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001: i put you first and you adored it

El vaho que salía de los labios del hombre frente a él chocaba contra su rostro produciéndole arcadas, el pestilente olor a alcohol se le colaba por su pequeña nariz haciéndole llenarse de una incómoda sensación a asco. El hombre de cabellos negros le sonrió con sorna y besó sus labios a la fuerza, mordiendo y succionando sus belfos con saña.

Jimin simplemente cerró sus ojos pesadamente, dejándose hacer como siempre: dócil y quieto. Las manos del otro hombre barrían por encima de sus muslos en caricias descuidadas y poco amables, pero aún así no puso resistencia aún cuando no tenía ganas de ser follado por su novio, de todos modos solo tendría que aguantar el proceso para dejarlo complacido y se libraría de él por varias horas.

Como siempre.

Pero, ¿desde cuando se convirtió en el "como siempre"?

Mientras las manos ajenas recorrían con lujuria su cuerpo, su mente comenzó a divagar entre sus recuerdos de varios años atrás. Cuando esa relación tan insana, a la cual se aferraba tanto, era preciosa.

Una diminuta sonrisa se plantó en sus labios ante el recuerdo de aquella lejana felicidad y no se quejó cuando fue despojado de sus ropas, demasiado ocupado en tratar de revivir aquel dulce romance de su adolescencia.

Ah, todavía podía rememorar con nostalgia el sentimiento que le embargó cuando vió por primera vez al chico apuesto de quien se enamoró y que ahora le hacia pasar un infierno en carne propia.

El joven de cabellos teñidos de naranja reía en voz alta, sus ojos achicándose y sus redondas mejillas alzándose totalmente rojas por las carcajadas. A su lado, su mejor amigo se ocupaba de decir idioteces mientras trataba de agudizar su ronca voz en un fallido intento por imitar a su profesora de Literatura. Ambos caminaban por la acera de la calle y Jimin se sintió algo avergonzado cuando la mirada de algunas personas se posaron sobre ellos dos gracias al escándalo que estaban montando con su ruidosa pero melódica risa.

Yah! ¡Tae, basta!" rogó, algo colorado por la atención que recibía de parte de las otras personas.

Su amigo simplemente le ignoró, sin parar de hacer muecas de disgusto y burla.

"¡Dejen de ser unos exhibicionistas, calmen sus hormonas!" chilló Taehyung, frunciendo el ceño y repitiendo las palabras que la profesora había utilizado cuando le atrapó besando a su novio Hoseok. "Pura basura, como si la escuela entera no supiera que se folla al profesor de Deportes en los vestidores" bufó, rodando los ojos. Jimin negó ante sus palabras.

"No deberías andar divulgando la vida sexual de la profesora, ¡además ella tiene razón! La manera en que tú y Hoseok hyung se besan no debería ser legal, par de degenerados" Se quejó, recordando con algo de desagrado la forma en que Taehyung se colocaba sobre el regazo de Hoseok para comenzar a besarse a mitad del jardín escolar.

Hey! No tiene nada de malo que explore mi sexualidad con mi novio" se defendió su amigo castaño, mientras miraba de reojo la cafetería que frecuentaban bastante después de la escuela.

"Claro que no Tae, ¡pero hay cosas que se hacen en privado!" exclamó Jimin, empujando la puerta de la entrada e ingresando en la cafetería seguido de su amigo.

"Bah, ni que follaramos en tus narices" rodó los ojos, quitándole importancia y Jimin le miró con disgusto.

"Pues para lo que hacen en público, poco les falta para realmente sacarse las pollas en medio del salón" dijo, caminando y mirando como a lo lejos su otro par de amigos ya se encontraban esperándoles en una mesa. "Ustedes dos deberían ser más como Seokjin y Yoongi hyung, discretos para no acarrear problemas por degenerados" sermoneó y Taehyung rodó sus ojos.

"Yoongi y Seokjin hyung son un par de mojigatos que apenas y se toman de las manos, ni siquiera estoy seguro de que realmente sean novios" replicó Taehyung, sentándose frente a los dos mencionados y sintiendo segundos después como una servilleta hecha bolita le caía en el rostro sin aviso.

"Te escuché, pedazo de animal" gruñó su hyung de cabellos verde menta, mientras le miraba con ojos amenazantes.

"Yah, no lo decía en serio, Yoonie hyung" murmuró, haciendo un puchero adorable en dirección de la pareja frente a él.

"Eso no funciona conmigo mocoso, como vuelvas a faltarme al respeto te corto la polla" amenazó, alzando un tenedor de plástico en su mano y apuntándole con éste.

Y aunque su hyung fuese más bajito que él y su arma fuese inútil, definitivamente logró sentirse intimidado por aquella amenaza.

Seokjin hyung! Yoongi hyung me está asustando" lloriqueó Taehyung, mirando al muchacho de hombros anchos que observaba la escena divertido.

"Yoonie, mi cielo, deja a Tae-ssi" murmuró el chico, deslizando su brazo por encima de los hombros de su novio para estrecharlo contra su costado.

"¡Pero nos ha llamado mojigatos, Jinnie!" se quejó Yoongi, mirando al mayor con su nariz arrugada en disgusto.

"Déjalo, no es como que me agrade la idea de que todos sepan cómo te follo, mejor así" murmuró el chico más alto, logrando hacer que las mejillas de Min se colorearan en carmín.

"Ugh, Seokjin. Eres un asqueroso" gruñó Yoongi, removiéndose en su lugar y tratando de intimidar a los dos chicos menores que le miraban curiosos.

"¡Me debes 50,000 wons!" chilló Taehyung, girándose ante Jimin para darle una mirada triunfante.

"Aish, no se vale" refunfuñó Jimin, sacando su billetera y tendiéndole el dinero a su amigo bajo la mirada confundida de sus hyungs.

"Shh, te dije que Seokjin hyung era el activo y no me escuchaste, ahora sólo estas pagando por tu poca fe" presumió Taehyung, contando su dinero con una expresión brillante.

"¿Qué carajos? ¿Apostaron sobre nuestros roles en la cama?" gruñó Yoongi, llamando la atención de ambos y Jimin solo se encogió de hombros.

"En mi defensa, solo acepté porque creí ciegamente en sus palabras, hyung, toda la vida he sido engañado por usted y su alardeo de ser todo un macho azotador" se defendió Jimin y segundos después sintió como el servilletero le caía con fuerza en el rostro. "¡Ah! ¡Maltrato!" lloriqueó, sobando su mejilla con un puchero.

"Váyanse a la mierda los dos" bufó Yoongi, cruzándose de brazos e ignorando las caricias que su pareja le proporcionaba a sus cabellos para tranquilizarlo.

"Yoongichi, cielo, estas siendo grosero" le regañó Seokjin, consiguiendo el quejido del aludido.

"¡Si! ¡Grosero con Jiminie! Yo que tanto le quiero, hyung, y así me-" Jimin comenzó, a punto de montar un berrinche, pero fue interrumpido por una voz suavemente ronca a su lado.

"Disculpen, ¿puedo tomar su orden?"

Jimin alzó la mirada encontrándose enseguida con la imagen de un chico castaño que les sonreía amablemente.

Jamás había visto a aquel mesero, seguramente era nuevo y...

Oh, oh, ¿esos ojitos no se parecían a los de bambi?

Jimin tenía una debilidad por las miradas brillantes.

Park Jimin miró embobado la manera en que aquellos ojitos brillaban como luceros cada vez que el mesero les dirigía miradas a sus amigos y no pudo evitar sonrojarse cuando Taehyung le codeó el costado, sacándole de su trance.

El chico de cabellos castaños le miraba algo divertido, mientras que frente a él Yoongi se desarmaba de la risa.

"¿Qué?" preguntó confundido y Taehyung soltó una risotada.

"El chico acaba de preguntarte que deseabas ordenar y le respondiste que querías una orden de sus besos" rió SeokJin cubriendo su boca con su mano en un intento por reprimir su risa escandalosa.

Jimin soltó un quejido y cubrió su rostro con ambas manos en un intento por ocultarse de aquella vergonzosa situación.

"¡El peor intento de coqueteo que he visto!" se burló Yoongi, riendo con fuerza y Jimin se encogió más sobre si mismo.

Yah! Basta, hyungs" pidió avergonzado, subiendo un poco la mirada y encontrándose con la suave sonrisa del mesero que aún no se iba.

"Bueno, nunca me habían pedido una orden como esa pero supongo que tendrás que ganartela porque no soy un chico fácil, niño naranja" dijo el mesero, guiñándole un ojo y con sus labios estirados en una sonrisa de medio lado.

Jimin se sintió derretir.

"¿Uhm? ¿Como así?" murmuró sorprendido y el joven castaño rió ligeramente.

"Miralo como una promesa para una cita" respondió el chico, encogiéndose de hombros. "Ahora, dime que quieres ordenar y después puedes pasarme tu número" dijo con simpleza el muchacho y Jimin asintió energéticamente.

Jimin ordenó rápidamente y el mesero se retiró no sin antes regalarle otra última sonrisa. Dejó que el aire escapara de su boca en un suspiro soñador y se dedicó a ignorar las miradas picaras que sus amigos le dedicaban.

Oh, ¿en serio había conseguido obtener una casi cita con el apuesto mesero gracias a su patético e inconsciente coqueteo?

Park Jimin sin dudas se sentía un chico con suerte.

Lo que sucedió después solo fue el inicio de lo que todos veían venir. Jungkook, el mesero de bonitos ojos, se encargó de llevarle a varias citas después de su primer y vergonzoso encuentro, ambos luciendo radiantes y risueños cada que se les veía juntos. Nadie realmente se sorprendió cuando se hicieron novios, Yoongi incluso le reclamó que hasta se habían tardado en dar aquel paso después de casi medio año saliendo en pequeñas citas y tratándose como amigos, aún cuando la atracción era muy palpable para todos a su alrededor.

Una bella relación floreció en aquella tarde de primavera y, para felicidad de Jimin, siguieron juntos aún en el crudo invierno. Claro, al comienzo tuvieron pequeñas altas y bajas, pero nadie dudaba en la próspera pareja que irradiaba amor con sola una mirada, Jimin no podía sentirse más enamorado con el pasar de los meses cuando descubrió lo cariñoso y detallista que llegaba a ser Jungkook, incluso sintiéndose bastante ilusionado con la atención y mimos que su novio depositaba en él.

Todo era perfecto.

Tan perfecto como una película.

"Te amo mucho, Jungkookie" susurró Jimin, con sus ojos cerrados mientras el cuerpo de su novio se posicionaba entre sus piernas.

"Te amo más, hyung, mucho más" aseguró el chico castaño, besando los gruesos labios de Jimin con lentitud, revelando en aquel roce todo el cariño que guardaba en su interior.

Pero Jimin vivió en carne propia la decepción de descubrir que las películas no siempre tenían un final feliz. O que al menos la felicidad en éstas no duraban para siempre. Era triste pensar en el pasado y recordar lo muy feliz que había sido, lo muy amado que se había sentido y lo muy miserable que era ahora.

No recordaba con precisión el momento en el que todo se fue a la basura.

No sabía en qué momento los besos dejaron de ser dulces para comenzar a ser crueles.

Ni tampoco cuándo fue que las caricias fueron reemplazadas por los golpes.

No lograba saber en qué instante los pequeños secretos de amor susurrados en su oído, se convirtieron en gritos de cólera contra su persona.

Pero sobre todo, no tenía idea de en qué momento todas aquellas promesas de amor eterno fueron rotas a base de maltrato y humillación.

No sabía nada de eso, lo único que sabía era que seguía amando al monstruo que llamaba novio, aún después de todo. Y Jimin sabía que era ridículo y enfermo seguir amando a Jungkook cuando éste le maltrataba y manejaba a su antojo, pero aún después de tanto no podía simplemente dejarlo.

No podía.

Y tampoco quería.

Así que, anhelando con volver a ver al fantasma del Jungkook del pasado, se dejaba mancillar. No ponía queja cuando era follado sin rastro de cuidado y amor. Simplemente se quedaba quieto y aceptaba todo lo que Jeon tenía que ofrecerle.

"Tan buen chico, Jimin-ssi, siempre siendo un buen chico" murmuró Jungkook contra su oído, después de haber terminado con la tortura.

Y Jimin solo podía sonreír débilmente ante aquellas palabras, porque él en serio quería ser un buen chico para su novio y que éste quedara contento de su obediencia.

Porque lo amaba demasiado, tanto que casi rozaba lo enfermizo, pero no le importaba, porque al final siempre lograba conseguir pequeños besos y caricias después del sexo, quizás no tan amorosas como las del pasado pero aún así resultaban ser un bálsamo para su alma rota y maltratada.

Esos eran los pequeños detalles que le animaban a seguir adelante, los que le alentaban a aguantar todo y le aseguraban que el amor seguía allí, algo escondido pero allí al final de cuentas.

Jimin era un iluso.

Pero Jungkook lo era aún más por pensar que su pequeño novio lo iba a soportar por siempre, porque solo era cuestión de tiempo para que Jimin terminara de romperse y cortara con sus pedazos al idiota que lo había dañado.

Jimin soltó un quejido cuando rozó con sus dedos el enorme moratón que pintaba la piel de su hinchada mejilla. La noche anterior Jungkook había llegado ebrio como cada fin de semana pero contra todo pronóstico no le había follado a la fuerza, sin embargo, Jimin había estado tan nervioso que dejó caer los platos al suelo cuando su novio pasó por su lado y se ganó una lección por ser un chico malo.

Pero, como siempre, Jimin no había intentado pararlo porque sabía que se lo merecía, después de todo había roto la vajilla nueva que Jungkook había comprado días atrás y sabía que su novio se esforzaba por trabajar arduamente para abastecer su pequeño hogar.

"Me voy, vuelvo en la noche" escuchó la voz de Jungkook a sus espaldas y miró cómo el hombre castaño se acercaba a él.

Jimin se estremeció temeroso de volver a ser golpeado pero, para su sorpresa, lo único que recibió fue un suave beso en la frente. Miró con confusión a su novio, que le miraba atentamente, mientras una de sus manos acariciaba con cuidado su mejilla lastimada y no pudo evitar sonrojarse por la atención que recibía después de tanto tiempo.

"Lamento lo de ayer, Jiminie, pero tienes que ser un buen chico" susurró Jungkook, mirando como Jimin asentía al instante ante sus palabras.

"Buen chico, seré un buen chico para Jungkookie" prometió, cerrando los ojos y disfrutando de aquella caricia tan poco habitual.

Pero la mano que sostenía su rostro desapareció después de eso, abrió sus ojos con tristeza y miró como Jungkook caminaba hasta la puerta de entrada, abriéndola antes de echarle un último vistazo.

"Adiós, Jimin-ssi" murmuró, antes de salir de la casa dejando a un atontado Jimin aún sobre el sofá de la sala.

Jimin levantó su mano recorriendo con sus dedos la zona que había sido acariciada por Jungkook, una sonrisa boba creciendo en sus labios ante la sensación de cariño que llenó su corazón.

"Él aún me ama, lo sabía" murmuró, soltando una risita y suspirando con tranquilidad.

Claro que Jungkook le amaba, los golpes solo eran producto del estrés que el trabajo le daba y Jimin solo era tratado con poco cuidado por un descuido de su novio, pero claro que le amaba, lo pudo ver en sus ojos momentos atrás.

Y los ojos de Jungkook nunca le habían mentido.

Aunque quizás aquellos grandes ojitos de ciervo ya no brillaban como antes, pero suponía que era el cansancio laboral el que había borrado el universo dentro de los orbes de su amado.

Si, eso era.

Con eso en mente y su humor mejorado gracias a las ilusiones que crecían en su pecho, Jimin se levantó del sofá para comenzar con los quehaceres de su hogar pues, aunque a él no le gustase mucho encargarse de todo eso, sabía que tenía que hacerlo si no quería molestar a Jungkook.

Aunque, sí era sincero, él deseaba trabajar y ejercer su título, pero Jeon había insistido tanto en que él se quedara en casa sin trabajar que no se veía capaz de llevarle la contraria, nunca podía llevársela.

Jimin comenzó a limpiar su casa, recogiendo el desastre que su amado había dejado la noche anterior cuando llegó ebrio, la sonrisa no desapareciendo de su rostro cada que pensaba en la dulce caricia que Jungkook le había dado junto a su disculpa, la esperanza de que todo volviera a ser como antes bullendo en su pecho con intensidad.

Era una lastima que Jimin siguiera esperando por ese cambio sin intentar cambiarlo él mismo.

Porque sus penas solo tendrían fin si él le ponía una pausa definitiva a aquel maldito que no parecía dispuesto a detener sus abusos. Pero él aún no conseguía tomar el valor para enfrentarse valientemente al temible monstruo de ojitos encantadores.


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