
𝟬𝟬𝟲. august 3, 2005
Yamagawa Kenjiro había deseado ir al festival los días anteriores. A pesar de nunca haber asistido a uno, más que a reuniones aburridas de su familia años atrás, se sentía especialmente emocionado.
No había podido invitar a Takashi por sus nervios, pero ese día se disponía a ir a su casa a encontrárselo. Se alistó lo mejor que pudo para ir a un festival y mientras conducía su motocicleta a casa del chico, pensaba en qué podía pensar él sobre la invitación... ¿sería una cita? ¿Lo tomaría como una? Kenjiro ni siquiera sabía sí a él también le gustaban los chicos, ¿y sí consideraba aquello una salida de amigos...?
El aire golpeó contra su rostro, uno muy fresco que le hizo pensar que llovería; no había visto en el pronóstico que lo haría, y se lamentó un poco porque podía arruinar sus planes. Soltó un suspiro, yendo más despacio en su motocicleta al llegar al edificio; se bajó, extrañado de no ver la motocicleta de Takashi ahí por lo que tuvo un presentimiento. Caminó hacia el departamento y al tocar, le abrió Luna.
—¡Ken Ken! —lo saludó con emoción, saltando a sus brazos. Kenjiro se sintió feliz por ese recibimiento y la abrazó de vuelta, pasando una mano por su cabello despeinándola.
—Hola, pequeña —sonrió—. ¿Tu hermano está?
—¡No está, acaba de salir! Se veía preocupado, salió muy rápido... Dijo algo de un festival y de Peyan... ¿Estará bien? —se veía preocupada, y Kenjiro lo único que pudo pensar era que provenía del conflicto de Pah-chin, no había otro motivo coherente. Frunció el ceño, así que lo mejor que pudo se despidió de las niñas y salió corriendo a su motocicleta mientras le llamaba a Takashi a su celular sin éxito.
—Joder, contéstame —rogaba él cada que volvía a llamar, pero aún sin respuesta. Comenzaba a tener un mal presentimiento sobre eso y lo detestaba, porque hacia mucho que no lo experimentaba. Tampoco quería meterse en algo que no le competía porque no era tan cercano a Peyan, aunque podía comprender su angustia y preocupación por su mejor amigo. ¿Qué significaba, entonces?
Arrancó su motocicleta lo más rápido que pudo, conduciendo hacía el festival. Mientras tanto, comenzó a llover... eso tenía que ser una maldita broma de mal gusto, pensaba Kenjiro a la vez. Tuvo que ir un poco más despacio sino no podía derrapar y no terminaría bien. Intentando tranquilizarse fue que llegó a un estacionamiento y se sorprendió de ver las motocicletas de Peyan y Takashi estacionadas. Pensó en que sí no estaban ahí debían estar en algún lado cerca, así que corrió hacia el estacionamiento más cercano; normalmente las peleas transcurrían en lugares similares, entonces si no estaban en ese debían estar en el otro.
Al llegar escuchó a Emma gritar, confirmando sus sospechas. Peyan había estado detrás de eso y al parecer él había llamado también a otra pandilla, estando delante de todos. Se acercó más y pudo ver a Draken de espaldas, pero no se veía bien... sangre chorreaba de su cabeza y su corazón comenzó a ir muy veloz, preguntándose qué carajos estaba sucediendo ahí.
—¡Gemelo! —gritó con preocupación llegando hacía él y arrodillándose a su lado. Al notar que sus ojos comenzaban a cerrarse y que tenía una herida grande, rompió su camiseta y la pasó por la herida, intentando ayudar en algo. La lluvia cada vez era más fuerte y no podía oír casi nada a lo lejos, puesto que su audición se enfocaba en sus latidos que iban velozmente y sus pensamientos—. Joder, hombre, ¿qué sucedió?
—¡Kenjiro...! —exclamó Takemichi sorprendido de verlo ahí arrodillado con Draken, por lo que Takashi también se giró y se preguntó qué hacía él ahí.
—Ah, ya me cansé —murmuró Draken, comenzando a desplomarse a su lado. Takemichi le preguntó sí estaba bien, pero él no respondió a su pregunta—. Creo que mi límite son veinte personas... Les encargo el resto, Mitsuya, Ken... Me duele la cabeza.
—No te duermas por más cansado que estés, por favor —le amenazó Kenjiro a Draken, sintiendo un nudo en la garganta.
Levantándose lentamente, vio a todos los miembros de Moebius rodeándolos. Qué desgraciados eran. Y ver a Peyan ahí le provocaba estar consternado, ¿qué había sucedido? Necesitaba una respuesta, aunque sabía que en ese preciso momento no podía tenerla, así que no tenía otra opción ma que colocarse del lado de Takashi, Draken y Takemicchi.
—¿Creen que ustedes tres pueden contra nosotros? —se burló uno de Moebius. Kenjiro sintió mucha rabia en su interior, pensando en que quería golpearlo, a pesar de que no le gustaba recurrir a los golpes como primera opción. Pero ellos ya habían lastimado a uno de los suyos y no podía haber piedad.
Takashi le respondió:
—Cállate, imbécil.
—Nosotros podemos con ustedes y más —lo retó Kenjiro, colocándose al lado de Takashi. Él se giró a verlo y le sonrió, sintiendo más motivación.
—Acaben con los tres —ordenó Peyan.
Dispuesto a iniciar a pelear, pudo oír un sonido indistinguible, provocando que una sonrisa se posara en su rostro.
—Je, al fin llegó —murmuró con felicidad Draken.
—Ese sonido de escape... —Takashi asintió, para después Draken volver a continuar:
—Es el "CB250T" de Mikey.
De pronto, llegó Mikey en su motocicleta, deteniéndose en medio de todos. El silencio fue aturdidor, únicamente escuchándose la motocicleta y la lluvia caer cada vez con más intensidad. Peyan exclamó asustado su nombre, consciente de que, si él estaba ahí, no seguiría nada bueno.
—Ya entiendo —murmuró Mikey, analizando la situación—. Me llamaron hacía otro lado para que pudieran atacar a Draken. Y así habría sido mi culpa que la Tokio Manji se separara, ¿verdad?
—¡¡Es por Pah-chin!! —gritó furioso Peyan, excusándose. Mikey negó con la cabeza, hablando nuevamente:
—¡Este no es tu estilo! ¿Quién te incitó a esto?
Nuevamente, una voz se hizo presente en el lugar. El eco de unos pasos golpeando contra el suelo y la lluvia tomó lugar en el amplio estacionamiento, provocando que la mirada de todos se dirigiera hacia allá. Era un chico alto, que sostenía un cigarrillo y en el dorso de su mano derecha tenía tatuada la palabra "castigo", en la izquierda se leía "crimen". ¿Pero quién era él...?
—Oh... Esto es inesperado. Mikey también es listo, qué aburrido.
—¿Quién eres? —preguntó rápidamente Mikey. El chico lo miró con aburrimiento, respondiendo:
—Eso no importa. Por ahora estoy a cargo de Moebius, soy Hanma.
—Así que tú eres el desgraciado detrás de esto —concluyó Mikey, estando frente a él. Ambos de miraron fijamente.
—Eres una molestia, Mikey...
Pero su capitán no lo pensó dos veces antes de lanzarle una de sus comunes y letales patadas. Kenjiro creyó que sería todo, hasta que un sonido sordo lo sorprendió: Hanma había logrado detenerlo con su brazo. ¡Pero eso era prácticamente imposible! Entonces... ¿quién carajos era para poder hacerlo?
—No te apresures, Mikey. Eso dolió... —se rio—. Mi misión es acabar con la Tokio Manji y lo mejor para lograrlo es crear una disputa interna. Pero creo que este resultado está bien... con estas manos acabaré con el "Invencible Mikey"... ¡y los mataré a todos! —su cara de loco se apoderó de él, dejándolo intrigado y molesto. Mientras tanto, él seguía hablando—: ¡Todos los cien integrantes de Moebius contra cinco de la Tokio Manji! ¡No se acobarden como la última vez, malditos! No soy tan blando como Osanai. ¡Si huyen, los perseguiré y golpearé hasta que se les caigan los dientes!
» Apunten a Mikey y Draken... y mátenlos.
Cuando pensó que las cosas no iban a tomar un buen curso, los sonidos de unas motocicletas comenzaron a adueñarse del lugar. Kenjiro temió que fueran de Moebius, pero por la sonrisa de Takashi pudo comprender que eran buena señal.
—Ju... llegaron a tiempo.
Poco a poco los miembros de la Tokio Manji se acercaban, estacionando sus motocicletas alrededor. Baji, Smiley y Mucho hicieron presencia como capitanes, hablando en su respectivo orden:
—Trajimos a todos nosotros, idiota.
—¡¿Quién será el primero en morir?!
—¡Peh, a ti te mataré primero!
—Las cosas se pusieron interesantes —sonrió Hanma.
—Una gran pelea en el día del festival... eso me pone de buenas —habló Draken, levantándose y colocándose al lado del líder—. ¡¿A ti no, Mikey?!
—Ja, ja. ¡¡¡VAMOS!!!
A la orden del líder de la Tokio Manji salieron corriendo hacia los miembros de Moebius. Kenjiro no lo pensó dos veces en hacerlo también, pensando en que ellos no merecían un trato antes si habían sido capaces de acorralarlos sin piedad, aún siendo cinco y con Draken gravemente lastimado. Al parecer estaba dispuesto a pelear y ese era el chico que conocía, por lo que se sintió más tranquilo sabiendo que había ayudado un poco a su herida y no seguiría sangrando tanto como antes.
Al instante un chico se colocó frente a él, dispuesto a pelear. Kenjiro sonrió y esquivó los golpes que comenzó a lanzar, sosteniendo su brazo en un golpe fallido y lanzándolo al suelo bruscamente.
Un sonido a sus espaldas lo alertó, recordando que Moebius no se iba tranquilo y no les importaba atacar por la espalda, por lo que se giró rápido y vio a alguien que parecía dispuesto a golpearle en la espalda. Los sujetó del brazo antes de que lo hiciera y al intentar doblarlo para tirarlo en el suelo igual que el anterior, este chico fue más fuerte y lo agarró primero, lanzándolo contra el pavimento. Kenjiro soltó un gruñido al sentir como su espalda caía sin más con un sonido seco en la lluvia, experimentando una corriente eléctrica recorrerle el cuerpo; cuando vio que él iba a lanzar un puñetazo sobre su cara fue que se levantó con dificultad, enviando su puño contra la mandíbula del chico. Pudo apreciarlo mejor: tenía el cabello pelirrojo largo, sujetado en una cola de caballo y portaba un cubrebocas... por alguna extraña razón sintió un sentimiento diferente, como si lo conociera. Él lo veía fijamente con unos ojos verdes, dejándolo anonadado. Definitivamente lo conocía y no quería indagar más en su mente sobre en dónde o cómo, porque todas las personas de su pasado se encontraban allá por un motivo.
—Jiro... —murmuró el chico, con un fino hilo de voz, apenas audible entre los sonidos de golpes y el de la lluvia. Se quedó mudo. Nadie lo llamaba de esa forma, excepto...
La voz de Takashi resonó por encima de todas, atrayéndolo de alguna manera. Kenjiro alzó la mirada para buscarlo, pero sin éxito; de alguna forma olvidó lo que tenía frente a sus ojos y se dispuso a buscarlo, abandonando al chico pelirrojo que lo miraba con tristeza. Pero rápidamente esa tristeza se convirtió en una ira, aunque nadie se percató de aquello aún...
Cuando caminó más, pudo ver qué Mikey peleaba con Hanma. La pelea se veía pareja, no podía evitar sorprenderse al ver que alguien fuera muy fuerte y a la par de Mikey, aunque sabía que su líder lo era más, seguía siendo algo nuevo. Cuando se encontró con Takashi se alegró de verlo bien, ya casi todos los miembros de Moebius se encontraban derrotados y fue a hablarle.
—¿Estás bien? —le preguntó con curiosidad y preocupación, sintiendo aún ese extraño presentimiento. Takashi se veía exhausto, pero le sonrió.
—Claro que sí, ¿y tú?
Pudo respirar al escuchar su respuesta, por lo que le sonrió también.
—Igual...
Llegó alguien por Hanma, y de pronto se fue encima de una motocicleta. Dijo algunas palabras que no comprendió a la distancia, dejándolo con curiosidad. Cuando creyó que todo había terminado bien, escuchó esa voz... Sus ojos se abrieron como platos al recordar lo de hace menos de cinco minutos, a la persona detrás del cubrebocas y esa verde mirada.
El mal augurio se instaló en su pecho, girándose hacia el de cabellos lilas.
—Takashi, había alguien...
—¿De Moebius? —inquirió, al ver como Kenjiro se veía un poco perdido, lo cual le preocupo. Asintió como respuesta, mientras pensaba en qué decirle.
Pero no pudo hacerlo por mucho tiempo, porque unas pisadas sobre la lluvia comenzaron a resonar cada vez más cerca de ellos. Sus sentidos se agudizaron, mirando hacia varios lados para ver de qué se trataba, a pesar de que no se apreciaba nada.
—Si no eres mío no serás de nadie... —murmuró alguien en su oído, poniéndole los pelos de punta. Takashi pudo apreciar al chico con ojos de loco, aventando a Kenjiro y colocándose frente a él en posición de pelea. El pelirrojo soltó una amplia carcajada mientras lo miraba fijamente—. ¿Tú eres el nuevo? Qué poquito te duro mi escencia, Jiro...
—¿Quién eres? —preguntó en un susurro Takashi, comenzando a molestarse por alguna desconocida razón. Pero verlo ahí, con el uniforme de Moebius y esa mirada de loco... no significaba nada bueno.
—Eso deberías de preguntárselo a él —se veía que sonreía al hacerse sus ojos más chiquitos a pesar de que con el cubrebocas no se apreciaba—. Aunque, no creo que te quede mucho tiempo —canturreó. Takashi se sentía más molesto.
—¿Qué dices?
—¡Te veo en el infierno! —gritó el pelirrojo, saltando hacía Takashi con una navaja en la mano. El segundo se sorprendió, e intentó golpearlo para alejarlo sin éxito, puesto que el primero era muy fuerte. La navaja quedaba cerca del cuerpo de Takashi, cada vez más cerca...
Entonces Kenjiro saltó encima del pelirrojo, en un intento de quitarle la navaja para que no le hiciera nada a Takashi. Sin embargo, esta no cedió y por el contrario terminó demasiado cerca del cuerpo del pelinegro, alertando al pelirrojo. Unos gritos resonaron a lo lejos, de los capitanes que se percataban de la pelea a la distancia. Kenjiro creyó que la navaja terminaría en su cuerpo en cualquier momento, pero el pelirrojo no pudo hacerlo, comenzando a llorar.
—No te puedo matar... —mientras sollozaba, veía la navaja en sus manos que tenía un poco de sangre, pero suya debido al forcejeo—. No puedo... —cuando Kenjiro estaba a apunto de responder, él lo detuvo. El pelirrojo lo miró, aún con lágrimas en los ojos y además gotas de lluvia en él—. Jiro, nos volveremos a ver. Espero lo cuides a la siguiente porque no voy a tener piedad...
Salió corriendo y se trepó en una motocicleta, yéndose del lugar. Kenjiro se quedó mudo, preguntándose qué acababa de suceder y por qué en ese momento... ¿por qué de nuevo él? Takashi se colocó a su lado, viéndolo con la mirada perdida y se preocupó aún más. Mucho, Smiley y Baji llegaron a su lado al instante.
—¿Quién carajos era él? —exclamó molesto Baji, comenzando a inspeccionarlos para ver qué no tuvieran ninguna herida. Takashi no respondió, esperando que Kenjiro lo hiciera.
—Yo... —tragó saliva, pensando en qué les diría. Ni siquiera él sabía la respuesta, solo podía pensar en que quería atacar a Takashi por su culpa.
—No necesitas explicarlo, Ken —añadió rápidamente Takashi al percatarse de lo que le provocó la presencia del pelirrojo, posando su mano en su hombro y apretándolo levemente—. Mejor vayamos a ver cómo está Draken... espero Takemicchi haya salido de esta fácil.
—¿Draken? —volvió en sí, recordando a su amigo, aunque según él no estaba tan mal.
—Lo apuñalaron, por eso nos asustamos al verlos con ese chico de Moebius, también tenía una navaja —le avisó Smiley—. Ten más cuidado, amigo.
—No sabemos qué intenciones tengan, escuchamos lo que dijo Hanma y al parecer habrá una nueva pandilla que quiera acabar con nosotros —contó también Mucho, con el ceño fruncido—. Habrá que esperar y preparnos.
Kenjiro revisó su celular y vio un mensaje de Emma avisándole que Draken y Takemichi iban en una ambulancia en dirección al hospital, por lo que les avisó a todos también. Para ese punto Mikey ya había salido en su moto disparado. Entre ellos se miraron y corrieron hacia sus motocicletas, y como las de Kenjiro, Takashi y Peyan estaban en el otro estacionamiento se fueron juntos.
No dudaron en arrancar, yendo con cuidado debido a la lluvia y podía ocurrir un accidente. Iban solos cuando de pronto, detrás de ellos iban los capitanes y varios chicos de la Tokio Manji siguiéndolos; Kenjiro se sintió un poco mejor de ver qué todos querían saber el estado de Draken, porque lo apreciaban mucho... Sin embargo, no podía evitar pensar en que Takashi estaba en peligro por su culpa: él era peligroso y sí ya había señalado al chico debía ir con cuidado, solo que no sabía cómo explicarle eso. Y más porque involucraría sus confusos sentimientos y no quería admitirlo en voz alta aún.
Llegaron al hospital, y bajaron Takashi, Peyan y él, corriendo después por los pasillos hasta que vieron a Takemichi, sus amigos y Emma con Hina, mientras la segunda abrazaba a la primera que lloraba desconsolada. Nuevamente sintió un nudo en su garganta, detectando a Moebius con intensidad.
—¡¿Dónde está Draken?! ¡¿Está bien?! —gritó Takashi asustado.
Cuando Takemichi les contó con detalles lo que había sucedido, detesto aún más a Kiyomasa. Ese chico nunca le había dado buena espina desde que lo conoció, y ninguno de los dos podían creerse que se hubiera tratado de él.
—Antes de llegar al hospital, su pulso ya había... —murmuró mientras lloraba Takemichi.
Fue su turno de comenzar a soltar lágrimas de impotencia, y apoyó su cabeza en la pared con fuerza, reprendiéndose a sí mismo. Se había preocupado por otras cosas que no se había percatado que su amigo había estado en una situación aún peor en la que lo había encontrado, se sentía impotente.
Una voz llamó a Takemichi en el pasillo, y al voltearse vio a Mikey entrar. Sí Kenjiro se había sentido fatal, ¿cómo se sentiría él? Draken era su mejor amigo y de solo imaginarse que le hubiera sucedido a Takashi... Todos comenzaron a gritar, siendo reprendidos por Mikey.
—Dejen de gritar. Estamos en un hospital ¡bajen la voz! Kenchin... siempre ha cumplido su palabra. Él no morirá aquí, no sería tan deshonesto. Él prometió que seríamos los dueños de todo —esbozó una sonrisa tranquilizadora, que Kenjiro se creyó . Quiso creer que era verdadera y se convenció a sí mismo.
» Por eso, Emma, Mitsuya, Peyan, Rey, Takemicchi... tengan fé en Kenchin.
Aquel tiempo en el que avisaban el resultado de la operación fue eterno. Kenjiro se había sentado en una silla, con su cabeza enterrada en sus piernas y sin pronunciar palabra. Se encontraba pensando en tantas cosas que sentía que su cabeza iba a explotar en cualquier instante, y constantemente colocaba sus manos alrededor de esta como si fuera a evitarlo. Su silencio fue aterrador, que Takashi, además de estar pensando en Draken, no podía evitar pensar en él también, en que estaba demasiado callado y que aún no decía nada de lo que había sucedido en la pelea. ¿Qué escondía?
De pronto, un ruidito lo despertó de sus pensamientos. Todos se levantaron de sus asientos y se acercaron a la puerta en donde estaban operando a Draken, viendo como el doctor salía.
—La cirugía terminó... Escapó de la muerte. La cirugía fue un éxito.
Todos comenzaron a gritar y llorar de felicidad, incluso Kenjiro. Lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos y no pudo evitar sonreír enormemente, porque Draken no podía irse de esa forma, Mikey tenía razón. Era muy fuerte.
Takashi regañó a los demás y les dijo que no gritaran, y que fueran a avisarle a los demás que se habían quedado afuera esperando. Kenjiro asintió, cuando Peyan se quedó parado y los extrañó.
—¿Peyan?
—... No puedo verlos.
—Peyan, todos lo entienden. ¡Pero, Peyan! De todos nosotros, Draken fue quién más pensaba en él. Desde que Pah-chin fue arrestado, Draken fue con sus padres a visitarlo, pero como solo los parientes podían entrar, él esperaba afuera mientras sus padres terminaban —contó Takashi, dejando anonadado a Kenjiro y a Peyan también—. ¡A ese Draken metiste en problemas! Discúlpate con él, con Pah-chin y los demás.
—Sí... —entre sollozos, Peyan respondió. Kenjiro le sonrió y le dio un apretón en el hombro dándole ánimos.
—Bienvenido de vuelta, Peyan.
Al salir del hospital, toda la Tokyo Manji se volvió loca al enterarse que Draken había salido vivo de la cirugía. Fue muy agradable ver como todos se sentían felices, festejaban y lloraban de alegría. Kenjiro se había quedado detrás con Emma y Hina, mientras la primera decía que ya había pasado de medianoche, por lo que era 4 de agosto. Qué rápido, pensó.
Mientras tanto, Takemichi estaba feliz. Había logrado pasar del 3 de agosto, el día en el que moriría Draken y eso significaba que el destino tenía que cambiar. También, se había enterado por Takashi que alguien había intentado apuñalarlo, pero Kenjiro lo había impedido, aunque había sido extraño porque parecía conocer al chico de Moebius; le intrigó, pero pensó que, mientras se hubiera salvado también Kenjiro había sido todo un éxito.
Aunque no todo fue color de rosas, ya que en el futuro, Hinata Tachibana volvió a morir, pero ahora frente a él. ¿Acaso el futuro estaba destinado a no cambiar...?
HOLAAAAAAAA, los tqm, espero les haya gustado! no olviden VOTAR y comentar 💝
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