𐄹 ˒ ꒰ 018 . .
chapter :⠀ ✿. eighteen
♥︎ 𓂃 home ⊹ . ♡ ۫ .
Alhena miró a su tutor con reproche y los brazos cruzados. Estaba muy molesta con él, más que molesta. Básicamente la había abandonado con su padre y ni siquiera había sido capaz de dar alguna explicación. El hombre miró a la niña con una sonrisa de disculpa.
—Lo entiendo, lo siento— dijo— te compraré uno de esos postres muggles que tanto te gustan como disculpa. Los que tienen muchas fresas arriba.
La rubia ablandó la mirada y asintió. Luego miró a su padre que también estaba allí y se despidió de él, prometiendo que mandaría una carta o dos. Honestamente, se sorprendería a sí misma si tan siquiera recordaba escribirle algo pero no lo dijo en voz alta.
Llegaron a la casa de su tutor y corrió a dejar sus cosas en su habitación para regresar rápidamente con Kilgarah y abrumarlo de preguntas.
—¿Dónde se supone que habías estado?
El mayor miró a la rubia fijamente con una ligera sonrisa y con una expresión de despreocupado.
—Tenía que hacer un viaje y por eso le pedí a tu padre que te llevara con él.
Alhena puso los ojos en blanco. Poco satisfecha con esa respuesta.
—Pero quiero saber a dónde fuiste.
—No te puedo decir. Tendría que matarte si lo supieras.
La chica entre cerro los ojos. Era complicado descifrar si su tutor bromeaba, por lo general nunca lo hacía. Al final suspiró y decidió que Kilgarah no le diría ni una sola palabra.
—Mis amigos me invitaron a ir con ellos al mundial de quidditch, ¿puedo ir?
El mayo analizó las facciones de Alhena. Se alegraba de que tuviera amigos. Aún recordaba a esa niña solitaria y no quería volver a verla así, no ahora que la veía brillar.
—Claro, no hay problema.
Entonces Alhena sonrió un poco y regresó a su habitación para mandarle una carta a Ron diciendo que iría con ellos al partido.
Estar en su habitación, se sintió bien. No era enorme como la que tenía en casa de su padre pero no le importaba ni un poco. Esa habitación se sentía como su verdadero hogar y siempre lo sería.
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Desde que su madre le compró ropa y la llevó a la peluquería, Alhena se había preocupado un poco más en cuidar su aspecto, aunque le daba un poco de vergüenza ya que llamar la atención le incomodaba de sobremanera.
Había cumplido los catorce y de regalo, su madre le había mandado varios vestidos y algunos conjuntos muy bonitos. Estaba afuera de la madriguera, aunque aún no amanecía y sentía mucho frío admiró la construcción. Las luces del primer piso estaban encendidas, así que se animó a acercarse y tocar un par de veces. La puerta se abrió con rapidez, dejando ver a una mujer pelirroja con una gran sonrisa.
Estrechó a la chica entre sus brazos y Alhena se quedó estática. No estaba muy acostumbrada a las muestras de afecto pero sintió una gran calidez. Una que nunca ha sentido con su propia madre.
—Tu debes de ser Alhena, yo soy Molly— dijo la mujer luego de separarse— anda, pasa. Debes estar muriendo de frío.
Alhena entró y miró todo con curiosidad. Caminó detrás de la mujer hasta la cocina y con un poco de incomodidad tomó asiento. Hermione apareció y sonrió a su amiga. También apareció Arthur Weasley y saludó a la recién llegada. Molly dejó un gran plato de comida frente a ella.
—Gracias— dijo Alhena. Moría de hambre y ver aquel plato de comida le causó cierto placer.
Algunas horas más tarde, la familia Weasley, junto a Hermione, Harry y Alhena se encontraban caminando sin rumbo aparente por el bosque. Harry y Ron se habían quedado dormidos, por lo que según el señor Weasley iban muy atrasados.
Caminaron durante veinte minutos hasta que dentro de la espesura del bosque, encontraron a un hombre. Este sonrió en cuanto vio a los recién llegados.
—¡Amos!— dijo muy contento el señor Weasley y abrazó a aquel hombre.
—Arthur, que gusto— le regresó el saludo.
—Lamento la tardanza, algunos se quedaron dormidos— dijo claramente refiriéndose a Harry y Ron— chicos, él es Amos Diggory. Trabaja conmigo en el ministerio.
Entonces, un chico cayó del cielo, de una extraña manera.
—Hola— dijo con una gran sonrisa.
—Este debe ser Cedric.
El chico y el señor Weasley estrecharon sus manos.
Alhena, Hermione y Ginny se miraron con una sonrisa. Cedric era un chico bastante atractivo y Alhena lo recordaba del año pasado pues había sido muy amable pidiendo que se cancelara el partido en que Harry había sido atacado por un dementor.
Continuaron con el camino y sin querer, en algún momento las miradas de Cedric y Alhena se cruzaron. El castaño le dedicó una sonrisa y Alhena un tanto nerviosa sólo logró desviar la mirada. Hermione lo notó y le dio un golpe amistoso con el brazo mientras le sonreía. Alhena negó y se limitó a seguir caminando.
Llegaron hasta la cima de una colina donde había una vieja bota. Alhena la miró con el ceño fruncido pero prefirió no comentar nada al respecto.
—Todos, alrededor de la bota.
Luego de que Harry se quejara de aquella bota, explicaron que se trataba de un traslador. Era una extraña sensación, Alhena sintió náuseas y una presión en el estómago.
—Suéltenla ahora— habló uno de los hombres.
La rubia miró a Hermione con nerviosismo y despegó su mano de aquel objeto.
Comenzó a caer y pronto terminó en el suelo con un fuerte dolor en la región trasera. Cerró los ojos y se acostumbró a estar de nuevo en tierra, cuando los abrió, una mano estaba frente a ella. Miró la mano de Cedric Diggory y la tomó, este le ayudo a ponerse de pie y una vez más le dedicó una gran sonrisa.
—¿Estás bien?— preguntó el chico.
—Eso creo. Gracias.
Alhena sacudió la tierra de su pantalón y continuó caminando.
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La rubia tragó con fuerza al notar que estaban subiendo mucho. El miedo a las alturas permanecía y seguir subiendo sólo le revolvía el estómago. Para su buena suerte, ni su tío ni su primo la vieron con la familia de pelirrojos cuando se encontraron mientras subían. Eso hubiera resultado realmente mal.
—¿Te dan miedo las alturas?— escuchó la voz de Cedric.
El chico notó lo nerviosa que estaba la rubia y la manera tan fuerte en que tomaba el barandal. Alhena asintió levemente pues le daba vergüenza que la gente supiera aquello. Diggory le extendió la mano y con duda, Alhena la tomó. Era extrañamente cálida y agradable. Harry miró aquello con el ceño fruncido.
Llegaron hasta la parte más alta y disfrutaron del partido.
✿ : todos los votos y
comentarios son muy
apreciados. me animan
a seguir actualizando!
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