambiar su presente.
De alguna forma la revelación en lugar de enloquecerlo, le quitó un peso de encima.
Como si todo comenzara a tener sentido, como si el estar ahí, con aquel humano que parecía poderoso y entenderlo mejor que nadie, no fuese simple coincidencia.
Como si Loki los hubiese arrastrado hasta ahí. Entonces al girar para observar al menor, a aquel que una vez besó, que se fue colando sin esfuerzo por su corazón, que aunque desde antes ya lo amaba, ese amor se expandió y traspasó a nuevas fronteras, a nuevas emociones, a nuevas sensaciones; aquel que le demostró que en su regazo encajaba a la perfección, entre sus brazos y entre sus delgados muslos.
La forma en que esta vez le contempló fue completamente distinta, el conocimiento de que lo había perdido por dos ocasiones dolió mucho más. Torturándole al punto que sin importar la presencia de Strange, ignorándola incluso, se inclinó sobre Loki y fundió sus bocas en una sola.
Lo tomó por el cuello, con sus pulgares rozando sus orejas y atrayéndolo hasta su rostro. El hechicero en ese instante abrió los ojos sorprendido por su acción, y antes de que la locura de tenerlo unido a sus labios le invadiera, el amor y el deseo que le transmitió con aquel íntimo contacto, fue diluyendo cualquier otra reacción hasta que su mente quedó en blanco.
Sí, ahí pertenecía.
Ni Asgard, ni Jotunheim, ni ningún otro mundo de Yggdrasil le podría hacer sentir así, como si su búsqueda insaciable no tuviera sentido, como si lo más razonable fuera dejar de moverse y quedarse ahí, con Thor.
La chispa que antes buscó de repente brotó. Expulsó una onda de magia de su cuerpo que le liberó del hechizo de Strange. Con toda la fuerza de voluntad que poseía empujó a Thor para alejarlo y se negó a observar su rostro.
Cuando Thanos a base de un artefacto le obligó a rememorar lo que experimentó con Thor, creyó que lo mejor era prepararse. Su mente no le pertenecía del todo, de ser así en ese momento no estaría dudando entre quedarse y escapar.
Por ello había entrenado una parte de sí, para en automático rechazarlo, y darle oportunidad para poner distancia. Tuvo tiempo para imaginar todos los escenarios posibles, y en ninguno pensó que Thor lo besaría. Debía estar enterado que Odín no lo aprobaba, que les borró la memoria y lo mandó lejos para evitar que volviera a ocurrir. Que nunca intentó salvarlo. Una vez que se enteró que era un gigante de hielo, ya no planeaba fingir que lo amaba como a un hijo.
Quería gritarle a Odinson si estaba de acuerdo, consciente que el Padre de Todos los exiliaría de Asgard, que ahora tenía a Jane y que si lo elegía a él, no tendrían un final agradable.
—Quédate quieto o no me importará lastimarte —interrumpió Stephen al notar que consiguió escapar de su control.
—No interfieras, humano —expulsó el æsir recuperándose con rapidez.
Strange lo inspeccionó minuciosamente, pero no parecía estar bajo otro hechizo. No entendía lo que ocurría entre ellos, y sabía no le concernía, tan solo deseaba que ambos se marcharan cuanto antes.
—Thor, era mejor cuando creías que estaba muerto ¿cierto? —dijo sin atreverse a mirarlo directamente.
Lo que sea que pasara por la mente del que una vez consideró su hermano, no necesitaba saberlo. No le servía.
Sin embargo, esperaba que lo odiara. Podía lidiar con ese sentimiento con facilidad.
—No tienes idea de lo que sentí, y de lo que ahora siento —respondió sin dar crédito a sus palabras. ¿Cómo podía jugar de esa forma?
—¿Alivio? Lo sé, represento en ti todo lo negativo, por poco te hago desertar de tu amado Asgard, por poco te convierto en un fugitivo y en un traidor... ¿Quieres intentar matarme con tus propias manos? —lo provocó sin fuerzas, anhelando su enfado, aquel que era fácil de despertar en él.
Si Loki no existiera no estaría sintiendo todos aquellos remordimientos, seguiría limpio e ignorante, sin Loki, quizá estaría en ese instante protegiendo a los suyos. Pero sin Loki no habría conocido lo que era caer al vacío y salir ileso, hundirse y no ahogarse, sin Loki no estaría experimentando aquellas terribles ganas de vivir, de seguir adelante, expectante por lo que le deparaba el destino, por perderse en su aroma y en la música de su voz.
Antes de soltar algo más, lo tomó de la mano, y aunque intentó desprenderse de su agarre, entrelazó sus dedos con firmeza.
—No podría hacerte daño... Eres mi...
¿Hermano? La palabra pugnó por salir de sus labios, aquella había sido siempre la respuesta.
—Deberías elegir bien lo que dirás —le alentó tragándose el rencor, exponiendo solo indiferencia.
—Loki, eres tú —sin soltarlo se puso de pie.
—¿Planeas regresar a Asgard? —Recriminó con cierta incredulidad—. Odín notará que te deshiciste de su magia.
Por primera vez observó a Strange sin una amenaza impresa en su gesto.
—Sé que no nos quieres aquí, entonces puedes expulsarnos —propuso sujetando contra su costado a Loki, que no creyó que fuese capaz de sugerir aquello.
—Mi alcance no es tan amplio, ¿dónde planeas que los lleve? —respondió enarcando una ceja.
—Donde sea está bien —concluyó sin miedo.
Strange suspiró con cansancio, abrió un portal y los lanzó.
N/A: Parece que va rápido, pero no va rápido xD
Mil gracias por leer, lamento los capítulos cortos, pero es que no sé qué me pasa...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro