전 남자 친구
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Felix llevaba cerca de media hora parado al lado de su auto esperando la grúa que llegaría a ayudarle a llevarlo hacía el mecánico debido a que se había varado y tampoco pudo irse porque para su mala suerte dejó la mochila dentro. Llevaba media hora maldiciendo su día de mierda, al imbécil de su jefe y al idiota de su ex novio.
Primero; se despertó tarde, su gato había extraviado las llaves de su apartamento haciendo que se retrasa aún más y su pastelería favorita no había abierto ese día provocando que su estrés aumentara por mil al no tener su bagel de todas las mañanas.
Segundo; al llegar al edificio donde trabajaba, el imbécil de su jefe se aprovechó (una vez más) del poder que tiene para, o hacer que por fin aceptara salir con él o ponerle más trabajo con la excusa de que tardó quince minutos más en llegar (todos sabiendo que esto lo hacía más porque era rechazado y no podía salir con el pecoso).
Y tercero; el idiota, imbécil y demás sinónimos que expresen el odio que le tiene a su ex novio, le había llamado ese mismo día (después de haberse quedado treinta minutos más como castigo) para decirle que quería de vuelta el gato que los dos habían adoptado, pero al que él nunca le prestó atención haciendo que Felix fuese el único que se encargara de él.
Si, el segundo peor día de su vida. El primero siendo la vez que entró a la casa del terror y salió llorando, pero esa es otra historia.
Y ahora para finalizar el horrendo día, quedó varado a medio camino de su departamento arruinando su plan de llegar y pasar el viernes durmiendo hasta que fuese domingo.
Iba a volver a insultar al aire, pero se vio interrumpido por el ruido de un auto acercándose. Levantó la vista y quiso agradecer a todos los ángeles al ver la grúa acercarse a él.
Si estaba agradecido y todo lo que quisiera, pero eso no lo detendría para reclamarle a la persona que iba conduciendo, así tenga la cara más hermosa que haya visto alguna vez.
La más linda y la que menos quería ver.
Un hombre pelinegro con el cabello recogido, unos lentes negros de aviador y la sonrisa más encantadora que había visto detuvo el auto cerca de él, quitándose las gafas para colocarlas sobre su cabeza haciendo que Felix pudiese ver un par de ojos cafés muy lindos escanearlo de arriba hacia abajo.
Hwang Hyunjin.
¿De todas las personas en el mundo tenía que ser su molesto ex novio?
Pues sí, porque la vida lo odia.
—Lee Felix dichosos los ojos que te ven.
La carita más linda con la personalidad más horrible del mundo.
—Pensé que al terminar con el idiota de Changbin dejaría de verte la cara, Hyunjin.
—¿A qué se debe tanta agresividad? Yo no soy quien te quiere quitar al gato —rio con burla.
Felix gruñó enojado: —Prefiero mil veces irme caminando hasta el otro lado de la ciudad empujando el auto antes de que seas tu quien me ayude.
Hyunjin negó divertido y abrió la puerta para bajarse de la grúa dispuesto a hacer trabajo.
Y ahí fue donde Felix finalmente a Hyunjin como el cuarto punto para que su día empeorara (o que fuese el primero para que mejorara) al verlo.
A ver, que sabía que el hombre era muy atractivo, que estaba bueno y que era sexy. Pero estaba de novio y realmente no tenía ojos para nadie más que para Changbin, así que, para él, Hyunjin era simplemente el molesto vecino mujeriego que tocaba la guitarra todas las noches, que hacía fiestas cada fin de semana y que era algo lindo de su ex.
Hasta ahora.
Hasta ahora que lo vio con un jumpsuit azul oscuro abierto ajustado en sus caderas que dejaba su torso tan solo cubierto con una pequeña musculosa negra pegada al cuerpo. Su cabello largo recogido descuidadamente, notándose algo sudado debido a la temperatura de treinta y un grados que hacía ese día y el trabajo que hacía con anterioridad.
Hyunjin tampoco quedándose atrás y mirando como solía hacer a cada mujer que le gustaba. Y es que Felix le encantaba. Todo en él gritaba sensualidad; su voz, sus ojos, su cuerpo y su mirada, está última siendo su favorita.
Esa mirada, que la primera vez que hizo contacto visual directo con ella, hizo que ninguna otra provocara lo mismo.
Escaneándolo rápidamente se percató del lindo crop top gris que llevaba y los ajustados pantalones que hacían ver sus piernas más firmes. Y por último su rostro totalmente serio y el cabello rubio ceniza alisado elegantemente.
—Evita fruncir tanto el ceño, no me gustan arrugados —otra burla por parte de Hyunjin acompañada de esa sonrisa socarrona.
—A nadie le importa lo que les gusta a los idiotas.
Hyunjin riéndose respondió: —Pues parece que a ti sí, por algo saliste con Changbin.
Felix, estresado con la situación, soltó un grito, caminó enojado hacía la puerta del copiloto y la abrió con fuerza.
—¡Bájate! —le habló fuertemente a la chica haciendo que se quitara rápidamente el cinturón y corriera hacia el hombre más alto que sólo veía la situación con gracia.
—Oye, tampoco es para que la trates así —dijo Hyunjin tranquilamente tratando de calmar la situación, pero lo único que recibió fue el dedo del medio y Felix y un "jódete".
El pelinegro negó con la cabeza mientras sonreía levemente y llamó a Ryujin para que le ayude a continuar con su trabajo.
Felix desde el auto los miraba. O lo miraba únicamente a Hyunjin porque su vista aunque lo negara, estaba sobre el más alto. No tenía idea de lo que hacía, pero se miraba bastante sexy y para él eso era suficiente. Lo miró cuando se dio la vuelta y ambas miradas chocaron; Hyunjin le sonrió y guiñó un ojo. Felix alzó una ceja y rodó los suyos.
Volviendo hacia el auto, Ryujin se subió en la parte de atrás y Hyunjin a su lado. Lo miró moviendo unas cosas y luego su carro ya estaba enganchado.
Felix suspiró y se cruzó de brazos recortando la espalda el en asiento y cerrando los ojos por un rato.
—¿Mal día? —escuchó la voz de Hyunjin a su lado.
No quería hablar, no tenía ganas de hacerlo. Pero el haber demostrado un poco de interés y su necesidad de quejarse hacía que quisiera entablar una conversación con el molesto hombre a su lado.
—El peor día —respondió con cansancio.
—Me fijé que tus cosas quedaron dentro, en cuanto lleguemos las sacaremos —quiso tranquilizarlo.
Felix asintió y no se creyó que estuviesen manteniendo una conversación civilizada con la misma persona que más de una vez se peleó con su ex porque le coqueteaba de la manera más descarada posible.
El silencio volvió a reinar en el auto y creyó que el resto del camino sería igual, pero Hyunjin volvió a hablar y esta vez para ser un completo idiota.
—Como ya estás soltero... —empezó mostrando su típica sonrisa ladeada— ¿te gustaría pasar la noche conmigo?
—Dios, ¿siempre eres así de descarado y sinvergüenza? —preguntó irritado Felix— no creí que pudieses ser tan imbécil hasta ahora. De paso hay alguien más aquí escuchando las estupideces que dices, ¿no te da pena?
Hyunjin se rio —A Ryujin le da igual, ni siquiera está escuchando —la señaló, estaba con unos audífonos jugando en su celular —además no tiene nada de malo saberlo. Tampoco es como que te esté obligando.
Felix frunció el ceño —No pasaré la noche contigo, primero muerto.
—Tú te lo pierdes —se encogió en hombros.
—Lo dudo...
Al llegar al taller bajaron. Felix se sentó en una de las sillas de la equeña cafetería que tenían esperando a que le entregaran sus pertenencias para largarse de ahí, no podía estar un segundo más en el mismo sitio que Hyunjin porque le irritaba terriblemente. Llevó su vista hacia el hombre que tanto le caía mal y volvió a maldecirse y maldecirlo por no quitar sus ojos de él.
Hyunjin se encontraba queriendo abrir la puerta de su auto con que sabe quien. Y es que le daba igual, desde que no lo dañara y le diera pertenencias todo bien. Se fijó en como sus músculos se contraían debido a la fuerza que ejercía. Luego lo vio pasarse el antebrazo por la frente y después para su desgracia (o bendición) llevar una mano hasta su camisa para levantarla y hacer lo mismo.
Se vio a sí mismo relamiéndose los labios con los ojos puestos en sus abdominales, luego pasar a sus brazos tensados y hombros, hasta el cuello que tenía unos cuantos cabellos pegados a él y por último a su atractivo perfil.
Y empezó a replantearse la idea de pasar la noche con él.
Bien, terminó con Changbin hace tres meses. Osea tres meses sin tener sexo, tres meses sin que una mano que no sea suya lo toque, tres meses en los que estaba seguro que si iba a un convento lo dejarían por ser el hombre más virgen que verían. Ya necesitaba un poco de atención y aunque planeó en distintas ocasiones ir a su bar gay favorito, al final se arrepentía. Pero ahora tenía a un hermoso hombre invitándolo a pasar una buena noche con él, porque, aunque no lo conocía demasiado, su tercer ojo no me mentía cuando sabía que un hombre le daría como a él le gusta. Y definitivamente Hyunjin era uno de ellos.
I know his dick is big. I know.
Se rio ante el pensamiento. Y seguiría en ello de no ser por el abdomen duro que se le puso en frente.
Hyunjin había logrado sacar las pertenencias de Felix del auto y se acercó a él para pasárselas. También había olvidado bajarse la camisa y ahora estaba frente al hombre que sin descaro miraba su abdomen haciéndolo sonreír.
Hyunjin supo que tenía su oportunidad y le sacaría mucho provecho.
—¿Te gustan? Puedes montarlos.
Felix sacudió la cabeza y subió la vista para toparse con la sonrisa ladeada que ahora mismo, en vez de irritarle, le atraía muchísimo. Se paró y respondió con sorna:
—He visto mejores.
Tomó sus cosas y empezó a caminar hacia el sitio para pagar y poder irse. Al salir, miró el taxi que pidió y se dispuso a caminar hacia él pero Hyunjin le ganó y se puso al frente suyo.
—Nunca pido lo mismo dos veces porque no le ruego a nadie —se le acercó más— pero tú eres una buena razón para hacerlo ¿Te vienes conmigo?
Ahora Felix estaba contra el escritorio de lo que parecía la oficina del sitio donde trabajaba Hyunjin, con el hombre más alto casi sobre él comiéndole la boca de la manera más excitante que alguna vez lo había hecho.
Recuerdan como llegaron hasta ahí, él diciéndole que sí, Hyunjin dándole un billete al taxista, luego yendo hacia la pequeña casa y después llegando hacia él siendo tomado de la cintura para guiarlo hacia el tercer piso del sitio.
Felix tomándolo de la camisa para besarlo desesperadamente al llegar a la puerta, Hyunjin tomándolo de la cintura con fuerza acercándolo a él. Felix metiendo sus manos dentro de su camisa para tocarlo, Hyunjin deslizando sus manos más abajo para tocarle el trasero.
Y luego la puerta siendo abierta por el pelinegro con Felix pegado a su espalda tocándole y arañándole el abdomen, besándole la espalda y casi gimiendo con anticipación.
Llegando a donde estaban ahora, empotrado sobre el escritorio que estaba lleno de papeles pero ahora solo con él. Hyunjin bajando aún más sus manos para poder tocarle con más libertad los muslos. Felix con sus manos en la espalda del más alto sorprendiéndose al sentirlo fuerte.
Y le encantó, quería tocarlo más.
Así que lo alejó y le empezó a levantar la camisa con la intención de sacarla. Hyunjin entendió lo que quería hacer así que lo ayudó a bajarse de la mesa y alzó los brazos para que se la quitara.
En el proceso, Felix empezó a besarle el abdomen y parte del torso. Al sacarle la camisa se pegó a su cuello mientras seguía tocándole el torso, cegado de placer.
—Me encanta tu cuello y tus abdominales —suspiró Felix con excitanción.
Hyunjin aprovechó para volver a apretarle el trasero y luego agarrar con descuido el pantalón para bajarlo.
—Sácatelo o te lo rompo.
Rápidamente Felix se dio la vuelta para quitarse dicha prenda. Lo que no esperaba era que Hyunjin lo estampara contra el escritorio, dejando su torso sobre él y la pelvis del pelinegro pegada a su trasero.
—Que ganas de cogerte así, Felix —una de las manos de Hyunjin seguía sobre su espalda mientras que la otra apretaba y acariciaba su trasero. Sus manos, a pesar de sentirse un poco más ásperas debido al trabajo que realizaba, no dejaban de ser agradables.
Felix gimió y cerró sus ojos, sintiendo la traviesa mano agarrar su tanga y jalarla creándole una leve fricción, luego siendo movido hacia un lado y después unos dedos tocándolo superficialmente.
Gimió. —Hyunjin, por favor —rogó.
—¿Por favor qué? —escuchó la voz profunda del pelinegro.
—Cógeme o me largo a que me coga alguien más.
Hyunjin frunció el ceño. —Nadie más te va a coger, solo yo —sintió la fuerte mano en su trasero y gimió alto.
—Dios Hyunjin, tienes la mano pesada —se quejó, pero lejos de molestarle, lo único que hizo fue excitarlo aún más. Quería, deseaba, anhelaba que lo tomara con fuerza.
Sintió nuevamente la mano de Hyunjin recorrerle el cuerpo hasta su pantalón, ayudándolo a reincorporarse y luego sacárselo.
Sin pedírselo, Felix volvió a la misma posición en la que estaba. Hyunjin sonrió ante esto y se inclinó sobre él tocándole con deseo la espalda, llegando a su cintura para apretarla y luego inclinándose sobre él para hablarle al oído.
—Tengo un regalito para ti —pegó sus caderas al trasero de Felix nuevamente. Él sabía, lo había sentido.
—¿Para eso viniste hasta aquí? —preguntó con interés.
Hyunjin respondió. —Sí, pero no te preocupes. Este es exclusivamente para ti. Digamos que haber sabido que te tenía que recoger hizo que me tardara un poco más de lo normal para poder ir por eso —pegó aún más su pelvis.
Empezó a moverse contra él simulando penetraciones mientras le tocaba la espalda, le apretaba la cintura y lo nalgueaba suavemente. Felix tenía los ojos cerrados, queriendo que dejara de jugar con él y se lo follara de una vez por todas.
—Hyunjin, por favor —su voz salió casi como un ruego, se sentía muy necesitado.
—¿Por favor qué?
—Mételo ya, puta madre —levantó el rostro para que su voz sonara más firme y lo dejó caer al momento que sintió el dildo dentro de él.
Hyunjin rio entre dientes al sentir el gemido salir de la boca de Felix. Colocó una de sus manos sobre la espalda baja del chico para estabilizarlo y la otra sobre una de sus nalgas, apretándola.
El vaivén de su cadera suave y a Felix le gustaba, sí, pero no era momento de delicadeza ni nada parecido. Él lo que quería era que se lo cogiera con rudeza, que usara la fuerza que tenía; esa con la que solía levantar las llantas para cambiarlas, esa con la que agarraba herramientas para ajustar lo que sea que ajustaba en los autos o motocicletas, él quería que fuese salvaje.
Y sabía como provocaría que lo hiciera.
—¿Así coges? Dios pensé que follar contigo era más gratificante. Va siendo la peor cogida que he tenido.
El tono burlón que utilizó Felix hizo que Hyunjin parara y frunciera el ceño. Le estaba diciendo mal polvo, por favor.
—Y ahora paras —rio—. Mejor sácame esto y dámelo para cogerme yo mismo porque eres un chiste. Hwang.
Sintió la mano que tenía en la espalda baja abandonar el lugar para luego ser su cabello el que agarraba, sintió el juguete meterse aún más en él y la otra mano tomar su cuello luego de haberlo arqueado deliciosamente hacia el pelinegro.
Sí, así lo quería.
—Sé lo solo buscas provocarme porque te gusta que te follen como a una puta —le dijo con rabia, al final sí logró su cometido—. Y es lo que haré, te voy a dejar tan cogido que te costará salir de aquí, no solo porque no podrás caminar bien, sino porque tu linda carita gritará que te cogieron como la zorra que eres.
Felix se mordió la lengua al escucharlo, sentía como su cuerpo se calentaba aún más debido a la excitanción de las palabras y la adrenalina que lo recorría.
—Deja de hablar que con palabras no demostrarás nada.
Última provocación antes de que Hyunjin le colocara bruscamente el torso en la mesa otra vez y pusiera su mano sobre su espalda, presionándola con fuerza e imobilizandolo. La otra mano apoyándose en su cintura y luego el juguete entrando más profundo en él.
—Fuerte, hazlo fuerte.
Fue lo último que escuchó Hyunjin antes de empezar a embestirlo con rudeza. Sus movimientos eran lentos pero la fuerza que empleaba en cada penetración era alta. El sonido de sus pieles sudadas chocando entre sí se escuchaba por toda la habitación, los gemidos de Felix que a cada rato eran más entrecortados iban subiendo de tono y la respiración y gruñidos del prelinegro hacían el más bajo se excitara en mayor medida.
De gemidos a gritos, eso pasó con Felix cuando, como pudo, le pidió que fuese más rápido. Yo quiso rezarle a Dios porque Hyunjin sabía la diferencia entre una cosa y la otra.
Hyunjin solo podía ver al más bajito arrastrarse en el escritorio de su jefe con cada embestida que le daba, su voz entrecortada y ahogada pidiéndole más lo hacía sentir increíble. Sabía que lo más seguro era que todos ya estuviesen enterados de lo que estaba pasando y le daba totalmente igual, se estaba cogiendo a Lee Felix, el mismo hombre que le coqueteó teniendo a su vecino a unos metros de él y luego haciendo que se pelearan. Y no malinterpreten, a él le agrada Changbin, pero el tipo era un idiota cuando se trataba de su pareja y más de una vez lo vio llegando con el que según era su mejor amigo, Christopher Bang Chan. Amigos, seguro. Pero eso no es importante, aquí lo que importaba era que tenía al chico de pecas contra la mesa, totalmente sudado, gimiendo y rogando que se le diera más.
Quitó la mano de su espalda y volvió a jalarlo del cabello, haciéndolo incorporar y lo atrajo hacia su boca para besarlo. El beso más descuidado y húmedo que habían compartido, pero así mismo el más excitante y delicioso.
Su otra mano fue a parar a los pezones aún cubiertos del rubio, quitando la prenda para poder tocarlos a su antojo.
Felix solo optó por poner su mano sobre el torso del que estaba sobre sus pequeños botoncitos y ayudarle a masajearlos.
Las embestidas no perdían fuerza y Felix estaba muy feliz de que el estado físico de Hyunjin fuese tan bueno para que pudiese seguir moviendo las caderas de esa manera por un rato. Pero él ya se estaba cansando, así que apoyó sus manos en el escritorio y dejó que el pelinegro lo manejara a su antojo.
El más alto al notar esto optó por levantarlo con más suavidad que antes y darle la vuelta para ponerlo frente a él.
Felix sonrió cuando vio que seguía con el jumpsuit a medio poner. Luego sintió a Hyunjin tomarlo de la cintura y caminar con él hasta la silla de la oficina donde se sentó.
—Date la vuelta —le ordenó.
Felix obedeció y volvió a sentir las fuertes manos de Hyunjin sobre su cuerpo. Le había tomado las caderas para acercarlo hacia él, repartía besos y mordidas por su cintura y espalda, mientras le acariciaba las piernas.
Felix había decidido tomar una de las manos del más alto y ponerla nuevamente en su pezón, le encantaba que lo tocaran ahí, especialmente si eran manos como las de Hyunjin.
Mientras que tenía una mano sobre el pezón izquierdo de Felix, con la otra lo tomó de la cintura para hacer que se siente en su regazo.
Así que una vez más ese día, volvió a rogarle —Por favor, Hyunjin. Deja de jugar de una puta vez y cógeme ¿Sí? Solo quiero sentirte.
—Eres tan impactante y mandón, me encantas.
Y volviendo a tomarlo de la cintura, hizo que hiciera espacio para poder agarrar el dildo con la mano y penetrarlo. Y Felix chilló, porque la posición lo favorecía aún más.
Hyunjin lo agarró de la cintura con ambas manos firmes e hizo que comenzara a montarlo. Estaba complacido viendo su cabello sudor con cada movimiento, mirar su trasero rebotar con cada embestida y escuchar los gemidos graves.
Hubiesen estado más tiempo así pero sus piernas no podían más y, cansado, se dejó caer sobre Hyunjin, quien lo alzó y, sin salirse de él, lo llevó al pequeño sofá. Lo colocó a lo largo de los cojines y lo acostó dejándole el trasero levantado.
Y el vaivén volvió a aparecer. Rápido, fuerte, lento o como Felix lo pidiera. Hyunjin lo único que quería era obedecerlo porque le gustaba complacerlo.
Ahora tenía una mano apoyada en el respaldar del sofá y la otra al lado de la cabeza de Felix. Esta vez lo penetraba con fuerza, su pelvis golpeando con sonidos húmedos contra su trasero. Felix había decidido agarrarle el brazo enterrando sus uñas en el.
—Hyunjin... —suspiró. Su centro se presionó sobre el juguete. El más alto al sentir como se le dificultaba supo que estaba a punto de correrse, así que en un rápido movimiento que incluso sorprendió a Felix, ya lo tenía con la espalda apoyada en los cojines.
El pecoso supo inmediatamente lo que se venía, así que enrollando sus piernas en las caderas de Hyunjin, se preparó. Y el pelinegro colocó su rostro en cuello ajeno para embestirlo con fuerza y comenzar a masturbarlo.
No pasaron muchos minutos para cuando Felix llegó al punto más alto de la excitanción y se corrió. Un gemido fuerte por parte de Felix opacando las palabras obscenas de Hyunjin fue lo único que se escuchó. El sonido de las suaves penetraciones que le ofrecía el más alto pasaban desapercibidas.
Hyunjin se dejó caer agotado sobre el cuerpo debajo de él, sentía su cuerpo entero arder debido a la ardua actividad física, pero aún así se sintió satisfecho sabiendo que el pecoso lo disfrutó. Y lo sabía porque la expresión que traía lo único que gritaba era "la mejor cogida" y un "debemos repetir". Cerró sus ojos acomodándose en Felix al sentir las suaves caricias en su espalda.
—Tengo muchas ganas de comerte.
La voz ronca de Felix lo sacó de su ensoñación. Por Dios, sí.
Hyunjin se separó de él, sacándole el dildo y provocándole un suspira al sentir un vacío en él. Rio y se paró ayudando a Felix. El más bajito sentía sus piernas temblar un poco, pero eso no impidió que casi le saltara encima para besarlo fogosamente.
Iba besando la piel del torso del pelingro expresa. Luego se dejó caer de rodillas y se encontró con el bóxer aún ajustado a sus caderas. Levantó la vista y vio los ojos cafés de Hyunjin mirarlo fijamente, atento a cualquier movimiento que hacía.
Hyunjin estaba extasiado con la imagen del chico de rodillas frente a él, era la persona más sexy que había conocido, nadie le había hecho sentir como él. Sonrió y tomando un poco de cabello, hizo que se separara de su ropa interior.
—Quiero esa boca comiéndome.
Felix asintió gustoso y le bajó el jumpsuit hasta los talones, le quitó el arnés y lo empujó hasta el sofá para sentarlo. Se situó entre las piernas abiertas. Hyunjin tomándolo de la nuca para que se besaran un rato, luego separándose y el más bajito aprovechando para recorrer con su lengua desde la mandíbula hasta el abdomen, quedándose un rato saboreando sus abdominales.
—A la próxima los monto —y Hyunjin sonrió, lo sabía.
De su abdomen pasó al tan necesitado lugar. Terminó por sacarle el jumpsuit para poder abrirle más las piernas se metió de un bocado el pene del pelinegro con necesidad.
Hyunjin echó la cabeza hacia atrás y gimió bajo, tenía el cabello de Felix en su mano, alentándolo a seguir. Su voz salía ronca mientras elogiaba a su acompañante, su cuello se marcaba aún más al igual que su clavícula. El mayor abrió sus ojos para verlo y se ahogó un gemido, estaba brillante debido al sudor y cabello rubio desordenado.
El pecoso sintió la mirada y decidió verlo también, gruñendo al ver los ojos de Hyunjin con las pupilas dilatadas.
—Eres un buen chico, tan obediente y hermoso —murmuró Hyunjin. Lo agarró del cabello con más firmeza y lo separó de su miembro—. Abre la boca y saca la lengua —ordenó. Felix obedeció rápidamente y Hyunjin se inclinó hacia hacia el él, mirándolo a los ojos.
Y Felix supo lo que quería hacer y lo anhelaba.
Así que asintió y sintió como Hyunjin le escupía en la boca.
Cerró los ojos y sintió como el pelinegro le daba una bofetada en la cara.
Gimió y lo escuchó decir cerca de su oído:
—Eres la puta más sexy que me cogí alguna vez.
Y lo agarró del cabello para que siguiera comiendo.
Felix se sentía satisfecho y feliz. La conexión sexual que tenían iba muy lejos, se lograron entender en tan poco tiempo y le sorprendió. Hyunjin comprendió lo que a él le gustaba con tan solo sus reacciones y quiso complacerlo de todas las maneras posibles.
Y Hyunjin estaba encantado porque supo leerlo en tan poco tiempo y dio en el sitio exacto.
Estuvo Felix un rato más jugando con el miembro del pelinegro hasta él se corrió. Tomó al más bajito para sentarlo sobre su regazo y lo abrazó, repartiendo besos por todo su cuello y torso. El pecoso solo se dejó hacer, feliz.
Después de un silencio, Felix habló:
—Espero que no tengas problemas con tu jefe.
—Yo también espero lo mismo, pero seguro estará enojado. Sentí mi celular vibrar infinitas veces, seguro era él.
—¿Y por qué no tocó la puerta? —preguntó curioso Felix. Era lógico ¿no?
Hyunjin solo atinó a escogerse en hombros. Felix asintió y trajo su rostro para besarlo.
Un buen final para ellos y uno no muy bueno para el jefe de Hyunjin. Y posiblemente tampoco para el más alto, pero eso lo arreglaría después.
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