Mal amor
Hola a todos 😊 está historia es una que se me ocurrió... ayer xD y bueno ya saben, cuando se me da la inspiración porque depre aun emo trabajo mejor .-. pues aquí está el resultado n.n es una historia de Fubuki y Aiger.
Y eh de decir que está inspirada en una canción, Everytime we touch, de Cascada. Pero también, está inspirado en otro Songfic... Hechizos, pócimas y brujería... que está en uno de mis libros llamado 20 Song-shots... así que quien lo leyó ya sabrá que pasará .__. y sino lo leyeron no importa n.n todo se entiende a lo que ya había escrito... casi...
Así que espero les guste n.n
Tiene un toque de lemon, de una vez digo 7w7
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Se habían conocido como rivales...
...de una rivalidad paso a una buena amistad...
...y la amistad floreció por el sentimiento más intrigante difícil de entender: amor.
Pero las cosas no eran tan fáciles.
"Ya que amaba a alguien más."
Para ese momento Aiger Akabane no tenía muy en claro sus sentimientos sobre Fubuki Sumie, lo suyo era más una amistad con una rivalidad sana. Ya que habían empezado como rivales pero poco a poco las cosas comenzaron a cambiar.
Fubuki noto que Aiger no era un chico arrogante y después de tanto, podían ser amigos, lo cual así empezó.
Y como se dijo, nadie sabía todavía algo referente a sus sentimientos.
Pues por ese tiempo, Fubuki tenía una relación... no... más bien "una relación secreta" ya que su novio tenía de cierto modo fama en su deporte favorito, o sea el Beyblade, además de que también siendo ya su pareja, Shu Kurenai era un tanto serio como para demostrar los sentimientos; en ese aspecto Fubuki lo entendía, y era comprensible.... se estaba ajustando a las condiciones que su amado albino le daba. Pues era Shu quién le decía donde y a que hora verse... No quería exponer su relación al público por el tema de la prensa y los chismes, así que la mayor parte del tiempo se veían en algún restaurante desconocido para comer juntos, o en el departamento del albino donde esté le preparaba de comer. Fubuki estaba encantado con las cosas así, además, la mayor parte de las citas terminaban en la cama del mayor... Pues Shu le hacía vibrar con sus caricias y sus besos y Fubuki se había entregado completamente a él. Teniendo 18 años el albino era bastante experimentado sobre el cuerpo de su amado, quién aún siendo dos años menor que el recibía encantado las atenciones de Shu.
También por eso era un poco secreto todo, ya que no quería meterse en algún problema aunque solo se llevarán por dos años, Fubuki todavía era menor de edad. Pero el pelirubio aceptaba por esa razón las condiciones en las que estaba su romance.
Con todo eso, Shu lo amaba como nadie más lo había amado... eso era suficiente para el pelirubio de ojos rubíes.
Aiger por su parte no tenía pareja.... tenía buenas amistades, era atrayente a otras personas pero como quería seguir siendo el número uno en el Beyblade, sentía que no tenía "el tiempo suficiente" como para una relación... inclusive a veces bromeaba diciendo que el noviazgo era una tontería y perdida de tiempo... ese comentario hacia enojar un poco a Fubuki pues el tenía su relación secreta, pero sabía que Aiger no lo decía para molestar...
Las cosas en el romance de Fubuki habían dado un giro inesperado cuando Shu le informo que debía ausentarse por un viaje, y como siempre, su pelirubio había aceptado.
Fue así como los meses pasaban sin noticias de Shu, pero Fubuki no decía queja alguna. Inclusive su amistad con Aiger estaba fortaleciendose más y más... Eso fue lo único bueno que había salido de todo ello. Pero, entre más lejos se sentía Shu, más cerca lo estaba Aiger de Fubuki.
— ¿Te pasa algo?
— ¿Algo como que?
— No se Fubuki.— Siguió explicando Aiger.— Estás un poco extrañó.
— No te preocupes, solamente estoy un poco cansado.
¿Era tan obvia su inquetud por saber de Shu?
Extrañaba estar con él, sus besos y caricias y muy en especial aquellos momentos íntimos que había entre ellos. Fue con Shu con quién tuvo su primera experiencia sexual, aún teniendo 16 años y su maestro 18, el albino de ojos rubíes había sido cuidadoso y todo un experto sobre el cuerpo de su amado, y Fubuki se había hecho de cierto modo adicto a él.
Pero ya habían pasado muchos meses desde que esté se fue. Entendía que como dueño de un club tan importante como los Raging Bulls era obvio que Shu tenía muchas múltiples ocupaciones... y como novio en secreto que era, debía ser comprensible con quién fue su maestro pero que ya se había convertido en su pareja.
— No me a llamado.— Fubuki tenía una expresión un tanto preocupada por no saber nada de Shu desde hace varias semanas.
Al principio el albino le llamaba en el día, siempre diario y era constante en sus mensajes aún a pesar de la diferencia de hora que había, pero no importaba. Shu siempre intentaba llamarle a su amado y eso alegraba a Fubuki. Pero poco a poco empezo a ser menos constante...
Pues sus llamadas diario empezaron a ser dos o tres por semana y los mensajes luego no los respondía hasta el día siguiente o inclusive lo dejaba en visto. Fubuki no le veía lo malo a la situación. Fue un novio comprensible. Pues entendía que Shu como dueño de un equipo importante tuviera muchas ocupaciones y por el horario no era fácil a veces coincidir.
Era un novio comprensible...
...O un pobre ingenuo...
— ¿Quieres entrenar?.— Aiger se había acercado a él pero como lo noto con el teléfono se le quedó viendo preocupado.— ¿Sucedió algo?
— ¿Porque lo dices?.— El pelirubio guardo el teléfono para levantarse de la banca viéndolo serio.
— Es que tú cara se veía preocupada.— Aiger ya había visto algunos detalles en el por lo que siguió preguntando.— ¿Tienes algún problema o algo así?
— Bueno...
Su expresión seria tenía un matiz todavía preocupante... ¿Sería bueno decirle a Aiger respecto a su preocupación sobre su relación? Shu no le a hablado y eso ya le estaba dando de que pensar. Pero Aiger no sabe las cosas ya que todo estaba siendo secreto todavía.
— Estoy bien no te preocupes.
Las cosas siempre, compartidas, pesan menos... Pero Fubuki no había querido hablarlo por no saber cómo hacerlo.
Después de meses así, se veía como la relación de amistad entre Fubuki y Aiger estaba mejorando bastante... eso hacia a veces olvidar los problemas que el pelirubio tenía respecto a su relación secreta.
Pues la amistad con el joven de cabellos burdeos era su único consuelo que tenía por sentirse tan mal que, de cierto modo Shu ya no estuviese atento a él.
Pero las cosas dieron un giro inesperado que favoreció a Fubuki.
Ya que esa mañana le habían comentado que habría una exhibición de Beyblade en New York por lo que el era uno de los representantes... Y no solo eso, se podría decir que ya tenía la invitación para ser parte de los Raging Bulls. Eso significaba que ya podría estar con su amado nuevamente.
Con esas noticias el ánimo del pelirubio había mejorado más... Que si bien es serio y reservado, sus cercanos notaron que se veía feliz... Aiger estaba alegre por eso, ya que no le gustaba verlo preocupado.
Los sentimientos de Aiger hacia el habían mejorado a tal punto en ese tiempo de convivir que... no se había dado cuenta todavía pero, se había enamorado sin saberlo...
Aunque eso no lo sabía Fubuki ya que su corazón le pertenecía a alguien más.
Los días previos a viajar se acercaban, Shu de vez en vez le respondía los mensajes y le llamaba a su pelirubio, Fubuki en cambio había decidido no decirle nada del viaje, quería darle una hermosa sorpresa.
Pero no...
...la sorpresa se la llevó él.
Fubuki se había despedido de sus amigos y de Aiger en el aeropuerto, estaba emocionado pues el día más esperado ya había llegado. Ya quería ver la expresión de sorpresa de Shu al verlo ahí.
Las horas de viaje fueron eternas para él, pero, una vez que llegó a hospedarse en donde se le asignó solo se arregló un poco para ver a su amado en el edificio sede de los Raging Bulls... Ya era medianamente tarde y estaba resintiendo el viaje pero no importaba pues su emoción de ver y besar a Shu era más grande que su cansancio.
Una vez en el edificio le dieron la sorpresa de que Shu ya se había ido de ahí, pero eso no desmotivo al joven, quién decidió ir a buscarlo a su departamento. Su corazón latía con emoción pues cada instante lo acercaba más a él.
Llegó al departamento del mayor y tocó suavemente pero no obtuvo respuesta, al tomar la manija de la puerta se dio cuenta de que está estaba sin llave así que decidió entrar... El lugar tenía el aroma de la colonia de su amado y sonrió por eso. Con lentitud se dispuso a ir a la habitación de Shu, notando está cerrada, pero se acercó a tomar la manija...
Aunque un ruido le extraño... pero se armó de valor abriendo la puerta.
Lo que vio dentro le partió el corazón.
Pues sobre la cama Shu se hallaba desnudo arremetiendo el cuerpo de un joven de cabello pelirosa y ojos amarillos en las mismas circunstancias que el... El albino se movía con maestría dentro del cuerpo de aquel chico que no dejaba de soltar con descaro sus gemidos... hasta que llegaron al clímax los dos juntos.
En ese momento Shu se dio cuenta de la situación.
— ¡¡Fubuki!!
Pero el pelirubio tenía un nudo en la garganta y no le salían las palabras... solamente sus lágrimas habían comenzado a caer. Y aunque le flaquearon las piernas salió corriendo de ahí sin dejar dar explicaciones, aunque no había nada que decir.
Fubuki comprendió que Shu tenía a alguien más a quién le daba sus muestras de cariño... Y entendía porque se debía ajustar a los deseos del albino... Pues el amante al parecer era él...
Shu varias veces había intentado hablar con Fubuki, aunque realmente no había nada que aclarar pues las cosas eran bastante claras y el pelirubio se sentía muy herido con todo ello.
— ¡Te odio Shu!
— Escúchame Fubuki.
Había intentado hablar con el menor pero no había modo, Fubuki se negaba a hablar o dejarle hablar pues para el todo era muy claro.
— Te odio.— Volvió a repetir estando a mitad de las escaleras.— Y al mismo tiempo no puedo dejar de amarte.
— Fubuki...— Shu se encontraba a escalones más abajo de él.
Pero el pelirubio se alejó de él, no quería ya verlo pues eso le dolía. Solamente quería irse ya. Pero tampoco para eso había oportunidad ya que por alguna extraña razón no podía hacer su cambio de equipo, eso le extraño así que no dijo nada, intento entrenar muy lejos de Shu, y este comprendió un poco así que le dio tiempo a solas.
A pesar de su dolor las cosas mejoraron un poco con la visita de Aiger, pues el también tenía asuntos respecto a un pequeño torneo que había en esos momentos, las cosas estando con el dolerían menos.
Dolerían menos estando con alguien con quién sentirse bien. Pues para ese momento ya se había enterado que Lane Vallhala, el joven con quién Shu lo engaño se entrenaría en las mismas instalaciones que él. ¿Se podía agregar más dolor? Si... Lane también era un pupilo de Shu como en su momento lo fue Fubuki también.
— ¿Quieres salir a dar una vuelta?
— ¿A dónde?
— A donde quieras Fubuki.
Aiger había intentado hacer salir a Fubuki quién desde que se enteró de muchas cosas no había querido salir y a medias estaba entrenando. Su rendimiento había bajado de cierta manera y eso preocupaba al joven de ojos turquesa... Shu no le decía nada, en parte era su culpa y no tenía porque reclamar nada, estaba dejando que el niño pasará su dolor a su manera.
Pero eso no significa a qué Aiger lo dejara así, pues estaba preocupado por su semblante así que hacía por llamar su atención y también de ese modo distraerlo de lo que sea que le afectaba.
La seriedad de Fubuki siempre fue muy notoria, pero tras el haber dejado a Shu su semblante era aún más serio... pero sin que nadie lo notará, bajo esa apariencia había una profunda tristeza que se estaba convirtiendo en depresión.
— Fubuki.
— ¿Dime?
Habían salido a dar una vuelta por el Parque Central, un paseo después de muchos días en insistir a salir. Fubuki no tenía ganas pero había caído a la insistencia de Aiger, así que salieron. Además... no quería ver cómo Shu entrenaba personalmente a Lane con quién se había encerrado en una de las salas de entrenamiento.
— Gracias por la salida, realmente creo que si necesitaba distraerme y y tomar aire.— Fubuki se dejó caer en una banca para ver el cielo, estaba soleado el día pero era agradable.
— Creo que no tenemos que estar entrenando todo el tiempo.— El niño se sentó a su lado y sonrió.— Además ya dijiste, creo que lo necesitabas.
Tras eso, Fubuki suspiro con pesadez y se encorvo hacia delante en el asiento pensando en ello. Dolía si, pensar en Shu... pero volteo a ver a su compañero y sonrió. Pasar tiempo juntos quizás sea lo que le podría hacer bien.
Aunque sentía todavía una profunda tristeza, el pelirubio admitía que pasar tiempo con Aiger era agradable y le hacía sentir mejor. Gracias a él se olvidaba de sus tristezas.
Y Aiger... se sentía más seguro estando con el referente a sus sentimientos. Inclusive se sentía un poco tonto por antes haber dicho que no le interesaba enamorarse y que tener un noviazgo era para tontos porque esas cosas quitaban tiempo a "lo importante" pero... así era... Se había enamorado de Fubuki.
— ¿Pasa algo?.— El pelirubio lo había vuelto a ver.
— Nada.— Aún así Aiger había sonreído ocultando las cosas.— Estaba pensando en otras cosas y me distraje de eso.
— ¿Y en qué pensabas?
— No se si decírtelo.— Desvío la mirada para ver al frente.
— ¿Es malo?.— Aunque tanta intriga le dio más curiosidad en querer saber.
— Eso depende...— Lo vio nuevamente.
— Si es malo, puedes decirme, quizás pueda ayudarte.— Era un poco irónico para Fubuki decir eso, pues cuando Aiger quería ayudarle el se había negado.
— No se...— Seguía pensando pero seguía viéndolo, dudando todavía pero ¿si no arriesga no gana, no?.— Pero...
— ¿Pero...?
— Fubuki ¿tu te has enamorado?
— ¿Eh?.— Eso lo tomo por sorpresa pero no sabía que decirle... no después de como habían acabado las cosas con Shu.— No, nunca me eh enamorado.— Una mentira que dolía.
— Ya veo.— Ahora Aiger dudaba en seguir ya que, quizás podrían rechazarlo si continuaba.
— ¿Porque lo dices?
— Nada más sentí curiosidad... pero...
Volvió a verlo, perderse en esos rubíes lo hacían sentir un tanto especial... pero, el que no arriesga no gana ya se dijo.
— ¿Aiger?
— Escucha.— El menor se resigno y continuo hablando para sorpresa de su compañero.— Yo se que dirás qué no, pero también debo decirte.
Para ese entonces ya se había puesto de pie y había quedado frente a él, Fubuki se asombro todavía más.
— ¡Tu me gustas!
Fubuki se sorprendió por eso para verlo ¿hablabla en serio? No se lo imaginaba siquiera debido a que Aiger lo tenía bien oculto, o seguramente si era obvio pero no sé daba cuenta ya que el pensaba más en Shu que en otra persona.
— Y quizás tú, no te fijarías en mí...— El menor seguía hablando aún para sorpresa del contrario.— Pero debía decírtelo.— Como Fubuki todavía tenía cara de conmoción, sonrió.— Puedes olvidar lo que dije si quieres... no importa.
Aiger se asombro al ver cómo Fubuki le había tomado la muñeca para evitar que vaya a irse. Eso lo motivo para acercarse al pelirubio poco a poco hacia su rostro. Fubuki por su parte lo tomo de la cintura para atraerlo a él.
Y finalmente darse un beso... un beso tierno y con cariño.
Un beso... que Fubuki no sentía.
— Fubuki.
La voz de Aiger, quién estaba acostado en el suelo resonana por la habitación... Se encontraba completamente desnudo, y sobre el estaba Fubuki, quién estaba igual... desnudo sobre él, arremetiendo con fuerza el delicado cuerpo del oji turquesa. Los movimientos eran cada vez más intensos y el climax llegó. Aiger termino corriendose entre ambos y Fubuki dentro de este... Se dejó caer entre los brazos del menor quien lo acarició con cariño, aunque ambos estaban respirando con dificultad.
— Te amo...— Aiger sonrió para darle un beso.
— Hay que irnos.— Fubuki sonrió para darle también un beso y comenzar a enderezarse para vestirse.
Aunque después de su confesión y de su primer beso empezaron una "relación" no eran exactamente eso. Porque Fubuki no quería.
Aiger estaba encantado con Fubuki, sus sentimientos eran correspondidos y había cariño y ternura. Todo era lindo... Pero faltaba una cosa: Formalizar.
Pues no eran novios, más bien lo que se llama "Amigos con derechos". Lo cual estaba bien para Aiger, y aunque Naru le dijo que eso no era muy lindo que se diga, su hermano la tranquilizaba diciéndole que estaba bien. Para ese momento la peli-azul ya sabía de la relación de su hermano con Fubuki, y apoyaba a su hermano el todo aunque no le gustaban que las cosas estén de ese modo pero no importaba, como su hermana menor debía apoyarlo siempre además Aiger se veía muy feliz y eso bastaba para ella.
La razón por la que Fubuki no había formalizado con el mayor de los Akabane era muy simple: Tenía miedo...
Todavía seguía amando a Shu y era para el muy difícil olvidarlo, aunque estaba con Aiger y todo iba bien entre ellos, el corazón del pelirubio seguía latente por Kurenai... ¿Y como culparlo? a veces el primer amor es demasiado intenso y muy fuerte que es muy difícil olvidar un sentimiento por alguien así como así.
También debido a que se sintió muy afectado y herido por su infidelidad con Lane, no quería que Aiger le hiciera lo mismo. Una segunda vez no lo soportaría...
Fuera de esas inseguridades Fubuki se sentía a gusto con Aiger... Cómo Blader era un niño orgulloso y arrogante, alguien que quizás se ganaría odio por toda esa excesiva confianza en si mismo... Pero como novio... era diferente: un niño alegre y cariñoso que no dudaba en darle algún detalle, un dulce, una carta, cositas así. Y Fubuki agradecía con sonrisas, con sus besos y también haciéndole el amor. Se habían vuelto medianamente activos en ese aspecto... Pero eran felices.
O eso parecía.
Hasta el día que Fubuki se enteró del porque no podía hacer su cambio de equipo.
Shu no se lo permitía. Pues el albino había rechazado las peticiones del pelirubio... sabía que si eso hacia ya no podría verlo más y era algo que no quería.
— ¡Por favor Fubuki!.— Lo alcanzo a medio pasillo.— Deja que hablemos.— Shu lo tomo de la muñeca.
— Yo ya no tengo nada que decirte.
— Por favor.— El mayor había visto a su contrario, aunque todavía dolía ello.
— De verdad, se que lo que hice no tiene perdón pero... quiero arreglarlo.
— ¿¡Arreglar que!?.— Se alteró.— ¿Que quieres arreglar? ¡Si ya todo está roto!
— Fubuki...
— Ya no me hagas daño... ¿que pretendes? ¡Me engañaste y todavía tienes el cinismo de decir que me vas a explicar? ¡Por favor! ¡No me hagas reír!
Pero para su sorpresa Shu lo tomo de la cintura y lo jalo hacia su cuerpo para besarlo con fuerza... Aunque el pelirubio forcejeo no pudo hacer otra cosa pues su mente quedó en blanco tras el beso.
— No quiero perderte...
— Pues ya lo hiciste... no soy alguien con quién puedes jugar.— Las lágrimas del niño no dejaban de caer.— Ya no más Shu.
— Deja que hablamos... quiero reparar el daño.
— No.— Se apartó de él pese a todo lo que sentía.— Te odio... pero por más que trato... ¡no puedo dejar de amarte!
— Fubuki espera.
Shu lo había vuelto a sujetar con intención de besarlo pero Fubuki se soltó de su agarre y salió corriendo. El oji carmín intento ir detrás de él pero lo perdió de vista en el elevador. Se tranquilizó al ver qué el elevador subía, así que no lo perdería de vista y Fubuki parecía que no tenía intención de abandonar el edificio por lo que el albino salió corriendo para subir las escaleras y alcanzar al pelirubio.
Fubuki había entrado a uno de los vestidores y minutos después lo hizo Shu.
— Amor...
— No me digas así.— Pero el menor seguía de espaldas, así fue como Shu se acercó a el y lo tomo de la cintura para besarlo con ternura... el pelirubio intento no corresponder.
Pero su amor todavía era fuerte por él.
— Fubuki... te amo.
Sumie había sonreído ligeramente pero seguía preocupado. Shu lo atrajo a él para darle un beso nuevamente.
Esa tarde debía ser sincero con Aiger. Así que después de los entrenamientos quedó de verse con él. Si de verdad Shu quería volver con el debía ser sincero con Aiger y decirle la verdad.
Habían ido a una pequeña cafetería y fue ahí donde el oji turquesa supo aquella historia que no conocía de Fubuki: de como conoció a Shu y como se convirtió en su maestro era algo que sabía... Pero como se enamoraron y como empezó su romance... y en especial de como terminaron las cosas... Fue algo que sorprendió a este.
— Esa era mi razón para no aceptar un noviazgo y tener nuestro romance abierto, por decir así.— Fubuki no se atrevía a verlo a la cara.— Solamente no quería ser lastimado.
Pero Aiger le tomo la mano y sonrió, le tomo la cara por el mentón.
— Yo te entiendo Fubuki...— Sonrió.— Y si aún no sabes que sientes, está bien... te comprendo.
— Perdoname...— Apretó su mano con la de él.
— No te preocupes.— Se acercó a darle un beso en la frente.— Yo quiero que seas feliz.
— ¿Pero y tú...?
— No quiere decir que voy a dejar de luchar por ti.— Continuo con una sonrisa.— Pero si necesitas tiempo, te lo voy a dar.— Está vez le dio un beso en los labios.
Fubuki estaba confundido pues aunque los sentimientos por Aiger eran fuertes nada se comparaba a los que sentia por Shu. Necesitaba un poco de tiempo como le decía el menor... quizás hablando con Shu para pedirle pensar las cosas podrían aclarar todo para el bienestar de su corazón.
Al día siguiente, un día nublado y borrascoso no daba indicios a qué fuera bueno... Pero no importaba. Fubuki se había arreglado para ir a ver a Shu, era todavía un poco temprano pero no importaba, mejor para el ya que de esa manera podrían hablar en calma. Esperaba que Shu comprendiera que necesita tiempo y si el amor que dice tener por él es fuerte entonces sabra entenderlo.
El elevador estaba en uso por lo que decidió usar las escaleras por mientras, esperaba realmente que Shu entendiera.
Las cosas no iban a salir como esperaban. Pues al doblar al pasillo, escucho un ruido, era la voz de Shu, no había dudas. Por lo que se acercó a ver qué sucedía.
Por segunda ocasión Shu le rompió el corazón: metros más allá se encontraban Lane y Shu compartiendo un ardiente beso...
Fubuki no aguanto demasiado y salió corriendo de ahí... Por el movimiento Shu se dio cuenta de que lo observaron y se le helo la sangre.
— ¡Fubuki!
Salió corriendo detrás de él pero el pelirubio ya había tomado el elevador. Llegando a la planta más alta donde se ubicaba la oficina de Kurenai.
Aiger iba llegando al edificio, quería pasar tiempo con su pelirubio para ir a comer algo más tarde, aunque un frío air helado le hizo abrazarse los brazos.
— El clima está extraño.
El oji turquesa alzó la cara al cielo, estaba gris y las nubes se estaban moviendo a una velocidad más alta a lo que comúnmente se mueven, todo indicaba que iba a caer una tormenta en cualquier momento. Así que se apresuró a entrar a la sede para buscar a su amado pues sintió un dolor punzante que le hizo sentir además de escalofríos una desagradable sensación en el pecho. Así que había entrado corriendo a buscar a su pelirubio.
Fubuki por su parte se había encerrado en la oficina de Shu, llorando... Un llanto mezcla de frustración, tristeza y decepción... Decepción consigo mismo por haberle creído a Shu sus estúpidas falsas esperanzas de amor...
No sabe quién empezó el beso y no le dio tiempo a explicarle, solamente se encerró en la oficina bloqueando la puerta y calmó su frustración destrozando todo ahí dentro, tiro muebles, libros y destrozó la computadora y demás aparatos electrónicos. Eso no calmaba su situación.
Pero no era suficiente.
— ¡¡Fubuki!!.— La voz de Shu delataba su desesperación.— ¡¡Abre la maldita puerta!!
— ¡Fubuki!.— Y no solo era Shu, era Aiger también el que se encontraba en la misma situación, tratando de llamar a su novio en vano.
La espantosa corazonada en el pecho hizo que Aiger había sido correcta, por eso Shu comenzó a inquietarse aún más cuando Fubuki no salía y peor la puerta estaba trabada.
— ¡Tráeme la copia de la llave! ¡Pero ya!.— Ordenó el albino hacia uno de sus empleados quién de inmediato corrió a hacer el encargó.
— ¡¡Fubuki!!.— Aiger intento abrir la puerta tratando de golpear está.
Sin más lágrimas que derramar por el y pese a los gritos desesperados que le pedían abrir aquella puerta, Fubuki no escuchaba. Se acercó al ventanal que ocupaba toda la pared y abrió está.
Se colocó de pie en el alfeizar del borde sintiendo como el viento frío golpeaba sus mejillas, pero el no sentía nada de ello, desde hace tiempo que no sentía nada.
Los tonos grises del cielo oscurecían más la habitación, y pisos más abajo solo se oían a lo lejos los autos y ruidos a la lejanía.
— ¡¡Fubuki!!
Finalmente la puerta se abrió.
— ¡¡No!!
Un rayo iluminó el panorama y después de eso todo quedó en silencio.
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