
𝟬𝟮𝟯. trying to remember
capítulo veintitrés
·˚• .✦ ──────────────────
Yamagawa Kenjiro continuó con su vida relativamente normal. Intentaba ser él mismo a pesar de que seguía sin recordar todo de sus últimos años de vida. Hasta ese punto solo había recordado a la pandilla, de hecho ya se había enterado de la muerte de Draken (lo cual le pegó de una forma terrible), pero seguía faltando algo.
No sabía qué era, sólo lo sabía. Algo así como un vago sentimiento de añoranza.
Por lo que cuando Takemicchi le dijo que si se quería unir a la nueva pandilla que crearon no dudó en decir que sí. Ese día había ido a D&D Motors, ya que volvió a trabajar ahí junto a Inupi y no dejar olvidado el local de Draken, por lo que ambos se cambiaron con el uniforme de la ToMan y en sus respectivas motocicletas se dirigieron al Santuario Musashi en silencio. Kenjiro se sentía extraño de tener que acudir a la reunión porque sus memorias seguían estando incompletas y temía no dar la altura que Takemicchi esperaba.
Pero haría lo posible.
Ya era 31 de agosto, por lo que el tiempo pasó volando. Kenjiro no podía creer que tan solo tiempo atrás sufrió un accidente que hizo olvidar su vida reciente, literalmente su única felicidad, para después enterarse que todo iba mal. Dentro de las personas que Kenjiro había deseado volver a ver, estaban Smiley y Angry, Pah-chin y Peyan, incluso los amigos de Takemicchi con los cuales tuvo varios recuerdos.
Los gemelos Kawata seguían siendo capitanes del cuarto escuadrón, Pah y Peyan del tercero, los amigos de Takemicchi formaban parte del primero, Mitsuya y Hakkai eran del segundo escuadrón, Inupi se quedó siendo capitán del primer escuadrón y para su sorpresa Kenjiro era el vice capitán, Senju era capitana del quinto y Chifuyu era el vicepresidente. Takemicchi por supuesto era el capitán.
—Antes que nada quiero pedir disculpas a todos —comenzó él, posándose frente a todos, e inclinándose—. Lamento haberlos involucrado en esto. Perdí contra Mikey en la Batalla de las Tres Deidades. Estaba desesperado en esa ocasión, pero ahora estoy aquí. Sé que no soy la persona más calificada para ser presidente porque después de todo el presidente de la Tokio Manji Gang es Mikey. Pero lo que aprendí durante la batalla es que ya no es el Mikey que conocemos… Lo que quiero decir es que ya no tiene salvación…
» ¡¡Pero yo soy quien derrotará a Mikey!! ¡Voy a aplastar a la Kanto Gang de ahora en adelante! ¡Yo ganaré! ¡La derrota ya no es aceptable! ¡Así que ustedes también! ¡Es hora de que recuperen lo que les quitaron! Esta no es sólo mi pelea… La venganza es de todos nosotros.
Luego de las palabras de Takemicchi, todos se sentían motivados. Aunque Kenjiro debía ser honesto y sabiendo quienes formaban parte de la Kanto Gang, temía perder. Incluso su vida. Pero ya no había nada más qué hacer, ¿verdad?
Kenjiro recibió muchos abrazos de los demás miembros, todos felices de que los recordara. Especialmente Senju quien le pidió perdón, insinuando que fue su culpa el que ese día todo terminará de esa manera. Sabía que se debía a ella en parte, pero para nada tenía la culpa. Si pudiera haber un culpable en realidad eran todos, aunque fue solo cosa del destino y no hubiera podido suceder diferente. No cuando Takemicchi ya no podía modificarlo.
Saliendo de la reunión, Inupi le dijo que cerraría el local por ese día así que podía ir a casa. Sin embargo, Kenjiro no quería ir a su casa porque ese día estaba su familia ahí y si lo veían llegar con el uniforme no saldría bien. Estuvo paseándose por el Santuario para hacer tiempo, y mientras tanto se quedó oyendo música de su teléfono al mismo tiempo que se subía a un columpio.
—¿Ken?
La voz de Mitsuya lo sacó de su burbuja, deteniendo su andar en el columpio y quedándose quieto aún sentado ahí.
—Hey. Creí que ya te habías ido.
—No. Te estaba esperando, pero no vi que fueras a tu motocicleta y te busqué… Encontrándote aquí.
Sonrió un poco avergonzado y asintió.
—Sí. Lo siento. No quiero llegar a casa y decidí quedarme aquí un rato más.
—¿Pasó algo en tu casa? —preguntó Mitsuya mientras se acercaba a Kenjiro y se sentaba en el columpio de enseguida. Él negó.
—No más que de costumbre.
—Ya veo.
Se quedaron unos cuantos minutos en silencio y lo único que se oía era de fondo el sonido de la ciudad, carros y gente. Kenjiro estaba enamorado del lugar y le gustaba que continuara igual que siempre, ya que no había ido al Santuario desde la vez que se desintegró la ToMan (o al menos eso recordaba y tal vez sí fue después, no estaba seguro).
—¿Por qué no vas a mi casa?
La pregunta de Mitsuya se quedó en el aire varios segundos, ya que Kenjiro se asombró de oír esa propuesta. ¿Tal vez era algo recurrente entre ellos? ¿Por qué no lo recordaba? Un pequeño pinchazo en su cabeza comenzó a molestarlo como cuando se forzaba a recordar algo, pero siempre era en vano.
—¿Puedo? —se limitó a decir, aún dubitativo. Mitsuya asintió, aunque no lo veía aún y tenía la vista justo al frente; por el contrario de Kenjiro que lo estaba viendo fijamente. Pensó que Mitsuya tenía un buen ángulo desde ahí.
—Puedes.
—Entonces me gustaría.
—Me alegra —Mitsuya sonrió un poco, viéndolo de reojo—. ¿Vamos ya?
—¿Podemos quedarnos un poco más aquí? Me gustan los columpios.
Mitsuya se rio en voz baja pero asintió, por lo que Kenjiro sonrió y volvió su vista hacia el frente. Él mismo se dio impulso y comenzó a divertirse en el columpio, distrayéndose de sus pensamientos. Una de las cosas que más detestaba en ese momento es que por cualquier pequeñez Kenjiro sobrepensaba, ya que temía estar olvidando cosas importantes relacionadas. Esperaba con ansias el día que por fin pudiera dejar de hacerlo.
Anhelaba poder recordar completamente.
—A veces siento que sigo teniendo olvidadas memorias muy importantes. Me siento mal por no recordarlas. Siento que sin ellas… no terminó de ser por completo yo, sin embargo cada que vez que intentó recordar mi cabeza me dice que no. ¿Crees que estoy mal?
Entonces Mitsuya lo miró, poniendo una pequeña mueca en su rostro, más un poco aliviado por su comentario.
—No estás mal, Ken. Es normal sentirse así y querer recordar todo lo que te hace falta. Pero el médico dijo que no debías intentar forzar tus memorias porque puede hacerte sentir mal… Solo debes esperar.
—Ya me harté de esperar —murmuró abatido, sonriendo triste y sin ser capaz de verlo por vergüenza—. Estoy harto de no poder saber quién soy porque me falta parte de mi vida. Tengo recuerdos borrosos, siento que no he terminado de conseguir los recuerdos más valiosos y lo de Draken… No puedo creer que me perdí su funeral. No puedo superarlo, Takashi, y no creo poder hacerlo.
No se percató cuando Mitsuya se levantó del columpio y se colocó frente a él hasta que terminó y lo notó ahí. El chico sonreía también con tristeza, y en lugar de decir algo lo abrazó, dejando que él rostro de Kenjiro se quedará apoyado en su pecho. Algo dentro de esa acción hizo que Kenjiro se sintiera muy cómodo y en paz, por lo que se dejó querer y permitió que Mitsuya acariciara con cariño su cabello. De pronto el sentimiento que tenía en el pecho se esfumó y se volvió calidez.
—Eres tan valiente, Ken, solo que aún no lo notas. No cualquiera pudiera haber olvidado su memoria e intentar seguir, muchos se pierden en ese camino y no los culpo ¿sabes? Debe ser muy doloroso. Y sinceramente me hace sentir mal a mí también el que estés así, pero estoy seguro de que cuando recuperes todos tus recuerdos, volverás a estar feliz y a sonreír.
—¿De verdad lo crees?
—Por supuesto. Y estoy muy orgulloso de ti. Todo va a volver y mejorar, Ken. Además, Draken sabía que no podías asistir y seguro te perdona, pero pide que no lo olvides.
—¿Ahora hablas con el más allá? No quiero que Draken y Emma me jalen los pies a media noche —bromeó un poco, intentando hacer divertido el momento. Mitsuya no pudo evitar reírse.
—Sigue así, por favor. Recuerda que todo pasa por algo y este pequeño obstáculo tarde que temprano se va a superar. Lo vas a superar.
—¿De verdad crees eso?
Se separó un poco de él para que pudieran verse a los ojos. Kenjiro se quedó mudo por un momento al ver sus lindos ojos destellantes, además que la luna estaba justo frente a él y lo hacía ver tan hermoso que sintió un poco de intimidación.
—No solo lo creo. Estoy seguro.
Kenjiro pensó en lanzarse a besarlo, pero ese pensamiento fue fugaz ya que se sintió avergonzado de pensar así de su amigo, por lo que se sonrojó un poco y desvió la mirada de él. Ahora sentía vergüenza y no sabía cómo podría ir a su a casa si lo pensaba de esa forma.
—Gracias.
—No tienes que agradecerme —afirmó Mitsuya, alejándose un poco no sin antes darle una linda sonrisa. Colocó sus manos en su cabeza y comenzó a caminar sin rumbo, dando círculos a la vez y pareciendo divertirse.
—Takashi, ¿puedo preguntarte algo?
—Claro, dime.
—¿Era feliz?
La pregunta tomó por sorpresa a Mitsuya, que dejó de moverse y lo miró fijamente. Pudo notar los ojos apagados de Kenjiro, incapaz de poder ser él mismo porque le faltaba algo. Mitsuya sabía perfectamente lo que le faltaba, sin embargo, no era capaz de decirlo por miedo a forzar sus sentimientos y quería que surgiera con naturalidad. Pero empezaba a ser desesperante el no poderlo besar y estar con él todo el tiempo, así que eso, sumado a lo de Draken, empezaba a pesarle en su cabeza de una forma terrible.
Sólo que tener a Kenjiro ahí, tan vulnerable y sin miedo a expresarlo frente a él, le hacía volver a tener esperanzas. Confiaba en qué todo volvería a la normalidad y podrían continuar con la bonita relación que tenían. Aquello solo era un pequeño obstáculo.
—Eras muy feliz, Ken. Muy feliz…
—Seguro que sí —sonrió abatido, asintiendo levemente. Ojalá pudiera recordar todo para poder sentirse de nuevo plenamente feliz, pero por el momento no era posible y eso lo carcomía. Recordaba haber querido ser el rey del mundo, poder hacer un cambio y ayudar a los demás… Pero ahora él solo quería ser ayudado.
» ¿Podemos ir a tu casa, entonces? Me caería bien cenar antes de ir a mi casa —dijo, intentando sonar animado aunque no lo logró. Mitsuya lo notó, asintiendo.
—Claro. Sólo te recuerdo que mis hermanas aún no han procesado el hecho de que no tienes todos tus recuerdos… Temen que las hayas olvidado.
—Oh, las recuerdo poco. Tengo en mi mente sus rostros y nombres, aunque no mucho más —se sintió avergonzado por ese hecho, ya que debían ser unas niñas muy lindas—. Espero poder hacer nuevos recuerdos.
—Lo harás.
Se miraron un par de segundos y el primero en apartar la vista fue Kenjiro, ya que sintió sus mejillas sonrojarse. Mitsuya al notar esto no pudo evitar sonreír, un poco feliz de seguir provocando lo mismo en él y con la esperanza de que todo pudiera volver a la normalidad.
Entonces él comenzó a caminar en dirección a las motocicletas y Kenjiro fue detrás sin decir una palabra, solo admirándolo a sus espaldas. Se sentía extraño de pensar en Mitsuya de una forma que no debería ya que eran amigos, y temía que sólo fuera producto de su falta de memoria así que no intentaría nada. No era capaz.
Cuando llegaron cada quien a su motocicleta, Kenjiro tuvo que seguir a Mitsuya en el camino, aunque este se le hizo tan familiar que pudo confirmar haber ido varias veces. Esto le causó nostalgia a pesar de no recordar, y se fue todo el camino disfrutando de ese momento. Al llegar dejaron estacionadas las motocicletas, subiendo en el edificio y entrando a un departamento pequeño pero acogedor. Para su sorpresa las hermanas Mitsuya se habían quedado dormidas en el sofá mientras dibujaban, por lo que ambos se dieron un vistazo mutuo antes de reír.
—Que lindas —murmuró Kenjiro, sonriendo y acercándose a ellas. Le quitó un mechón de cabello a Luna, que dormía cómodamente junto a Mana.
—Seguro intentaron esperarme despiertas pero no les funcionó —se rio Mitsuya, cargando a Mana con cuidado en sus brazos. Luego lo miró—. ¿Puedes ayudarme con Luna?
Kenjiro asintió, tomando también en sus brazos a la pequeña. Juntos fueron a la habitación y las dejaron en sus camas en donde no dudaron en acomodarse y seguir durmiendo. Los dos se rieron al ver la escena y se regresaron a la sala, en donde Mitsuya se quitó la chaqueta del uniforme y la dejó colgada, quedando en una camisa de tirantes.
—Calentaré la cena, ¿si? Les había dejado a Luna y Mana así que ya está lista.
—Me parece bien.
Intentando ignorar el hecho de que Mitsuya se veía muy bien desde ahí, Kenjiro comenzó a vislumbrar el departamento para intentar recordar, aunque nada venía a su mente. Sin embargo, el sentimiento de sentirse familiar y cómodo en el lugar indicaban que sí había estado ahí antes, por lo que se recostó sobre el sofá e intentó recordar. De verdad lo estaba intentando.
—Ken, ¿de verdad no tienes miedo de volver a la ToMan? —le preguntó Mitsuya desde la cocina, aunque realmente no estaba lejos. El mencionado tenía los ojos cerrados más seguía muy despierto, quedándose pensando un poco antes de responder.
—Sinceramente tengo miedo. No quiero que haya más muertos, me rehuso a perder a más. Pero… Así me encargaré de que nadie muera.
—Qué valeroso, Ken. Yo por eso me uní también. De alguna forma lo de Draken me hizo darme cuenta de algo y sé que no debemos darnos por vencidos. Lo lograremos.
Llegó Mitsuya con la comida y la colocó en la mesita del centro, por lo que se sentó frente a él. Kenjiro de pronto sintió mucha hambre, por lo que cómodamente se sentó y sonrió emocionado de comer algo que hubiera cocinado Mitsuya. Estaba seguro de que no era la primera vez que lo hacía, pero sí la primera vez que él recordaba.
Se sentía feliz porque lo disfrutaría como si fuera la primera vez.
Cuando comenzaron a comer, Kenjiro tuvo que contenerse para no comer como loco, porque la comida era deliciosa. Pero era muy evidente en su rostro, así que Mitsuya no pudo evitar sonreír mientras lo veía disfrutar su comida. Se veía lindo en esa posición y lo miraba a cada rato de reojo, aún cuando Kenjiro estaba muy inmerso en su comida.
—¿Estás listo para pelear? —le preguntó Mitsuya una vez que Kenjiro terminó la comida y con vergüenza pidió repetir, por lo que él feliz fue a calentarle más.
—Sinceramente no mucho, pero aún faltan días. Me pondré en forma mientras tanto.
—¿Y qué harás para eso?
—No lo sé, tal vez ir a correr, entrenar en mi casa un poco. Tenemos un gimnasio pero hace años no lo uso, solo está porque sí. Supongo que vendría bien desempolvar.
—Interesante.
—Podría invitarte, pero dudo que mis padres estén felices de ver a un chico en mi casa.
Mitsuya recordó la vez que Kenjiro lo invitó a una fiesta y la actitud de sus padres, seguramente conscientes de que tenían algo que ver, por lo que concordó en su mente que era una pésima idea.
—No te preocupes, podré hacerlo yo solo. Pero si necesitas a alguien, aquí estoy yo —Mitsuya le sonrió, sentándose frente a él y dejándole más comida, lo que provocó que Kenjiro se sintiera un poco avergonzado.
—Gracias… Por ambas cosas.
—No hay de qué. Sabes que no me molesta —se apoyó un poco en la mesa de centro, colocando su brazo encima y recargó encima de este su cabeza, dándole otra sonrisa cómplice—. Cuando quieras puedes venir.
—Sería abusar mucho de tu amabilidad, ¿no crees?
—Para nada. Luna y Mana querrán verte.
Kenjiro sonrió. Era cierto y también quería verlas, así que lentamente asintió mientras seguía comiendo. Mientras Mitsuya comenzaba a contarle cómo les estaba yendo en la escuela a sus hermanas, Kenjiro prestaba suma atención, interesado en saber sobre ellas más de los recuerdos que tenía ya que no eran tantos. Y sabía que si para todos había sido difícil tener que considerar que Kenjiro no tenía todas sus memorias, para unas niñas más porque no era tan sencillo poder imaginarselo.
Al finalizar, Mitsuya dijo que lavaría los trastes (a pesar de que Kenjiro insistió en ayudarlo, él no quiso) y le pidió ir por su teléfono que dejó en la habitación de las niñas cuando fueron juntos. A regañadientes fue, pero se llevó la sorpresa de que cuando lo agarró de donde lo dejó, justo al lado de Luna, la pequeña se despertó y lo miró sorprendida.
—¡Ken-Ken! —exclamó con felicidad, levantándose un poco de su posición y dándole un corto abrazo. El mencionado sonrió ya que sintió esa muestra de afecto muy linda y se dejó querer.
—Hola, Luna. Deberías seguir durmiendo, es noche.
—Pero, ¿por qué estás aquí? ¡¿Estás a solas con mi hermano?! —ella abrió la boca con sorpresa y se la tapó luego con las manos—. ¿Ya regresaron?
—¿Regresar? —preguntó Kenjiro sin comprender esas palabras. Luna asintió emocionada.
—¡Sí! ¡¿Ya son novios de nuevo?! Takashi me dijo que olvidaste todo e incluso a él… Estuvo muy triste, pero que estés aquí significa que tienes de vuelta tus memorias, ¿no? ¿Ahora sí recuerdas a mi hermano completamente?
La mente de Kenjiro se quedó en shock por unos segundos, procesando toda la información que le dijo Luna. ¿Mitsuya y él eran novios? ¿Desde cuándo? ¿Y por qué no le dijo? Todo ese tiempo fingió que eran amigos cuando realmente estaba sufriendo por no poder ser recordado… Kenjiro se sintió extraño, un vacío se instaló en su pecho y con dificultad intentó responderle a Luna para no preocuparla más.
—S-Sí… Todo está bien, Luna —su labio inferior tembló, por lo que agradeció que estuviera a oscuras la habitación. La pequeña tan inocente como siempre sonrió feliz, creyendo que era cierto y le dio un último abrazo.
—Es genial, Ken-Ken. Te extrañamos. Ven a vernos pronto, ¿si?
Dubitativo, asintió. Le dio un beso en la frente y lentamente se retiró de la habitación a pasos descuidados, que en cualquier momento podía caer debido a eso. Su mente no dejaba de dar vueltas, le comenzaba a palpitar la cabeza y tenía miedo de no poder recuperar aquellos recuerdos ya que tenía la mayor parte pero los más importantes no. ¿Por qué? No entendía nada. Ya no quería seguir así, se comenzaba a desesperar y más ahora al enterarse de aquello que le hacía falta y sabía de antemano.
Estando afuera pudo notar como Mitsuya terminaba con los trastes, por lo que se sentó en el sofá y dejó el teléfono en la mesita. Apoyó sus brazos en esta misma y colocó su cabeza en medio, intentando procesar todo. Pero era demasiado. Aunque fueron tan solo unas palabras de parte de Luna, fue como abrir la puerta a un mundo entero del cual Kenjiro quería saber cada detalle. No quería vivir un día más sin recordar a Mitsuya Takashi completamente.
Para su sorpresa (aunque no lo era, solo que por un momento olvidó todo), Mitsuya se sentó a su lado y lo miró tranquilamente. Al menos hasta que se percató de la expresión de Kenjiro, por lo que su rostro cambió a preocupación y se le quedó viendo fijamente.
—¿Ken…? ¿Estás bien? ¿Sucedió algo?
Negó con la cabeza.
—No…
—Mientes. ¿Qué pasó, Ken? ¿Es algo en lo que pueda ayudarte? Dímelo, por favor.
Lucía verdaderamente preocupado, lo cual ya no le gustó a Kenjiro. No quería hacerlo sentir así. Entonces fueron varios segundos en los cuales pensó en qué hacer al respecto, por lo que al final dijo la verdad.
—Luna me dijo. Lo sé ahora.
Bastaron esas simples palabras para que Mitsuya comprendiera. Al instante abrió la boca sorprendido, sus ojos se llenaron de lágrimas y desvió la mirada, incapaz de poder sostenerla.
—Lo siento, Ken. Intentaba protegerte…
—¿Por qué no solo lo dijiste, Takashi? —cuestionó muy afectado, tragándose las lágrimas y sin despegar su mirada de él, a pesar de que este ya no lo veía por vergüenza—. Pudiste haberlo dicho delicadamente… Poco a poco…
—Entiendo si estás molesto conmigo, Ken, lo merezco y perdón. No quería…
—Takashi —Kenjiro tomó sus mejillas entre sus manos obligándolo a verlo. Ambos sostuvieron miradas por varios segundos, el pelinegro notando cómo su novio estaba llorando—. Por Dios, Takashi, no estoy molesto contigo. Estoy más molesto conmigo creo… Pero no es contra ti de verdad.
» Me siento jodidamente mal de no haberme dado cuenta y haberte dejado con esa carga todo este tiempo, haciéndote sentir solo… Incluso en un momento tan vulnerable como en la muerte de Draken sé que querías mi apoyo y no pude hacerlo. Por eso te hundiste solo, ¿verdad? Fue en parte mi culpa. Perdóname tú a mi.
—Tampoco fue tu culpa perder la memoria, Ken —él hizo una pequeña mueca—. No la tienes.
—Tal vez no, pero siento que lo es. Takashi, maldición, ¿por qué no me dijiste que éramos novios? —le preguntó ahora sí directamente. Su tono de voz mostraba lo dolido que se sentía, pero no era el único.
Mitsuya intentó desviar la mirada, sólo que Kenjiro no lo permitió. Notó cómo tragó saliva, nervioso.
—Perdón.
Kenjiro soltó una risa seca, asintiendo y soltando sus mejillas con cuidado. Sin embargo, no sé alejó y se mantuvo muy cerca del rostro de Mitsuya. Así que decidió ahora tomar sus manos y obligó a que ahora él tomara sus mejillas.
—No lo recuerdo aún, pero ahora me siento más tranquilo de saber qué era lo que me hacía falta. Y sé que cuando mis memorias vuelvan estaré más enamorado que nunca de ti… Porque aún así me enamoraste, Takashi, incluso sin quererlo. Creo que te diste cuenta. Y gracias por eso. Me hace darme cuenta que eres el correcto.
Ante sus palabras Mitsuya volvió a llorar en silencio, sonriendo genuinamente. Era la primera vez que veía que lo hacía, ya que incluso cuando estaba con él no era tan sincera como en ese momento. Podía notar que ya no cargaba nada en sus hombros y eso debió ser liberador.
—Te amo —murmuró Mitsuya.
Kenjiro sonrió.
—¿Puedo decirte te quiero?
—Lo que sea que me digas me hará eternamente feliz, Ken.
—Entonces, te quiero. Mucho, Takashi.
Esto hizo otro cambio más grande en el mencionado que no dudó en acercarse aún más a él.
—¿Puedo besarte?
—Es lo único que pido.
Los dos sonrieron, acercándose el uno al otro y dándose un beso tan puro y lleno de sentimiento que Kenjiro también comenzó a llorar. Eso se sentía tan bien. Confirmó nuevamente que lo único que le estaba faltando en la vida era Mitsuya Takashi, por lo cual se sentía feliz de poder desbloquear ese pequeño pedazo. Aunque no fue completamente sí ayudaría mucho en su proceso, lo sabía.
Porque, a pesar de no recordarlo por completo, sabía que quería conquistar el mundo a su lado.
¿me odian menos? TuT
espero que les haya gustado, fue muuuuuy difícil este capitulo justo a la mitad, estuve como dos o tres días escribiendo unas pocas palabras cada que entraba al documento y de pronto anoche me sentí con inspiración así que pude terminarlo jiji
les quiero y no olviden votar!!!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro