Prólogo
La nieve caía del cielo nublado, espolvoreando todo a su paso con una capa blanca y fría. A pesar de que fueran las primeras horas del día, ya había caído la primera nevada en Rusia.
Contra el tiempo todos los niños eran mandados por sus padres a la escuela bien abrigados para soportar el gélido clima invernal y los pequeños obedientes se preparaban para asistir a clases o algunos otros lloriqueando por quedarse el resto del día recostados en sus camas.
El aliento que se escapa por la boca al suspirar inmediatamente se convertía en vapor, la nariz se teñia de un suave rosa por el frío y las cabezas eran cubiertas por coloridos y cálidos gorros o veías bufandas colgando de los cuellos blancos de las personas.
Eso es lo que se apreciaba en las calles.
Una pequeña niña en especial se preparaba para su primer día en la escuela, cepillaba su cabello (c/d/p) para peinarlo en una media coleta y la adornó con un lazo (color). De su armario sacó un abrigo que le llegaba hasta las rodillas y se ató sus zapatos negros de charol relucientes que cubrían sus pequeños pies envueltos en unas mallas negras que hacían juego con su falda igual negra.
Era una niña de rasgos hermosos y finos, una nariz respingada pero afilada, unos ojos color (c/d/o) grandes y gatunos que parecían de muñeca , que reposaban sobre sus blancas mejillas que de vez en cuando se tornaban a un tenue rosado. Era alta para su edad y de fino cuerpo, como una pequeña hada.
Pero para ella el mundo era totalmente distinto a sus ojos, _____ es daltonica. No importaba cuanto se esforzara no podía ver la mayoría de los colores o algunas veces eran muy suaves casi como una sombra, en ejemplo la piel que se ve gris, el único color que conocía y que veía más fácilmente era el amarillo. No era su color favorito pero era el que sus ojos llegaban a captar.
En pocas palabras, la vida de la pequeña tenía una vista distinta de la nuestra.
Caminó junto con su madre hasta la entrada del jardín de niños y se despidió de ella con mucha seguridad, sabía que no sería lo mismo que cuando era educada en casa por su misma madre pero ya habían pasado 2 años y tenía que ser integrada al último grupo para poder ingresar a la escuela primaria más adelante.
Sonriente se dirigió a la entrada de la institución admirando como los niños se juntaban con otros y platicaban amenamente para entonces se dio cuenta de que tenía que hacer un amigo, como todos los demás, lo quería solo por impulso o por seguir el mero ejemplo de los demás pero no estaría de más tener alguien con quien hablar.
Pero algo captó su atención, más bien alguien.
Un chiquillo de cabellos rubios, que era una mezcla con el ya particular gris, con un abrigo de tono fuerte y lamentablemente no podía ver el color de sus ojos. No podía verlos aunque lo interara no por su defecto sino porque el niño se encontraba llorando pegado a una esquina de la puerta.
Algo dentro de ella le dijo que se acercara y ayudara al pequeño, era el único que se aferraba a su llanto y se negaba a entrar.
Con cara preocupada se acercó al que suponía era rubio y le tocó suavemente el hombro para llamar su atención.
Fue cuando finalmente levantó la mirada, mostró sus ojos rojos derramando ríos de lágrimas y por su problema captó su iris de un color amarillo opaco, su nariz arrugada y escurriendo, las cejas temblaban y sus mofletes, a su vista amarillos, estaban tensos por el esfuerzo.
Pero su estado de calma no duró mucho tiempo pues continuó con su lloriqueo aunque ahora acompañado de palabras temblorosas en un tono tremulo.
—¡Abuelo! ¡Abuelo!
Ella nunca había visto llorar a alguien que no fueran sus familiares y lo único que pudo hacer fue abrazarle y acariciar lentamente su cabeza, como era de esperarse él paró al sentir el delicado agarre de la chica desconocida y por ende también se congeló. No sabía que hacer, era el primer contacto con una niña que haya tenido.
— Ya, ya. No llores, veras que pronto volverás a ver a tu abuelo.
— Pero.... Pero. — tartamudeaba por causa del anterior lloriqueo. — ¡Mi abuelo se fue! — mando a la borda el estado de calma en el que la chica lo había inducido dando un grito desbordando más lágrimas.
Nerviosa ya la pequeña soltó al pequeño y pensaba de qué manera hacerlo parar.
— No es para tanto. Tu abuelo vendrá por ti en unas horas.
—¡Mientes! — apenas se le entendía por los sollozos de su voz.
—¡Te lo prometo! ¡Él regresará por ti!— lo tomó de los hombros para que la mirara a los ojos. — Nuestros padres no tardarán en venir, te lo prometo.
—¿También se fue tu familia? ¿Te dejaron a ti también? — fue lo que supuso al ver que ella también cargaba una mochila sobre sus hombros.
— No, no me abandonaron. Ellos regresarán. — agarró su mano cubierta por unos gruesos guantes. — Lo sé, por eso lo prometo.
—¿Cómo lo sabes? ¿Crees que ellos regresarán? — empezó a caminar junto con ella.
—¡Por supuesto! ¡Ellos me lo prometieron! — volteó para verle con una sonrisa de oreja a oreja. —¡Confía en mí!
Lap-dáb, Lap-dáb
Eso aceleró su corazón.
— Bien. Confío en ti. — contestó casi en un murmuro y le devolvió el mismo gesto.
Cogidos de las manos, caminaron lo que quedaba del trayecto para llegar al edificio con aulas coloridas abarrotadas de niños y sus risas.
— Por cierto mi nombre es Yuri. — rompió el momento de silencio que se formó apenas unos minutos y dirigió su mirada hacia ella, admitía que en poco tiempo ya amaba sus (c/d/o) orbes felinos. — Yuri Plisetsky.
— Lindo nombre, Yuri. — no podía evitar emocionarse cada vez que ella pronunciaba su nombre con su melodiosa voz. — El mío es _______, ______ Románovichna.
— El tuyo es más bonito, como tú. — lo último lo dijo en un susurro muy bajo, inaudible para los oídos de la menor.
—¿Hmm? — intento entender el balbuceo de Yuri pero al no lograrlo solo decidió ignorarlo y agradecer el cumplido. — ¡Gracias! Yuratchka.
Antes de poder replicar su apodo sintió como la mano de ella se apartó de la suya y escuchó como sus pasos hacían eco en otra dirección. Se estaba yendo.
—¿A dónde vas?
—A mi salón, el mío está en esa dirección.
Señaló un salón color rosado al otro extremo del suyo.
Así que ella es mayor.
—¿Estas en último grado?
— Sí, tengo 6 años casi 7 dentro de unos meses.
—Wow, eres mayor que yo, apenas acabo de cumplir 5 años.
— Creí que eras de mi edad. Bueno, te veré en el recreo, ¿paso a buscarte? ¿Cuál es tu salón?
—Es el verde de allí.
El chico apuntó al segundo salón de la orilla por la izquierda.
—¿Cuál de todos? Todos son amarillos.
Eso desconcertó a Yuri, ¿estaba bien? Todos los salones son de colores diferentes.
—¿De qué hablas? Es verde, es el que está al lado del morado. —intentó explicarle.
—Claro que no, ese es azul. — eso extraño aún más a Yuri. — Bueno, no importa. Gritare tu nombre en todos los salones hasta encontrarte.
—¡No se te ocu....!— fue interrumpido por la despedida de ella.
— ¡Adiós Yuratchka! — sonrió antes de correr hacia su aula. — ¡Te veo en el receso!
Sin más que decir ella partió.
Como prometió, pasó gritando por todos los salones hasta que Yuri la detuvo. Comieron animadamente y platicaron de muchas cosas. Pasaron uno que otro sonrojo por los niños y niñas que pasaban cantando insinuando que eran novios.
—¡Oh, Yuri! ¡No sabía que tu novia era mayor!
—¡Vaya Yuri, así que te gustan mayores!
—¡_______, tu novio es muy pequeño, ¿Ahora besas bebés?!
Esos entre muchos más y como respuesta natural Yuri les gritaba y espantaba para que se alejaran y les dejaran solos.
— Tsk —chasqueo su lengua en molestia. — Son molestos.
—¿Por qué no vamos a la pista más tarde? Es un buen lugar para relajarse.
Dentro de la conversación que mantenían descubrieron que ambos eran grandes admiradores de Viktor Nikiforov. Les fascina el patinaje artístico y sólo hablan de ello, al menos la mayor parte del tiempo.
— Me parece genial.
— Bien, ¿Somos amigos?
—Por supuesto, fea.
Bastante largo para un "pequeño" prólogo.
¡Es oficial, Nuevo Yuri Plisetsky x lectora!
Hola, he aquí mi nueva historia.
Realmente quería escribir éste tipo de historia. También me estuvieron sugiriendo hacer una.
Así que ¡Nuevo proyecto!
Espero que les guste, de verdad agradezco mucho su apoyo y espero que esta historia también reciba mucho apoyo.
Espero que les guste porque apenas estamos empezando.
*Danielle
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro