Unus
I
Tus rojos labios incitan
la perversidad del loco
más inspirado en devorarlos.
Oh, nena, si verías mi mirada
en las llanuras de tus caderas, cederías ser la intérprete principal de mis poemas.
Oh, nena, si notaras el hambre
que me nace por la suavidad de tu carne, serías la presa satisfecha de este sádico poeta.
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