Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

15. No necesito tu ayuda.

Devin Knox.

—Ah... —me quejé al despertar, la cabeza me daba vueltas y solo quería que se detuviera. Miré mi entorno, las cortinas estaban cerradas, me encontraba debajo de las mantas de mi cama y no me sentía apretujada por la ropa. Levanté las mantas, me miré y estaba con mi pijama, rápidamente volví a bajar las mantas confundida tratando de recordar pero solo hizo empeorar el dolor de cabeza—. ¿Hola? —pregunté como si estuviera con alguien—. ¿Qué estoy haciendo? Por supuesto que estoy...

—¿Cómo estás? —apareció Rollins apoyándose en el marco de la puerta con las piernas cruzadas.

—Sola —bufé llevando mi mano al medio de ambos ojos—. Perdón, ¡solo! —dije con rapidez que casi no se entendió—. Dime que... no sucedió nada asqueroso en este lugar.

—Si, tuvimos sexo sin protección y sin control —miró sus uñas como si no fuese gran cosa.

—Ni pienses que te creeré, imbécil —me levanté tropezando con mis propios pies, obviamente fui a parar al suelo frente a él.

—Toma una ducha, tenemos que hablar —me levantó tomándome de un brazo y salió de ahí con ambas manos en los bolsillos.

—¿Terminarás conmigo? —reí y fui al baño con una toalla en la mano. Me quité la ropa junto a las vendas que aún seguían bien puestas en su lugar y abrí el grifo dejando que el agua fría descendiera hasta mi cuerpo. Rogaba que hiciera desaparecer la resaca al igual que con el sueño, pero por desgracia no todo hacia magia.

Cuando acabé, cubrí mi cuerpo y sin mirarme al espejo porque sabía que estaría hecha un desastre, caminé de vuelta al cuarto por algo de ropa limpia.
Tomé otro par de vendas del cajón, tenía varias en caso de emergencias como estas y antes de ponermela le puse el cerrojo a la puerta. Tomé lo básico que un hombre usaría cuando está en casa; un shot de aquellos anchos, una camiseta con estampado sin sentido y unas zapatillas cómodas, tenía mis vans. Luego desordené mi cabello con ambas manos, me puse algo de perfume y salí en busca de ese sujeto, me dolían los ojos como si la noche anterior hubiera estado llorando mares.. ojala no hubiera soltado nada. Crucé los dedos dentro de mis bolsillos hasta que estos comenzaron a doler, más aún cuando fui a la cocina por un café pero por desgracia él tenía uno en sus manos listo para entregarmelo.

Lo tomé y me senté al frente de su persona, su rostro era serio pero siempre tenía ese toque de relajación que me ponía tensa.

—¿Y? —pregunté dándole una probada al café, este estaba cargado y eso no me gustaba. Solo a Danny le gustaba—. ¿Qué me puedes contar de anoche? ¿Cómo llegué aquí y como supiste que este era mi departamento?

—Primero que nada, te iba a llevar a mi casa por tu alto nivel de abuso con el alcohol —juntó sus manos sin quitar su mirada de la mía—. Pero te negaste y tuve que ceder a traerte aquí, meterte a la cama y hacer que te durmieras.

—Diablos —cerré los ojos pasando una mano por mi frente.

—Luego —sobó sus manos lentamente tratando de seleccionar muy bien lo que iba a decir—. Sé parte de tu historia, Devin —soltó mi nombre dejando un espacio entre la última palabra. ¿cómo demonios podía haber sido tan inconsciente?

—¿De-Devin? —tartamudeé como si fuese absurdo.

—No trates de jugar con mi cabeza que ya está lo suficientemente confundida.

—¿Qué fue exactamente lo que te dije? —dejé la taza en el suelo en medio de mis pies.

—No sé si llamarlo todo, pero fue bastante —suspiró—. ¿Prefieres aclararlo en estos momentos?

—No te conozco.

—¿Y eso acaso importa? Anoche no te importó y me lo contaste sin pensar mucho en esa decisión —llevó una mano a su nuca—. Ahora dime, ¿por qué crees que me quedé y no salí directamente a contarle a todo el mundo tu historia?

—Porque eres un aprovechador —traté de sonar como si fuese una respuesta, pero fue más como una pregunta.

—Aunque no lo creas, mis decisiones se encuentran en una encrucijada en estos momentos y cualquier movimiento en falso podría hacerme tomar el camino erróneo —tomó la taza del suelo y le dio un sorbo.

—¿Quieres la verdad? —lo miré y él asintió—. Y la tendrás, solo promete no tomar la decisión que me traicionará al final de todo.

—No te aseguro nada.

—Entonces asegurame que lo intentarás.

—Lo intentaré —asintió varias veces.

—Bueno... —apreté mis labios, era difícil buscarle la punta al hilo—. Soy una chica.

—¡Demonios, dime algo que no sepa! —se alteró, al fin había logrado sacarlo de sus casillas.

—¡Entonces dime que no sepas y así no repetiré lo mismo!

—Aparte de que eres chica y el motivo del porque estas aquí, evita esa informacion.

—Bien —me acomodé—. Mis padres tuvieron una cita en el parque, llevaron una canasta de picnic. Anduve todo el camino con mi padre y me fui a casa con mi madre esa misma noche.

—¡No tan atrás! —escupió lo que tenía en la boca manchando el piso.

—¡Oye, tú lo pediste! —reí, no podía quitarle el humor a las cosas. Pero al ver su reacción mi risa fue más fuerte que de alguna manera se lo traspasé.

—Háblame de tu vida, individual.

—Me fui de casa a la única edad que podía hacerlo ya que era legal, a los dieciocho años —junté mis manos—. Fui en busca de mi mejor amiga que era menor de edad, me hice su tutora y decidimos comenzar de nuevo en la ciudad de Brooklyn donde sabíamos que no nos buscarían —pausé—. Íbamos a pasar la primera navidad juntas, pero por desgracia ella se encontró con la muerte al doblar la esquina y me dejó metafóricamente huérfana, sin nadie a quien acudir. Los únicos que me brindaron una mano fueron los cigarrillos y el alcohol. Ese es el final de la historia —me encogí de hombros.

—¿Cómo llegaste aquí?

—Caminando. Dejé aquella casa para borrar todos esos recuerdos, pero no de la manera dramática como la canción de Sia; Fire meet gasoline —le saqué una pequeña sonrisa—. Caminé toda la noche hasta llegar a la ciudad continua donde se grabaría RAW en vivo, me colé por una pequeña abertura en el enrejado, convencí a Stephanie y he aquí. Charlando contigo como si fuesemos mejores amigos, completamente absurdo.

Lo miré y él guardó silencio sin dejar de mirar mi rostro, me encogí de hombros hasta que quitó su dedo índice de encima de sus labios.

—Me sorprende lo bien que puedes mantener tus sentimientos al ras para no lastimarte con cada palabra.

—No necesito que me veas llorar, no me voy a rebajar a tu nivel. Preferiría que me vieras fuerte a que me vieras débil.

—Pero la cosa es que, por las noches lloras y no duermes y por el día sonries y tienes sueño —dejó de apoyarse en sus rodillas y me miró como si supiera leer mi mente.

—Supongo que para que nada te duela, a nada te aferres —levanté una ceja, esto se estaba transformando en una charla entre psicólogo y enfermo—. Esa es la única salida.

—No es la única salida a todos los problemas, es como si dijeras "beber me hará olvidar todo", ¿pero de que te sirve? Si solo actua como un anestésico y a la mañana siguiente vuelves a sentirlo mucho peor.

—No puedes opinar a lo que no te ha tocado vivir —mi mandíbula se tensó—. Te sugiero que no lo hagas.

—Lo hago —se acomodó—. Lo hago, porque la noche de ayer si no hubiera sido por mirar los locales abiertos no hubiera dado con tu paradero y hubieras quedado tirada en la calle como un vago.

—¿Y que si tal vez hubiera pasado? No es la primera vez y no será la última.

—Piensa en lo que estas diciendo.

—Solo te digo sobre la realidad, mi realidad —me apunté—. Que tú lo sepas no hará ningún cambio con mi vida, solo si haces que me despidan. Y ahí se hará realidad tu sueño, estaré en la calle como hace un año.

—¿Cómo es que llegamos tan lejos? —suspiró—. Eres tan irascible, Devin.

—Solo trato de protegerme.

—Pero no deberías de hacerlo de esta forma.

—Qué propones, ¿eh? señor arquitecto —me crucé de brazos—. Como dijo Einstein una vez; "somos arquitectos de nuestro propio destino", cambia el mio si eres capaz de hacerlo.

—En cada guerra hay un enemigo y supongo que me has tomado a mi en la tuya.

—Bingo —tragué algo de saliva, seguía tan amarga por el trago que había tomado de café. Rollins seguía con la mirada misteriosa, no sabía si me estaba maldiciendo en silencio o si estaba buscando la forma de como apuñalarme.

—Te tomaré otra frase de Einstein —miró la taza que ahora se encontraba entre sus dedos—. "Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica; la voluntad" —levantó la mirada—. Sé que tienes esa fuerza y aunque también sé que no me lo permitirás, quiero ser tu punto de apoyo.

—¿Entonces no me traicionarás?

—No... —humedeció sus diminutos labios—. Por ahora.

—¿Qué? Eres una tremenda lacra, ¿lo sabías? —refunfuñé tomando la taza entre sus dedos y le tiré el último poco que tenía dentro.

—Era una broma —me miró con inocencia—. Si que eres irascible, joder... —sonrió con ironía, se podía notar como por dentro estaba ardiendo de rabia—. Voy a cambiar eso.

—Inténtalo —me quité mi camiseta ya que era la única más grande que tenía en mi armario y se la tiré en las piernas, lejos de la mancha de café. Su mirada siempre era típica de un hombre—. No sé que te sorprende, si ya has visto estas vendas anoche cuando me pusiste el pijama —me dirigí al cuarto por otra camiseta, esta vez tomé una negra con las mangas grises, se acomodaba más a la forma de mi cuerpo.
Cuando volví a salir, Rollins ya la tenía puesta y no le quedaba nada mal.

—¿No conoces a nadie más en la empresa?

—Al hombre que me ha traído problemas el último tiempo —le hice una referencia a Jericho.

—¿Cuál es tu relación con él? —limpió la mancha del suelo con la camiseta sucia.

—Eramos amigos.

—¿Por qué ahora ya no?

—Si que eres preguntón —fui a la cocina ya que aún estaba de pie y tomé un plátano.

—Solo trato de crear el ambiente, nada más.

—Si quieres ayudar, hazlo de lejos. No me importa que sepas toda mi información para, en ese punto, recién ayudar —volví con él—. No hacen eso cuando vas a una junta de los AA.

—Pero yo no soy de AA.

—Y eso es lo que me molesta, porque de todos modos yo no necesito ayuda.

—Eso es lo primero que dice un alcohólico —se puso de pie y su estatura esta vez si me intimido un poco.

—No me digas, ¿ahora eres experto? —me comí el último pedazo que me quedaba de fruta y tiré la cascara al cesto de basura.

—¿Cuál es tu problema? ¿por qué te niegas a recibir ayuda de mi parte?

—Porque no necesito tu ayuda, si necesitara ayuda no te la pediría a ti en primer lugar —enfaticé el "tu" y levanté la cabeza en dirección a sus ojos—. No necesito que te intereses en mi de un día para el otro y me veas lastima.

—No te veo lastima.

—Vamos, sé que no nos conocemos pero sé lo que piensas de mi. Veo la decepción en tus ojos cuando me miras —esas palabras hicieron bajar su mirada. Lo sabía.

Me acerque a la puerta, la abrí e hice un gesto con mi mano para que saliera. No tardó mucho para hacerme caso, pero antes de salir se paró al frente de mi y mi cabeza se levantó para esperar sus insultantes palabras.

—Estaré aquí, aunque no me quieras cerca —sus ojos decían la verdad y eso no me gustaba. No quería otro bache en mi vida, solo quería estar sola con mis problemas, ¿acaso eso era mucho pedir?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro