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Es normal para Jungkook cagarla tanto, siempre lo fue.
Eso no quita que esta vez sea diferente y le duela mucho. Porque Taehyung es la última persona a la que pensaría en lastimar, pero ahí está largando un mar de lágrimas nerviosas cuando él mismo le pide terminar su relación.
Taehyung no entiende mucho, cree haber escuchado mal. Y es que estuvo esquivando un tiempo a su novio, pero tuvo sus razones y, por sobre todo, pensó que estaba siendo sutil, dándole a entender que necesitaba estar sólo y no tenía nada que ver con él.
Pensó que Jungkook como siempre insistiría mucho, porque a decir verdad era bastante intenso y como un animalito a la deriva que siempre quería estar pegado a su cuerpo, incluso si pretendía aparentar ser un superado al que le daba igual la vida y los demás. Se sorprendió bastante cuando nada de eso pasó, pensando que tal vez estaba recibiendo comprensión por parte del contrario, que entendió el mensaje de necesitar su espacio para lidiar con sus problemas.
Ahora mismo se da cuenta de cuán equivocado estaba, pero tampoco a su mente llega la idea acertada de qué era lo que había sucedido, para tener al inquebrantable de Jungkook con cristalinas rodando por su rostro sin tener intención de detenerse por un buen rato.
Y es que pensó que después de no pasar tiempo juntos, el mayor se alegraría de que fuese a su encuentro, en aquel recóndito espacio del lugar donde ni los maestros ni los alumnos pasaban. Jungkook le estaba dando un beso ansioso como si quisiese tragarlo, y Taehyung se había reído en sus labios al entender cuánto lo había extrañado, y entonces cuando quiso ir más lejos, colando sus manos por la camisa desarreglada de Jungkook, su novio se tensó y comenzó a llorar de la nada, diciendo que era mejor terminar.
—Pero, Jungkook, no entiendo... —le dice angustiado—. ¿Cómo que terminar?
El castaño no contesta al instante y Taehyung infiere que tal vez el tiempo separados le había lastimado, pero no se atreve a preguntar si esa es la razón de su ruptura.
—Terminar, Taehyung... esto, nosotros —el dedo de Jungkook tiembla mientras se señala a ambos intercaladamente sin hacer demasiado grande el movimiento, porque está asustado de lo que hace—. Ya no quiero esto, sentirme así.
Y el menor de verdad quiere preguntar a qué se refiere con "esto" y con "así", pero se limita a mirarlo dolido sin poder creérselo, y de paso malinterpretando sus palabras, porque todo apunta a que Jungkook no quiere esta relación, ni sentirse enamorado de él. Incluso si eso está muy alejado de lo que en verdad quiere decir el mayor, pero él no lo aclara y Taehyung tampoco pregunta, así que el momento surrealista termina con el contrario barriendo sus lágrimas y yéndose de allí, dejando al menor con el corazón irreparable y sollozos que tampoco puede controlar.
Es tan impredecible lo que acaba de acontecer, y si Taehyung en algún momento se imaginó su relación terminando, jamás pensó sería por iniciativa de Jungkook, sino suya, dado que muchas veces el mayor lo hacía enojar, sacándolo de sus casillas. Pero al final del día sabía que se amaban mucho, y lo que estaban construyendo difícilmente iría en retroceso.
Al principio hubieron dudas. Dudas de si Jungkook estaba jugando con él. Porque claro todo era tan cliché, Jungkook siendo de un grupo popular y de élite en aquella escuela de acomodados, y aunque era amigo de todos, no era amigo de nadie. Fiestas, alcohol y sexo eran los favoritos de Jeon, y por si no fuera poco, con una visión del mundo bastante mierda, como si él fuese mejor al tener todo ese dinero para derrochar y un futuro asegurado a pesar de no estar moviendo un dedo para hacerlo posible.
Pero entonces Taehyung llegó y le abrió los ojos. La frase que cita que el amor cambia a las personas parecía ser cierta, porque algo se movió dentro de Jungkook al darse cuenta de que existía alguien sin interés en él, que no aspiraba a que se metiera en sus pantalones ni le diese fama al acercarse. Kim Taehyung era igual de inquebrantable que él, y por supuesto chocaron, porque así como él se aprovechaba de los demás, el menor se aseguraba de ponerle un freno, defendiendo a todo ser que para Jungkook era un mediocre.
Se convirtió en un desafío, porque era imposible que existiese en ese lugar de porquería una persona que conectase dos neuronas y no estuviese hueca por dentro. Era imposible que Taehyung no sea un interesado como todos los que se le acercaban. De hecho el menor ni siquiera se le acercaba, ni una sola mirada fugaz a su persona.
Quizá por eso comenzó a provocarlo intencionalmente. Porque se dio cuenta de que él sí lo miraba mucho y no podía soportar que no cayera en sus encantos como todos. Era muy contradictorio, porque odiaba que todos sean tan fáciles y predecibles. Y cuando entendió que en realidad el chico le gustaba, cualquier otra cosa en el mundo dejó de interesarle.
Sólo Taehyung estaba en su cabeza, y no tardó en coquetear con él de forma descarada, ganándose miradas de odio del susodicho, además de comentarios despectivos e ignoradas olímpicas hacia su persona. Pero Jungkook no desistió, siempre llevándole regalos, que al principio no eran aceptados, y luego recibidos de mala gana para deshacerse de él.
Tampoco era un secreto que el gran Jeon Jungkook se había enamorado, toda la escuela estaba al tanto de que había caído por el tan ordinario Kim Taehyung, que aunque fuese lindo e inteligente, no tenía una fortuna para ofrecer.
Y a pesar de que era un alivio para todos que el menor no le diese ni la hora, eran inevitables los celos, porque Jungkook ya no iba a fiestas, ya no se acostaba con nadie y más encima se había vuelto un sabelotodo en clases. Había cambiado un montón, y eso lo notaron todos, incluso Taehyung.
Pero fuera de estar conmovido, Taehyung estaba enojado. Él no había pedido tener la fama de ser el chico por el que Jeon Jungkook había caído rendido, todos hablaban de él tanto para bien como para mal, lo miraban con recelo, hasta diciendo que era un desagradecido por no aprovechar que Jungkook estaba detrás suyo. La rabia lo carcomía, no quería saber nada del castaño, ni aunque se estuviese convirtiendo en el representante de la Paz en el mundo.
Eso no quitó que las cosas siguieran igual, e incluso peor cuando Jungkook se unía a los mismos clubes que Taehyung sólo para verlo y tratar de hablar con él.
Y Taehyung estaba tan rodeado de Jungkook en su día a día, que de un momento a otro se hizo costumbre, mermando su odio y pasando a la indiferencia, a la resignación. Estaba todo bien porque a pesar de que todos tenían envidia de él y lo miraban por encima, nadie se atrevía a hacerle daño, incluso si Jungkook había cambiado nadie pensaba arriesgarse a lastimar a su protegido. Otra de las consecuencias es que tenía pocos amigos, pues toda la controversia con Jungkook había alejado a los interesados, y había dejado a los que realmente deseaban estar cerca suyo, puede que lo haya agradecido en silencio en algún momento.
Él tampoco iba a negar que Jungkook era atractivo, ni aunque tuviese tantos millones podría tener la atención que tiene si no fuese por su rostro y ese cuerpazo. Tampoco iba a negar que se veía lindo tratando de concentrase en el libro que había elegido en la biblioteca, donde se llevaba a cabo el club de lectura al que por supuesto se había unido tarde y había conseguido que una chica le cambiase el lugar para que pudiera sentarse junto a él.
Jungkook lo había atrapado mirándolo y sólo elevó ambas cejas ante la sorpresa del menor teniendo los ojos puestos en él, como si lo estuviese viendo al fin.
—¿Qué? —había dicho de forma suave, sin levantar la voz dado que estaban en la biblioteca.
Taehyung se maldijo al haber sido descubierto, en su defensa no se dio cuenta de que lo había estado observando por tanto tiempo.
—Nada —respondió—. Me sorprende que alguien como tú lea ese tipo de libros —señaló, sin saber por qué le estaba conversando.
—Sí, bueno, no lo había leído antes... —analizó encogiéndose de hombros—. De todas formas no lo entiendo.
El menor no pudo evitar apretar sus labios y esconder una sonrisa, Jungkook era tan bobo.
—¿Quizá porque ese libro es la segunda parte de la saga? —sugirió sarcástico.
Entonces el mayor parpadeó confundido, y con la mirada vacía dio vuelta lo que leía para observar la portada, donde claramente había un número dos enorme que indicaba que no debía comenzar a leer por ahí. Se sintió tonto cuando inspiró de forma visible al darse cuenta y luego exhaló al tiempo que dijo: —Oh...
En esa ocasión Taehyung sí soltó una risa, mirando al suelo para evitar ser visto, pero no lo logró y Jungkook se sintió más bobo pero por estar tan enamorado de esa sonrisa. De pronto el menor le quitó el libro que estaba leyendo, y colocó otro entre sus palmas.
—Tal vez ahora entiendas mejor —le dijo, cuando el mayor escaneó el libro vio que era la primera parte.
—Gracias... —notó que se trataba del mismo que estaba leyendo el menor—. ¿No lo vas a seguir leyendo entonces?
—Ya lo leí como tres veces —se encogió de hombros.
Jungkook abrió los ojos sorprendido— ¿¡Tres veces!?
—Ajá... —respondió con naturalidad.
—Pero... ¿por qué lo relees si ya sabes qué va a pasar? —indagó, pero Taehyung rodó los ojos como si la respuesta fuese tan obvia.
—Es mi saga favorita, además... —hizo una pequeña pausa, realmente no entendía por qué estaba conversando con él, pero verlo realmente interesado en lo que salía de sus labios lo hizo sentir culpable—. Además, quiero recordar cada suceso con detalle, porque hace poco salió la tercera parte y cuando consiga el libro necesito leerlo sin parar a preguntarme en qué momento pasó esto, y así... —se detuvo al ver que tal vez se estaba explicando como la mierda, y que hablaba mucho y demasiado rápido. Pero contrario a lo que pensaba Jungkook se acomodó mejor para responderle.
—¿No lo has conseguido aún? Comencé a leer esto porque es lo único que me sonaba de todos los libros —admitió—. Y recuerdo ver por todas partes publicidad de esto hace como un mes.
El menor rodó los ojos— Aun así, ya se ha agotado, tengo una suerte de mierda —contó—. Tal vez no sea tan mala suerte, me enteré que está bastante caro de todos modos, tengo tiempo para seguir ahorrando.
—Entiendo... —fue todo lo que respondió Jungkook mirando a un punto fijo en la mesa, parecía distraído según Taehyung, que asumió esa charla era demasiado aburrida para alguien como él.
Pero nuevamente se equivocó, porque obviamente el mayor aprovechó muy bien esa información. No tuvo que mover demasiados contactos, y antes de que terminase la semana ya se estaba dirigiendo a la mesa de Taehyung en la cafetería. Estaba de espaldas pero sus amigos lo incitaron a voltear al verlo acercarse. La situación no era para nada nueva, casi siempre le traía obsequios o intentaba entablar una conversación con él. Jungkook extendió su presente del día y Taehyung, acostumbrado, tomó la caja en sus manos.
—Si son los chocolates de esa marca ya te dije que no me gustan... —le advirtió con una sonrisa ladeada.
Jungkook simplemente ensanchó una sonrisa y se cruzó de brazos— No te preocupes, no lo he olvidado.
Generalmente el mayor se iba luego de obsequiarle algo, entendiendo que Taehyung demasiado tenía con todas las molestias que él acarreaba. Pero esta vez se quedó de pie, expectante.
Al notar aquello, el menor supuso que debía de abrirlo ahora mismo, por alguna razón. Intrigado bajó la vista al envoltorio y lo abrió sin prisas. Cuando tuvo el libro por el que tanto había renegado se sintió confundido. Sus amigos por el contrario jadearon asombrados, estando al tanto también de lo mucho que Taehyung deseaba tenerlo. Uno de ellos lo codeó para que saliera de su ensoñación, y subió su mirada algo tímido.
—N-no tenías que hacerlo, Jungkook... gracias —y verlo tímido era algo que al contrario le gustó mucho, ensanchando su sonrisa.
—No hay de qué —mencionó restándole importancia.
—¿Cómo lo conseguiste? —preguntó entonces luego, prometiéndose que ya no sería un imbécil con él, se estaba esforzando, incluso si el dinero y los contactos lo hacían todo por él. Pero aun así, era un lindo detalle.
—Bueno, mi tío es dueño de una librería. Consulté cuándo vendría el libro y me dijo que recién en un mes, pero que si yo quería él podía darme uno ya mismo —comentó—. Me explicó que siempre guarda diez ejemplares de los que le llegan por si las próximas entregas se retrasan o algo así, son algo así como repuestos para no hacer esperar tanto a la gente.
Taehyung lo miró sorprendido, no sabía cómo actuar con él haciendo un gesto tan bonito y genuino, cuando su relación se basaba en mirarlo mal cuando el otro venía a molestarlo con esa sonrisa burlona. Otro de sus amigos tuvo que empujarlo suavemente otra vez, siseando algo en su oído y entre dientes que Jungkook no alcanzó a escuchar.
—Am... —el menor se removió en su asiento y parpadeando inquieto—. Gracias de nuevo, Jungkook —repitió, y luego formó una pequeña sonrisa que el contrario jura que derritió su corazón en ese momento—. ¿Te... quieres sentar? —ofreció, sus amigos de inmediato le dejaron espacio al lado de Taehyung.
El mayor asintió algo cohibido también, estar recibiendo una buena respuesta después de mucho esfuerzo definitivamente era mil veces más satisfactorio que cuando cautivaba a alguien sin proponérselo siquiera.
Y siguió revoloteando a su alrededor muchos meses más, en los que ahora Taehyung ya no lo miraba mal y sus respuestas eran un poco más amables. Podía decirse que eran amigos, pero Jungkook siempre le dejaba en claro que a él le gustaba de otra manera. El menor siempre se sonrojaba.
Taehyung no sabía realmente qué pensar. Porque sí, Jungkook le gustaba también. Le agradaba cuando venía a charlar con él de cualquier trivialidad que sabía podía decírsela a cualquiera, confiaba en él algunas de sus dificultades y hasta a veces pedía ayuda para los deberes que no entendía. Le gustaba la forma en que lo escuchaba, realmente interesado y sin pedirle que por favor dejase de decir tantas tonterías, Jungkook se reiría de todas ellas. Y le gustaba girarse a verlo a la distancia, para descubrir que ya estaba siendo mirado por aquellos ojos que adoraban buscarlo.
El punto es que Taehyung ya estaba realmente perdido por él, pero por más que trataba de ignorar a todos esos envidiosos que esparcían rumores de Jungkook, alguna inseguridad le hacían surgir. ¿Y qué si era cierto que Jungkook sólo se estaba divirtiendo con él? Quizá había inventado toda esa farsa de chico enamorado para engañarlo y demostrarle que nadie podía resistirse al gran Jeon. Era también decepcionante el saber que el mayor jamás había estado en un compromiso antes, ¿por qué alguien ordinario como él sería la excepción? Taehyung no se sentía para nada especial como para venir a cambiar el mundo de alguien, ponerlo de cabeza.
Oh, pero toda esas inseguridades desaparecían cuando estaba con Jungkook, porque el chico lo trataba como si fuese lo más importante del mundo, le hacía saber con sus actos que no le interesaba otra cosa.
Quizá fue toda esa bruma de sentimientos que Jungkook le transmitía, sumado al hecho de que su perfil se veía muy bien mientras hablaba. No supo muy bien que fue exactamente, pero algo lo llevó a impulsarse cuando el mayor volteó en su dirección, y le dio un beso.
Fue uno muy pequeño, apenas como darse un beso en la mejilla, sólo que Taehyung lo había hecho en sus labios, y al instante se había separado avergonzado, con la sensación en sus labios cosquilleando por haber sentido la suavidad de los contrarios.
Jungkook lo miró entre sorprendido y tímido, ya estaba esbozando una sonrisa al darse cuenta cuando el menor comenzó a negar arrepentido.
—¡P-perdón! —dijo antes de levantarse del pasto, donde habían estado acostados en el receso, y prácticamente huyó.
—Espera, Tae... —trató de llamar, pero el menor se había ido.
Se preguntó si tal vez se había arrepentido, y por ello no quiso molestarlo en lo que restó del día.
Pero él no estaba dispuesto a rendirse, no después de haber avanzado tanto y... ese beso debió de significar algo.
Es por eso que al día siguiente, mientras Taehyung guardaba su ropa de gimnasia en los casilleros del lugar, se acercó a él despacio, no queriendo asustarlo.
—¿Podemos hablar? —pidió suave. Su tono no lo demostraba pero miraba hacia todos lados con nerviosismo.
—Está bien —accedió el menor.
Ambos esperaron a que los vestuarios se vacíen para tener tranquilidad, el mayor chequeó dos veces que no hubiese nadie, detestaba como algunos chismosos en el pasado habían invadido su privacidad. Al asegurarse de estar solos, suspiró y se colocó frente al menor.
—¿Por qué te fuiste así ayer? —indagó primero, sin dejar de ser comprensivo en su voz.
—Bueno, yo... me puse algo nervioso, perdón —admitió, estaba jugando con las mangas de su abrigo y el contrario pudo deducir que también estaba nervioso.
—Está bien, no tienes que pedirme perdón —le aseguró Jungkook, sonriendo un poco de lado—. Tú sabes que no me molestó —añadió, amando la forma en que las mejillas de Taehyung se tornaron coloradas—. Y si te arrepentiste o algo... está bien, supongo —terminó diciendo por más que le pesara.
—¡No, no es eso! —se apresuró a decir el menor, despegando la espalda de los casilleros, acercándose un paso hacia él sin darse cuenta— En serio, sólo me puse nervioso, yo nunca... ya sabes... —se negó a decirlo en voz alta y agradeció que Jungkook no lo obligara a decirlo con claridad.
El más alto pudo respirar con tranquilidad al saber que no se trataba de lo que estaba pensando. Suspiró al tiempo que sonreía suave y estiraba su mano para tomar la ajena sin mucha fuerza, no quería hacerlo sentir acorralado.
—Está bien —le respondió, su aliento chocando con su frente y enviando escalofríos a todo el cuerpo de Taehyung—. ¿Me dejas mostrarte, entonces? —indagó muy nervioso, ¿podría rechazarlo a pesar de todo?
Se esfumaron sus preguntas cuando el menor separó ambos labios para responder ahogadamente, como si se le hubiera secado la garganta— Sí...
Jungkook lo vio relamerse los labios al tiempo que él soltaba su mano para sujetar su cintura, y su mano libre subió hasta su nuca. Se inclinó despacio, y sólo cuando conectó miradas con Taehyung fue que ambos cerraron los ojos y se fundieron en un beso armonioso. El más alto se aferró a él con más seguridad luego de unos segundos, era increíble sentirse así cuando ya había besado a una docena de personas en el pasado, pero aquello era diferente, todo con Taehyung era diferente.
Lo besó lento, seguro, con mucho amor de por medio. Le importó muy poco la inexperiencia del menor, él le enseñaría, le enseñaría todo un mundo diferente y le demostraría que podía ser mejor que toda la basura que decían de él allí afuera.
Fue para ellos muy normal volverse una pareja, como si hubiese estado escrito en el destino de ambos.
Los celos de la gente eran cada vez más evidentes, puesto que a diferencia de siempre, ahora se tomaban de las manos, o Jungkook rodeaba los hombros de Taehyung para darle seguridad cuando caminaban, algunos besos menos íntimos también se llevaban todas las miradas.
Y a pesar de que estaba acostumbrado al contacto físico, no pudo evitar emocionarse con cada paso que daba junto a Taehyung. El simplemente tomarse de las manos hacia cosquillas en todo su cuerpo, se sentía como un primerizo incluso si él estaba más experimentado que el menor. Y es que jamás había mantenido una relación amorosa, y jamás imaginó sería tan distinta a flechazos y encuentros casuales.
Es por eso que se sorprendió bastamente cuando aquella noche de agosto, entre besos, el ambiente comenzó a calentarse un poco más en su habitación.
Era la primera vez que Taehyung iba a su casa, hacía demasiado frío para cenar fuera y era demasiado tarde para llevar al menor a su casa. Sus padres no estaban porque, bueno, nunca estaban. Jungkook le ofreció quedarse por supuesto, aunque no había segundas intenciones en aquella invitación, y tal vez ninguno había tenido el propósito de llevarlo más lejos, pero simplemente sucedió.
Taehyung terminó sentado encima suyo mientras los besos se sentían cada vez más hambrientos, y su cuerpo se apretaba sin descaro al suyo mientras Jungkook sujetaba firmemente sus piernas.
En algún otro momento terminó debajo del mayor, sintiendo su dureza chocar por encima de las ropas, mientras sus jadeos y gemidos se entremezclaban al tener las frentes unidas.
—¿Estás bien con esto? —había preguntado Jungkook en alguna ocasión cuando las ropas empezaron a desaparecer.
—Si es contigo, está bien —le aseguró Taehyung entre susurros.
Hicieron el amor esa noche, siendo la primera vez de ambos, porque no se asemejó en nada a las veces que Jungkook se acostó con gente sin importancia.
Durmieron abrazados en la calidez de las frazadas. Al otro día Jungkook le trajo el desayuno, y fueron a la escuela tomados de las manos.
Era tan hermoso todo, que Jungkook no entendía cómo lo había conseguido. Y sólo se respondió al darse cuenta de que tuvo que esforzarse muchísimo para recibir buenos resultados.
Le había tomado mucho, demasiado, que Taehyung sea su novio. Tanto, que era predecible que las inseguridades aparecieran por todos lados. Sentía su relación como algo frágil que en cualquier momento podría desmoronarse, siempre tuvo miedo de que el menor se aburriera de él, o cayera en todos los prejuicios que soltaban de él. Le atemorizaba pensar que todo su esfuerzo podía deshacerse con un soplo.
Todos esos miedos se intensificaron cuando su novio comenzó a distanciarse, a poner excusas para verse en otro momento, a estar tan poco tiempo con él. Quizá finalmente había pasado, y Taehyung se había aburrido de él. Quizá ya se sintió satisfecho de haberlo probado al igual que el resto. Quizá se dio cuenta de que no era tan buen besador ni bueno en la cama como los rumores databan.
Costó muchísimo que Taehyung fuera su novio, y es por eso que se sintió como una mierda cuando él mismo decidió arruinar todo. Porque había pasado un mes lleno de inseguridades, y prefería terminar aquello ahora, y no luego, cuando su amor creciera tanto que le partiera el alma escuchar al menor romper con él. No iba a permitir tampoco que su chico sea el malo de la película, él se sacrificaría por los dos.
Y Taehyung sabía que Jungkook estaba abrumado, lo sabe actualmente. Porque es su culpa no haber confiado en él para contarle sus cosas, estando seguro de que el mayor jamás lo dejaría hundirse en sus miserias.
Así que no puede reclamarle esa ruptura, porque sabe debe muchas explicaciones también, y a pesar de que quiere correr a decirle que lo ama, no lo hace, porque aún debe solucionar ciertas cosas, esperar el momento adecuado.
Y tal vez el momento adecuado es apenas una semana más tarde, cuando al regresar de la escuela ve su habitación hecha un desastre. No le sorprende que su madre haya sido la causante, aun así lo asusta ver como ella sostiene en sus manos su diario íntimo, sacudiéndolo en el aire y gritando por explicaciones.
Porque es obvio que los últimos meses estuvo escribiendo sobre Jungkook y su relación.
Ella ya lo sabía, sus padres, ambos. Le habían advertido y él trató de desmentirlo, de esconderlo a toda costa. Pero obviamente ellos habían sospechado y... en esas páginas estaba toda la verdad.
Se esperó de todo, desde que le quitaran el teléfono, de la prohibición de salir de casa, hasta incluso que le cambiaran de colegio. Pero jamás imaginó que su madre le daría una bofetada así de fuerte, haciendo doler su rostro y su corazón en decepción.
¿Tan malo era que le gustaran los chicos? Ni siquiera en su escuela de chicos estereotipados eran homofóbicos.
Obviamente la bruma de sensaciones lo hizo sollozar, ver toda sus cosas maltratadas y regadas por el piso era algo desgarrador. Cada pertenencia que tiene fueron regalos de sus padres, dados con mucho amor en el pasado, entonces ¿por qué le arrebataban todo el cariño que alguna vez le dieron?
Siempre había sido un chico ejemplar, un buen hijo, obediente, culto y de buenas notas en la escuela. ¿Por qué lo estaban rechazando así?
—Y más encima te pones a llorar —se queja su madre—. Veremos si tu padre te puede enderezar, qué vergüenza...
Taehyung apenas logra entender lo que sus palabras tratan de decir cuando siente el ardor en su rostro. El cuero de un cinturón impacta en su piel, y luego de ese le sigue más de lo mismo, hasta que irremediablemente termina en el suelo, hecho un ovillo mientras aguanta todo.
No tiene idea de si se desmayó o se quedó dormido en el suelo, pero se incorpora en alerta horas más tarde, con el dolor inminente en su cuerpo pero es lo que menos le importa.
Fuera de su habitación, sus padres parecen hacer vida normal. Por suerte no le confiscaron el teléfono, así que puede ver en la pantalla que faltan 40 minutos para la cena. Entonces estima que ese es el tiempo que tiene para largarse de allí.
Evita hacer ruido cuando toma su mochila de la escuela, en la que siempre carga su billetera, identificación y demás cosas importantes. Así que le añade algunas prendas de ropa, elementos de higiene personal... es obvio que está escapando. Trata de no volver a llorar y aparta esos sentimientos que impiden que se apresure en su tarea.
No duda para nada al salir por su ventana, que de suerte queda en la planta baja y es una tontería salir. Tampoco duda al momento de sacar efectivo, porque sabe que cancelarán todas sus tarjetas cuando descubran que se ha ido.
Y nada le aterra a pesar de que no sabe hacia donde ir, camina por inercia en un instinto de supervivencia.
Las calles están vacías y él trata de buscar un hotel que no sea tan costoso, después de todo no sabe a dónde irá, cómo conseguirá ayuda, y mucho menos cuánto tardará.
La zona céntrica le hace darse cuenta de que está cerca de la casa de Jungkook. Y aunque sabe el chico no quiere verlo, se frena en su camino evaluando la posibilidad de buscar su ayuda.
Y lo necesita, lo necesita tanto y lo extraña. Es por eso que se traga el nudo en su garganta y camina en la dirección que sabe de memoria.
Toca la puerta con algo de timidez, pero lo suficientemente fuerte para ser escuchado dentro. Percibe pisadas acercarse y se arrepiente un poco, no sabe cómo debe de reaccionar estando frente a Jungkook, debía de estar enojado con él.
La puerta se abre y la sorpresa es grande para el dueño de casa que no esperaba visitas, sobre todo porque se trata de Taehyung en aquel estado lamentable.
—¿¡Taehyung!? —pregunta alarmado, y el mencionado no esperaba ese tono, quizá ser rechazado, pero no pudo predecir el rostro del mayor volverse pálido.
—Perdón, no sabía a dónde ir... —admite con culpa, mirándolo angustiado y tratando de entender la reacción ajena.
—¡Dios! ¿estás bien? —indaga paseando su mirada por todos lados—. ¿Qué pasó? —Jungkook alarga de inmediato su brazo y toma su muñeca para hacerlo entrar en su hogar, haciendo a Taehyung soltar un quejido, pues tiene la muñeca lastimada. El mayor se da cuenta de su error de inmediato y lo suelta asustado.
—¿Jungkook, qué pasa? ¿Quién es? —una voz femenina se oye al fondo, y unos tacos repiquetean a la par. Una mujer vestida muy elegante aparece de pronto, la copa de vino que sostiene en su mano se aprieta de inmediato cuando su vista se topa con la visita. Un jadeo sonoro la lleva a taparse la boca—. ¿¡Qué sucedió!?
Alertado por los gritos de la mujer, el padre de Jungkook hace aparición detrás suyo, palideciendo también— Santo cielo...
Taehyung no entiende mucho, pero los nervios de la -aparentemente- familia Jeon se contagian en su cuerpo. Y recién cuando vuelve su vista a Jungkook, divisa el espejo del gran recibidor a un lado suyo. Se asusta de inmediato con la imagen que le devuelve su propio reflejo, porque además de estar despeinado, desarreglado y con signos de haber estado llorando, tiene una marca enorme que abarca gran parte de su rostro. Verla le recuerda el ardor del cinturón de cuero en su piel y comienza a hiperventilarse.
—Taehyung... —llama la voz preocupada de Jungkook—. Está bien, tranquilo —pide tratando de acercarse a él, esta vez tomando sus hombros con mayor delicadeza—. Todo estará bien, ven aquí —pide envolviéndolo en sus brazos. Su corazón se aprieta cuando el menor se aferra a él y comienza a llorar, mira a su madre en busca de ayuda y ella, obviando que Jungkook conoce al chico, decide tomar su teléfono y llamar a emergencias—. Tranquilo... —vuelve a decir Jungkook—. Estás aquí, estoy aquí —le murmura.
Pero fuera de calmarse, Taehyung se descose en lágrimas al por fin poder soltar todo su miedo. Porque era cierto, estaba en su lugar seguro, allí en los brazos de Jungkook y sintiendo su aroma.
El mayor lo arrastra para que puedan sentarse en el sillón del recibidor. Lo acurruca en sus brazos y continúa dándole caricias, recitando palabras para calmar su agitado corazón. Cerca suyo puede percibir a su mamá explicándole la situación a la operadora tras el teléfono, mientras que su padre se encarga de barrer la copa que había sido destrozada minutos atrás.
Ni bien ambos se desocupan están encima suyo, tratando de calmar a Taehyung también mientras Jungkook lo mantiene sobre su pecho.
—Vamos campeón, toma un poco de agua —ofrece el señor Jeon a su lado.
El menor trata de respirar más calmado cuando se incorpora y hace caso, bebiendo el líquido que parece calmar un poco sus emociones. Además de la mano de Jungkook en su espalda baja que le recuerda que está ahí con él.
—Gracias... —articula sin poder mirarlos, esta causando tantos problemas y lo sabe—. Lo siento mucho —añade culpable.
—No te preocupes cariño —asegura la mujer esta vez, aquel tono maternal le recuerda a su madre, pero el recuerdo duele—. Pero tienes que decirnos quién te hizo esto para que podamos ayudarte, ¿sí?
Ella luce preocupada en verdad, pero Taehyung tiene miedo. Quizá si los padres de Jungkook se enteran de la razón de que sus padres le dieran una paliza, lo rechacen la misma forma. Podrían llamar a sus padres, y en el peor de los casos arrastraría a Jungkook a un desastre horrible. Él definitivamente no quiere hacerle sentir lo que siente ahora.
Pero la verdad es que no tiene otra opción. Si no se aferra a esta oportunidad, tendrá que salir corriendo antes de que lleguen las autoridades. Y honestamente no cree tener fuerza para aquello.
—Tae, está bien, en serio... —lo anima Jungkook, él se gira a verlo. Traga saliva sin entender cómo el chico podía estar tan entregado a cuidarlo luego de todo lo que estuvo sucediendo este tiempo.
—Fueron... —dice despacio, juntando aire antes de hablar de nuevo, aunque ahora vuelve a desmoronarse un poco y su voz temblorosa lo demuestra—. F-fueron mis papás... —termina por soltar.
La madre de Jungkook suelta un jadeo sorpresivo, mientras que ambos hombres de la casa fruncen las cejas, viéndose algo cómicos dentro de todo el desastre ya que Taehyung percibe que se parecen mucho.
—¿Por qué hicieron algo como eso? —indaga horrorizada la señora Jeon.
—Por... —y sigue con mucho miedo, pero mirando de nuevo a su chico que asiente con la mirada, pidiendo que confíe, es que al fin lo dice—. Por ser gay.
Taehyung siente su corazón retumbando en su garganta cuando ambos adultos intercambian una mirada, pero nada duele más que la mirada de Jungkook brillando por la angustia ajena. Lo atrae de nuevo hacia su pecho para consolarlo.
—¿Ya había pasado antes? —pregunta el señor Jeon, lejos de cualquier pregunta cargada de hostilidad como imaginó el menor—. Bueno, no es que importe mucho, con algo así es suficiente para hacerlos pagar... —reflexiona aquel hombre.
Y Taehyung sabe que tal vez debería de sentirse mal porque, a pesar de todo, se trata de sus padres. Pero no lo hace, porque lo único que tiene grabado en la mente es la imagen de sus progenitores siendo despectivos con él. La secuencia se repite una y otra vez en su cabeza y él sólo desea que pare.
—No ha pasado antes —responde a pesar de todo, y suspira antes de cerrar los ojos porque sólo quiere concentrarse en la respiración de Jungkook bajo suyo, y en los latidos de su corazón.
Ambos adultos saben que es demasiado abrumador para el adolescente, por lo que deciden dejar las preguntas de lado y darles espacio a los menores.
Ellos no hablan mucho, simplemente se mantienen abrazados hasta que la puerta es tocada y todo un equipo interdisciplinario es el que entra. Médicos, un terapeuta y hasta un abogado. Y todos quieren hablar con Taehyung.
Por supuesto que priorizan la atención médica, y Jungkook lo acompaña en todo momento, sosteniendo su mano mientras lo revisan en una de las habitaciones. Su espalda es mucho peor que su rostro, y el mayor hace un esfuerzo enorme para no ponerse a llorar al ver al chico que ama tan lastimado. El contrario tampoco quiere que él lo vea así, pero es incapaz de pedirle que se vaya, mucho menos al pensar que para eso deberá soltarlo. No ocurrirá.
Los doctores se van luego de revisar sus hematomas y hacer el informe. Por supuesto también colocaron una especie de pomada en las extensiones de sus heridas, eso debía de aliviar el dolor y muy lentamente ir borrando las marcas.
Taehyung es ayudado por Jungkook a vestirse nuevamente, y muy a su pesar deben separarse una hora entera, porque el menor necesita hablar con el terapeuta y todo debe ser resguardado en el secreto profesional.
Afuera de la habitación, Jungkook se une al intercambio de información entre los médicos y el abogado. Es bastante obvio que todos los hematomas de su cuerpo fueron hechos por terceros con la intención de herirlo, y eso es más que suficiente para armar un caso, siendo la cereza del pastel la evaluación psicológica que le están realizando.
Es tarde por la noche, así que tendrán que esperar al día siguiente para averiguar si Taehyung cuenta con algún adulto responsable que pueda tomar su custodia, era menor de edad después de todo. Lo más lógico es que el susodicho pase la noche en un refugio para las víctimas de violencia doméstica, pero la familia Jeon ya está demasiado involucrada en la cuestión como para delegar a Taehyung a cuidados de otros. No les importa verse descarados al mover los hilos a su favor, y consiguen que el aludido se quede con ellos, con la condición de que el psicólogo lo visitará a diario para ver su evolución.
Una hora más tarde están despidiendo a todo el personal de su hogar, esperando que al día siguiente puedan continuar con el proceso.
La madre de Jungkook suspira angustiada— ¿Será que ese chico habrá cenado? ve a preguntarle, hijo —pide.
Sin rechistar el castaño se dirige a su propia habitación donde lo había dejado. Dormirían juntos porque el mayor no estaba dispuesto a dejarlo sólo en esta situación, sería su contención. Taehyung mira al suelo sin mucha expresión hasta que lo escucha entrar, subiendo la vista para encontrarse con la suya.
Piensan que seguramente aquello sería incómodo, pero fuera de todo pronóstico, Jungkook se acerca y con mucha seguridad se sienta a su lado, rodeando sus hombros e importándole poco el orgullo por lo sucedido.
—Mamá quiere saber si ya cenaste —es lo primero que dice mientras sus manos acarician los cabellos de su nuca. El menor niega a la pregunta—. Te haremos algo de comer, ¿está bien? y luego podremos descansar.
El menor quiere decirle que no hace falta, que ni siquiera tiene apetito. Pero se encuentra sin fuerzas para refutar, ellos solamente desean cuidarlo.
Jungkook desaparece un momento más para hablar con su madre, y más tarde está entrando a su habitación de nuevo con una bandeja de comida y la mochila de Taehyung en la espalda. Le entrega los aperitivos y jugo, para luego dejar sus cosas en una esquina.
Se siente algo torpe al no saber qué acciones ejecutar a continuación, pero termina por moverse hasta el armario para sacar ropa de dormir para ambos. Se cambia tranquilamente sabiendo que el menor lo está mirando, pero no le molesta en absoluto. Sabe que puede bromear acerca de aquello y con suerte le sacará una sonrisa en medio de todo ese revuelo, pero no se ve con las fuerzas necesarias para hacerlo. Lo cierto es que no quiere hacerse el tranquilo, necesita abrazarlo toda la noche y demostrarle toda su preocupación.
Jungkook quiere decirle que tiene miedo, que tuvo miedo desde que apareció hace apenas unas horas en su puerta, y que esto es demasiado para él incluso si se trata del gran Jeon. Prefería mil veces volver al drama de la ruptura y no tener que estar viviendo una situación traumática. Y a pesar de que quiere salir corriendo, sabe que jamás podría abandonarlo.
Taehyung termina sus comida un momento después, y se dirige al baño privado de la habitación para poder higienizarse. Y mientras el mayor está tratando de colocar una frazada extra para la fría noche, escucha su nombre ser llamado.
—Jungkook... —se oye en un suspiro derrotado.
El aludido va de inmediato al cuarto de baño que mantiene la puerta entreabierta, y se encuentra con un Taehyung a medio desvestirse pero con ciertas dificultades.
—¿Necesitas ayuda? —pregunta suave, acercándose.
—Sí, me duele levantar los brazos... —admite. El mayor se encarga sin problemas de ayudarlo a retirar su camiseta, dejándola en el canasto de la lavandería. Luego lo ayuda a ponerse una playera suya que le queda enorme, y no es por el cliché de que Jungkook tiene el cuerpo más desarrollado al suyo, de hecho tienen alturas y tamaños similares, pero el mayor ama usar ropa holgada. Aunque a partir de ahora ama mucho más que Taehyung use su ropa holgada—. Gracias... —dice luego de que también lo haya ayudado con los pantalones.
—No hay nada que agradecer, cielo. Ve a acostarte, todo está bien —le repite por enésima vez en aquella noche, parece casi que automático.
Jungkook se lava los dientes antes de apagar todas las luces y dirigirse a la cama, donde Tae se ha hecho un ovillo bajo las mantas. Se acuesta a su lado y con mucha delicadeza lo atrae a su cuerpo, al principio pensando que tal vez estaba presionando demasiado al menor a estar cerca suyo, tal vez lo estaba ahogando; pero se alivia al sentir la rapidez con la que el más bajo se abraza a su cuerpo, apretando la ropa de su pijama y escondiendo el rostro en su pecho.
Sus piernas están entrelazadas también pero de una forma más floja que otras veces, dado que Taehyung las tiene magulladas también y el roce le duele mucho. Jungkook también tiene cuidado con sus manos, la que pasa por debajo de su cuello para acariciarle el cabello trata por todos los medio de no presionar las zonas lastimadas, y la otra rodea su cintura de forma floja por la misma razón, incluso si pica por acariciar su espalda bajo la ropa en un intento de sanarlo.
—¿Quieres hablar de eso? —ofrece. Sin dudas tiene demasiadas inquietudes sobre lo sucedido pero no puede presionarlo en ese estado.
—No... no ahora. —responde honesto, sólo quería descansar un poco ahora que se sentía a salvo—. Lo siento.
—Está bien, no te disculpes por eso... todo estará bien, Taehyung.
—Has repetido eso demasiadas veces —señala.
—Es porque todo estará bien —dice como si fuese obvio—. Te lo prometo.
No tardan mucho en caer rendidos ante el sueño.
A la madrugada ambos despiertan por una pesadilla de Taehyung que lo hace sacudirse apenas en su lugar.
—Tranquilo, fue un sueño —advierte Jungkook con la voz ronca—. Todo está bien, duerme...
Y ambos vuelven dormirse y ser interrumpidos un total de dos veces. La primera porque la alarma del colegio suena, obvio el mayor la apaga, no piensa ir; la segunda es una llamada en el teléfono de Taehyung, son sus padres, que probablemente ignoraron el hecho de que no había bajado a cenar, pero al ir tarde para la escuela fueron a buscarlo, descubriendo que se había ido de allí.
Esta vez el menor se incorpora en la cama algo preocupado, ¿Qué les dirá ahora? Tiene mucho miedo de escucharlos a través del parlante. Parece que Jungkook lee sus pensamientos, por lo que se estira en su lugar para tomar el aparato y cortar la llamada entrante.
—Lo apagaremos por ahora, ¿te parece bien? —ofrece buscando su mirada.
Y cuando Taehyung percibe la calma otra vez a su alrededor le parece más que bien— Sí...
Aun es temprano, por lo que el mayor se acomoda de nuevo y los cubre a ambos de mejor manera— ¿Duele algo? —pregunta antes de realmente disponerse a dormir.
—Más o menos —se sincera Taehyung acomodándose también.
—Bien... en unas horas quizá puedas tomar un baño y te pongo esa crema de nuevo —promete.
—Suena bien —acepta.
Y por supuesto que son más de las 12 cuando recién deciden moverse del cómodo lugar.
Es obvio que Taehyung no puede hacer ciertos movimientos, y no es para nada sorprendente que Jungkook se una a él en la ducha para asistirlo.
Al menor le da algo de vergüenza, después de todo se siente como un inválido. Quizá en otro momento la ducha conjunta pudo haber sonado caliente en ese sentido, pero ahora mismo el ambiente es otro totalmente diferente. Y Jungkook sabe que Taehyung se siente mal por eso, así que trata de actuar como si fuese lo más normal del mundo para evitar hacerlo sentir menos.
Sus manos son suaves cuando esparce el jabón por sus heridas— Me avisas si te estoy lastimando... —pide.
—Estoy bien —asegura. Trata de tragarse el nudo en la garganta porque los toques en su piel le traen muchos recuerdos a pesar de que el mayor le esté tocando desinteresadamente.
Lo ayuda a enjuagarse, a secarse y a vestirse. Todo en Jungkook es cariño y no puede evitar derretirse de amor cuando el mayor besa su frente de forma suave.
—¿Verduras o pasta? —pregunta mientras van bajando las escaleras rumbo a la cocina.
—Pastas, definitivamente —responde. Todo se siente tan natural y cómodo, como si no hubiesen cortado—. ¿Tus padres? —pregunta.
—Están trabajando —articula simple—. Puedes ir a dejar esa toalla en el patio mientras preparo todo.
—De acuerdo.
Y recién cuando Jungkook termina de tapar la olla minutos más tarde es que se gira en busca de Taehyung que aún no ha vuelto.
Toma un abrigo colgado en la silla y se dispone a cruzar la puerta corrediza de cristal que da al patio, donde ubica al menor sentado en una de las bancas del elegante espacio. Taehyung tiene los ojos cerrados y su mirada se eleva al cielo como tratando de cazar la calidez de los rayos del sol en aquella tarde helada.
Jungkook se acerca en silencio, no queriendo perturbar su paz, y coloca el abrigo sobre sus hombros. El menor abre los ojos en consecuencia y le regala una sonrisa suave al más alto.
—No pude colgarla, me duele estirar los brazos —es lo primero que dice haciendo alusión a la toalla que sostiene en sus manos—. Lo siento.
El contrario asiente sonriendo—. No, perdóname a mí, se me olvidó —toma la toalla en cuestión y se encarga él mismo de tenderla al sol. Cuando termina con aquello es que va a sentarse frente suyo en otro de los bancos de piedra. Se quedan un momento en silencio hasta que Taehyung decide romperlo.
—Jungkook —llama. Ni bien el mayor levanta la vista en su dirección sigue hablando—. ¿Por qué terminaste conmigo?
Es imperceptible, pero el aludido puede notar el tono lastimero en su voz, sin mencionar que Taehyung no lo está mirando de frente, sino a un costado. Aprieta sus labios antes de contestar.
—Creí que querías cortar conmigo —se sincera. Cuando siente la mirada ajena esperando que continuase es que lo hace—. Pensé que no te animabas a hacerlo y por eso me evitabas.
—Pero... nos estábamos besando cuando pasó —articula confundido.
—Oh, yo... —sube una mano para tirar sus cabellos hacia atrás en un suspiro—. No me odies por lo que voy a decir —pide apartando la mirada—. Pero... pensé que me buscaste para tener sexo nada más, no sé, me estabas tocando y... digamos que... se me cruzó por la cabeza que me estabas ofreciendo eso para que me sintiese satisfecho y dejara de insistirte para vernos más seguido... —levanta la vista apenas para verlo y nota las cejas fruncidas del menor—. Lo siento —dice de inmediato—, sé que debí ser más claro, preguntarte más... No eres el único con inseguridades en nuestra relación, sé que tienes muchas porque todos hablan, te miran, y sé que te dicen cosas aunque yo trate de evitarlo —sabe que está en lo cierto cuando Taehyung aparta los ojos y traga saliva—. Pero yo también tengo muchas, Tae, muchísimas —admite apenado—. Y tenía mucho miedo de que te hayas convertido en uno de ellos, todos quieren eso de mi, como si no tuviese nada más que ofrecer... y si no fuera por ti, seguiría creyéndome que es así, que es lo único que puedo dar... por eso me dolió un poco la idea de que pensaras lo contrario, tal vez ellos te habían comido la cabeza, no lo entendía. Preferí romper con nosotros antes de que tú me confirmases lo que temía y... me rompas a mí.
Se instala un silencio y es cuando Jungkook nota que Taehyung aflojó su semblante, pero parpadea mucho y su pierna repiquetea en el suelo, inquieto. No hace más que mirar sus manos y jugar con ellas cuando por fin decide responderle.
—No sabía que sentías todo eso —admite de primera. Relame sus labios antes de seguir—. Tienes razón, tengo muchas inseguridades también, y en parte sí es culpa de todos ellos —asegura también—. Quizá en cierto punto me han comido la cabeza bastante... —Jungkook teme que Taehyung le diga lo que tanto deseó negar, su pierna se mueve incesante al compás de la ajena—. Pero... no. No quería terminar contigo, Jungkook, jamás querría —sólo en ese momento el mayor respira en paz—. Lamento si te hice pensar eso. Y tampoco estoy interesado en ti sólo por sexo.
—Okey... —es todo lo que logra murmurar el dueño de casa, tiene bastante que procesar aún. Sobre todo el hecho de que rompió su relación por impulso y en vano. Quiere realmente golpearse, porque nunca nadie valió tanto la pena como Taehyung, y él lo dejó ir cuando lo tenía. Quiere ponerse a llorar porque es un idiota y no sabe cómo es que terminó así, con un claro autosabotaje a su felicidad. Es así que más preguntas llegan a su mente—. ¿Tu distanciamiento tiene que ver con que ahora estés... así? —se anima a mirarlo.
Taehyung aprieta los labios rendido y asiente efusivamente, como si estuviese contento de que Jungkook lo adivinase, pero sabe que la realidad es otra y está muy lejos de sentirse feliz. Termina por agachar la cabeza y hay otro silencio antes de que comience a contarle todo,
—En casa nunca se habló de orientación sexual, no tenía idea de cómo iban a reaccionar —se sincera—. Ellos se dieron cuenta de que le sonreía demasiado al teléfono, insinuaron cosas sobre tener novia y... son mis padres, Jungkook, quería que ellos supieran que tenía a alguien especial en mi vida —explica, alza la vista para encontrarse con la mirada ajena cargada de comprensión—. Cuando yo... hice alusión de un novio... tuve que remediarlo de inmediato, decirles que era una broma, que obviamente se trataba de una chica. No creo haberlos convencido tanto, se quedaron algo paranoicos.
—¿Cómo lo supieron? —el mayor no puede quedarse callado ante las dudas.
—Mi diario íntimo —admite en una mueca, y Taehyung sabe que cuando la tormenta pase Jungkook se reirá de lo cursi que es escribir sobre su relación en un diario—. Ellos tienen un conocido en la escuela, ¿sabes? no tendré la fortuna que todos los demás estudiantes, pero sí contactos, y... bueno, de alguna forma entré —ríe apenas—. Por eso te estuve evitando, sabía que me estaban vigilando ahora y... perdón, Jungkook, en serio, estaba esperando que las cosas se calmaran para que volviésemos a la normalidad.
—¿Y por qué no-
—¿Por qué no te lo dije? —se adelanta el menor—. Jungkook, estoy seguro de que no te hubieses quedado de brazos cruzados —su mirada es intensa cuando observa su ex novio, pero el contrario no se queda atrás.
—Por supuesto que no, Taehyung —confirma.
—Y ese es el problema —señala suspirando—. No quería un conflicto, sabía que no me ibas a escuchar y querrías intervenir, tienes la mala costumbre de creerte invencible y, lamento informarte, pero no lo eres, amor, esto siempre fue demasiado grande para ti o para mí —asegura convencido. Jungkook tira sus cabellos hacia atrás y se acomoda en el asiento a medida que suelta un suspiro, porque sabe que Taehyung tiene razón—. ¿Esto? —se señala con pena—. Así como me ves, estaba tratando de evitarlo.
Y se hace un gran silencio entre ambos, porque aunque todo fue un malentendido, hay cosas por las que ambos quieren pedir perdón y no saben cómo. El primero en romper el hielo es Jungkook, ya que considera debe una respuesta a la explicación que él mismo pidió.
—Lamento no haber estado ahí para ti —suelta, su corazón se siente lastimado por haber fallado tanto.
—No, Jungkook, no es tu culpa, sabes que no —niega Taehyung buscando su mirada, no la encuentra—. No tenías forma de saberlo. Lamento no habértelo dicho, yo... no sé, lamento mucho no haber hecho suficiente por nosotros.
—No digas eso —y de un momento a otro Jungkook está de pie frente suyo, porque no soporta escuchar esas palabras de la boca del menor—. Ni se te ocurra volver a decir que no eres suficiente.
—No dije eso... —niega.
—Pero sé que lo piensas, sé que te hicieron pensar eso de ti: que no haces suficiente y que no eres suficiente —y ante esas palabras Taehyung baja la mirada, porque ya no puede retener las lágrimas. Porque es cierto, desde que empezó el año escolar sus compañeros se encargaron de decirle que no era suficiente por ser quien era, que no era suficiente para ese lugar, y mucho menos lo era para Jeon Jungkook. Su dinero no era suficiente, su atractivo tampoco. Que no cumple con ninguna expectativa, ahora ya ni siquiera para sus padres. Al verlo romperse es que el mayor se sienta a su lado y lo atrae en un abrazo consolador, apretándolo contra su pecho y repartiendo caricias—. Sé que también te hacen pensar en lo que mereces y en lo que no, pero Tae, amor... mereces todo lo bueno de este mundo. Y eso es algo de lo que no tienes que tener dudas, ¿bien?, da igual si otras personas tratan de decirte que eres menos, incluso tus padres, no lo eres. Ni siquiera yo tengo por qué hacerte sentir así, soy una persona de carne y hueso como tú, no tengo nada de especial como todos quieren hacer creer.
—Tú eres especial para mí... —murmura entre sollozos desde su lugar. Jungkook sonríe suavemente mientras lo deja mojar su camisa de lágrimas y asegura su agarre.
—Tú también eres muy especial para mí, Taehyung, mucho —responde. Su cabeza se inclina para besar su frente, y es luego de dos pequeños roces en su piel que el menor sube su rostro también. La mirada aguada busca la suya por un momento y luego desaparece cuando va en busca de un beso que Jungkook por nada en el mundo niega. Saborea sus labios con mucho amor, sintiendo sus labios tan suaves como la primera vez que Taehyung le robó un beso—. Todo estará bien —susurra en sus labios, una de sus manos sube para barrer las cristalinas que no dejan de salir. Muchas caricias, besos y palabras dulces es lo que persiste por un buen rato hasta que el menor logra calmarse. Y entonces Jungkook rompe uno de los besos de forma abrupta—. Oh, mierda, la comida —recuerda. Ambos se ríen y es el dueño de casa quien primero se pone de pie, trotando dentro de la casa para verificar que no está quemándose la casa o algo así.
Taehyung lo sigue, y grande es su sorpresa cuando ve a la señora Jeon sirviendo el almuerzo en la mesa.
—Espero no te importe, hijo, no quería a los bomberos en casa el día de hoy —manifiesta al verlos.
—Lo siento, me distraje un poco... —es lo que responde su hijo antes de disponerse a ayudarla, obviando que ha vuelto del trabajo antes, seguramente por la preocupación hacia su invitado.
—¿Un poco? —lo molesta ella dándole una sonrisa pícara. Jungkook sólo sonríe avergonzado y le lanza un repasador a modo de defensa. Ahora su rostro está rojo por culpa de ella, y el de Taehyung también lo estaría si no fuese por lo pasmado que se queda al ver a aquella mujer reaccionar con tanta naturalidad a la relación que mantiene su hijo con él. Supone que hay dos tipos de padres, en definitiva—. Ven a sentarte cariño —dice ella, y si no hubiese visto a Jungkook sentado no se hubiese dado cuenta de que le estaba hablando a él. Hace caso y toma asiento de forma tímida frente a un plato servido—. Mi hijo no es tan buen cocinero como yo, pero es lo que hay —bromea ella. Taehyung suelta una risa tratando de destensarse, esa mujer no resultaba una amenaza en absoluto para sus sentimientos—. ¿Y bien? quisiera conocer más al novio de mi hijo —quizá sí resultaba una amenaza para su ritmo cardíaco.
—Um, yo... —suelta anonadado, su mirada se cruza con la de ajena y él lo mira como preguntando si necesita que lo saque del apuro, pero no tiene corazón para quitar esa sonrisa del rostro de la mujer, incluso si sabe que él y Jungkook ya no son novios. Decide negar—. Bueno, me llamo Taehyung, tengo 16 años, y... me gusta leer —se encoge de hombros apenado—, no es que sea muy interesante.
—¿Cómo que no? Eso es muy lindo —lo anima ella, girando luego a su hijo—. Me imagino que ya le has obsequiado un libro —dice en tono de reproche.
—Ah, mamá —Jungkook rueda los ojos—. ¿Cómo crees que lo conquisté? —entonces ella sonríe conforme y Taehyung rueda los ojos también mientras una sonrisa se planta en su rostro al recordar, era cierto.
—Me parece perfecto, y me gusta mucho que leas, Taehyung, es la mejor influencia que puede tener Jungkook a su lado —manifiesta ella toda orgullosa. Su parloteo continúa con Jungkook rodando los ojos y Taehyung colorado en varias ocasiones, y la comida es demasiado cómoda en el tiempo que dura—. Así que ya sabes que puedes quedarte todo lo que quieras, puedes contar con nosotros cariño, y si Jungkook te rompe el corazón me avisas y le tiramos la oreja, ¿bien?
—¡Mamá! —dice el aludido ya avergonzado—. ¿Y tú por qué asientes? —regaña al menor riendo.
Cuando por fin fueron liberados, no se les ocurre nada más productivo que volver a echarse en el cuarto, por lo que se hallan ahora mismo mirando una película, o mejor dicho besándose con la televisión de fondo.
Es Taehyung quien ya tiene una mano apretando firmemente por encima de los pantalones flojos de Jungkook, sin embargo corta el beso al recordar algo— No quiero que pienses que sólo te quiero para tener sexo —manifiesta.
El contrario niega— Sé que no Tae, todo está bien —contesta con la voz más ronca que de costumbre—. Perdón por pensar eso de ti.
Ahora es él quien niega—. Estabas en todo tu derecho... pero bien, ahora... entonces... ¿tú y yo? —pregunta.
Jungkook lo mira inquisitivo, emocionándose al entender lo que sugería— ¿Volverías conmigo? —pide— Por favor.
Taehyung sonríe en grande y asiente—. Por favor, sí —responde antes de unir sus bocas de nuevo.
Ante el nuevo tirón de su masculinidad, Jungkook jadea al tiempo se ubica encima suyo, bajando los besos por su cuello y clavícula— ¿Te sientes bien para hacer esto? —indaga al toparse en el camino con varios de sus moretones, los cuales besa con suavidad para evitar lastimarlo.
—Sí, no te preocupes —es la respuesta del contrario.
—Bien, date la vuelta entonces —pide al tiempo que se reincorpora en sus rodillas para deshacerse de su propia camiseta. Admira a su novio hacerle caso de inmediato mientras acomoda la almohada a la altura de su rostro. Jungkook se inclina de nuevo y tira fácilmente hacia abajo el elástico del pantalón de pijama que él mismo le prestó a Taehyung para estar entre casa. Estando su piel al descubierto, no tarda en meter su cabeza entre sus piernas, su lengua lamiendo su orificio tan sorpresivamente que hace al menor dar un salto en su lugar.
—Oh, mierda —suelta de inmediato seguido de un montón de improperios y gemidos audibles.
Jungkook sólo detiene sus movimientos para reírse— Te va a oír tu suegra, Taehyung —le advierte.
—Ah, te detesto —es la respuesta que obtiene, pero terminar por hacer caso y enterrar la cabeza en la almohada. Continúa descargando sus estímulos en aquel lugar, su voz saliendo más ahogada mientras Jungkook se dedica a comerlo con fervor y sus manos se dedican a separar sus muslos—. Ah, mierda, detente —chilla minutos más tarde cuando es demasiado, y el contrario se despega de allí.
Taehyung voltea con el rostro enrojecido por estar apoyado en la almohada, respirando agitado mientras se sienta despacio. El mayor apoya los pies en el suelo y se deshace de su pantalón también, admirando como el contrario se agacha a la altura de su miembro. Lo ve tomarlo con la mano al tiempo que comienza a masturbarlo, aunque con la imagen que tiene Jungkook no tarda mucho en colocarse duro.
Eventualmente el menor lo toma en su boca y comienza a chupar toda la extensión sin prisa, sabe que al mayor le gusta de esa forma y es por eso que se contenta al escuchar sus jadeos. El sonido viscoso llena la habitación y Taehyung emite sonidos con su boca porque sabe eso envía escalofríos al cuerpo ajeno. Lo confirma cuando una mano se enreda entre sus cabellos y comienza a marcarle el ritmo de forma suave.
Son esos mismos dedos que pasado un tiempo lo jalan lejos de su cuerpo y limpian la saliva que moja la barbilla de Taehyung— Acuéstate —pide, y la forma en que lo dice hace al menor estremecerse. Jungkook se da vuelta para tomar de su mesa de noche protección, y cuando gira ya tiene a su chico esperando por él con las piernas separadas y las rodillas en alto. Sonríe antes de inclinarse encima suyo, ambos cuerpos frotándose al tiempo que la lengua de Jungkook se encuentra con la ajena en una especie de danza. Una de sus manos baja entre sus piernas hasta tomar la parte de atrás de la rodilla de Taehyung, inclinándolo hacia arriba para tener mejor acceso.
El menor se queja con un jadeo— ¿Te crees que soy un gimnasta profesional o algo así?
Jungkook se ríe— Te he visto doblarte más que esto sin quejarte.
—Sí, pero ha pasado un mes, Jungkook —su voz tiembla nervioso y es por eso que el mayor masajea un poco la zona que está sosteniendo—. Ni se te ocurra lastimarme.
—Jamás —promete Jungkook antes de volver a besarlo de forma suave. Taehyung sube sus brazos para mantenerlo cerca mientras se relaja entre sus labios, dejando que su novio tome todo de él.
La mano que anteriormente lo sujetaba baja más en busca su entrada. Siente al menor tensarse y aferrarse más a sus brazos mientras él acaricia por fuera en un intento de relajarlo. Taehyung contiene la respiración cuando un primer dedo ingresa despacio y lo ayuda a abrirse.
Jungkook se separa de sus labios para dejarlo tomar aire y se concentra en su rostro, abriéndose paso con sus dedos al ritmo que Taehyung indicaba poder tolerar a través de sus gestos y sonidos.
Al final no duele tanto como Taehyung piensa y logra relajarse de nuevo. Los gemidos bajos que suelta mientras mantiene los ojos cerrados se estampan contra el rostro de Jungkook que siente su aliento caliente y sonríe por la calidez del momento.
Otra queja se escucha cuando los dedos ya no se encuentran dentro suyo, y entreabre sus ojos para observar a Jungkook abrir aquel pequeño sobre y colocarse la protección con sumo cuidado. El menor suspira cuando el contrario vuelve a colocarse entre sus piernas, esta vez alineando su miembro entre ambas.
—Tranquilo, seré suave —le recuerda. Y Taehyung sabe que es cierto dado que hasta ahora está sintiéndose igual que la primera vez que estuvo en esa cama con Jungkook—. Todo estará bien —le promete en susurros cerca de su rostro. Ambos contienen la respiración cuando el castaño ingresa de a poco, sabiendo que no duele tanto como antes pero que aún así la molestia persiste.
Taehyung busca a tientas la mano de Jungkook y él se la acerca sin problemas para apretarla en consuelo. Toma la iniciativa de inclinarse a picotear sus labios mientras se transmiten todo el amor que se tienen y se demuestran cuánto se han extrañado.
Cuando el cuerpo del menor empieza a mecerse en la superficie acolchonada por el nuevo ritmo que toman es que Taehyung detiene un momento los besos— Hm, Kookie... —llama apretando los labios. El aludido de inmediato se detiene.
—¿Te estoy lastimando? —indaga preocupado—. ¿Voy más lento?
—No, no es eso... mi espalda... —trata de explicar.
—Oh, entiendo —dice de inmediato—. ¿Quieres... venir encima mío? —propone.
El contrario abre los ojos y Jungkook nota el momento exacto en que sus mejillas se colorean en rojo. Sonríe y lo ve asentir, así que de inmediato sale de su interior para que puedan reacomodarse con el mayor recostado sobre la almohada y Taehyung encima suyo, con las piernas a cada lado de las de Jungkook. La sábana cubre su espalda cuando se alza un poco y con la ayuda de su chico vuelve a tener su miembro dentro, suspirando ambos por la sensación.
Es ahora el menor quien tiene las riendas, por lo que se encarga de dar movimientos sutiles primero para acostumbrarse a su longitud, y pasados unos minutos retoma el ritmo que llevaban, esta vez moviendo él su pelvis.
Siente los jadeos de Jungkook y eso lo hace levantar la vista para conectar con su mirada. Lo nota relamerse los labios y también aferrarse a la sábana detrás suyo, Taehyung intuye que porque no sabe dónde poner sus manos sin lastimarlo. Es por eso que sonríe a pesar de su aspecto y toma las manos ajenas con suavidad, guiando sus palmas hasta su trasero.
—Ahí no duele —le asegura.
Jungkook le devuelve la sonrisa antes de inclinarse hacia él para atrapar sus labios. Taehyung se sujeta de sus hombros para no caerse y siente como el mayor acompaña sus movimientos desde abajo también, haciéndolo mucho más placentero que antes.
Sus cuerpos queman ante el tacto del otro y ambos concuerdan en que es el mejor sexo de reconciliación del mundo. Los gemidos de ambos llenan el espacio junto con el choque de pieles. Jungkook se siente a explotar cuando Taehyung murmura su nombre en medio de cada embestida, y llena tanto su corazón que no puede dejar de verlo a los ojos, ni puede evitar decirle lo siguiente antes de llegar a su propio orgasmo.
—Te amo... —suelta sobre sus labios, sintiendo que el aire se corta un segundo en el cuerpo ajeno antes de que tire la cabeza hacia atrás y recorra el éxtasis también, manchando su abdomen.
Y aunque ninguno ha recuperado del todo el aire, Taehyung se inclina a besarlo con hambre, suspirando en medio.
—Te amo, te amo... —murmura en respuesta luego de minutos de besarse, aunque no se detiene en ello.
Recién se separan cuando sus pulmones duelen por respirar, Jungkook saliendo de su interior pero dejando que Taehyung se mantenga encima suyo. Se encarga de botar el condón usado en el tacho a su lado, y sin tener que levantarse toma de su mesa de noche lo necesario para que ambos se limpien.
—Nunca me habías dicho algo así...—menciona Taehyung buscando su mirada, el mayor se la da y sonríe pequeño.
—Hay tantas cosas que no había hecho ni dicho antes de ti... supongo que en serio estoy enamorado —admite.
—¿Supones? —pregunta con burla y se ríe del rostro apenado de Jungkook—. Bueno, supongo que podemos decirnos esas cosas más seguido ahora que estamos de vuelta.
—Planeaba hacerlo, sí —asiente. Recién cuando termina de limpiarlos a ambos y botar todo, es que se recuesta mejor, Taehyung se acomoda a su lado pero manteniendo su cabeza apoyada en el pecho descubierto de Jungkook. Por un momento parece que ambos están concentrados mirando la película que dejaron abandonada, pero ambos están divagando en sus mentes.
—Jungkook... —llama entonces.
—Hm —articula para darle a entender que lo escucha.
—No vuelvas a terminarme así... —pide.
El castaño gira su mirada al más bajo pero por la posición en que están sólo da con su cabello— Está bien, lo siento.... Tampoco vuelvas a alejarte así, por favor, soy tu novio y... sabes que puedes confiar en mi, odiaría que vuelva a sucederte algo malo.
—Está bien, también lo siento —dice. Sus manos hacen trazos en la piel de Jungkook y todo su cuerpo se siente en paz al fin—. Nos comunicaremos mejor a partir de ahora, ¿bien?
—De acuerdo —accede con tono suficiente y también se siente en paz.
—Jungkook... —llama de nuevo.
—Hm.
—¿Me puede decir que me amas de nuevo? —pide con una sonrisa, levantando su rostro a tiempo para ver la carcajada que suelta el mayor por lo tierno que es aquello. En respuesta Taehyung muerde un pedazo de su piel.
—¡Auch! —el contrario se queja aunque sin moverse de su lugar ni quitarlo de allí— Está bien... —accede entre risas. Se acomoda de lado para tenerlo de frente y los ojos de ambos brillan—. Te amo, Taehyung, mucho.
Y Taehyung se ríe emocionado, tomando la mano de Jungkook para dirigirla allí donde su corazón late con desenfreno sólo por escuchar aquellas palabras— También te amo, Jungkook —susurra bajito. El mayor se ríe de aquello y se inclina a dejar un pequeño beso en sus labios.
L a tranquilidad absoluta parece arribar por fin, aunque todavía tienen ciertos desafíos por delante. El primero de ellos es la situación en su casa.
Por suerte, Taehyung es un menor y, a parte de declarar sobre los hechos, no tiene que ocuparse tanto de las cuestiones legales, todo está en mano de los adultos; más precisamente los señores Jeon que manejan un abanico de buenos contactos, los abogados, y su tía, con quien al parecer vivirá a partir de ahora.
La pobre mujer se había horrorizado al verlo así, y aunque ella no entendía mucho el tema de la sexualidad, le aseguró a su sobrino que aprendería a su lado, siempre buscando lo mejor para él y velando por su felicidad.
No todo es tan simple como se describe, pero Taehyung prefiere evitar ciertos temas por el momento, centrarse en la escuela, en su novio, y en vivir su adolescencia al máximo. Su terapeuta le recuerda a menudo que ya habrá tiempo para hablar de lo sucedido, que no debe apurarse ni forzarse.
—Un paso a la vez... —es lo que murmura cuando tiene que enfrentar el segundo de los desafíos: la escuela secundaria.
Porque sabe que todos mirarán, que verán sus cicatrices y hablarán. Sabe que teorizarán al respecto y se lo harán llegar de alguna forma. Sabe que tratarán de relacionar su ausencia y la ausencia de Jungkook con sus golpes, con Jungkook mismo, con su ruptura...
Sabe que será así.
—Todo estará bien —es lo que dice Jungkook que sujeta su mano, ambos parados frente a la entrada de la institución—. Estaré contigo hasta que entres a tu salón y luego en cada receso. Al final nos iremos a casa juntos —le recuerda.
Taehyung asiente tratando de convencerse, apretando más la mano de Jungkook en nerviosismo. Sabe que su novio es humano y no puede hacer omnipresente para evitar todos los rumores.
El mayor interrumpe su visión de la entrada colocándose frente suyo y le sonríe. Taehyung suspira y lo atrae para plantarle un gran beso. Es profundo, cálido y lento. Logra calmar el corazón del menor y también del contrario, que por el bien de los dos está tratando de ser fuerte pero aún así tiene miedo. Y es entonces que Taehyung lo sabe, aparte de saber todo lo demás, sabe que lo que Jungkook trata de decirle es cierto también, así que suspira.
—Todo estará bien —dice por primera vez él, se le nota determinado.
—Así es —responde Jungkook—. Todo estará bien.
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