Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

006

Jimin se sentía sumamente nervioso mientras arreglaba su cabello frente al espejo, su estómago se sentía cosquillear en nervios y su sonrisa bobalicona era imposible de borrarse. Trató de tranquilizarse y tomó una respiración honda, reteniendo el aire dentro de sus pulmones para luego soltarlo lentamente.

Tenía que guardar la calma o arruinaría la sorpresa.

Ya más tranquilo, continuó arreglando su cabello, el cual en ese momento estaba teñido de rosa, y cuando estuvo satisfecho de su apariencia sonrió a su reflejo y se alejó del espejo para caminar hasta su cama, tomó la sorpresa que había planeado para Jungkook y lo guardó dentro del bolsillo de su abrigo.

"Dios, Jimin, realmente vas a hacerlo" susurró para si mismo, dándose ánimos y sonriendo tanto que sus ojos se hacían pequeñitos.

Salió de su habitación rápidamente y se despidió de sus padres, quiénes le desearon buena suerte y se rieron con complicidad por su nerviosismo.

Jimin se subió al auto que sus padres muy amablemente cedieron a prestárselo esa noche. Bueno, tuvo que prometer lavar los trastes después de la cena por dos meses, pero daba igual. Arrancó, dirigiéndose al restaurante en el que él y Jungkook habían acordado tener la cita de su segundo aniversario. Las manos le sudaban mientras las tenía sobre el volante y las mejillas le ardían, seguramente luciendo sonrojadas, pero para cuando llegó a su destino supo que quería hacer aquello, lo deseaba más que nunca.

Así que, con el corazón latiendole a mil por hora, estacionó el auto correctamente y bajó, caminando con pasos nerviosos hasta el bonito restaurante que se alzaba frente a sus ojos. Todo fue muy rápido después de eso, pasó a recepción y le dirigieron hasta su mesa donde Jungkook ya le esperaba con una sonrisa.

Oh, Jungkook lucia hermoso esa noche.

"Hola, hyung" saludó Jungkook con una sonrisa, mientras se levantaba para depositarle un pequeño beso sobre los labios.

"Hola, Jungkookie, feliz aniversario" susurró con las mejillas ruborizadas y los ojos de Jungkook brillaron aún más.

Dios, esos ojos parecían un par de galaxias, era totalmente hermoso.

"Feliz aniversario, hyung, gracias por estos dos años" dijo con un suave rubor cubriendo sus níveas mejillas.

Ambos se sonrieron con cariño y procedieron a mirar la carta para decidir que ordenar, fue cuestión de segundos tomar su elección y pronto un mesero llegó a su lado para levantar su orden. Después de eso se quedaron solos de nuevo y sus ojos parecían no querer apartarse del rostro contrario.

Se sentían hipnotizados por el otro.

"Estos dos años juntos han sido maravillosos, ¿no lo crees?" murmuró Jungkook, mientras jugaba nerviosamente con la servilleta entre sus manos.

"Si, hemos compartido buenos momentos" confirmó Jimin, su mente volando a recuerdos antiguos donde él y Jungkook eran los protagonistas.

"Me alegra estar a tu lado, a este punto no sé que sería de mi sin ti, hyung" confesó Jungkook, bajando la mirada algo avergonzado. "Siento que lo necesito a mi lado a todas horas, por siempre" susurró y sus mejillas se ruborizaron.

Jimin sintió su corazón latir desenfrenadamente ante la vista tan bella y adorable frente a sus ojos y supo que aquel era el momento para sacar su sorpresa.

Ya no habían dudas.

"Jungkook, tengo que pedirte algo" Jimin llamó la atención del otro, su mano viajando al interior de su abrigo para tantear con sus dedos la sorpresa.

"Yo también tengo algo que pedirle" susurró Jungkook con sus enormes ojitos brillando en curiosidad.

"Dilo primero tú" ofreció Jimin, imaginando que quizás lo que tenía que pedirle Jungkook no era de la magnitud de su sorpresa.

"No, primero tú, hyung" insistió Jungkook, mientras mordía su labio inferior con nerviosismo.

Jimin suspiró ruidosamente y asintió antes de por fin sacar su sorpresa, la cual estaba en el interior de una pequeña cajita envuelta. Jimin se la extendió a Jungkook e hizo un ademán para que lo abriera. Jungkook no tardó en tomarla y, con el corazón en la garganta, procedió a abrir la cajita lentamente, su ritmo cardíaco aumentando en cuantos sus ojos divisaron lo que contenía la cajita.

Unas llaves.

Allí adentro había un juego de llaves.

Jungkook parpadeó sorprendido y miró con estupefacción a Jimin, pidiéndole silenciosamente con la mirada que le explicara el por qué de aquel contenido.

"Hemos estado juntos por un largo tiempo y pensé que quizás, bueno, quizás sería el momento de mudarnos juntos" murmuró Jimin con la mirada cabizbaja, temiendo un rechazo por parte de su novio.

Pero el chillido entusiasmado de Jungkook removió cualquier inseguridad de su cuerpo, subió la mirada para ver como el otro abrazaba la pequeña cajita contra su pecho, como si temiese que alguien intentara arrebatársela.

"¡Si, hyung, si!" exclamó, sus ojitos brillosos con lágrimas en los bordes, la emoción contenida en aquellos orbes oscuros le hizo suspirar de felicidad.

Jungkook no dudó en levantarse de su silla para estrellar su boca contra la de Jimin en un beso necesitado, sus labios deseosos recorriendo los belfos rechonchos del contrario como si quisiera memorizar cada rincón en un solo segundo.

"Eres el mejor, hyung, en serio" susurró cuando se separaron, su frente apoyada sobre la de Jimin con intimidad.

"Tú lo eres" contradijo Park, sonriendo con adoración. "Ahora dime, ¿qué es lo que querías pedirme" preguntó curioso y observó como las mejillas de su novio se ruborizaban.

Jungkook suspiró ruidoso y mordió su labio inferior como si tratara de suprimir su entusiasmo, carraspeó un poco y dejó la cajita con las llaves sobre la mesa para tantear con su mano dentro de su saco.

"Es tan sorprendente que me pidieras esto justo hoy, hyung" empezó a decir Jungkook, una risa avergonzada saliendo de sus labios. "Pero esto me hace pensar que quizás estamos destinados" agregó, su mirada baja y tímida encandilando a Jimin sin reparo.

"Tú eres yo y yo soy tú" murmuró Jimin, obteniendo la mirada anhelante de Jungkook ante aquella frase que había marcado algo en su relación.

"Definitivamente es el destino" afirmó Jeon, antes de sacar de su saco una cajita incluso más pequeña que la de Jimin, el terciopelo rojo del objeto llamó la atención de Jimin.

Eso lucia como un...

No, no, no era eso, ¿verdad?

"Hemos estado por mucho tiempo juntos y creo que el destino tenía planeado que esto pasara, así que por favor acepte casarse conmigo y no desafie al universo" pidió y abrió la cajita.

Dentro habían dos anillos de oro blanco, obviamente de compromiso, y Jimin sintió que su respiración se detenía en ese momento.

Jungkook le estaba pidiendo matrimonio.

Santo dios.

"No tenemos que casarnos ahora, ni dentro de dos años o lo que sea, será cuando estemos preparados, pero pensé que quizás sería bueno hacer física la promesa de unirnos para siempre" explicó Jungkook nervioso y Jimin sintió la primera lágrima descender por su mejilla.

Ni siquiera lo pensó mucho cuando se levantó de su asiento y se paró junto a Jungkook, jalándolo de la muñeca para pararlo a su lado y al fin envolverlo entre sus brazos en un fuerte abrazo.

"Si, siempre diría que si" jadeó, sintiendo las lágrimas de felicidad bañar su rostro.

Escuchó el sollozo de Jungkook golpear su oído y se separó ligeramente para ver la bonita sonrisa de su novio perfilar sus labios a pesar de que lágrimas escurrían por sus cachetes.

"Prometo hacerle muy feliz, hyung, voy a hacer que estar a mi lado sea su mejor decisión" prometió, besando los labios ajenos repetidamente. "Voy a cuidarlo, amarlo y serle fiel por siempre"

Y Jimin sonrió, creyendo en sus palabras al instante y sin dudarlo.

Porque su Jungkookie jamás sería capaz de romper aquella promesa.

El pecho le dolía, le dolía tanto que sentía que no podía respirar. Las lágrimas empapaban por completo su rostro, haciendo difícil la tarea de ver correctamente mientras corría fuera de aquel endemoniado edificio. Sentía su respiración volverse más errática con el pasar de los segundos, la escena que sus ojos habían presenciado se repetía una y otra vez en su cabeza, torturándolo sin parar.

Jimin se sentía desesperado para cuando subió a su auto, arrancó con velocidad sin importarle si se estrellaba contra algún otro conductor, en ese momento nada le importaba. A pesar de todo, su mano se aferraba con fuerza a la bolsa con comida que había preparado con tanto esmero, oh, él y su estúpida idea de darle una sorpresa a Jungkook. Si tan solo no hubiese decidido ir, quizás no estaría sufriendo de esa forma.

Pero, ¿era mejor vivir en la feliz mentira o sufrir la cruda verdad?

Jimin, en ese momento tan doloroso, prefería mil veces vivir en la mentira e ignorancia para que su corazón no se oprimiera como si se fuese a hacer polvo dentro de su pecho.

Los sollozos que dejaba salir inundaban el auto, siendo tan evidente que incluso otros conductores desviaban la mirada del camino para observar al pobre chico que se deshacía en un llanto desastroso mientras manejaba como loco por las calles de Busan.

Jimin no supo cómo fue que logró conducir sin chocar, pues las lágrimas eran tan abundantes que no lograba ver el camino correctamente y sus manos temblaban tanto que soltaba el volante por momentos.

El camino a su departamento se le hizo largo y doloroso, pero la realidad es que solo le bastaron diez minutos para llegar al edificio donde vivía. Entró, empujando la puerta de vidrio e ignorando al portero que había tratado de recibirle cordialmente, llegó hasta el ascensor y apretó con desesperación el botón hasta que las enormes puertas de metal se abrieron dejándole ingresar.

Cubrió su boca con una de sus manos para retener el llanto que se deslizaba por sus labios mientras esperaba a llegar a su piso, sentía su pecho doler de una manera que incluso le robaba el aliento y sus ojos estaban tan irritados que la vista se le nublaba. El tintineo que anunciaba su destino se escuchó y salió del ascensor a toda velocidad, corrió por los pasillos hasta llegar frente a su puerta y con las manos temblorosas sacó sus llaves

La puerta chocó contra la pared creando un estruendo cuando ingresó rápidamente y cerró con la misma fuerza casi haciendo retumbar el suelo. Dejó salir por fin su llanto con mayor facilidad, su garganta sintiéndose irritada gracias a los sollozos ruidosos que ya no se esforzó por retener. Sus piernas temblaron, de pronto sintiéndose demasiado débil, y cayó de rodillas a mitad de la sala con el corazón hecho añicos.

¿Jungkook le engañaba con Kim Seokjin?

Jungkook le engañaba.

Eso se repetía en su mente una y otra vez en una dolorosa tortura para su corazón, sintió ganas de arrancarse el corazón para dejar de sufrir pero nada podía hacer aparte de llorar desconsolado.

Su mente era un caos, su llanto no ayudaba a recuperar el aliento y sentía que las piernas no le respondían correctamente. Se sentía como si estuviese ahogándose en un inmenso océano, como si se hundiese al fondo del mar y la presión del agua le robara el oxígeno de los pulmones.

Era doloroso, no recordaba haber llorado tan intensamente como en ese momento y temió, temió haberse roto definitivamente y, por consecuencia, no poder parar de llorar.

Su Jungkook, aquel muchacho que conoció en una cafetería durante su primer año de Universidad, aquel que provocó mariposas en su estómago desde la primera vez que se vieron, ese que le pidió comprometerse para estar juntos el resto de su vida y le juró fidelidad lo había engañado.

Y no sólo eso, durante meses se encargó de romper todas y cada una de las promesas que le había hecho a lo largo se su relación. Le juró que jamás dejaría de amarlo y aún así se atrevió a mirarle con odio, le juró que jamás le haría daño pero aún así no lo pensó dos veces antes de abusar de él física, psicológica y sexualmente por meses enteros, le juró serle fiel siempre y no dudó en abrirle las piernas a Kim Seokjin para que lo follara.

Pero por sobretodo, prometió jamás romperle el corazón y había provocado que Jimin se sintiese destruido.

Los sentimientos caóticos dentro de él se alteraron, de repente ya no sentía tristeza en su interior, solo una furibunda y aplastante rabia embargaba su cuerpo.

Gritó, gritó de cólera tan fuerte que sintió su garganta irritarse, sus puños se apretaron tan fuerte que sintió sus uñas lastimar las palmas de sus manos. Se levantó de golpe, con la ira siendo la que manejaba su cuerpo y no dudó en descargarse con lo que le rodeaba.

Lo primero que se atravesó en su camino fue la mesa de centro así que esta terminó volcada sobre el suelo con un estruendo bestial. Sentía su respiración hacerse pesada con cada segundo, su cuerpo ardía y sentía como si por sus venas corriese lava en vez de sangre.

Jimin nunca se había sentido tan colérico.

Pero no podía evitarlo, él estaba en su jodido derecho de enojarse, porque había soportado sumisamente todo lo que Jungkook le había hecho, cada golpe, cada insulto, cada embestida en contra de su voluntad.

Todo, lo había soportado todo por amor, lo había soportado pensando en que quizás solo era una mala racha, que quizás a Jungkook le estaba yendo mal en el trabajo y por eso estaba de un humor tan espeluznante.

Pero mientras Jimin curaba las heridas que Jungkook le provocaba, éste se iba al trabajo para convertirse en el amante de su puto jefe. Mientras Jimin pensaba en cómo recuperar su relación, Jungkook se reía de él mientras montaba la jodida polla de Seokjin.

¡De Kim Seokjin!

De solo recordar la escena de celos que le montó por hablar con Yoongi le hervía la sangre, maldito fuese Jeon Jungkook y su osada hipocresía.

"¡Te odio, te odio!" gritó, sintiendo su pecho contraerse.

Con rabia tiró los porta retratos que descansaban sobre el mueble de la televisión, el estruendo de los vidrios rompiéndose e impactando contra el suelo solo alimentó su furia. Aplastó las fotos, aquellas fotos que enmarcaban momentos felices al lado de Jungkook y las cuales fueron su mayor tesoro.

En ese momento las despreció.

Lo siguiente que hizo fue lanzar el jarrón que la madre de Jungkook les había obsequiado en cuanto se mudaron, la cerámica estallando contra el concreto de la pared y regandose en el suelo estrepitosamente.

Sentía su pecho doler con cada pesada respiración pero no le tomó importancia, caminó con decisión hasta el mueble donde Jungkook guardaba sus botellas con diferentes tipos de alcohol y sacó de allí un pequeño vaso y la botella de whisky.

Al destaparla el olor le golpeó la nariz y sintió su estómago apretarse, los recuerdos de Jungkook abusando de él cada que ingería esa mierda le inundaron, pero eso solo lo alentó a verter el líquido dentro del vaso y, con un pequeño momento de duda, lo ingirió.

"Maldita sea" gruñó al sentir el alcohol quemar en su garganta.

Aun así jaló la botella y la llevó consigo para sentarse sobre el sofá pesadamente, observando el desastre que su furia había provocado.

Se mantuvo en la misma posición por mucho tiempo, no tenía idea de cuanto había pasado para cuando bebió la mitad de la botella, pero no le importó. El estado de embriaguez le había dejado nublado del juicio y algo modorro sobre el sofá, pero aún así los recuerdos no cesaban, haciendo que los estribos de Jimin se perdieran.

Él jamás había sido así de impulsivo, de hecho, siempre se había considerado una persona sensata y muchos de sus conocidos le decían que pecaba de ingenuo.

Pero en ese momento sentía como si algo dentro de él se hubiese fragmentado, como si por fin Jungkook hubiese logrado apagar la llama de compresión dentro de su pecho, dejando sólo un ser despechado y rabioso, pero sobretodo herido.

Si tenía que admitirlo, le daba miedo su propio comportamiento.

"Me hiciste mierda, Jungkookie" susurró, su voz ronca y pesada resonando en el silencio del departamento.

Sus labios temblaron y de nuevo aquel sentimiento asfixiante le inundó, se odió por las lágrimas que volvieron a resbalar por sus mejillas pero no podía detenerlo, no sabía cómo lidiar con sus sentimientos. Jaló sus cabellos con frustración, reprochándose por llorar de nuevo por culpa de Jungkook, por culpa de su amor humillado y mancillado.

No valía la pena, se decía.

Pero su estúpido corazón no lo entendía.

Todo empeoró cuando escuchó el ruido de la puerta y el culpable de todos sus males se asomó por el umbral. Jimin sintió la ira recorrerle el cuerpo en cuanto le vió ingresar al departamento y no pudo evitar escanear todo su cuerpo en busca de algo que delatara lo que le había descubierto haciendo.

Pero el bastardo lucia tan impecable como se podía estar después de una larga jornada de trabajo.

El salón estaba a oscuras, pues no se había molestado en encenderlas cuando el sol bajó y todo se hundió en penumbras, por lo que vió a Jungkook caminar torpemente a través de la sala con el ceño fruncido en confusión y esos labios esponjosos arrugados.

Oh, Jungkook no podía dejar de ser bello ante sus ojos ni siquiera cuando se sentía odiarlo intensamente.

"¡Jimin! ¿Dónde mierda estás?" gruñó Jungkook y Jimin apretó la mandíbula.

Ay, Jeon Jungkook, ¿no podías fingir cariño por él aunque sea una vez para disimular tu engaño? Eso sería más fácil para el corazón de Jimin, sería más fácil para el propio Jimin que deseaba cobrarse todo lo que le había hecho.

"¡Jimin!" gritó y entonces las luces se encendieron cuando Jungkook presionó el interruptor de la luz.

Rápidamente los ojos de Jungkook viajaron por todos lados tratando de orientarse, pues el cambio de luces le había aturdido. Una expresión de sorpresa le pintó el rostro al observar el desastre a su alrededor.

La mesa volcada, vidrios y cerámica por todas partes, las cortinas arrancadas y, finalmente, un Jimin con ojos fríos sentado en medio del sofá.

"¿Qué mierda pasó? ¿Qué coño hiciste?" exigió saber, Jungkook, con tono enojado.

Ah, pero en esa habitación Jimin era el más enojado. Joder que si.

Jimin parpadeó, indiferencia en todo su rostro siendo lo único que dirigió hacia el contrario, indiferencia que nunca le había dedicado a él porque lo amaba.

"¿Vas a responder o qué mierda?" Jungkook espetó, su actitud intimidante no bajando ni un solo gramo.

Y aunque Jimin se sintió temblar bajo los ojos furiosos de Jungkook, no se dejó amedrentar. Sí, ese hombre frente a él le había hecho daño por meses, pero ya no más.

"¿Tú me dirás por qué le abres las piernas a Kim Seokjin?" escupió con asco pero su rostro se mantuvo serio.

Toda esa máscara de dominancia que Jungkook había labrado a la perfección para intimidarlo esos meses se quebró, dejando ver sus ojos estupefactos con facilidad.

Sin embargo, trató de no perder su farsa, espetando un: "¿D-de que mierda hablas?"

Lastima que Jimin lo había visto todo con sus propios ojos.

Jimin suspiró mirándolo con intensidad y asco, hasta que las comisuras de su boca se elevaron en una sonrisa cínica que desconcertó a Jungkook.

Ninguno de los dos conocía esa faceta de Jimin, pero al mismísimo Jimin le daba igual actuar de esa manera.

"Quién diría que tú, Jeon Jungkook, la persona que me muele a golpes y fuerza su polla dentro de mi cada que quiere, se dejaba coger como un cualquiera por su jefe" soltó, el veneno en su voz siendo tan palpable que él mismo se estremeció por lo que acababa de decir.

Pero no se arrepintió, no cuando Jungkook se sonrojó, delatando su engaño fácilmente.

"¡Que mierda dices, Jimin!" gritó, tratando de abalanzar su cuerpo contra Jimin en un intento por golpearlo.

El maldito cínico todavía tenía la cara para hacerse el ofendido y tratar de castigarlo.

Pero Jimin no se lo permitió, porque él siempre había sido más fuerte que Jungkook en muchos sentidos, pero no había sido capaz de usarla en su contra porque le amaba. Hasta en ese momento.

Rápidamente se levantó del sofá y su mano rodeó el cuello de Jungkook con saña, la mirada de éste por fin se quebró, dejando ir su falsa máscara de intimidación y dejando a la luz el crudo desconcierto.

"Vamos, Jungkook, cuentame como ese imbécil te folla antes de que vengas a casa a golpearme" escupió, apretando su agarre alrededor del cuello ajeno.

"Y-yo..." tartamudeó, sorprendido de descubrir que Jimin fácilmente podía doblegarlo. "J-jimin hyung–"

"Ahora si soy tu hyung, ¿no? Pero cuando abusabas de mi se te olvidaba" espetó con ironía, pronto pudo ver la vergüenza teñir los ojos del azabache.

Pero su vergüenza no era suficiente, ni siquiera su culpabilidad, nada lo era.

"Vamos, Jungkook, mienteme, dime que dejaras de lastimarme y finge que me quieres" susurró, sus ojos se cristalizaron pero su ceño seguía fruncido.

Solo quería eso, quería volver a la normalidad. Estaba herido, se sentía engañado y traicionado pero si tan solo Jungkook le prometía que sería todo como antes, entonces lo perdonaría, porque él era así de iluso.

Solo pedía normalidad.

Pero el silencio de Jungkook le recibió y la rabia le embargó de nuevo, su mandíbula se apretó en cólera y con su otra mano apretó un puñado de cabellos de Jungkook para acercar sus rostros con furia.

"Te gusta ser la perra de Kim Seokjin, ¿no es así?" se burló, viendo como Jungkook apretaba los labios con molestia, como si tuviese el derecho. "Y las perras algún día deben de aprender a callarse y obedecer, ¿no? Pues ahora yo seré quién ponga las reglas"

Y Jimin sabía que estaba a punto de cometer una estupidez, que la venganza no era la solución y que debía actuar como una persona racional. Pero la furia y la traición le nublaban el juicio y no le permitían ver las consecuencias de pagarle con la misma moneda a Jungkook.

Que dios le perdonara, pero quería vengarse por cada humillación a la que fue sometido.

"¿Qué? ¿Qué mierda?" jadeó Jungkook y Jimin no se sintió mal por ver el terror en los ojos del otro.

Pero era demasiado tarde, Jimin ya no sentía compasión por él.

"Si tu enojo contra mi era porque querías que alguien te follara y no me creías capaz de hacerlo, tranquilo, voy a demostrarte que puedo" Jimin sonrió y parecía que todo rastro del chico dulce que alguna vez había sido no existía.

"Hyung"









hola¡!

bien, bien, bien ni les pregunto que les pareció el capítulo xq yo de solo escribirlo sentía un dolor en el pecho.

Aunque como siempre vengo a aclarar que no romanticen nada, ni tampoco piensen que es correcta la nueva forma de actuar de Jimin, es tóxico, toda esta relación lo es y Jimin es humano, por lo cual se va a equivocar por seguir los instintos que su furia le provocan. La violencia no se paga con más violencia pero por ahora Jimin no lo entenderá, tampoco lo culpo, lo que ha vivido lo orilló a eso.

en fin, espero logren empatizar o sentirse identificados con mi historia, sé que el giro que ha dado es 0 correcto pero Jimin no es perfecto y cometerá errores tmb antes de hacer lo correcto.

No se olviden de votar y comentar, me hacen feliz ok💞

shyoongichi.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro