20. ¿Molesta? No. Solo es karma, amigo.
Me reuní con los pocos sujetos que compartía algunas palabras mientras ejercitaba algunos de mis músculos solo para calentar mi cuerpo. Entre ellas se encontraba Jericho, no dejaba de mirarme como todas las otras veces como si tuviera temor que lo volviera a atacar por la espalda sin su consentimiento, al menos me temía y eso era lo que necesitaba.
Varios de los que decían que era un asco como luchador, ahora me tenían admiración y eso era irónicamente estúpido. Nunca se dan cuenta de lo que eres capaz de hacer hasta que lo ven con sus propios ojos, la mayoría de los presentes eran escépticos. Sabía que no me llevaría con ellos, como si fuese Ziggler, pero esta era mi actitud permanente.
Tomé una botella de agua y dejé caer ese líquido por mi cabeza mojando toda la zona del cuello.
Salí de ahí dirigiéndome a mi puesto en la sala, tenía una gran vista hacia la pantalla. Por suerte había llegado en el momento adecuado en que Rollins salió a escena y comenzó a hablar sobre H.
—Eres tan hijo de... Rollins —bebí de la botella al escucharlo hablar sobre las hijas de Hunter, comencé a reír de la nada. Sabía muy bien que esta noche no saldría completamente sano, siempre se tiene que tener un "as" bajo la manga y sabía perfectamente que H lo tenía, no era un idiota.
Seguí observando como todo sucedía, iban y venían del escenario. Varios salían nerviosos, entendía ese sentimiento como si fuesen mariposas explotando en el interior del estómago y luego se propagaran por todo el torrente sanguíneo, era literalmente emocionante con algo de éxtasis incontrolable.
Seguí mirando y Owens se acercó a la salida con su mejor amigo, esperaron que su tema comenzara a sonar y Jericho me miró, pero solo le hice un gesto con la mano junto con una gran sonrisa. No podía estar más confundido.
Salieron a escena, espere unos segundos mirando la pantalla. Luego salió Strowman y se acercó al ring, en ese momento me preparé estirando mis brazos, mis pies caminaron lentamente hasta las cortinas. No esperaba que sonara mi tema, solo la campanilla.
«Ding, ding»
Ahí estaba mi señal.
Salí con un poco más de rapidez, el público –en su mayoría– se percató de mi presencia y el escándalo no se hizo tardar. Unos en contra y otros a favor.
Me acerqué a él, su primera reacción fue dejar los audifonos y ponerse de pie, una excelente reacción ya que me ayudó a darle los primeros golpes.
Le rompí la bufanda tirándola lejos e hice que su cuerpo se estrellara contra la mesa en un dos por tres, eso se sintió maravilloso que no dejé de darle derechazos cuando ya no tenía fuerzas para defenderse.
Mis labios comenzaron a decir cosas sin que mi cerebro se percatara de ello, solo me dedicaba a dar los golpes como si no hubiera un final.
—¡Detente! —me gritó un hombre con la camiseta a rayas.
—¡Sujétenlo y saquémoslo de aquí! —dijo otro dándoles la orden, solo sentía sus brazos rodeando los mios hasta alejarme unos centímetros.
—¡Imbécil, insensible! ¡tenías que ser hombre por desgracia! —me dí cuenta de lo que estaba diciendo, los comentaristas tenían cara de interrogación mientras me dejaba arrastrar por el suelo. No me pondría de pie, se sentía bien—. ¡Púdrete en tu miseria! —escupí y ensucié un poco el piso, nunca lo había hecho pero tenía esas ganas de intentarlo.
Al estar de vuelta en backstage todo seguía en orden, a excepción de Foley. Cada vez que hacia algo excesivo ahí estaba él para reclamarme por ello.
—¿Y? ¿qué tal lo hice? ¿Bien? ¿más que bien?
—No sé en que luchas has estado, pero aquí no es necesario exagerar.
—Intento hacer que mi trabajo se convierta en arte, no simple coreografía.
—Sé más teatral —me miró a los ojos, hablaba en serio.
—De acuerdo —me puse seria—, lo intentaré.
—Eso me es suficiente —volvió a marcharse. Suspiré y me senté en mi lugar, me dolían los nudillos como nunca antes. Los miré y estaban sangrando pero no tenía con que limpiarlos, miré mi entorno hasta que una mano me ofreció algo con que limpiarme.
—¿Tienes algún pedido? —levanté la mirada y era él.
—Aún no me dicen lo que haré.
—Te tocará hacerle frente a H —sonreí—. Quiero hacerlo si no te molesta, quiero tener las pelotas para mirarlo a los ojos y darle un golpe directo en la nariz.
—No, eso es mi trabajo —se sentó a mi lado.
—Vamos, tendrás otras oportunidades —tomé su ofrenda y evité que más gotas cayeran directo sobre mis botas—. Pero si no llegarás ni al borde del ring, eres un cobarde de primera.
—¿Eso crees?
—Eso lo sé.
—Pues estás equivocado y te lo demostraré —estaba enojado, había caído en mi trampa.
—¿Ah, si? Entonces dale un golpe bajo y te creeré.
—Le daré más que eso.
—Esta vez seré escéptico —enrollé el paño en mis nudillos como una venda. Su mirada era de rabia, no le gustaba que lo desafiaran o le dijeran que no valía nada. Punto débil que cualquiera aprovecharía... cualquiera como yo.
Comenzamos a disfrutar de un silencio sepulcral, no tenía intenciones de decir palabras ni mucho menos yo. Pero ambos esperábamos el momento ideal para la acción.
Hasta que llegó sin previo aviso.
—Suerte rompiendo esas nueces —le sonreí y él siguió su camino detras de las cortinas. H ya se había levantado las mangas y quitado el abrigo, solo esperaba la presencia de su creación que iba a ser destruida por el mismo hombre quien lo había creado. Pero esta vez mirado de otra perspectiva; sería su destructor.
Sobé mis manos como cada vez que estaba emocionada y me acomodé en mi lugar, estaba impaciente por ver la sorpresa aparecer de la nada misma.
El tema de Seth comenzó a sonar, segundos después salió él caminando a paso seguro, se detuvo arriba de la rampa y se deshizo de su camiseta volviendo a caminar dando por terminado todo aquel tramo que le quedaba.
«¡Ouh! ¡Samoa Joe, es Samoa Joe!»
El grito del comentarista no se tardó.
—Ahí está —aplaudí tres veces, me sorprendió que fuese él—. Deberías aprender a tener conocimiento de tu entorno Rollins, o al menos, aprender a cruzar la calle —estiré mis piernas que no habían sido movidas desde que me había sentado y llevé mis manos detrás de mi cabeza apoyando mi espalda contra la pared.
Esos golpes eran brutales, hacían dar vuelta a cualquiera y más cuando se trataba de la barrera que separaba al público del escenario.
Samoa subió a Rollins al ring, este trató de defenderse mientras H aún subía por la rampa pero no dio resultado y terminó recibiendo más golpes por parte del curpulento hombre agresivo que no parecía tener las intenciones de detenerse, era como si se odiara por dentro y esa ira lo carcomía haciendo que se desquitara con quienes no tenían la culpa.
Luego, en un movimiento algo extraño, intentó su técnica característica pero sabía que no había salido del todo bien, puesto que la pierna de Rollins no había caído cuando Joe intentó derribarlo. Esa pierna ya había recibido tratamientos, y esta vez volvería a suceder sin dudar.
—Ay —me quejé sin darme cuenta, no se había visto bien. Esa imagen seguía grabada en mi cabeza como un gif o un "boomerang" que subían a instagram. Había sido despiadado—. Eso dolerá mañana.
Me quedé inmóvil esperando que volviera, pero a duras penas lo hizo, al parecer él también se había dado cuenta. Tal vez no dolía mucho ahora, pero luego se manifestaría y el dolor sería intenso.
—¿Qué pasó? ¿no le darías un golpe en los bajos que estos terminarían saliendo por su cabeza como orejas de Mickey Mouse? —levanté una ceja.
—Cállate —su voz era fuerte pero no había gritado.
—Vamos, ¿dónde está ese ego?
—¡Deja de burlarte!
—No me burlo, solo comento lo que acabo de ver —negué con la cabeza—. Y eso fue deprimente.
—Ya entiendo.
—¿Qué entiendes?
—Estás molesta por el golpe de esta tarde —susurró.
—¿Molesta? No. Solo es karma, amigo —le guiñé un ojo—. ¿Nos vamos?
—Te irás caminando, "amigo" —su mirada era definitivamente odio puro.
—Por favor, solo fue un comentario —me levanté.
—¿Ah, si? ¿un comentario? —se giró después de haber dado unos cuantos pasos a duras penas—. Entonces mañana tendrás que aceptar mis comentarios de burla, porque te irás a casa con Jericho —siguió caminando.
—¿Qué? —susurré pasando una mano por mi cabello, no podía estar pasando—. No, no, no, no... tú no me harás eso.
—Espera y verás.
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