Capítulo 6
El castaño se dirigía a toda prisa hacia la mansión del amante de morado. A aquella isla flotante encima del borde del mar.
Se había decidido en hacer caso a lo que su corazón decía.
Por el camino, tuvo que enfrentarse a varios mobs que sólo lo perturbaron y fastidiaron más.
Con algo de dificultad pudo entrar por las puertas bajas de la isla. No entendía cómo es que a esa hora de la mañana ya habían tantos mobs pululando por los alrededores. Cuándo salió de casa no vio a casi ninguno. No entendía cuándo había cambiado la cosa.
En teoría, el albino era el que se encargaba de la seguridad del pueblo, pero ahora que no estaba, seguramente se habría abierto alguna brecha.
Tendría que ir al ayuntamiento para avisar de esto y también a Vegetta, incluido a lo que iba principalmente.
Demasiadas cosas de las que ocuparse.
Subió las escaleras a paso rápido y cuando llegó a la cima, tocó con algo de desespero la puerta de piedra de la entrada. No sé oyó nada al otro lado que indicara que el azabache estuviese viniendo a abrirle o se hubiese dado cuenta de que estaban tocando su puerta.
Dos minutos después, minutos que fueron eternos para Luzu, la puerta se abrió dejando ver a Vegetta con cara de pocos amigos.
Al parecer estuvo durmiendo.
Antes de que pudiese decir algo, el castaño comenzó a hablar con rapidez, explicándole cómo podía lo que supo recientemente.
— Wilfred no está, según ha dicho el hombre al que ha dejado su casa a cargo, se ha ido, pero no sabe a dónde. Tenemos que ir a cerciorarnos de que él está bien y no le haya pasado nada malo. Convoca una reunión con los demás, vamos, rápido.— soltó Luzu atropelladamente, para comenzar a darse la vuelta directo a su casa a toda prisa.
Pero antes de que pudiera irse, el azabache, al cuál le dio la espalda, lo detuvo cogiendo su brazo fuertemente y dándole la vuelta para que lo mirara a los ojos.
Una vez se miraron por unos segundos, Vegetta se lo llevó dentro de la mansión y le obligó a sentarse en un sofá grande en la sala de estar.
El azabache se sentó en un sofá individual mirando hacia el más mayor para, por primera vez, hablar.
— Antes que nada, cálmate un poco —Luzu sólo pestañeo varias veces.— No he entendido nada de lo que has dicho. Tranquilízate y explícamelo más despacio —le dijo en tono sereno intentado calmarlo.
Luzu simplemente soltó el aire que había estado reteniendo. Vegetta se levantó para ir a la cocina a por un vaso de agua.
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Después de que el castaño se tranquilizara y explicara lo que le contó aquel hombre, el de ojos violeta sólo se puso a pensar en aquello con la mirada perdida.
Mientras tanto, el de capucha pensó que tal vez se había precipitado al pensar que pudo haberle pasado algo al de boina. Tal vez simplemente estuviera terminando las misiones atrasadas que tenía y realmente no era nada. Tal vez no pasaba nada, cómo su mente le había dicho. Tal vez él estaba bien...
Unos minutos después de meditarlo, Vegetta miró al mayor con seriedad adquirida y se dispuso a hablar nuevamente.
— Estás exagerando, Luzu. Guillermo seguramente fue a acabar las misiones que tiene pendientes.— ante lo dicho, el oji rojo lo miró con cara de sorpresa por lo que había dicho, además de la actitud serena que mostraba con la información que acababa de darle. Que no era poca ni fácil de digerir.
El de ojos morado simplemente asintió con la cabeza. Al parecer este también estaba al tanto de las misiones inacabadas, y seguramente si este lo sabía, Merlon también.
Ver a Vegetta tan seguro de si mismo hizo que cambiara de pensar. Lo que dijo este era verdad, seguramente y muy probablemente el rubio estaría acabando sus misiones y tardaría varias semanas en volver. Por eso dejó a cargo su casa a alguien del pueblo.
Es cierto, quizás había exagerado demasiado. Aunque eso no resuelve que no haya dicho nada acerca de su partida. Pero no era la primera que Willy no decía nada de a dónde iba cuando se iba repentinamente. Todos lo sabían.
Además, ese aldeano en concreto que Willy dejó a cargo de su morada, era alguien con quien frecuentaba bastante este último. Él mismo los había visto conversar en alguna ocasión en el que pasaba por el pueblo.
Luzu iba a levantarse pues ya le había contado la situación a Vegetta, pero recordó el tema de la seguridad.
— Vegetta —el mencionado alzó la cabeza y lo miró.— Willy no va a volver hasta dentro de unas semanas, por lo menos, así que alguien debe encargarse de la seguridad del pueblo. Hoy he visto más mobs de lo normal.—hizo una pausa— Haré una ronda al pueblo mientras te ocupas de ello.—y con eso dicho, el de capucha se levantó y dirigió a la puerta. No se despidió.
El oji morado entrecerró los ojos por lo dicho por su amigo.
Tendría que encargarse de ese tema personalmente. No iba a encargarle una tarea tan importante a cualquier tontito. También intentaría contactar con Willy.
En otra parte
El albino se encontraba cabalgando por el camino que decidió seguir. Ya era más de medio día y necesitaba comer, no había desayunado nada.
Para matar el hambre, sacó un pequeño bocadillo que hizo horas antes. Se lo fue comiendo mientras miraba un mapa que también había sacado de su inventario.
En el mapa indicaba el camino que estaba siguiendo. Este mismo conducía a cuatro desvíos de caminos más. Pronto llegaría a ese punto, así que tenía que decidir qué camino tomar.
Lo único que quería era uno que le condujera lo más lejos posible de Karmaland, para que así ninguno de los demás, ni siquiera Vegetta, pudiese encontrarlo cuándo se diesen cuenta de que se había ido, y no para volver.
El mapa no mostraba nada más allá de las cuatro desviaciones. Sólo estaba Karmaland, sus terrenos, su límite de frontera, las cuatro desviaciones, y poco más.
Tendría que ir con cuidado si no quería encontrarse con mobs peligrosos, y tampoco con humanos/híbridos. No sabía cómo eran estos fuera de Karmaland. No sabía si eran más peligrosos o amigables, así que debía ir con precaución y poner toda su atención y concentración a su alrededor.
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15:13 de la tarde
Habían pasado más de un par de horas, así que estaba exhausto, y más lo estaba su caballo.
Por fin había llegado al punto de los cuatro desvíos, o cómo los llamaba la gente: "Las cuatro ramas del árbol".
¿Por qué lo llamaban así? Por la forma de "árbol" que se mostraba en los mapas. Además de que se podía apreciar cuando llegabas al lugar.
Poco importaba cuál de ellos debía escoger realmente. Simplemente tenía que ser el más alejado de Karmaland.
Sin pensarlo mucho, escogió el segundo camino a su derecha. Sólo esperaba que fuese lo suficientemente alejado, ya que no tenia idea de a dónde llevaba.
Se puso en marcha a pesar de que el caballo resoplaba de cansancio.
A un kilómetro, el mapa, en diminuto, indicaba que había una pequeña choza abandonada para los viajeros cuando quisiesen descansar. Con todos los utensilios necesarios para relajarse al menos un par de días hasta que volviese aquella anciana que vivía a tres kilómetros de allí, y reponiese todo de nuevo.
¿Que cómo lo sabía? Fácil, el mapa indicaba esa pequeña información con letras bastante pequeñitas.
¿Por qué hacer algo así para desconocidos? Quien sabe porqué, se preguntaba Willy.
Fin. XD Ay, ya quería terminar este cap.
He de decir que no estoy mucho en la onda de Karmaland. Estoy más pendiente al FNAF Security Breach DLC Ruin, Sonic Prime, la peli de FNAF, y a dibujar a tope. XD Ah, y también a leer Manhwas.
Una cositas más... Estoy en otro proyecto. 7u7 Es de Sonic... Por si os interesa. Ahí lo dejo. xd
Si queréis saber más, PREGUNTARMELOOOOOOO.
Espero que disfrutéis del cap. (• ▽ •;) Bye.
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