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13. ¿Por qué no?

Ser sociable estaba muy lejos de mi "burbuja" pero debido a lo que estaba sucediendo, tenía que hacer una excepción y tragar todo lo que sentía por dentro, con una sonrisa falsa.

Después de unos segundos dejó las presentaciones y se dedicó a hacer lo que estaba esperando hace un buen tiempo.
No conocía mucho su rutina así que la mayoría del tiempo solo me dediqué a mirar pacientemente. Si me pedía ayuda se la daría, pero no como él esperaría.

Tenía unos fieles seguidores, no tenía muy claro cuantos eran pero lo que él decía, ellos hacían, algo así como "Simón dice".

—Hey, chico de Brooklyn —Rollins trató de llamar mi atención, odiaba que me llamara de esa forma, pero aún así levanté la mirada—. ¿Te parece si nos muestras lo que tienes?

—Como quieras —subí a un costado del ring. Él no se atrevió a entrar al cuadrilátero conmigo, dejó a uno de sus principiantes.
Miré la cara del chico y este estaba algo nervioso, sus ojos y sus posiciones lo delataban.

Le tomé el brazo y en un movimiento seguro lo hice caer a la lona con una palanca, comenzó a quejarse fuertemente y estrechó su palma libre varias veces en la lona pidiendo que lo soltara. Miré a mi alrededor lentamente y todos estaban impresionados, lentamente solté al chico y este giró en su espalda hasta sobarse el brazo con una mueca en sus labios. El silencio esa sepulcral, como si hubieran visto al Undertaker en persona.
Me salí del ring hasta quedar fuera de las cuerdas y por notar lo tenso que había quedado todo, el compañero de Rollins comenzó a hablar y me halagó un poco, a lo que le asentí levemente con la cabeza. Creí que era difícil sorprenderlos, pero al parecer no era así.

Me quedé en silencio todo lo que quedaba de mañana y solo me dediqué a mirar sus trabajos, varios se sintieron cohibidos y evitaron hacer ciertas cosas, pero para no molestarlos miré mi celular. El número de seguidores en mis redes sociales había aumentado drásticamente de un día para el otro, sonreí con ironía y lo volví a guardar en mi bolsillo.




.

—Nos vamos —me avisó por fin.

—De acuerdo —me levanté de mi puesto y comencé a caminar hasta la salida, pero no estaba su auto. Supuse que íbamos a caminar.
¡Genial! ¡aún más incomodidad!

—A la derecha —volvió a hablar, le hice caso y hundí mis manos en los bolsillos de mi sudadera. Solo quería volver a casa, muchas experiencias sociales por hoy, ya casi me sentía enferma—. ¿Tanto silencio? —preguntó como siempre, con su relajo natural.

—Que yo no diga nada no significa que no sé lo que esta pasando. Mi silencio es mi autodefensa —mi voz salió más ronca de lo normal, a lo que él me tendió la botella con agua que llevaba en las manos. Pero no la tomé.

Seguimos caminando mientras me daba las direcciones que debía tomar para poder llegar a mi refugio, sabía que él odiaba el silencio, pero está vez había podido controlarlo muy bien. Y eso llamaba mi atención, era como si tomara el mismo papel que tenía yo, pero mi silencio era una de mis virtudes difíciles de hacer cambiar.

Levanté la vista de mis pies y me dí cuenta que estábamos al frente del edificio, la tarde había caído y el cielo, aunque no se podía diferenciar de las nubes, tenía un hermoso color pastel.

—Gracias —le dije esta vez.
Al sentir que no me respondía, levanté la mirada hasta su rostro y sus ojos estaban mirandome con detenimiento, como si tratara de decifrar el demonio que traía por dentro.
Iba a comenzar a caminar lejos de él y en ese momento asintió con la cabeza en respuesta a mis palabras. Seguí a mis pies y caminé hasta la entrada hasta desaparecer por la puerta, este día había sido el más desagradables de todos. Quería hablar con alguien, pero estaba completamente sola y todos esos sentimientos se atoraban en mi garganta llevandome así, al alcohol, era la única cura para hacer bajar ese nudo en mi garganta. Un nudo invisible, pero detestable.

Evité las conversaciones a medio camino con quienes me conocían y subí a mi habitación en silencio.
Abrí la puerta y pasé dirigiendome a mi cuarto cerrando todo detrás de mi. Revisé la repisa debajo del televisor, tomé la cajetilla de cigarrillos aún sin abrir junto con el encendedor y prendí uno dejandome caer hacía atrás, aquella cama me apretujó con las intenciones de quitarme todo el dolor, absorberlo hasta dejarme estable otra vez, pero solo logró que ese sentimiento amargo se extendiera hasta terminar compartiendolo ambas. Por eso la amaba.

Pude admirar como la habitación se viciaba del humo color gris, como todo mi mundo y al no tener las ventanas abiertas, se asentaba sobre el techo y todo pequeño espacio que quedaba escondido.
No diría que era una agonía, pero todo el mundo sabía que esto no estaba bien. No se necesitaba tener dos dedos de frente para saberlo.
Cerré los ojos y me concentré en mi respiración, estaba algo agitada.

Cuando te sientas mal y creas que no puedes más... recuerda que yo siempre voy a estar acá traté de cantar de la misma forma en que lo hacía Danielle, pero su voz armoniosa nadie la reemplazaba—. Velaré por ti y todo lo que te pueda pasar... porque mi amor es más grande de lo que te puedas imaginar —mi voz comenzó a salir temblorosa, no dudé mucho y volví a aspirar. Terminaría la canción aunque me costara—. Seré tu luz cuando no encuentres el camino a tu hogar, seré tus alas porque sé que algún día volarás... y aunque a veces no me encontrarás... yo seré quien siempre te amará mi rostro se arrugó dejando visible todas las arrugas del sufrimiento, no había día en que no llorara o no me desahogara en silencio en mi refugio. Estaba aburrida de no poder controlar lo que sentía, siempre era lo mismo, siempre el mismo tema una y otra vez.

Cuando me dí cuenta, tan solo me quedaba la colilla entre el dedo índice y el medio, las cenizas habían caído sobre mi pecho. Me senté, apagué el poco calor que le quedaba a la colilla sobre el dorso de mi mano y me quité la sudadera tirandola a un costado en el suelo.
Miré por las ventanas y la noche había caído más rápido de lo que yo pensaba, amarré las cortinas para que no cubrieran la enorme vista y abrí las ventanas dejando así por fin, que el humo siguiera su camino lejos de mi al igual que a unas mariposas.

—Bien —apreté los labios soltando un suspiro pesado, comencé a mirar la habitación pensando en que podía hacer para distraer mi mente por al menos.. unos segundos.
Miré el televisor y recordé que podía navegar en Internet sin tener que usar mi laptop. Salí de la habitación por algo para comer a la cocina, opté por una fruta del la bolsa que me había regalado la señora Rodriguez con varios otros alimentos orgánicos hace un par de días, era una de las ancianas a quienes le caía bien y sabía de mi verdadera sexualidad, confiaba en que no le diría a nadie, ni a sus amigos del bingo. No era chismosa, era más bien reservada de sus asuntos al igual que yo, sabía que podía confiar con ella en lo que quisiera ya que varias veces me había invitado a pasar, pero no estaba segura si comprendería este asunto.

Volví al cuarto, me dejé caer sobre la cama con el control en la mano izquierda y al momento de darle una mordida al plátano comencé a indagar en YouTube con algo de mi agrado. Comencé a ver la lista de los vídeos que se han reproducido más veces y encontré una lucha de Rollins cuando estaba en NXT.

«¿Por qué no?»
Pensé y toqué el botón.

En la lucha que se comenzó a reproducir apareció Corey Graves con su tema que siempre me gustó. Se encontraba un grupo de luchadores afuera a lo que me dio a entender que sería una lucha con leñadores y a los minutos después apareció Rollins cuando aún era parte del escudo, ese peinadito que aparentaba como si lo hubiera lamido una vaca me daba algo de gracia. Pensar en como esta ahora es un gran cambio que solo se necesitó dar un paso seguro.

Le dí una oportunidad al vídeo, se veía interesante, pero al momento en que llegaron sus compañeros terminé mi fruta y toqué el botón para seguir viendo otro vídeo. Esa injusticia no me había gustado y porque, quería seguir viendo más atrás en la carrera del primer hombre en obtener el título máximo de NXT. No lo sé, por diversión.

Seguí inspeccionando y me topé con una lucha de «Octubre del 2012» donde Rollins hacia equipo con CM Punk. Sonaba interesante y jamás me resistía a luchas del pasado así que con curiosidad le dí clic al vídeo. No tenía muy buena calidad.

Realmente resultó ser interesante que mi curiosidad más creció y siguió buscando, no me sentía atraída ni nada por el estilo, por una parte necesitaba encontrar la forma de dormir y por la otra, tomar apuntes mentales de sus movimientos en el ring para saber cómo desenvolverme ante él. O quizás... usar sus antiguos movimientos.

Le puse pause y me levanté por otra fruta, esto tomaría tiempo. Mucho tiempo.

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