Tres
III
Tus caminatas de ensueño, que trababan sus pasos por miedo,
y aún así seguían con los sueños rotos en los pies y una pizca de esperanza en la espalda.
Tu caminata lenta... vivaz y cansada todavía seguía, con un desierto en el pecho y un oasis tronando en los iris empañados de desilusiones.
Te vi y supe que caminabas con la herida abierta.
Te vi y supe que intentabas cuando todo el mundo te decía que no podías.
Caminaste en un suelo de vidrios, y llegaste a la cima sangrando para pronto sanar.
Te vi y supe el verdadero significado de la vida.
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