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𝟬𝟭𝟯. new year

capitulo trece

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Yamagawa Kenjiro había pasado el resto de diciembre más o menos tranquilo. Claro que, no se había esperado que al par de días de irse de casa de los Mitsuya, se vieran envueltos en un conflicto con los Black Dragons. Realmente no había entendido y por más que intentó involucrarse, Takashi le dijo que no quería que lo hiciera y lo dejo fuera de todo. El día de navidad hubo una pelea en donde al final ToMan ganó, según le contaron, y se alegró por ello.

El último día del año, los padres de Kenjiro irían a una fiesta importante con gente de su empresa y lo dejaron solo; y también, Ichiro iría con la familia de su prometida. Estuvo dormido hasta mediodía, agradeciendo que nadie fuera a gritarle que se tenía que levantar. Al menos hasta que escuchó su celular sonar y tuvo que responder sin ver siquiera quién era.

—Mjm, ¿quién habla? —murmuró con voz ronca, restregándose la mano en sus ojos para intentar despertarse. Pudo oír una risita del otro lado de la línea, una que reconoció a la perfección y en automático se despertó por completo.

¿Contestaste sin ver? Ken, pudo haber sido alguien malo —se burló Takashi de él, provocando que se ruborizara un poco.

—Ya, ya. Es que seguía dormido...

No te preocupes. En realidad te llamaba para invitarte a pasar el año nuevo conmigo, varios de la ToMan iremos e irán mis hermanas.

¿Pasar año nuevo con él? Kenjiro sintió que sus orejas se ponían rojas y dudo un poco en cómo responderle. Evidentemente iría, pero no encontraba las palabras ideales y después de un par de segundos le dio una respuesta afirmativa, poniendo feliz a Mitsuya.

Entonces, Kenjiro no dudo en buscar un atuendo adecuado. Un kimono azul, que combinaba con sus ojos, fue el que escogió entre toda su ropa del closet. A decir verdad, tenía bastante, y se preguntó sí acaso conocía la mitad de lo que usaba (la respuesta era un claro no).

A la hora que quedaron de verse llegó a casa de los Shiba, la cual era una casa intimidante, en donde ya lo esperaban los Mitsuya. Por suerte cuando llego ya estaban todos listos. Al ver a Takashi con su kimono no pudo evitar sentirse intimidado por la gran presencia que desprendía, y su belleza era tan deslumbrante que se quedó helado un par de segundos; sintió que su rostro se ruborizaba, sobre todo cuando él le dio una linda sonrisa.

—¡Ken, luces genial! —le dijo el chico, acercándose a él. Kenjiro se quedó quieto, mientras Mitsuya lo abrazaba como forma de saludo. Por suerte, no tuvo tiempo de reaccionar cuando Luna y Mana saltaron a él emocionadas.

—¡Ken-Ken, qué guapo!

—¡Ya te extrañamos, Ken-Ken!

—¡Ustedes se ven hermosas! —las envolvió en sus brazos, cargándolas a ambas en un brazo cada una. Ellas se estaban riendo estando arriba.

—¡Mira, Takashi, soy alta! —decía Mana con diversión. Luna la secundaba, asintiendo. Su hermano, en cambio, los miraba con atención y una pequeña sonrisa en sus labios.

—¡¿Pero qué está pasando?! —exclamó una muchacha castaña, muy bonita, llegando con ellos y con una expresión de sorpresa. Claramente era en tono bromista, porque pudo ver que las comisuras de los labios estaban alzadas.

En respuesta, Luna y Mana le explicaron:

—¡Ken-Ken nos está ayudando a alcanzar el cielo!

—¡Soy un ave, Yuzuha, mira!

Kenjiro se rio en voz baja con un poco de vergüenza. Después, Yuzuha, los miró con una ceja alzada, muy entretenida.

—¿Tú eres Yamagawa Kenjiro? Me han hablado mucho de ti —dijo con felicidad, acercándose a él y saludándolo con la mano. Kenjiro bajó a las niñas porque Mitsuya les habló, y asintió en respuesta a la chica—. Vaya, sí eres guapo. Cualquier amigo de Mitsuya o Hakkai es amigo mío, estoy segura de que nos llevaremos bien, Kenjiro —le guiñó un ojo con diversión.

Quiso preguntarle el por qué decía eso, aún no se acostumbraba a que las personas fueran amables con él en primera instancia. Claro que, el hecho de ser hermana de Hakkai era un punto a favor para ser amigos, así como era buen amigo de Emma. Supuso que sí se llevarían bien, así que le sonrió.

—Espero lo mismo, Yuzuha.

Irían al santuario para festejar el año nuevo, por lo que todos emprendieron camino a pie porque estaba cerca. Yuzuha y Hakkai iban platicando con Luna y Mana, y Takashi y Kenjiro iban detrás de ellos. No sabía bien de qué hablar, tenía vergüenza de decir algo que no quisiera, sobre todo después de haber estado varios días en su casa y sentirse como si tuviera una familia con Luna y Mana. Además, de veía tan guapo que era imposible dejarlo de ver.

—¿Tenías planes para hoy? —le preguntó Mitsuya de pronto, mirándolo mientras caminaban. Kenjiro quiso no verlo tan fijamente, pero fue imposible, así que desvío un poco la mirada.

—No, iba a estar solo en casa. Mis padres fueron a una fiesta desde ayer, sería larga... E Ichiro estaría con la familia de su prometida en Tokio. Me siento muy cómodo viniendo con ustedes —murmuró lo último en voz baja, pero seguro de sus palabras—. Son las personas más cercanas que tengo, así que lo agradezco. Hace años no pasaba las fiestas con alguien.

Y era cierto. Navidad había sido una fecha solitaria nuevamente, aunque los Mitsuya lo habían invitado tuvo vergüenza de aceptar porque si tenía planes. Ese día sí había sido «en familia», pero solo fue una cena en la cual al terminar cada quien se fue a su habitación a dormir, por lo que era igual a haberlo pasado solo.

—Siempre puedes ir a mi casa a pasar las festividades, Ken —le sonrió con seguridad, poniendo su mano en su hombro. El pelinegro le devolvió el gesto.

—Gracias, lo tomaré en cuenta de ahora en adelante.

En el trayecto podía oír las conversaciones de Luna y Mana con Yuzuha, las tres parecían muy divertidas y más cuando hablaban de él, por lo que solo se reía de los comentarios de las niñas. Takashi y Hakkai también, y Kenjiro podía ver como aún tenían heridas de la pelea de Navidad, al igual que Yuzuha, pero a pesar de eso se veían intactos y no querían que nadie se diera cuenta de estas. Se preguntó cómo había sucedido todo, intrigado de también enterarse que el hermano mayor de los Shiba, Taiju, había sido el líder de los Black Dragons y el culpable de todo, ya que había golpeado a sus hermanos desde siempre. Se enteró también de la verdadera situación de Hakkai y Yuzuha, y no podía culpar a su amigo, a veces uno decía cosas que no debía para aparentar.

Al llegar, se dedicaron a ver los puestos. En varios vendían comida, otros tenían juegos y otros más con tradiciones japonesas. Kenjiro se alegró de haber llevado suficiente dinero para cualquier cosa que se necesitara, y estuvo a punto de ir a comprar unos tokoyakis cuando escuchó como Mitsuya decía el nombre de Takemicchi.

Se giró y se sorprendió verlo con Hina, su novia, por lo que los saludó con la mano animadamente.

—Parece que están vestidos para el Shici-go-san —dijo Mitsuya al mirarlos detenidamente. Kenjiro soltó una carcajada al verlo y asintió.

—¡Qué hay! —saludó Hakkai llegando a su lado.

Takemichi se acercó a ambas niñas y se hincó enfrente, haciendo una cara de sorprendido. Pudo ver los rostros indiferentes de Luna y Mana, por lo que comenzó a reírse en voz baja antes de que dijeran algo más.

—¿Eh? Mitsuya, ¿son esas dos hermanas pequeñas de las que he oído? —primero vio a Mana, y se le quedó viendo a Luna después—. ¿Qué edad tienes?

—No soy una niña pequeña, cara de tonto —le respondió frunciendo el ceño. Mana asintió. Y repitió el insulto que le dijeron, dejando atónito a Takemichi. Kenjiro volvió a soltar una carcajada.

Entonces, ambas vieron a Hina detrás y saltaron hacia ella.

—¡Yay! ¡Linda chica! —exclamó Luna con emoción.

—¡¿Cómo las estás criando?! —cuestionó Takemicchi en un grito.

—Solo como es debido, Takemicchi —se burló Kenjiro, limpiándose las lágrimas que había soltado de tanto reír, y dándole una palmada en el hombro a su amigo.

Hina les habló a Yuzuha y Hakkai y preguntó acerca de cómo se encontraban de sus heridas, a lo cual la primera respondió y el segundo se dedicó en ignorarla por lo tímido que era con las chicas. Kenjiro se acercó a su amigo y le dio un codazo, burlón.

—Hakkai, debes aprender a tratar con mujeres, sino nunca podrás tener una novia —murmuró con seriedad, pero ambos sabían que lo decía un poco en broma. Después, se puso una mano en su barbilla, pensativo—. A menos que te gusten los hombres como a mi, y puedo comprenderlo perfectamente...

—¡N-No! —rápido Hakkai lo interrumpió, ruborizándose—. S-Sí me gustan las mujeres, Kenjiro.

Mitsuya los veía de reojo mientras hablaban, y frunció un poco el ceño al ver a su mejor amigo nervioso. Pero, no tuvo mucho tiempo de decir algo porque sus hermanas al instante se acercaron más a Hina.

—¡Hermana mayor, dame la mano! —dijo Luna, y Mana nuevamente repitió su acción.

—¡Yo también! ¡Yo también!

Takemicchi lucía asombrado de lo rápido que su cita lo había abandonado. Kenjiro solo no podía dejar de reír pro la situación.

—¡Hey, hey! ¡Esa es mi Hina!

—¿Cómo puedes gritar eso y no morir de la vergüenza? —preguntó Mitsuya avergonzado de su amigo. Kenjiro asintió, dándole la razón.

—Ahí va mi cita —murmuró abatido Takemicchi. Mitsuya le dio una palmadita en la espalda, riéndose.

—Perdón por eso, Takemicchi —también se disculpó el de cabellos lilas. Kenjiro pasó su brazo por los hombros del rubio, acercándolo a él con una sonrisa burlona en su rostro.

—Sí... Siempre puedes ser mi cita, Takemicchi.

—¡¿E-Eh?!

Mitsuya y él se rieron de la expresión de su amigo, y lo soltó, para después ir detrás de Luna, Mana y Hina. Pudo ver que Hakkai y Yuzuha platicaban de algo, pero decidió ignorarlo por mientras. Se quedó entonces con Takashi, y ambos siguieron su camino detrás de sus hermanas y Hina. Se sentía tan feliz y tranquilo que no quería que nada arruinara ese momento, tener al chico que le gustaba a su lado, divirtiéndose y viviendo una experiencia de jóvenes era algo que le ponía muy nostálgico, sobre todo al no estar solos y tener a personas que querían cerca.

—¿Qué opinaste de tu año, Ken?

La pregunta de Mitsuya lo descoloco un poco, por lo que se giró para mirarlo. Él lo veía con serenidad y portaba una pequeña sonrisa en su rostro, mirándolo atentamente mientras esperaba su respuesta. Se quedó pensando, haciendo una expresión que siempre usaba cuando lo hacía seriamente; tenía tantas cosas que decir y a la vez nada, que se debatió sobre qué decir.

—Pues, en términos generales estuvo bien —respondió tras varios segundos, soltando una risita y sonrió de lado, viendo todo lo que estaba cerca de ellos en el santuario—. Es decir, los conocí a ustedes, han sido lo mejor que me ha pasado. Todo el tiempo que paso contigo, con los demás, con tus hermanas... Ha sido algo que nunca esperé, pero que me ha hecho tan tan feliz que no tengo palabras —soltó un pequeño suspiro—. Espero que el siguiente sea mejor.

—Ya verás que sí, Ken. Mereces toda la felicidad del mundo y aunque podemos parecer una familia disfuncional, somos una familia a final de cuentas. Y estaremos contigo para todo —nientras decía eso, Mitsuya se acercó a él y le pasó un brazo por los hombros, acercándolo a su cuerpo. Kenjiro por un segundo se quedó quieto sin saber qué hacer, sorprendido del gesto de su amigo; pero era solo eso, un amigo.

Su momento fue interrumpido segundos después, cuando Hina, Luna y Mana se habían detenido en un puesto. La primera señaló que ahí tenían Ema, los cuales eran placas de madera en donde se escribían deseos. Kenjiro nunca había hecho una, su familia no era muy partidaria de hacer cosas así y nunca había salido con alguien un 31 de diciembre, puesto que el año anterior su ex novio, Hiroshi, había preferido que lo pasarán en su casa.

—Oh, ¡consigamos uno para escribir! —dio la opción Takemicchi, a lo cual Hakkai asintió.

—Sí, vamos a conseguir uno.

Mitsuya dijo que tampoco había escrito uno, y Yuzuha le explicó que era para anotar deseos. Cuando dijo eso, lo miró y le guiñó un ojo, poniendo a Kenjiro un poco pensativo sobre qué significaría eso. Comenzaba a creer que ella sabía sobre sus sentimientos por el mejor amigo de su hermano.

—Quiero ser bueno peleando el próximo año —murmuró Mitsuya a su lado. Hakkai le preguntó sobre sí en serio ese era su deseo, provocando que Kenjiro se riera. A él mismo le hubiera gustado poner algo muy personal, pero no quería que fuera un simple deseo, porque de verdad quería a Mitsuya.

«Quiero ser feliz», escribió en su Ema, sonriendo cuando lo vio. A su lado, Yuzuha se acercó y lo leyó.

—Que lindo deseo, Kenjiro, pero, ¿no crees que es un poco ambiguo? —le preguntó con curiosidad—. Podrías pedir algo más conciso, o específicar con quién quieres tu felicidad —dijo esto último en voz baja, con una sonrisa burlona. El pelinegro la miró con atención, confirmando sus sospechas, aunque decidió simplemente responder a lo primero.

—Nunca he podido ser completamente feliz, a excepción de la ToMan. Me gustaría poder ser pleno y sentirme cómodo con mi vida.

Yuzuha abrió la boca un poco sorprendida de su respuesta, para después asentir tras varios segundos. Luego le sonrió con sinceridad, poniendo su mano en su hombro como forma de apoyo.

—Lo serás.

Le sonrió, y Kenjiro le devolvió el gesto. A ese punto podía confirmar que Yuzuha era una buena chica, y esperaba que pudieran hacerse amigos.

Su plática fue interrumpida por un grito de Takemicchi, por lo que al instante voltearon. Él estaba siendo acorralado por Hina que quería saber sobre lo que había escrito el rubio en su Ema. Sin embargo, Takemicchi no parecía dispuesto a que lo vieran.

—Si permito que alguien más lo vea, ¡¡entonces no se hará realidad!!

Takemicchi se veía aterrado, y entonces Hakkai y Mitsuya se posaron frente a él, acorralándolo.

—¿Eh? ¿Qué es eso? —preguntó el más alto.

—Déjame ver, Takemicchi —pidió el otro chico.

—¡No, no!

Sólo que de la gran fuerza que utilizó Takemicchi en intentar que nadie viera su Ema, fue que salió volando de sus manos. Él salió corriendo detrás. Kenjiro había llegado al lado de Mitsuya y Hakkai, entre ellos tres se miraron y siguieron a Takemicchi sin pensarlo dos veces.

Su Ema fue recogido por Chifuyu, que se encontraba con Peyan. Y como buen amigo, Chifuyu lanzó nuevamente el Ema de Takemicchi lejos, y este se quejó mientras salía corriendo hacia él.

Luego, todos comenzaron a correr detrás de Takemicchi. El pobre solo seguía a su Ema, que rebotaba en el suelo una y otra vez alejándose más de él. Al parecer, para su amigo era algo muy importante y personal que no quería que nadie lo viera. Podía comprenderlo, pero aún así le parecía graciosa la situación.

Llegaron más allá, y en el camino se les unieron Mucho, Smiley y Angry. Encontraron pasados unos pocos minutos de persecución a Draken, Emma y Mikey; resultando ser éste último quien había atrapado el ema de Takemichi.

—¡¡Por favor regrésamelo!! —fue lo primero que le dijo a su amigo, abatido de tanto estarlo persiguiendo. Mikey se rio.

—Luces un poco desesperado, ¡aquí tienes!

Kenjiro se había quedado al lado de Mitsuya, con Luna y Mana frente a ellos. Cuando todos vieron eso comenzado a reírse. Luego, exclamaba alguien de fondo:

—¡¡Diez segundos para el año nuevo!!

—Vamos a saltar todos juntos, chicos —propuso Mikey de pronto sonriente.

—¡¡Cuatro!!

—¡¡Tres!! —exclamaron Peyan y Chifuyu. Luego, Mucho y Angry continuaron:

—¡¡Dos!!

—¡¡Uno!! —fue turno de Mitsuya, Hakkai y él.

—¡¡Feliz año nuevo!!

Todos saltaron. Kenjiro sintió entonces una felicidad tan enorme que no le cabía en el pecho, se preguntó sí acaso eso era no tener preocupaciones y simplemente divertirse, a lo cual su propia cabeza le dijo que sí.

Eso era sentirse feliz.

Al finalizar el momento, todos se pusieron a platicar de cualquier tontería. Kenjiro los veía en silencio, guardando ese momento en su memoria y consciente de que quería que se repitiera de nuevo el siguiente año. Se sentía muy feliz, tanto que no podía dejar de sonreír.

—Rey, ¿estás bien? —le preguntó de pronto Mikey, llegando a su lado con curiosidad. Kenjiro lo miró con una sonrisa, sintiéndose un poco avergonzado.

—Lo estoy. De hecho, estoy realmente bien.

—¡Me alegra! —soltó un suspiro—. Creí que estabas molesto o algo similar.

—¿Molesto? ¿Yo? ¿Por qué estaría molesto? —alzó una ceja.

—Por no incluirte en la pelea de Navidad —explicó, riéndose. Kenjiro asintió al comprenderlo—. Pero ahora que sé que no, me siento más tranquilo.

—No, no te preocupes, Mikey. Aunque sí fue un poco extraño saber que pelearon como ToMan sin mí, me alegra que al final todos estén bien. Eso es lo único que importa.

—¡Ay, Rey, siempre tan comprensivo y amable como siempre! —Mikey sonrió aliviado, dándole un golpe amistoso en el brazo. Kenjiro se rio en voz baja por su cumplido.

Una voz femenina resonó de atrás suyo, provocando que ambos se giraran al instante.

—¿Qué haces molestando a mi amigo, Mikey?

—¡Rey también es mi amigo, Emma!

Kenjiro comenzó a reírse por lo que estaban diciendo, ya que habían empezado a pelearse por quién lo quería más. Él no discutiría eso, ya que no quería darle el gane a ninguno y prefería dejarlo así. De hecho, le parecía tierno ver a los hermanos Sano pelearse por él, aunque sentía que no lo merecía (a pesar de saber que era en broma).

—A ver, a ver, si hablamos de quién quiere más a Ken, definitivamente gano yo —interrumpió alguien que reconoció perfectamente, y este se acercó y pasó su brazo por los hombros de Kenjiro, dándole una linda sonrisa—. Es mi familia, así que lo siento. Yo gané esta contienda.

¿Qué podía decir al respecto? Kenjiro solo pudo sonreír avergonzado, asintiendo en respuesta. Mitsuya no había dudado en su respuesta, viéndose muy seguro con sus palabras y eso le hizo ponerse nervioso. Aunque, claramente le había gustado que dijera eso a favor suyo, y no le quedó más que aceptarlo y declararlo ganador.

—¡No es justo! —se quejó Mikey, haciendo un puchero y cruzándose los brazos. Emma, en cambio, lo miraba con ojos expectantes, reconociendo lo que había sucedido y le sonrió con complicidad a Kenjiro.

—Ya veo. Ni qué objetar, nos ganó Mitsuya, Mikey.

Él miró a su amiga con los ojos entrecerrados, comprendiendo todo, mientras que ella soltaba risitas tontas al verlo de esa forma.

No recordaba que Mitsuya lo tenía tan cerca de su cuerpo hasta que volvió a darle un apretón en el hombro amistoso. Se giró para verlo, y se tentó al ver que sus rostros estaban muy cerca, tragando saliva en seco sin poder despegar su mirada de sus ojos y labios repetidamente. El de cabellos lilas se acercó un poco más, colocando sus labios en su oído y murmuró:

—Feliz año nuevo, Ken.

Sonrió, avergonzado. Bajó un poco la mirada para que no viera sus mejillas ruborizadas, aunque era evidente que ya las había visto Mitsuya de tan cerca que se encontraban.

—Feliz año, Takashi —le dijo en voz baja, viéndolo de reojo. Él sonrió aún más grande cuando escuchó sus palabras, soltandolo y mirándolo fijamente a los ojos antes de ir con sus hermanas a dos metros de ellas con Hina.

Se volteó para que nadie viera que estaba nervioso. Sus manos le estaban temblando y sentía que su rostro explotaría de tan caliente que estaba. Se sentía como un niño pequeño recién descubriendo su primer amor, como si fuera algo tan distante y a la vez conocido; para nada había sido lo que había vivido con Hiroshi, porque aunque sí, fue su primer amor, esto que sentía ahora por Mitsuya era diferente en todos los aspectos. Lamentablemente, su amigo no debía corresponder a sus sentimientos (y peor, no tenía manera de saberlo sí aún no se armaba de valor para confesarse).

—¿Qué fue eso de hace un momento? —le preguntó alguien en voz baja, parándose a su lado. Emma lo miraba con una sonrisa burlona, tomándolo del brazo y llevándoselo un par de metros de todos los miembros de ToMan, que hablaban divertidos. Kenjiro esquivó su mirada y se rascó el cuello.

—Huh, nada, Emma. No sé de qué me hablas —se hizo el desentendido, aunque sabía que eso no funcionaría con su amiga. Por su parte, la rubia frunció los labios.

—¡Mentiroso!

—Es que... —intentó explicarse, a pesar de no tener idea de qué decir. Al instante cerró la boca. Emma se rio de eso.

—¿Lo ves? No tienes forma de negarlo. ¡Por Dios, su tensión era casi palpable! Incluso yo lo sentí, Mikey no porque es muy bobo para eso —se burló de su hermano, negando con la cabeza. Después, Emma se colocó frente a él, poniendo sus manos en sus brazos sin darle oportunidad de moverse (sí podía, el agarre era leve, pero igualmente se quedaría ahí)—. Dile que te gusta, Kenjiro. Es obvio que él está sintiendo algo por ti...

—¿Y sí no? —la interrumpió, con un atisbo de dolor en su voz. Sentía que por fin expresaría todas sus inseguridades—. Emma, es difícil ser homosexual, es difícil tener sentimientos por alguien que no es igual a mi. No quiero arruinar nuestra amistad, él no ha demostrado sentir algo por mí, y no quiero que las cosas se vuelvan tensas...

—Nunca lo sabrás si no lo intentas —lo reprendió Emma, con una mueca en sus labios y el ceño fruncido. Kenjiro se encogió de hombros, abatido.

—Tal vez. Pero prefiero seguir teniendo lo que hemos formado. Emma, me quedó en su casa, sus hermanas son ahora como mi familia, me han recibido con los brazos abiertos que decirle de pronto: «Oye, me gustas» puede sonar tan acosador, como si estuviera planeando todo este tiempo algo extraño estando en su propia casa.

Emma iba a responder, pero al oírlo completo se quedó callada, como si pudiera comprender el punto. Al menos Kenjiro se sorprendería y se sentiría mal si algo así le llegará a suceder; imaginarte que la persona a la que le abriste las puertas de tu casa en realidad estaba enamorada de ti... Era un poco difícil, o tal vez muy difícil.

Tras varios segundos Emma se acercó a él, muy cerca de su rostro. Su expresión seria lo cohibió, recordando que las mujeres molestas eran algo de temer.

—Kenjiro, ví como te miraba. No digo que soy una experta en el amor, pero puedo ver cosas que tú no. Sólo... inténtalo, ¿quieres? —ahora le sonrió, y le dio una palmada en la mejilla, poniéndose en posición normal lejos de su rostro.

Intentarlo sonaba más fácil que hacerlo, en realidad. Solo que no quería llevarle la contraria a su amiga para no verla molesta, y asintió. ¿Tal vez intentarlo podría funcionar? Tenía la leve esperanza de que sí.

Sonrió inconscientemente, provocando que Emma también sonriera con él. Lo tomó del brazo y lo llevó de vuelta hacia los demás, que aún seguían riendo y platicando. Kenjiro sintió que un pequeño peso se iba de su cuerpo habiéndole contado a Emma sus pensamientos que quería ignorar siempre por temor. ¿Debía arriesgarse? Tal vez las cosas no saldrían tan mal como él pensaba. Todo a su alrededor lucía bien, la ToMan estaba invencible y sentía mucha confianza en sí mismo.

Pero, eso apenas era el comienzo de todo.

HELLO!!! nuevo capítulo wiii, espero les guste!! les quiero y no olviden votar <3

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