003
Sentía los puños de Jungkook impactar con tanta fuerza sobre su cuerpo que las lágrimas ya empapaban su rostro por completo en un llanto desgarrador. Jungkook maldecía su persona cruelmente, humillándolo tanto con palabras como con sus despiadados golpes.
Jimin no entendía como es que habían llegado a eso de nuevo, se suponía que Jungkook le había prometido, otra vez, no volver a ponerle un dedo encima. Pero allí estaba, con Jungkook montado a horcajadas sobre él mientras le golpeaba sin piedad, con el hedor a alcohol barato inundando sus fosas nasales y provocándole arcadas.
"Estoy harto de ti, maldito idiota" gruñó Jeon, mientras le sostenía con fuerza la quijada para que obligarlo a mirarle a los ojos.
Jimin sintió su pecho doler. Odiaba sentirse así solo por imaginar que Jungkook lo abandonaría pronto si seguía hartandolo. Lo cual, si, era jodido ya que, siendo racionales, lo mejor era que él se alejara de Jeon y de esa malsana relación.
Pero no, Jimin había dejado de ser racional hace mucho y la idea de que Jungkook le abandonara le hacia estremecerse. No sabía que sería de él si el amor de su vida lo dejaba.
Ah, porque Jimin seguía aferrado al pasado, esos recuerdos preciados donde años atrás sus peleas no llegaban a ser graves, donde terminaban reconciliados unas horas después y hacían el amor como prueba de que todo seguía bien entre ellos.
Jimin, sin saberlo, seguía enamorado, si, pero del Jungkook del pasado. Ese que le trataba como se merecía y que le amaba tan honestamente que dolía recordarlo y compararlo con la situación actual.
"Ah, maldita sea" se quejó Jeon cuando, literalmente, se cansó de golpearlo.
Pronto, Jungkook se levantó de encima para alejarse y dejarlo allí tirado sobre el suelo como si fuese basura. Jimin no tardó en girar su rostro para escupir algo de sangre sobre la alfombra, los cortes en el interior de su boca ardiendo como el mismísimo infierno y su abdomen doliendo con cada respiración que tomaba.
Con lentitud y cuidado, se levantó del suelo observando como Jungkook ahora permanecía tirado sobre el sofá con una botella de alcohol a su lado. Despacio y sin hacer ruido, se encaminó al baño para lavarse y ni siquiera se sorprendió cuando se vió al espejo y notó los cortes sobre sus labios y sus pómulos hinchados.
Lucía asqueroso.
Con cuidado se lavó la cara, enjuagando la sangre de sus heridas lentamente. Se secó la humedad con cuidado y puso algo de pomada sobre los golpes, haciendo una mueca cuando sus dedos presionaron las heridas punzantes de su piel. Suspiró con cansancio, la tensión sobre sus músculos cobrándole muy caro al hacer el más mínimo movimiento y sus párpados caían perezosos, como si resistir aquella paliza le hubiese drenado la energía.
Pero no podía darse el lujo de dormir.
Debía terminar sus quehaceres, debía preparar el almuerzo y servirle a Jungkook como si nada hubiese pasado, debía resistir y callar hasta que llegara la noche.
Porque la noche era su confidente, la luna y las estrellas eran los testigos de sus llantos eternos y sus súplicas sobre regresar a lo que algún día tuvo y parecía no querer volver.
Así que, totalmente resignado y dolorido, salió del baño para dirigirse a pasos lentos a la cocina, comenzando con su labor de preparar el almuerzo para ambos. Una sonrisa rota y melancólica se dibujó en sus pomposos pero resecos labios cuando un recuerdo se deslizó por su mente en una dulce tortura que le demostraba que, por más que se negara, las cosas no eran las mismas como años atrás.
"¿En qué momento?" susurró para si mismo, cuando el lejano recuerdo se reprodujo en su mente como si fuese una realidad diferente.
Oh, cuan feliz había sido antes.
Jimin sonrió en cuanto sintió los brazos de su amado rodear su cintura, ambos entregándose a un beso que demostraba lo mucho que se habían extrañado durante el día.
"¿Cómo estuvo el trabajo, Koo?" preguntó Jimin, una sonrisa extendiéndose por sus labios mientras apoyaba su frente sobre la del contrario.
"Cansado, pero ahora me siento mejor contigo a mi lado" respondió Jungkook con cariño tiñendo sus palabras y Jimin se sintió sonrojar.
Ah, ¡Jungkook siempre tan cursi!
No podía creer que, después de años, Jungkook siguiese siendo tan empalagoso.
"Ay, que cosas dices" rió Jimin con nerviosismo, sus pómulos totalmente ruborizados ante las lindas palabras de su novio. "Mejor vayamos a cenar, ¿quieres que ordene algo?" preguntó y Jungkook negó.
"Cocinemos juntos, hyung, me gusta cuando lo hacemos" pidió, con sus enormes ojitos de bambi brillando en ilusión.
Jimin se vió incapaz de negarse.
Así que besó los labios de su novio una última vez antes de separarse para comenzar a cocinar el almuerzo, ambos encargándose de hacer algo mientras bromeaban y se robaban uno que otro beso en el transcurso.
Sus tardes solían ser así, ambos cocinaban tratando de aprovechar cada segundo juntos y se divertían en el proceso, luego solían almorzar y contarse sus días con lujo de detalle, haciendo chistes o desahogando sus temores con el otro. Era como si siguiesen siendo un par de adolescentes, solo que ahora eran adultos y vivían juntos, pero su amor seguía siendo igual de intenso como la primera vez.
La mejor parte del día era cuando llegaba la hora de dormir, pues se acurrucaban en el calor del otro, abrazándose sin importar que hiciese algo de calor pues su necesidad de sentirse cerca era más grande que la incomodidad de la temperatura.
"Eres precioso, hyung" susurró Jungkook, sus enormes ojitos de ciervo observándole con adoración.
"Tú también lo eres, Koo, eres hermosísimo" suspiró Jimin, mientras acariciaba sus narices juntas en un adorable beso esquimal.
"Nunca me dejes, hyung, no podría vivir sin usted" confesó Jungkook con sus labios formando un puchero, Jimin rió mientras negaba.
"Jamás podría dejarte, Jungkook, ni aunque me lo pidas" aseguró, mientras subía sus manos para sostener las mejillas del otro. "Así que tú no dejes de amarme" pidió con una sonrisita tímida en sus belfos.
"Nunca dejaría de hacerlo" prometió y besó sus labios, sellando la promesa de esa manera.
Jimin sentía que esa era su vida perfecta, allí junto a él. Sintió que Jeon Jungkook era el hombre de su sueños y que nada podría arruinarlo.
Confió en que su amor jamás iba a cambiar y que todo seguiría el mismo rumbo por el resto de sus vidas.
Jimin le creyó muchas cosas a Jungkook en esos momentos, pero la realidad era que nada era para siempre.
Mucho menos perfecto.
Jimin detuvo sus movimientos al recordar aquello, su corazón doliendo al pensar en que, posiblemente, esa fue una de las primeras promesas que Jeon Jungkook rompió.
Y quería negarse, quería engañarse a si mismo y pensar que eso no era cierto. Intentó con todo su corazón no creer en que Jungkook había dejado de amarle, pero le fue imposible cuando, al girarse, se encontró con esa mirada despectiva que le hacía encogerse en su lugar.
Los ojitos grandes de Jungkook ya no brillaban en adoración cuando lo observaron, ahora sólo había profunda irritación.
Y caer en cuenta de eso le hizo temblar, el llanto trepando por su garganta y deseando explotar en lágrimas y sollozos ruidosos. Pero, en cambio, simplemente bajó la mirada, se tragó su dolor y procedió a servir el almuerzo.
Cuando se sentaron a comer un tenso silencio se hizo presente, no hubo charlas animadas, ni chistes o coqueteos, mucho menos se desahogaron con el otro en espera de palabras de apoyo. Lo único que hubo fueron miradas tristes por parte de Jimin mientras Jungkook le ignoraba olímpicamente y entretenido en su celular.
Y cuando el almuerzo culminó, Jungkook simplemente tomó su abrigo y salió del departamento, dejándole sólo y sin decirle a donde iría o siquiera despedirse de él.
En el pasado, un sábado estaría lleno de mimos y arrumacos, quizás con ellos haciendo el amor por horas para después poner alguna serie de Netflix y desvelarse por completo. Si, esos eran los fin de semanas perfectos para los Jimin y Jungkook del pasado.
Pero en el presente, Jimin esperaba con temor a Jungkook en casa, rogando para que no ingresara a su hogar totalmente ebrio. Ahora solo le haría el almuerzo y Jungkook desaparecería de su vida hasta el lunes, regresando solo para ducharse y vestirse para el trabajo.
Era una vida de mierda, Jimin lo aceptaba.
Pero era tan ingenuo que no podía alejarse de ello, no entendía por qué no podía dejar a Jungkook voluntariamente pero, a veces, él mismo odiaba la dependencia que había desarrollado por él.
"Tan patético" jadeó, tratando de aguantar el llanto, pero le fue imposible.
Sin poder evitarlo, se desarmó en sollozos ruidosos, sus hombros temblando violentamente con cada jadeo que salía de sus labios, su rostro empapado y enrojecido mientras su pecho dolía como si se lo estuviesen apuñalando.
Ah, llorar se había convertido en su mejor pasatiempo de fin de semana.
Se acostó sobre el colchón y se hizo bolita, llorando en voz alta cada que un recuerdo nuevo invadía su mente. Era doloroso ver en perspectiva toda su vida, sabiendo que, en el pasado, lo tuvo todo en el amor y que ahora era un vulnerable desdichado que no conservaba ni siquiera el amor por si mismo.
Simplemente lamentable.
Permaneció en aquella posición por varias horas, el sentimiento de soledad solo empeoró su llanto entre ratos pero en cuestión de tiempo el llanto llegó a su fin, dejándolo cansado y jadeante sobre su cama, con la garganta irritada y sus ojos hinchados por las largas sesiones de lágrimas.
Fue cuando el cielo se oscureció que sus ojos y mejillas permanecieron totalmente secas, sin más lágrimas que derramar. Así que abandonó su cama y caminó hasta la sala, planeando sentarse a ver uno de esos dramas que estaban de moda por Netflix, si, una noche de desvelos viendo amoríos ficticios era un buen plan para su pobre corazón roto.
Decidió consentirse, por lo que preparó palomitas y sacó un par de gaseosas del refrigerador para acompañar su velada. Colocó todo en la mesita de centro de la sala y se echó sobre el sofá para encender la televisión, dónde puso uno de los dramas que había en recomendación. Pasó los primeros minutos así, recostado cómodamente sobre el sofá mientras comía puñados de palomitas.
Aun así, a veces su mente se distraía, pensando en lo diferente que sería si Jungkook estuviera allí a su lado como antes. Quizás ambos se acurrucarian juntos para darse besos, ignorando la televisión o simplemente se abrazarían en silencio disfrutando de lo que estaban viendo.
Pero estaba totalmente solo, así que sacudió su cabeza para volver a la realidad y regresar su atención a las escenas que se proyectaban en la pantalla.
Cuando las palomitas se acabaron trató de levantarse para ir a hacer más, pero su celular vibró anunciando una llamada.
Raro, a él nunca le llamaba nadie.
Con un suspiro, sacó su teléfono del bolsillo y contestó al número desconocido que le estaba marcando a las nueve de la noche.
"¿Hola?" murmuró inseguro, sus manos apretando el bowl vacío en su regazo.
"¿Si? ¿Hablo con Park Jimin?"
Y Jimin se hubiese asustado de no ser porque logró reconocer la voz que le hablaba al otro lado de la línea.
Yoongi. Aquella era la voz de Min Yoongi.
"Eh, si, ¿Yoongi hyung?" exclamó con extrañeza, pues no recordaba haberle dado su número telefónico.
"¡Jiminie! Temía equivocarme de número" rió suavemente y Park sintió su pecho calentito ante aquel sonido melodioso.
"Hyung, woah, ¿como consiguió mi número?" preguntó curioso, una sonrisa extendiéndose en sus labios y su cuerpo relajándose.
Jungkook podría decir lo que quisiese en contra de Min Yoongi, pero para él era el mejor hyung que podía tener.
"Taehyung lo consiguió" resolvió, sin darle muchos detalles, pero a Jimin no le importó.
"¡Soy fantástico!" pudo escuchar que su mejor amigo de la adolescencia gritaba, a lo lejos, del otro lado de la línea.
Jimin rió entretenido y se acomodó mejor sobre el sofá para continuar aquella llamada más cómodo.
"¿Y a que se debe su llamada, hyung?" cuestionó, mordiendo su labio ante la expectativa.
Se sentía tan bien eso, hacia tanto tiempo que se había quedado sin amigos por culpa de sus obligaciones en casa que una simple llamada por teléfono de alguien que no fuese Jungkook o su madre le ponían feliz.
Oh, se había acostumbrado a conformarse con tan poco.
"Taehyung y yo íbamos a salir mañana por la tarde a cenar y pensamos que sería una oportunidad perfecta para charlar y ponernos al día" confesó con suavidad y Jimin sabía, aún sin verlo, que Yoongi debía tener las mejillas ruborizadas.
Su corazón latió rápido, emocionado ante aquella propuesta, pero rápidamente se acordó de algo importante. Él jamás salía sin el permiso de Jungkook y menos para ir con amigos.
"Ah, no lo sé, hyung..." murmuró inseguro, mientras apretaba su rodilla con su mano libre, enterrando sus uñas en la tela de sus pantalones.
"¡Anda, Jiminie! Es un restaurante muy lindo y venden las mejores brochetas de cordero del mundo" animó el otro y Jimin solo se encogió ante sus palabras.
Brochetas de cordero, las favoritas de Jungkook. Ah, tan solo pensar en hacer algo a sus espaldas le ponía los pelos de punta.
"No puedo, hyung, en serio" se lamentó bajito, sus labios apretándose en un rictus amargo y melancólico.
"Puedes venir con Jungkook, Jimin" sugirió Yoongi y eso solo logró que sus ojos se cristalizaran.
Claro que podría invitar a Jungkook e ir juntos, si tan solo su relación fuese la misma a la de sus años universitarios. En el presente, si llegaba a insinuar salir con Yoongi probablemente se ganaría una paliza.
"Piénsalo, Jimin, ¿vale? La reservación es para las ocho de la noche" el murmullo de Yoongi sonó suplicante y Jimin quiso ceder ahí mismo. "Es solo una cena con nosotros un domingo por la noche, no hay nada de malo en eso"
Jimin apretó los labios al pensarlo. Mañana aún era domingo y Jungkook solía aparecer hasta el lunes después de irse a quién sabe dónde. Además, saldría con Taehyung también, su mejor amigo de toda la vida y el novio de Yoongi, así que no era tan malo.
"Esta bien" terminó aceptando con voz chiquita, aún inseguro, pero la ilusión siendo evidente en su voz.
Escuchó como Yoongi chillaba entusiasmado mientras le avisaba a Taehyung que había accedido. Jimin se permitió reír ante la emoción de sus amigos y colgó después de que Yoongi le pidiera su dirección para irle a buscar a su departamento junto a Taehyung a la hora acordada.
Suspiró contento, aún algo nervioso de haber aceptado, y se levantó del sofá para llevar el bowl al lavabo y tirar a la basura las latas vacías de soda. Apagó la televisión y se dirigió a su habitación de nueva cuenta pero, a diferencia de esa tarde, ahora una sonrisa surcaba su rostro cuando se recostó sobre la suave superficie del colchón.
Se acomodó entre las mantas y miró el techo con una sonrisa que ocultaba sus ojitos tras sus redondos pómulos. Sin evitarlo, una risita incrédula se escapó de sus labios y seguido de ello una lágrima se deslizó por su mejilla.
Oh, era tan sensible, llorando por una salida con amigos después de unos años encerado.
Tan patético.
Sintió su cuerpo ser recorrido por la emoción y cubrió su rostro con sus manos para ahogar el gritito emocionado que quería emerger de su garganta. Iba a ver a Yoongi y Taehyung, saldrían a cenar como en los viejos tiempos y podría pasar un rato agradable fuera de esas cuatro paredes. Los vería y ahora podrían conversar a gusto, no como su lamentable reencuentro en el supermercado, abrazaría tanto a Taehyung que seguro lo asfixiaría con sus brazos pero, ¡al diablo! Había extrañado tanto a su mejor amigo.
Con esos pensamientos tan bonitos, se quedó dormido con una sonrisa delineando sus carnosos labios y sus sueños siendo serenos, sin pesadillas o temores acechando su mente.
Esa noche durmió como nunca en los últimos años, con una felicidad provocada por sus amigos y sin miedo de despertar al lado del que decía ser el amor de su vida.
Oh, Jimin debió notar aquellas señales que le advertían que su felicidad ya no era al lado de Jeon Jungkook, pero cuan ciego era aún.
Por lo que pasó una noche más en aquella casa, sin decidirse a enfrentarse a la bestia.
Aún.
Holi Holi Holi 😼
bueno, vengo a dar el recordatorio diario de que no deben romantizar esta relación y que traten de empatizar con Jimin lo más que puedan.
¿Qué les pareció esta pequeña vista de la vida diaria de mimi? Perdonenlo si se puso sensible por sus planes con el taegi, deben saber que no tiene amigos pues no trabaja y se la pasa encerrado en su departamento:(
en fin, no se olviden de votar y comentar ya que me hacen feliz leerlos, espero les haya gustado <3
Sin más que agregar, les deseo bonito fin de semana uvu
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