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Jungkook solo avanzó a poner su dedo sobre el timbre del departamento cuando la puerta se abrió y apareció Hoseok con un delantal que cubría su cuerpo porque por debajo parecía que no llevaba nada.
Fue jalado para ingresar y la puerta se cerró tras suyo, quedando sorprendido —de buena manera— cuando Hoseok lo abrazó con fuerza.
—Dijiste que necesitabas un abrazo —le murmuró sin soltarlo.
Su corazón se hinchó de cariño, emoción y gozo. Los brazos de Hoseok siempre lo hacían sentir mejor, eran cálidos, suaves y sobre todo, especiales.
Porque estaba seguro que no había nada mejor en el mundo, que los abrazos de su Hyung.
—Voy a tener que separarme —susurró y Jungkook se quejó despacio, apretando más su brazos. —¡Se me quema la comida! —habló alejándose y corriendo a la cocina.
Treinta minutos más tarde, se hallaban sentados en el enorme sofá cama y viendo un documental de la historia de Egipto. —Mímame mucho —pidió el menor acostándose en el sofá y usando las piernas de Hoseok como almohada.
No se negó y lo hizo con mucho cariño, esperando el momento que Jungkook quisiera contarle que le sucedió en el trabajo, pero viendo los últimos tuits de sus amigos, entendió por donde iba todo el embrollo.
Mensajeó a un contacto y estuvo así un rato, obteniendo información importante del nuevo jefe de Jungkook. No fue difícil para Hoseok, hallar un punto bajo para que el tipejo dejara de hacer la vida imposible a su chico y Jin —por un momento se olvidó de él—, poniéndolo en una encrucijada.
Se levantó y Jungkook se quejó, insistiendo atención. Regresó tan pronto como tomó su portátil, colocándose en la posición inicial. Los parados del menor se cerraron de cansancio, alimentado, limpio y consentido, ocasionaron que su cuerpo se relajara.
Hoseok alejó la portátil para acostarse junto a él, poniendo una alarma por si se quedaban dormidos hasta el día siguiente.
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Hoseok tanteó su celular para alcanzarlo, le estaban llamando y quería saber quien era. Contestó mirando el contacto y se levantó despacio sin querer despertar a Jungkook, pero este ya se removió al sentir la lejanía del mayor.
Habló bajo, de manera confidencial y pidió que le enviaran por correo lo que le contaban. No había sido difícil encontrar puntos débiles de este tal Lee.
—Hyung… —Jungkook le abrazó por la espalda y había tenido que colgar para que no escuchara nada. —Recién regresamos y ya me quiere traicionar —murmuró fregando su frente en la espalda ajena. —Eso no se hace —regañó falsamente.
Hoseok rió por el comentario y se dejó hacer con el abrazo, para después decirle que debían ir a dormir a la cama, cosa que Jungkook se negó.
—Quiero un masaje.
—Y yo ser millonario —se burló, porque no venía al caso, solo quería ver como Jungkook rogaba por atención.
—Por favor —aleteó sus pestañas de manera tierna y graciosa.
Con su crema corporal lista y Jungkook acostado boca abajo en ropa interior, Hoseok empezó su trabajo, aunque en realidad le gustaba hacerlo.
—¿Me vas a contar que pasó? —preguntó al untar una abundante cantidad de crema en los anchos hombros de Jungkook.
—Lee, eso —suspiró frustrado. —Esta vez nos acusó con el jefe departamental en la reunión de hoy, diciendo que no trabajamos organizados, no éramos responsables y todas esas mierdas inventadas —soltó un gemido de gusto cuando Hoseok le masajeó cerca de las costillas. —Y después nos dijo que era solo el principio.
Hoseok gruñó al escuchar aquello, intentando no distraerse en apretar con demasiada fuerza el músculo y lastimarlo.
—Tenemos nuevos proyectos y con SeokJin nos interesamos en uno, podemos sacarle mucho provecho, pero no mencionaremos cual será para que nos de ese —murmuró. —Cuando mostremos nuestro avance en la siguiente reunión, lo dejaremos con la boca abierta. Y si, se que es mucho trabajo para solo los dos, pero no puedo así no más renunciar, al menos no he buscado trabajo en otras empresas —Hoseok le apretó las pantorrilla y gimió satisfecho. —Justo ahí.
Continuó dando masajes en el cuerpo de Jungkook hasta que se adormeció y cayó dormido, roncando suavemente. Salió de la habitación y fue al baño a lavarse el exceso de crema, para de ahí revisar su celular.
Honestamente, sabía lo cruel e injusta que era la vida laboral, lo había visto y en muchos casos ignorado, porque no le afectaban, hasta ahora, que el perjudicado era Jungkook.
Pasó bastante tiempo pegado al celular, con Jungkook a su lado dormido, observando lo tranquilo y hermoso que se veía en ese momento, aunque para él en todo momento se ve bien, tranquilo, no tanto.
Quizás estuvo muy concentrado en la pantalla del móvil y laptop, si, la había llevado para facilitarle su trabajo, porque no se dio cuenta cuando Jungkook se giró para empezar a besar su hombro.
—Durmamos cucharita, deje eso —pidió aún con los ojos cerrados. —Quiero abrazarlo.
Y sonriendo, Hoseok hizo lo que él menor pidió, diciendo que se pondría la pijama mientras Jungkook iba al baño.
—Me siento en el paraíso —murmuró abrazando a Hoseok y aspirando el aroma en su cuello. —Te amo.
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