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CAPÍTULO II 01

Ara 

Inmersa en mi propia burbuja apartada de la realidad, me encuentro matando las horas hasta que esta es reventada repentinamente por los gritos insufribles de esa señora mal follada que se empecina en joderle la vida a todos, pero en especial a mí. 

— Señorita, Ara. — sin poder evitarlo blanqueo mis ojos al escucharla decir mi nombre con sorna. La burla surca en mis labios y tengo libre albedrío en estas fracciones de segundo en gesticular con máximo agrado el incordio que me causa su persona mientras ella esté detrás de mi espalda, pero tengo que voltearme tarde o temprano para poder enfrentarla sin que piense que estoy osando faltar la autoridad de una profesora tan digna y respetada según ella. — Ya son reiteradas las ocasiones en las que le he hecho saber que no puede presentarse a esta institución con los cabellos teñidos de esos colores extravagantes y vulgares. 

— ¿Pero qué tiene en contra del color rosado? En cambio, Min lo tiene tintado de morado intenso por demás y a usted no le preocupa — no puede haber persona más hipócrita o interesada que la que tengo frente a frente — Es injusto que solo a mí me llame la atención, o quizás no sea solo una cuestión de tintes para el cabello, sino más bien una fijación así mi persona y un cierto favoritismo hacía otras con más ceros en sus cuentas bancarias. 

— No me perderé mi preciado tiempo oyendo sus reproches sin fundamentos, sus padres también han donado mucho dinero para las instalaciones. ¿No es cómodo su asiento cuando come en la cafetería? ¿Disfruta mucho de las duchas que hay en el instituto? ¿Le es agradable que tenga una habitación para usted sola y además que esta sea espaciosa? 

— ¡Si ya entendí! — Todo lo que salía de su boca me incitaba a golpearla, cosa que nunca haría, ya que me traería grandes problemas, pero las ganas me iban de sobra. 

— Me alegra que ya haya comprendido, si es así mañana mismo espero verla sin esa cabellera tan llamativa. — se marcha dejándome con la palabra en la boca caminando por los pasillos haciendo resonar sus tacones. 

Puede que pierda la batalla, pero no la guerra.

— Váyase a la mierda — maldije apretando mis dientes más que enojada. 

Mi cuerpo, como si tuviera vida propia, siguió el rumbo predestinado antes de la molestosa interrupción, adentrándose en el área de deporte del instituto en donde mi mejor amiga está en su entrenamiento con las porristas. Siempre ha recibido mi apoyo como yo, el de ella en cada una de mis presentaciones de violín. Al llegar subí las gradas con calma buscando en mi mochila mis audífonos y mi botella de agua. Me senté y admiré a los chicos musculosos del equipo de fútbol. Ninguno de ellos era feo, pero cada uno se encontraba en diferentes rangos, como por ejemplo Taehyung era un corredor que abarcaba el tercer puesto en esa tonta lista hecha por las chicas de la universidad. Es atlético, tiene un cuerpo marcado y bien tonificado, según las chicas es un dios del sexo en la cama, cuenta con mucho dinero y también se ha ganado varios premios importantes en la escuela. Como el primer lugar en el concurso de ciencias, así que se podría decir que es inteligente, un cerebrito, y es sumamente raro que tenga igual proporción de neuronas que de músculos. 

Verlos derribarse unos contra otros y escuchar sus alaridos siempre se me hace entretenido. Ver como caen esas gotas de sudor por sus abdominales y como se corren hasta perderse en donde la jodida tela deja a la imaginación, las mil y un fantasías que se recrean en mi retorcida mente me hacen ladear una sonrisa, son perfectos. Estaba teniendo una magnífica vista hasta que un hombre el cual conozco demasiado aparece en mi campo de visión. 

Jungkook 

El mariscal del equipo y mi… exnovio. 

Jungkook es el chico que se encuentra en la cúspide de la escala de popularidad, y si hablamos de dinero se puede dar el lujo de alardear su cuantiosa fortuna, pero también es el más temido. Jungkook, aparte de ser un gran jugador, es un hombre violento con las personas. Se cree que por tener un físico envidiable y el dinero de sus papis es un dios intocable, y ese fue el motivo de mayor peso para tomar la decisión de terminarlo. No quería eso en mi vida, ya bastantes banderas rojas había ignorado. 

Parte de su popularidad en el instituto se debe a sus alocadas fiestas. Hasta me atrevo a decir que aunque le vuele los dientes a un pobre chico de un solo puñetazo, todos lo celebrarían. Yo nunca estuve de acuerdo con lo que él hacía, pero no lograba hacerlo entender, le pedí muchas veces que cambiará, fallando en el intento. Nadie podría contradecirlo en la escuela o en otro lugar, porque dejaría de ser el Jungkook tranquilo, para pasar hacer ese un hombre impulsivo y violento. 

Mi mirada se cruza con la de él, mis pupilas se dilatan y en ese lapso de tiempo mi corazón comenzó a palpitar con frenesí. Yo aún amaba a Jungkook, fue mi primer novio, mi primer beso, y mi primera vez. Odio decirlo, pero sí, lo extraño. Me trataba con cariño, siempre estaba al pendiente de mí en todo, era su princesa. Mi casa siempre estaba invadida por regalos cada día y mamá era la que más contenta estaba con nuestra relación. Solo porque Jungkook es un heredero millonario. 

Bajé la mirada a mis tenis, disimulando los miles de sensaciones que aún provoca en mí ese simple contacto entre nosotros. No puedo sostenerle la mirada o podría caer de nuevo en sus encantos. Jungkook a simple vista parece ser un buen chico, pero tiene sus defectos y no son para bien, sino para mal. 

Una sombra me cubre del sol, y decidí levantar mi vista esperando que fuera mi amiga, pero a quien encontré fue a Ewnoo, un jugador en el equipo de Jungkook que se lesionó en el juego pasado. Una mala caída le dejo la clavícula rota y una buena temporada en el banquillo, ahora se encontraba en absoluto reposo. 

— Hola, hermosa — me sonrió. 

— Hola — respondí sin devolverle el gesto — ¿Necesitas algo? 

— ¿Puedo sentarme aquí? — asentí con la cabeza levemente — He querido hablar contigo desde hace meses.

— Qué curioso, algo me hace pensar que Jungkook te envió — espete fingiendo molestia.

— No, claro que no. Él ni siquiera conoce de mis intenciones. — lo miré con el ceño fruncido. 

— ¿Intenciones? ¿Qué intenciones tendrías conmigo? 

— Sabes que Jungkook es mi amigo, per… — lo interrumpí, sabía por donde venía. 

— Por favor Ewnoo. Jungkook, nunca fue tu amigo, en remoto caso fueron compañeros de equipo, pero no le caes tan bien siquiera. Dejemos de lado las hipocresías. Solo Taehyung y Jin tienen el papel de amigos en la vida de Jungkook.

— Bien, ¿Hablamos sinceros? — rodé los ojos — Vale, tú me gustas, Ara. — abrí mis ojos asombrada ante sus palabras — Me has gustado desde hace mucho tiempo, desde que pisaste las instalaciones, yo te vi primero — ¿Cómo que primero? ¿Me estaba reclamando? ¡Maldito Insolente y osado! — Yo te lleve a conocer la escuela, yo fui la primera persona la que te habló y fue amable contigo, pero los malditos ojos de Jungkook se fueron sobre ti. Y tú…

— Calla — me pare y él hizo lo mismo — No necesito esto. No quiero estar involucrada con Jungkook otra vez. — Si él sabe de esto, tu mísera declaración tardía… Tenlo por seguro que te romperán las costillas y otras cosas más.

— No tienes por qué tenerle miedo, él ya no forma parte de tu vida — toma mi mano entre las suyas. Yo solo me dediqué a observarlo mientras lo hacía — Te repito que me gustas mucho Ara, y lo digo de corazón — llevó mi mano a su pecho y pude sentir su corazón latir rápidamente — No miento lo que siento por ti, yo te quiero.

Mis ojos y los de él estuvieron viéndose durante un momento, yo con la ingenua esperanza de que me estuviera mintiendo, pero no fue así. Él me estaba diciendo la verdad, sus ojos no metían.

De pronto un montón de gritos de los chicos de fútbol llamaron nuestra atención. Nos estaban mirando, éramos el centro de atención y estaban riéndose y golpeando a Jungkook en sus hombros con tono de burla. Desde aquí podía ver claramente cómo Jungkook tenía la mandíbula tensionada, estaba furioso pasando su lengua por su mejilla interna y eso me alarmó.

Me aparté rápidamente y tomé mi mochila, tenía toda la intención de irme lo más rápido posible de allí, por dos motivos, la vergüenza y la integridad física de Ewnoo, pero su mano apreso mi muñeca. Me detuvo.

— ¿Qué demonios haces? Suéltame. — exigí — Él nos está viendo, y por el bien tuyo y el mío, es mejor que me dejes ir.

— Yo no le tengo miedo — me zafé de su agarre y subí mi mochila a mi hombro

— Pues deberías, él es Jungkook. — salí de ahí bajando las gradas hacia el otro lado, mirando a mi amiga a lo lejos. Ya estaba esperándome teniendo su vista fija en el celular absorta del gran problema.

Me sentía muy apenada en ese momento, llamar la atención de todos los chicos y en especial la de él, me sentía avergonzada. Ahora estaba preocupada por Ewnoo, porque yo conocía bien a Jungkook. Mi ex no pasará por alto esto, y tengo miedo de saber ahora lo que hará.

Cuando llegó con mi amiga Sun, ella me voltea a ver. Quiero contarle lo que pasó, pero ella rápidamente pone una mano frente a mí para que calle mis próximas palabras.

— Lo vi todo. Ahórratelo, vámonos — la seguí sin decir una palabra con la cabeza baja. Me sentía mal. — Te he dicho que puedes tener una nueva relación con quien tú quieras Ara. Te amo, eres mi mejor amiga. No tienes que tener miedo de Jungkook, no dejes que siga siendo tu sombra.

— Sabes que él puede mandar a cualquiera al hospital y sin recibir ningún tipo de consecuencia en su contra. Él tiene comprada hasta la maldita policía. Me da terror.

— Tú eres la única que puedes ponerle un alto.

— Ni hablar. No pienso topármelo de nuevo, cedería ante él. — ella me sonrió.

— Aún lo amas, qué linda — asentí con pesar y un leve sonrojo en mis mejillas. — Min ha intentado coquetear con él — mi respiración se acorta ante la noticia. Siento una leve presión en mi pecho al escucharla — Ha estado diciendo que lo va a invitar a salir, es más. Ya lo invitó, pero no le preguntamos nada, ya sabemos la repuesta — Yo no lo sabía y al ver mi cara de confusión tomó mis hombros parándose frente a mí — Él se la pasó ignorándola todo el tiempo, y mi compañera Hana dijo que Jungkook tenía una fotografía tuya puesta en su fondo de pantalla. Eso hizo enfurecer mucho a Min.

— Hana… ¿Cómo sabe eso?

— Porque acompañó a Min. Ella te odia.

— Lo sé, pero también sé que no me hará nada.

— Por supuesto. No puede quedar mal con él.

Llegamos al edificio de la fraternidad, directamente a los dormitorios. Tenía tantas ganas de descansar, tirarme a la cama y no saber absolutamente nada de nadie por el resto del día. Subimos al elevador mientras cada quien estaba en su mundo inmerso en el teléfono.

— Deberías cambiar tu foto de perfil. Tal vez tengas a Jungkook con la esperanza de volver.

Tenía en mi foto de perfil, una foto con Jungkook. Fue nuestra favorita, el día en que él y su equipo había ganado el torneo estatal. Me invitó a su casa y esa misma noche había perdido con él mi virginidad.

— Sí, también lo pensé. Solo que no sé con qué reponerla. No quiero subir una foto mía.

— Súbela conmigo si te parece más cómodo — le sonreí y ella a mí.

Las puertas se abrieron y caminamos por el pasillo hasta llegar a nuestras habitaciones.

— Nos vemos más tarde.

— Sí, en dos horas — estaba a punto de meterme a mi cuarto cuando aquello salió de su boca.

— ¿Cómo que en dos horas?

— Iremos a una fiesta — dijo sin apartar la vista de su teléfono. No sé a quién rayos le escribía — Es a ocho cuadras de aquí. Yeonjun, nos llevará en su auto.

— ¿Yeonjun? — pregunté sorprendida — ¿Tu ex?

— Ya no es mi ex, es mi novio — Solté una risa por la cara tonta enamorada que tenía.

— ¿Por qué nos gustan los chicos malos? — ella me sonrió.

— No solo comparten la maldad, sino también el apellido.

Yeonjun es hermano menor de Jungkook. Son los hermanos Jeon del instituto. Yeonjun al contrario de Jungkook, es tranquilo, y sincero. Ambos son fieles, pero no dejan de ser hermanos.

Conocí a Jungkook porque Sun me lo presentó, ella ya era novia de Yeonjun. A los cuatro meses después, salí con Jungkook y fuimos novios, pero dos meses después ellos terminaron, aún no sé sus razones y no quise preguntar. A ella le dolió su ruptura.

— No quiero ir a fiestas Sun. — hice puchero.

— Iremos te guste o no — Algunos pasos se escucharon lo que nos hizo voltearnos.

Jungkook aparece junto con sus dos mejores amigos. Taehyung y Jin. Los observo riéndose entre ellos, están completamente mojados en sudor y no les importa que todos en el pasillo los miren. Mi ex pasa por nuestro lado con un cigarrillo en la mano, un mal hábito que no pude eliminar de él cuando estábamos juntos, no me gustaba que dañara su salud con esa droga bien vista ante la sociedad y yo como buena enfermera, cosa que estaba estudiando era mi deber ayudarlo. Le tengo amor a mi carrera.

Mi amiga y yo observamos a los chicos casi perdiéndose en los pasillos. Jungkook se gira y me mira aún caminado sin prestar atención a la plática de sus amigos. Sus cabellos caía sobre su frente, húmedos. Sus dedos sacaron el cigarrillo de sus labios y soltó el humo viéndome, sé lo que me transmite su mirada, no le gustó lo que vio hoy. Se dio la vuelta y giraron en el pasillo a la derecha hasta perderse.

— ¿Eso fue?… — mi amiga me miró.

— Ni yo lo sé. No pude identificar que me decía con esa mirada — mentí. Me dio escalofríos. Me giré a verla — De verdad no quiero ir a esa fiesta. No he dormido bien, mírame. No te miento. — ella miró mis ojos.

— Pareces drogada. Tus ojos están rojos.

— No dormí bien anoche — talle mis ojos.

— Está bien. Diré a las chicas que no iremos.

— Tú puedes ir, no hay ningún problema.

— ¿Segura?

— Claro que sí, no te detengas por mí. — me abrazo y se despidió de mí con un beso en la mejilla. Le sonreí y entré a mi habitación.

Al entrar un olor a lavanda me recibe. Me gusta tener todo limpio y ordenado. Dejo mi mochila en la silla de mi escritorio y me meto a bañar. Necesito dormir lo antes posible y eliminar todo rastro de cansancio que se encuentre en mí.

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