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50. Mal momento.

De vuelta a casa no dejaba de pensar en aquella mujer, su rostro me era muy familiar pero no era capaz de recordar en donde la había visto.

"Te la mostré una vez por Instagram"

¿En serio? ¿y quien era?

"Una chica cualquiera, no trates de forzar tus recuerdos. No es importante"

—Mm... está bien —me encogí de hombros y me acerqué a la casa—. Cuando deje de pensar en eso, la recordaré en el momento menos esperado.

Abrí la puerta minuciosamente y cerré después de estar adentro, todo seguía igual a pesar de que ya iba a ser medianoche. Me quité las zapatillas en la sala, por suerte Kevin no estaba cerca o me rompería las medias como todas las otras veces.
Seguí el pasillo y algo desorbitada todavía, entré en el cuatro sin hacer mucho ruido.

—¿Qué pasó? ¿te fuiste por el desagüe? —preguntó desde la misma posición en que se había quedado cuando me fui.

—No, de hecho tuve una simpática charla con la popo —dije con sarcasmo.

—¿Qué te dijo? "No Devin, no le jales a la palanca, aún te puedo hacer feliz" —hizo una voz chillona y después un grito ahogado.

—No seas ridículo —reí y me acosté a su lado. Dejé que pasaran diez segundos y después abrí el paquete de papitas inundando el silencio.

—¿Y qué? ¿ahora nuestro baño es un supermercado? —se comenzó a girar lentamente, sus ojos estaban cansados—. ¿O fuiste a la fábrica a prepararlas tu misma y por eso te demoraste?

—Las dos cosas —comí una papa y Colb se acomodó a mi lado, pasando un brazo por mi cuello—. No lo lograrás —le alejé la bolsa, sabía sus intenciones.

—No seas egoísta.

—A ver, ¿quién las compró? —lo miré con una sonrisa mientras seguía masticando, pero solo me besó e intentó usar aquello para acercar la bolsa.

—Si quieres luego te compro todas las que quieras, un año de papitas si así lo deseas —recargó su otra mano en mi estómago.

—No sé porque no te creo.

—No estoy desempleado, tengo dinero.

—Oh no, ¡ese ha sido un golpe muy bajo Lopez! ¡así menos te doy! —me alejé de él y seguí comiendo.

—Ven aquí —rió y me comenzó a jalar a su cuerpo—. Solo bromeaba.

—Tus bromas te van a costar caro, comenzando desde ahora.

—No lo creo —me dejó en la posición en que me encontraba anteriormente y me comenzó a hacer cosquillas, sabía que era mi debilidad.

—Está bien, esta bien —intenté quitarle las manos—. Te doy con una condición.

—¿Cuál?

—Si después del trabajo llegas con una golosina para mi.

—¿Cualquiera?

—Cualquiera —sonreí.

—No es difícil para mi —sonrió de igual forma. Después de eso le acerqué la bolsa y comenzó a comer conmigo, solo se escuchaba la bolsa o el crujir de las papas al morderlas—. ¿Estaba muy lleno? —preguntó de repente.

—Me fui a las diez y salí a las doce, ¿tú que opinas?

—Ni siquiera es fin de semana, que extraño —comenzó a pensar.

—Pero no estuvo tan mal, fue divertido.

—¿Ah, si?

—Si —lo miré—. Ninguna persona educada me dejó pasar adelante solo porque llevaba un solo producto.

—Eso suena terrible.

—Divertido, para mi —me acomodé en su pecho y dejé que él siguiera comiendo—. Conocí a una chica.

—¿Cuál era su nombre?

—Leighla —comencé a besar su pecho, me había hecho caso y estaba depilado. Se sentía muy bien tocarlo.

—¿Cuanto?

—Leighla Schultz, siento que lo he escuchado antes —me giré a él y comencé a pasar mis manos por sus brazos, estaba suave por todas partes. Pero su cuerpo se puso rígido—. ¿Te sientes bien? —lo miré.

—Si —arrugó la bolsa de papitas y la dejó caer al suelo—. ¿Cómo era ella?

—Tenía unos enormes ojos azules, me dio su número —le sonreí—. Nos volveremos a ver mañana quizás, es simpática deberías conocerla.

—Tal vez... —seguía tenso, incluso pálido pero preferí no decirle nada y acercar sus labios a los mios. En ese momento reaccionó, siguiendo mis desvergonzadas acciones.






.

No era una persona que tenía la costumbre de levantarse temprano, todo lo contrario.
Abrí los ojos y Colby no estaba a mi lado, ya no me sorprendía. Miré la hora, eran las once y media, me estiré y me levanté tomando mi ropa del suelo pero solo la dejé sobre la cama. Iba a tomar una ducha antes que nada.
Salí de la habitación y Colby iba saliendo del baño con la toalla en las caderas. Comencé a caminar hacia él sin mirarlo, cuando pasé por su lado le dí un jalón a la toalla y se la quité llevándola conmigo de vuelta al baño. No me dijo nada, solo siguió su camino. Conociendolo, había sonreido y había comenzado a pensar miles de escenas en las que ese momento hubiera terminado siendo sexual.

Miré hacia atrás y Colby me estaba mirando todo menos los ojos, me sentí algo cohibida pero no se lo dejé saber y entré al baño.
Estando allí, procedí a tomar la ducha como todas las otras veces. Colby había dejado su celular, lo tomé y puse música para hacer más amena la próxima media hora.

Al acabar, me enrollé en la toalla y salí de ahí dirigiendome de nuevo a la habitación. El clima estaba igual que ayer así que tomé algo ligero, fácil de ponerme y salí de ahí desordenando mi cabello con la mano izquierda.

—¿Qué hay para comer? —pregunté adentrandome en la cocina, Colby estaba preparándose un café. Miré la mesa y había un plato de leche con cereal, me gustaba cuando me trataba como una niña—. Eres genial —me senté y comencé a comer lentamente.—. ¿Qué harás hoy?

—Debo ir a trabajar —puso la taza sobre la mesa y se sentó a mi lado—. ¿No quieres venir?

—No gracias, puedo lastimar a alguien.

Colb sonrió.

—Además, no quiero ver a Stephanie o al narizón de su esposo.

—No van a estar.

—Siempre están, puede que no los veas pero ellos siempre están ahí —levanté la mirada—. Le caía tan bien a Kurt Angle.

—Le diré que le mandas saludos.

—Gracias.

Seguí comiendo pero no podía dejar de mirar el rostro de Colby, seguía tan tenso como ayer. Era como si tuviera una lucha interna la cual le costaba ganar, intentaba e intentaba pero no lo lograba y al final olvidaba donde estaba parado.

"Dejalo, él estará bien. Solo lo solucionará"

—Vale —suspiré y terminé mi desayuno, raras eran las veces que Colby llevaba la taza a sus labios y bebía de ella—. ¿Te parece si saco a Kevin a estirar las patas?

—Claro, hazlo —me sonrió volviendo a la realidad, era como si escapaba porque odiaba la realidad que tenía conmigo y eso me ponía tensa a mi también—. La correa esta en el patio.

—Iré por ella —abrí la puerta y salí buscando ambas cosas. Kevin apareció fácilmente saltando a mis brazos, últimamente había aprendido a quererme y eso ya era un gran paso ganado.
Seguí mirando y encontré la correa, bajé al animal de mis brazos ajustandole la correa y volví a entrar a la cocina para despedirme de Colby.

—Si no me encuentras cuando vuelvas del paseo, es porque ya me habré ido a trabajar —se levantó de su silla y se acercó a despedirse de mi.

—Cuídate.

—Igual tú... —acarició mi mejilla—. Hermosa.

Seguí mi camino hasta la puerta principal y bajé a Kevin de mis brazos, no tenía pensado a donde llegar pero al menos ambos saldremos a distraernos un rato.







.

De vuelta a casa Kevin estaba cansado y se negaba a caminar, no me quedó de otra que cargarlo. Cedía conmigo cuando le era conveniente, en otras ocasiones estaba a la defensiva todo el tiempo.
También estaba cansada, que con la poca fuerza que tenía me dejé caer en el sofá y dejé al animal a mi lado pero este siguió apoyándose a mi lado para poder dormir.
Miré la hora, era tarde y Colby ya se había ido. Encendí el televisor unos minutos, pero no podía concentrarme seguía distraida por la situación de ayer. Ni siquiera llamé a Leighla pues no tenía ganas, en cambio, tenía pensado llamar a Chris para poder conversar con él toda la tarde si pudiese.





Colby Lopez.

No estaba seguro si hacerle saber a Devin que aquella mujer que había conocido ayer era mi ex novia. Sabía que si no le decía se molestaría, pero si le decía me interrogaría con un montón de preguntas. De ambas maneras estaba muerto, no sabía que hacer.

Habían pasado varias horas de que salió con Kevin, se me hacía tarde así que arreglé mis cosas y decidí salir de casa. Abrí la puerta de mi auto, dejé las cosas en el asiento junto al mio y salí de ahí rápidamente.
En el camino seguía estando inexistente, ni siquiera había puesto música. Estaba pensando seriamente en dejarlo pasar no había hecho nada malo hasta ahora, solo estaba con Devin, no era algo así como si la estuviera engañando. Solo me había hecho recordar el pasado. ¿Eso es un delito? Yo creo que no..

"Como sea."
Me dije y cambié de marcha por la carretera, esta vez estaba más concentrado. Relajé también mi respiración, ya no me seguiría atormentando.

Cuando llegué, pasé al estacionamiento y pude ver como la limusina de Chris ya se encontraba allí, este bajó lentamente ya que estaba hablando por teléfono y me hizo un gesto con la mano cuando me vio.
Estacioné, tomé mis cosas y bajé para poder alcanzarlo, seguía de pie a un costado de su vehículo. Me acerqué lentamente.

—¿Qué quién es? Me dijiste que se llamaba Leighla Schultz, ¿verdad? —guardó silencio—. Bueno, ella es o fue ex novia de Colby.

—¡¿Qué?! —pregunté. Mejor dicho, grité y lo asusté.

—Bueno, hablamos luego... también te quiero... adiós —se despidió sin dejar de mirarme y guardó su celular en el bolsillo—. Tranquilo, puedo explicarlo —me hizo un movimiento con las manos y segundos después salió corriendo. Me dí cuenta que iba a dar la vuelta a la limusina, como la puerta seguía abierta me adentré por ahí y salí por el otro lado agarrándolo en el momento exacto, sin pensarlo mucho le comencé a dar golpes en la cabeza hasta que Chris se recargó a un costado de la limusina y me frenó.

—¡Por qué le has dicho eso a Devin! —exigí que me respondiera, mi pie solo podía golpear el piso fuertemente.

—Ella quería saberlo y si tú no se lo decías, lo iba a hacer yo. Debiste haberlo pensado antes de ocultárselo.

—¡Quería buscar el momento perfecto para hacerlo!

—El momento perfecto fue la noche pasada, cuando ella te lo comentó —se acomodó la bufanda y parte de la chaqueta de cuero—. ¿No crees, Colby?

No le respondí, solo llevé mis manos a mi cabello.

—Devin me llama cuando algo le molesta o le preocupa, y ella estaba preocupada por ti hombre. Últimamente lo ha hecho seguido, ¿qué te sucede? Recuerda que los secretos y las mentiras siempre salen a la luz después de todo.

—No es una mentira o un secreto, solo... no sabía como iba a reaccionar cuando se lo dijera.

—Sea como sea, ella te ama y te aceptará —se acercó—. Hubiera reaccionado mejor de lo que reaccionará cuando vuelvas a casa esta noche —palmeó mi hombro—. Suerte.

Miré como se marchaba y me dejaba solo en esto. Ya no quería volver a casa.

Volví a tomar mis cosas y seguí su camino hasta entrar al lugar, la noche no será lo misma ahora que sé que mi pareja esta enojada. Y... no es cualquier chica; no me cuestionará sabiendo las respuestas a sus preguntas, no se pondrá a llorar, no me hará dormir con Kevin, no me gritará con voz chillona, no me hará una escena de celos. Ella irá directo al grano, me golpeará en la cara y si que me dolerá.

Fui directo a mi camerino y me cambié de atuendo, mejor no hubiera venido a trabajar.






.

Era medianoche.
Había terminado la transmisión, me despedí de los presentes y por último de Chris, este no dejaba de jugar con la situación. Sus chistes eran buenos pero me negaba a reirme, solo comencé a ignorarlo y subí a mi auto para volver a casa con mi adorada chica.
En el camino me bajé cerca de un local y aproveché de comprar un paquete de galletas con chispas de chocolate, sabía que eran sus favoritas.

"Como si eso fuese a evitar que me golpee"

Subí de nuevo al auto y seguí el camino, ya casi llegaba. Las manos me comenzaron a sudar, los latidos de mi corazón se aceleraron y la ansiedad me comenzó a inundar, esperaba que estuviera durmiendo.
Estacioné afuera sin hacer mucho ruido, apagué el motor, respiré unas cuantas veces intentando calmar el temblor que tenía en todo mi cuerpo y tomé el paquete mientras bajaba del asiento. Cerré detrás de mi y lentamente saqué las llaves de mi bolsillo, todas las luces estaban apagadas a excepción la luz de la sala, eso aumentaba mi temblorina.

"¿Es normal que le tenga miedo a una mujer? Bueno, ¿a mi mujer?"

Abrí la puerta y ella se encontraba sentada en el sofá con la mirada seria.
Cerré la puerta.

—Te traje algo —levanté las galletas con una sonrisa pero Devin solo me lanzó un cojín con todas sus fuerzas al rostro—. Mal momento.

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