48. ¡Mi padre es el vocalista de Fozzy!
Lavé mi cuerpo y cuando cerré la llave del agua, sentí los golpes en la puerta.
—Dev... —susurró. No le respondí y me enrollé en la toalla, dando pasos lentos hasta estar fuera de la tina—. Devie... —suspiró cambiando su voz a una más suave—. Amor... —suplicó, podía jurar que tenía la cabeza apoyada en la puerta.
—¿Qué quieres?
—Conversemos.
—¿Qué me vas a decir esta vez? —me senté sobre el retrete—. ¿Qué he perdido la cordura? ¿qué necesito ir con un psicólogo?
—Has perdido la cordura hace mucho tiempo, eso ya deberías saberlo.
—La estas jodiendo Colby... la estas jodiendo —advertí—. Mejor se directo y aclaramos esto que para ti ha quedado inconcluso.
—Está bien —guardó silencio, en eso aproveché y me lavé los dientes esperando que comenzara bien—. Solo me preocupo por ti Devin, sé que pasaste por cosas peores antes de que nos volvieramos a ver y por ese motivo no soy nadie para decirte que debes hacer o que no hacer, estás en todo tu derecho.
—Así es.
—Dejame terminar.
—Lo siento.
—La cosa que no entiendes, es el hecho de que me preocupo por ti —suspiró—. Me preocupo porque ahora que te tengo no quiero perderte nunca..
"Te lo dije"
—Y saber que quieres ser parte de ese tipo de luchas hace hervir mi sangre, no quiero que ningún imbécil te toque a no ser que ese imbécil sea yo.
Ni te imaginas como me sentí cuando Joe te golpeó en el estacionamiento, aquel grito a través del teléfono no fue nada comparado con la desesperación que sentí cuando lo vi por la televisión y escuchaba tu risa desenfrenada, demente e incluso lunatica por la línea telefónica —se quedó en silencio, sabía que no había terminado—. No quiero tener que estar contigo en el hospital, no quiero que te pongan más puntos de los que ya te pusieron esa noche en la cabeza, no quiero verte maltrecha.
Me acerqué a la puerta y miré mi mano cuando la recargué en la perilla. Pero Colby siguió hablando.
—A ningún hombre le gustaría ver como otro hombre golpea a su mujer cuando él no es capaz ni de tocarle un cabello —suspiró—. ¿No crees que es bastante castigo ver a otro hombre hacer lo que yo no podría solo por demostrar que las mujeres son débiles?
Le quité el pestillo a la puerta lentamente pero este aún sonó de la forma en que yo no quería.
—Lo arreglaremos, te juro que lo haremos si tan solo enfrentas tu ego y te dignas a hablar conmigo. He bajado mi guardia en estos momentos..
"Hazlo ya"
Sentí su mano sobre la mía.
Cerré los ojos y lo hice, cuando la puerta se abrió completamente los volví a abrir y Colby estaba mirandome apenado. Estaba preocupado y no estaba jugando.
—Necesito cambiarme —no encontré más palabras y pasé a su lado, no iba a ceder a su juego de palabras. Después de todo, siempre lograba manipularme fácilmente.
Crucé la puerta de mi habitación y cerré igual que en el baño por seguridad. Me acerqué al closet y tomé lo primero que mis ojos observaron, adoraba vestirme como una vagabunda sin futuro.
Abrí la puerta y volví a salir mirando hacia ambos lados buscando a Colby, este estaba en la sala de estar con una taza entre sus manos mirando el televisor.
—Ya está —le hice saber, a medida que me acercaba a él.
—Está bien —me hizo un lado en el sofá y le bajó el volumen al televisor, ganandome toda su atención—. ¿Quieres conversar ahora?
—Sé que no tengo otra opción —toqué mi cabello—. Bueno, entiendo tus motivos del porque no quieres verme en un lugar como esos y lo entiendo, pero es algo que mi cuerpo quiere experimentar. No fingir dar golpes que ni siquiera hacen daño solo para mantener la ingenuidad en los niños, siempre me gustaron las cosas reales —lo miré—. Eres sobreprotector, me quedó claro hace un par de horas. Pero si seguimos así, esa protección se hará tan molesta como los celos que ambos tenemos y esto que hemos estado construyendo se irá a la basura —bajé la mirada—. Y ambos sabemos que somos como dinamita: entre más se consuma la llama con cada discusión, terminaremos estallando cuando esta llegue a su destino.
—De acuerdo —tomó mi mano—. Voy a intentar aceptarlo, no será fácil.
—No te pido aceptarlo, solo quería saber que tenía tu apoyo después de todas las malas decisiones que voy a tomar en algún futuro —intenté quitarle mi mano pero no me dejó—. Necesitaba escuchar un "siempre estaré contigo" o al menos "la decisión que vayas a tomar, procura que te haga feliz"... pero tu respuesta fue todo lo contrario.
—Estaba impresionado, me atrapaste en un momento en el que no me lo esperaba. No podía reaccionar de otra manera —se defendió—. Es como si yo te dijera que voy a morir mañana, ¿cómo te sentirías?
—Por supuesto que mal —acepté—, debiste habérmelo dicho antes.
—¡A eso me refiero! —se acercó—. Quiero que al menos reflexiones tus ideas conmigo y después tomes la decisión que te resulte correcta.
—Está bien.
—¿Segura? —levantó mi rostro y yo asentí—. ¿Así cómo así aceptarás?
—Quiero que estés de mi lado, no en mi contra.
—Sea como sea, siempre esteré de tu lado —se acercó y me dejó un besó en los labios—. Aún cuando no tengas ni siquiera un cinco por ciento de las posibilidades de ganar en una discusión o en una pelea.
—Que romántico —reí sacando mi tono sarcástico, Colby me acercó a su cuerpo y me abrazó. Hacia frío.
La mayoría de nuestras discusiones van a ser absurdas al igual que antes de unirnos, pero nunca van a ser demasiado largas. De eso estaba segura.
—Entonces... —hablé, queriendo que me diera su respuesta después de todo.
—Está bien —aceptó—, solo si me dejas ir a todas tus presentaciones.
—Oye, ni siquiera tenía la idea de ir sola. —levanté la cabeza. —Necesito de tu apoyo, tu sabes más que yo acerca de estas luchas.
—¿Lo sé?
—Tu carrera ha sido más larga que la mía, acéptalo y restriégamelo en la cara si eso quieres hacer —subí mis piernas sobre las suyas.
—No, no quiero —las acarició—. ¡Porque quiero que veamos mis luchas por YouTube! —tomó su computadora del otro costado sobre el sofá.
—Debí imaginarlo —reí—, pero que no me tome todo el día, aún tengo que salir con Chris.
—Solo será una hora —se acomodó y también a mi.
.
Varias horas después mi teléfono comenzó a sonar.
Lo tomé entre los pliegues del sofá y miré que era Chris, rápidamente llevé mi vista a la hora y ya habían pasado cuatro horas desde que habíamos comenzado a mirar los vídeos.
—¡Colby, te lo dije!
—¿Qué cosa? —preguntó como si no fuese gran cosa—. Que cuerpo tenía cuando era joven, que sexy —seguía mirando la pantalla.
—Deja de violarte mentalmente y hazme caso —cerré la computadora—. Chris esta llamando y tú me hiciste perder el tiempo.
—¿Qué puedo hacer yo? No tengo una maquina del tiempo.
—Por ser un hipócrita vas a tener que volver a depilarte como cuando eras joven —bajé mis piernas y comencé a caminar por el pasillo.
—¿Qué? ¿por qué?
—Porque así te quiero ahora, después de ver esos vídeos. Y no creas que porque estamos juntos vas a dejar de cuidar tu higiene —entré a la habitación—. Es una orden.
—No lo haré.
—¿Ah, no? ¿quieres que te chantajee?
—No tienes como chantajearme —me respondió. Me asomé y lo miré como si pudiese hacerle estallar la cabeza—. ¡Esta bien, te haré caso!
—Genial —sonreí y cerré de nuevo la puerta, debía ponerme algo más adecuado para la situación. Esta vez iríamos a hacer lo que me atemorizaba; limpiar el parque, pero ese no era cualquier parque y Chris lo sabía perfectamente al igual que Colby, pero si no me iba a acompañar no importaba.
Me cambié el buzo por un pantalón junto a unas zapatillas cómodas, volví a salir de la habitación con mi celular en la mano y un gorro de aquellos que a Colby le encantaba decir que parecía un condón. Era tan divertido ese hombre.
"Que bueno que lo encuentres gracioso"
—Nuevamente, no comprende usted el sarcasmo, mi querida Alanís.
"¿Alanís? ¿desde cuando te gusta mi apellido?"
—No lo sé, creo que siempre —me encogí de hombros y caminé de vuelta por el pasillo, iba a despedirme de Colby antes de que llegara Chris.
Había dado unos pasos al lado de la puerta y esta fue tocada tres veces, no me quedó de otra que devolverme.
—Chris —sonreí y me acerqué a darle un abrazo.
—¿Lista para irnos?
—Si, me voy a despedir de Colby y nos vamos —lo dejé pasar siguiendo mi camino hasta el sofá.
—¿Podrías saltarte ese paso y simplemente irnos?
—Podría, pero se enojaría.
—Pendejo —susurró.
—¿Qué has dicho? —lo miré.
—Que me gusta este espejo —apuntó al que se encontraba pegado en la pared a su lado izquierdo, como si fuese tan natural ese comentario.
Seguí hasta llegar a Colby y él ya había dejado a un lado la computadora esperando que me agachara y me despidiera.
—¿Ya llegó?
—Si, ya llegó —acaricié su cabello y le dejé un beso en los labios—. ¿Seguro que no quieres ir?
—Alguien se tiene que encargar de la casa, aparte de todo el desorden que dejó Kevin anoche por estar aburrido.
—De acuerdo —me alejé de él—. No olvides cumplir con lo que te pedí hace unos minutos atrás.
—Aún no entiendo porque quieres que haga eso, si te encanta mi cuerpo y por las noches te abrigo.
—Capricho de mujer —volví con Chris y este ya me tenía la puerta abierta esperando a que saliera. Le dí las gracias y salió detrás de mi.
—¿Cómo has estado por cierto? —me preguntó caminando por la calle.
—Bien —lo miré y me sujeté de su brazo—. No he tenido recaídas y eso era lo que querías saber.
—Eso es fantástico —me sonrió.
—No señor, lo más fantástico es tu nuevo vídeo de Judas. Me sorprende que conmigo te pongas camisetas porque ni siquiera estando con Fozzy lo haces.
—Gracias —intentó no mostrarse arrogante como todo músico famoso, siempre lo he conocido así—. Y lo hago porque te tengo respeto.
—Oye, eso está muy bien —metí mi otra mano en el bolsillo, hacia frío—. ¡Mi padre es el vocalista de Fozzy!
—Y mi hija es una luchadora que no deja de dar que hablar después de aquel RAW, ¡oh si, bebé! —gritó de la forma en que lo hacía al cantar, ese tono de voz me gustaba.
Seguimos caminando hasta llegar a la plaza que me tocaba limpiar, le iba a preguntar como esperaba que lo hiciera si no tenía los útiles de aseo pero fue más rápido y listo, que su vehículo se encontraba estacionado cerca de ese lugar. Me quedé esperando en uno de los columpios mientras miraba como sacaba unas cuantas cosas de la parte trasera de su auto, luego volvió a mi y me los entregó.
—¿Por dónde sería bueno comenzar? —me puse los guantes.
—Es un desastre, por cualquier parte estaría bien —comenzó a mirar el entorno—. Yo reviso los arbustos y tú recoges todas las botellas de alcohol tiradas por ahí.
—Vale —golpeé su puño y comenzamos a hacerlo, por suerte no habían personas. Claro, ¿qué padre llevaría a sus hijos a una plaza que se ha convertido solo para adolescentes drogadictos? Ninguno que tuviera dos dedos de frente—. ¿Qué hago si aún tienen alcohol dentro? —lo miré moviendo de un lado al otro la botella de vidrio.
—Métela a la bolsa.
—¿No me la puedo tomar? —bromeé oliendo la boquilla, lo miré y este hombre me miró como "debes estar bromeando". La tiré dentro de la bolsa sin decirle más palabras, luego sonrió y dejó de mirarme para seguir con su trabajo—. Este lugar me quiere hacer caer Chris... ¡Por qué me haces esto, satanás! ¡por qué no me dejas aprovecharlo! —reí y el canadiense se unió segundos después, teníamos que reír o luego nos deprimiríamos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro