
𝟬𝟭𝟬. baji
capitulo diez
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Yamagawa Kenjiro apenas pudo ver cuando el cuchillo atravesó a Baji, porque Takemicchi lo derribó. Entonces su mirada fue devuelta a Baji y descubrió que estaba intacto... ¿acaso el cuchillo no había penetrado su cuerpo? Kenjiro podía jurar que lo vio, pero ahora ya no estaba seguro.
Saltó encima de varios chicos que estaban impidiéndole el paso para llegar hacia sus amigos. Chifuyu fue el que parecía querer golpear a Kazutora, y Baji y Takemicchi hablaban. Pudo oír que Takemicchi y Chifuyu querían pelear contra Kisaki, lo cual le causó intriga, sabía que no era alguien de fiar, pero, ¿tan mala fama tenía? ¿O acaso sabían algo de él? Pero Baji los golpeó, por lo que al instante llegó Kenjiro para intentar detenerlo.
—¡Baji, detente...! —gritó, pero un golpe lo desequilibrado y lo hizo caer al suelo. Su amigo lo había vuelto a golpear. Sintió sangre en su boca y escupió, oyendo también que Takemicchi le decía a Baji que no debía pelear solo, por lo que rápido se levantó y asintió a sus palabras—. No tengo idea de qué carajos sucede, pero yo también los ayudaré.
Baji los miró a cada uno sin decir palabra, incluso Kenjiro creyó que lo golpearía de nuevo, pero no fue así. Él pasó de largo a los tres.
—Cuida a Mikey por mí —le pidió a Takemicchi, dejándolo mudo. ¿Qué estaba tratando de decir?
—¿Por qué tanta prisa, Baji? —le preguntó Chifuyu al pelinegro, aunque sin recibir respuesta. Por el contrario, Baji se encaminó hacia miembros de la ToMan que estaban en su camino.
—Ahora... —murmuró, respirando y tronándose los dedos y atándose el cabello con una liga, sonriente—. Cincuenta chicos del tercer escuadrón ¡contra mí! ¡¡Veamos qué es lo que tienen!! ¡¡Vamos hijos de puta!!
Saltó contra ellos, dispuesto a atacar. Takemicchi dijo que, aunque Baji fuera fuerte, cincuenta contra uno era difícil. provocando que tanto él como Chifuyu se rieran. No sabía de la capacidad de Baji. Al instante comenzó a golpear a todos dejándolos en el suelo, lo que hizo que Kenjiro recordará aquellas épocas en las que peleaban contra pandillas y Baji siempre era uno de los protagonistas principales.
—Baji dijo que acabaría con Kisaki, ¿no? —le preguntó Chifuyu a Takemicchi, con una sonrisa en la cara—. No hay promesa que ese chico no cumpla.
Los chicos de ToMan no dejaron de caer como piezas de domino, lo cual, aunque no debería de divertirle, lo hacía porque esos miembros eran parte de Moebius y velaban por Kisaki. Cuando menos se dio cuenta Baji ya había llegado con Kisaki y lo apuntó con un fierro, por lo que él le pidió que lo matará.
En ese momento fue que Kenjiro sintió que su corazón se saldría de su pecho al ver que Baji comenzaba a escupir sangre y caía al suelo con los ojos en blanco.
Se quedó en shock, sin saber qué hacer. Carajo, ¿qué debía hacer en ese momento? No podía llamar a una ambulancia en medio de la pelea, pero era uno de sus amigos... ¿estaba tan mal? ¿Entonces sí lo habían apuñalado y luchó contra cincuenta hombres estando en ese estado? Baji debía ser un idiota para hacerlo. Y sin embargo, no podía dejar de darle vueltas al asunto mientras veía de reojo a Chifuyu ir a reclamarle a Kisaki, pero, lamentablemente él no había hecho nada.
Entonces Kisaki dijo que Kazutora había traído a Baji a Valhalla con el propósito de matarlo, lo cual seguía sin cuadrarle. Según él, eran buenos amigos, y a pesar de lo que había hecho contra el hermano de Mikey, sabía que no sería capaz de eso por voluntad propia. Entonces... ¿había sido manipulado por alguien? Su mirada se posó en Kisaki, ¿acaso él...?
Sus palabras al parecer impactaron en Mikey, que se levantó. Eso no pintaba ser algo bueno.
—Quería matarte... Por mucho tiempo...—inició hablando Mikey con la mirada perdida—. Tan pronto como tú saliste del reformatorio, quería matarte. Pero el único que me dijo que no lo hiciera fue Baji. Baji dijo: «Kazutora solo quería hacerte feliz, Mikey. Es por eso que no lo puede aceptar. Aunque él haya matado a tu hermano... Para convencerse de que no era un mal chico, Kazutora no tenía otra opción más que decir que eras su enemigo».
Finalizó con eso, y para sorpresa de todos, sus ojos no denotaban molestia, es más, ni siquiera mostraban emoción alguna. Kenjiro miró como Mikey pasó a su lado sin decir nada, y al llegar hacia Draken, le dijo que la pelea había terminado, dejándolo anonadado. Takemicchi, Chifuyu y él se miraron sin entender qué carajos sucedía o por qué decía eso, sobre todo porque Baji seguía inconsciente, así que los últimos dos fueron a intentar auxiliarlo porque Takemicchi estaba viendo lo que sucedía abajo.
Pudo oír como Hanma no parecía feliz con las palabras de Mikey, pero no pudo decir mucho más porque un golpe lo derrumbó al instante con los ojos en blanco. Kenjiro soltó un pequeño grito que había intentado ahogar, sobre todo, porque no sabía qué hacer teniendo a Baji en esa situación. Los demás parecían estar en una especie de trance y no respondían.
La cara de Kazutora de pronto fue de un lunático, comenzando a murmurar cosas sin sentido hasta que Mikey también lo derrumbó con un golpe, pero no lo suficientemente fuerte como el que había usado con Hanma.
—Si todo lo que puedes hacer es destruir las cosas que me importan... Entonces te destruiré aquí y ahora —sentenció Mikey, mirando desde arriba a Kazutora. Repitió sus palabras nuevamente, comenzando a golpearlo sin piedad; veía como los ojos de Kazutora comenzaban a ponerse blancos.
—¡¿Dónde está la maldita ambulancia?! —gritó Chifuyu con dolor, por lo que Kenjiro no dudó en sacar su teléfono de la bota para llamar a una. Pero, por cada tecla que marcaba, un escalofrío recorría su cuerpo al oír como Mikey golpeaba brutalmente a Kazutora. Entonces, cuando estaba a punto de llamar, Baji se levantó con pesar—. Baji...
Kenjiro sintió que sus ojos le picaban, temiendo llorar. Pero, ¿quién en su sano juicio no lo haría? Un amigo estaba tan malherido que no sabía qué hacer, se sentía impotente de no ser de utilidad. Y en ese momento, verlo levantarse y gritar el nombre de Mikey, para después preguntarle si se había enojado por él con una sonrisa.
—¡¡Tienes que estar quieto, Baji!! —gritó Chifuyu enojado, y Kenjiro se quedó mudo sin poder decir algo. Entonces él se levantó y comenzó a caminar hacia Mikey, por lo que Kenjiro se levantó torpemente y miró con cautela los movimientos de su amigo...
—No voy a morir... —habló Baji con una sonrisa—. ¡Esta herida no va a matarme! Así que no te preocupes por eso, Kazutora. Tú... no vas a matarme. —Se volvió a enterrar el cuchillo, dejando entonces que Kenjiro se quedará en shock sin poder moverse. No fue hasta que Chifuyu gritó que volvió en sí, corriendo tras él.
El rubio se echó al suelo, recargando la cabeza de Baji en sus brazos con la cara llena de lágrimas. Kenjiro se dio cuenta que estaba llorando porque las lágrimas llegaron a su boca y sintió lo salado de estas, y se hincó al lado de Chifuyu.
—Baji... ¿por qué...? —murmuró su amigo con dolor e impotencia.
Kazutora se levantó y amenazó a Mikey, diciendo que moriría con él. Kenjiro se giró a verlos con preocupación, sobre todo al por a su amigo decir que lo mataría a golpes. Takemicchi se acercó y le preguntó a Baji por qué lo había hecho, sobre qué ganaba apuñalándose a sí mismo. Él le respondió que se acercara, para después comenzar a relatarle algo.
—Kisaki es el enemigo. Me di cuenta en el momento que Pah apuñaló a Osanai y simplemente me encontré con Kisaki proponiéndole a Mikey que sacaría a Pah si lo nombraba capitán de la tercera división —sus ojos llenos de coraje lo inundaron también a él, queriendo ir a asesinar a ese malnacido en ese momento—. ¡¡Kisaki no es el capitán de la tercera división!! ToMan fue instruido por nosotros seis, así que no importa lo que suceda, Pah es el único capitán de la tercera división...
» Pah-chin, Mitsuya, Draken, Kazutora, Mikey... Los miembros fundadores de ToMan son mi tesoro. Quería arreglar esto por mí mismo, pero simplemente no pude. Yo moriré por mi propia mano, así que Mikey no tiene motivos para matar a Kazutora...
» Ya es hora, estoy empezando a alucinar... Takemicchi, de alguna forma me recuerdas a Shinichiro. A Mikey y a ToMan, ¡¡los dejo en tus manos!!
Kenjiro no podía creer lo que estaba presenciando. ¿En serio uno de sus mejores amigos estaba muriendo? ¿Por qué carajos había dejado que llegara hasta ese punto? ¿¡Por qué!? Siguió llorando, con la esperanza de que Baji estuviera bromeando y de pronto se levantara como si nada. Es más, ni siquiera se molestaría con él, sino que estaría muy agradecido. Pero, no siempre resultaba como se quería.
—Ken... —sus ojos se volvieron hacia Baji, que hablaba con sus últimas fuerzas. Se mordió el labio con fuerza para no sollozar, escuchando atentamente sus palabras—. Lo sé, y por favor hazlo feliz, ¿quieres?
Su corazón comenzó a ir con mucha más velocidad al escucharlo, y asintió con firmeza, aunque no estaba tan seguro sí se refería a lo mismo que pensaba. Pero, en el fondo sabía que sí. Cerró los ojos con pesadez, escuchando atentamente los latidos de su corazón, incapaz aún de poder creer lo que estaba sucediendo. No quería asimilarlo.
Le dijo algo a Chifuyu y también le agradeció, hasta que de pronto ya no escuchó más. No pudo detectar su respiración, ya que inconscientemente la había estado mirando para asegurarse que siguiera vivo. Y ahora, no la veía más.
Solo pudo comprender el grito tan desgarrador que soltó Chifuyu, con Kenjiro tirándose al suelo y se tapó el rostro con las manos, deseando que fuera un sueño. Seguía llorando en silencio, a sabiendas que todos los miraban y no le importó en lo más mínimo. No había convivido tanto con Baji como Chifuyu o Mikey, pero sí lo suficiente para considerarlo parte de su familia; una vez que lo echaron de su casa fue a verlo e incluso habían cenado con su madre, se habían robado a Peke-J y habían jugado videojuegos hasta la madrugada.
—Takemicchi —habló Chifuyu, aún inundado en llanto—. Baji realmente no era un traidor de la ToMan... ¡Estaba luchando solo! Y yo lo sabía, lo sabía, p-pero ¡¡no fui capaz de protegerlo!! ¡No fui capaz de salvarlo!
—C-Chifuyu... no es tu culpa —murmuró Kenjiro, diciéndolo con dolor porque tenía un gran nudo en la garganta—. N-No es nuestra culpa... Yo intenté hablar con él, p-pero no quiso ser ayudado...
Entonces, Takemicchi salió gritando de ahí y se colocó entre Mikey y un Kazutora demasiado malherido. Kenjiro soltó un pequeño grito, deseoso de golpear a Takemicchi y que se quitará de ahí, porque como había dicho en ese momento Mikey, lo iba a asesinar si no se quitaba de ahí. Pero, él le dijo que Baji no querría eso, provocando que el otro se molestará mucho.
—¡¡¡Baji está muerto, maldición!!! —exclamó gritando, y levantándose del suelo debido a un golpe que le propinó Mikey, dejando caer un amuleto—. ¡¿P-Por qué no lo entiendes?! En primer lugar, ¡¿por qué crees que Baji murió?! ¡¡Fue por ustedes... por ToMan!! ¡Baji no fue asesinado por Kazutora, decidió matarse él mismo porque no quería que Kazutora se sintiera responsable! ¡¡Hizo esto porque los quería, ¿por qué no lo entienden?!!
Mikey se agachó y recogió el amuleto del suelo, preguntándole de dónde lo había sacado. Kenjiro mientras tanto, estaba anonadado con las palabras de Takemicchi, y pensó que era alguien realmente fuerte y de admirar. Él explicó que lo encontró aquel día del santuario, lo que le dio a entender a Mikey que Baji lo había tenido todo ese tiempo. Mikey dijo que ese era el amuleto que todos habían hecho el día que fundaron la pandilla, levantándose entonces con lágrimas en los ojos.
—Yo no cree la pandilla, fue Baji. «Si uno de nosotros resulta herido, todos lo protegeremos», «quiero una pandilla que sea uno para todos y todos para uno»... Eso es sobre lo que se fundó nuestra pandilla.
Kenjiro estaba hecho un mar de llanto y no podía detenerse. Podía ver que sus amigos estaban todos exactamente igual, nadie quería procesar la muerte de Baji y mucho menos ignorarlo. No creyó que involucrarse en una pandilla con ideales nobles pudiera terminar de esa manera, se rehusaba a creerlo y ahora su mente no sabía qué hacer, porque eran tantas cosas que sentía que comenzaba a tener un ataque de pánico en medio de todo.
Empeoró cuando se escucharon las sirenas de policías a la lejanía, indicando que pronto estarían en el lugar. Kenjiro se asustó, pensando en que no quería dejar ahí a Baji. Mitsuya llegó a su lado y lo jaló del brazo, notó que tenía lágrimas en los ojos y su corazón se rompió aún más al verlo de esa forma.
—Me quedó con Baji —anunció de pronto Kazutora, para sorpresa de todos—. Ustedes márchense, es mi culpa. Quiero tomar la responsabilidad.
Quiso decir algo, pero en realidad no lo conocía y no sabía sí era apropiado. Mitsuya aún lo tenía sujetado del brazo y se lo llevó, al mismo tiempo que Draken gritaba que ToMan se marcharía. Kazutora le pidió perdón a Mikey, diciéndole que viviría con el peso de las muertes de Shinichiro y Baji sobre sus hombros.
Se subió a su motocicleta en silencio y con rapidez, y aunque Mitsuya no le dijo nada lo siguió por detrás. Fueron varios minutos en lo que llegaban, sobre todo porque Kenjiro quería ver que Mitsuya llegará con bien... entendía que se sintiera mal, ya que él se sentía de esa forma y no podía imaginarse el cómo estaría Mitsuya.
Estacionaron debajo del edificio, y Kenjiro se acercó a Mitsuya por detrás; se sentía nervioso, pero debía hacerlo.
—Takashi... —lo llamó, provocando que él se girara sorprendido.
—No ví que venías detrás de mí —murmuró él con vergüenza, rascándose la nuca. Kenjiro sonrió de lado al oír eso.
—¿Te gustaría que te acompañará hoy?
Al parecer eso no se lo esperó, ya que su rostro lo delató. Kenjiro tampoco quería aprovecharse, no quería que Mitsuya creyera que era un insensible o algo similar, sino que, quería ayudarlo sí se sentía mal o necesitaba a alguien. Le gustaría ser esa persona importante para él, como para Kenjiro ya lo era Mitsuya.
—Vaya, yo...
—No estás obligado a decirme que sí, Takashi —explicó rápidamente al ver que su rostro seguía luciendo confundido, y colocó su mano en su hombro, brindándole una sonrisa cálida—. Pero... pensé que tal vez querrías compañía. Si no es así, puedes decírmelo y me retiraré. Quería ver que llegarás sano y salvo.
Pudo ver como Mitsuya se ruborizaba un poco, lo que lo hizo sorprenderse, pero seguramente era por cómo se sentía en el interior. Kenjiro no quitó su sonrisa de su rostro ni la mano de su hombro.
—Supongo que sí me vendría bien distraerme, y eres uno de mis mejores amigos, así que... —aunque esas palabras le dolieron, no lo demostró y solo asintió—. ¿Me ayudarías con unos diseños? Cree varios pensando en personas con estilos como el tuyo, me gustaría saber tu opinión y si te pudieras probar uno que avancé.
—¡Me encantaría! —exclamó con emoción. Admiraba tanto a Mitsuya como diseñador y no diría en voz alta que uno de sus sueños era probarse algo hecho por él.
Ambos entraron a su departamento, saludaron a Luna y a Mana (que se lanzaron sobre ambos con mucha emoción), y los dejaron solos para ellos ir a la habitación. Se quitó la chaqueta del uniforme y la dejó en la cama de Mitsuya quedando solo en una camisa sin importancia que tenía debajo; cuando se giró notó que Mitsuya se estaba comenzando a cambiar frente a él, miró su torso con nerviosismo y cuando se iba a bajar los pantalones, Kenjiro se volteó para no ver nada. No podría soportarlo, de pronto sus mejillas se habían calentado y algo en él reaccionó, y agradeció que siempre se colocaba una concha cuando salía a pelear, por lo que no lo notaría.
—Oh, Ken, perdón... Había olvidado que para ti debe ser incómodo que haga esto frente a tí —dijo Mitsuya, por lo que Kenjiro miró de reojo, agradeciendo que ya se había puesto otra ropa y se giró.
—N-no te preocupes...
Se podía notar el nerviosismo en su voz, pero le sonrió para que no lo creyera. Al parecer, funcionó y Mitsuya le sonrió de regreso. Luego él sacó de un mueble varios bocetos y se los entregó.
—Mira, creo que estos te gustarían, así que quería saber si podías darme tu opinión.
—¡Son increíbles, Takashi! —dijo con honestidad, mirando con admiración los bocetos. Había de todo tipo: desde camisas, pantalones, uniformes completos y ropa más editorial; y sin duda alguna creía que todos los usaría él—. Son... como yo.
—En realidad me basé en ti para crearlos —confesó Mitsuya con timidez, provocando que Kenjiro nuevamente se ruborizara un poco—. También hice unos pantalones, los pinté y les puse varios detalles, creo que son tu talla... ¿te gustaría probártelos?
—¿D-de verdad?
Mitsuya asintió con entusiasmo, por lo que Kenjiro aceptó. El de cabellos lilas se acercó a su clóset y sacó los pantalones que había visto en el boceto: tenían una calavera pintada, con varias cadenas colgando y detalles aleatorios que los hacían ver únicos. Fue al otro lado de la cortina a cambiarse, y cuando salió se miró en el espejo, creyendo que se le veían increíbles.
—Definitivamente dicen mi nombre estos pantalones —murmuró con diversión Kenjiro, posando frente al espejo, viendo como Mitsuya lo veía con fascinación, lo que lo hizo sentir nervioso.
—Puedes quedártelos.
—¡Cómo crees! —un gritó un poco agudo salió de su boca, sintiéndose apenado por lo que él quería hacer. Mitsuya se rio.
—De verdad, hazlo. No son mi estilo y puedo hacerlos de nuevo en cualquier momento.
Kenjiro intentó convencerlo de que no lo hiciera, pero Mitsuya no desistió, así que terminó quedándose con los pantalones puestos. Se sentía avergonzado, pero agradecía el gesto.
Se sentaron en la cama de Mitsuya a seguir mirando los bocetos y con Kenjiro compartiendo sus opiniones. Trataba de distraerlo debido a mi sucedido poco antes, no quería verlo triste (aunque sabía que lo estaba), trataría que quisiera seguir avanzando, aún sí un amigo suyo ya no estuviera más. Sabía que era difícil, pero haría el intento.
Después de un rato, incluso cenaron con Luna y Mana. Mitsuya había hecho de cenar para los cuatro y habían estado platicando en la mesa con las niñas, ayudando eso también a qué Mitsuya se distrajera, lo cual agradecía; amaba pasar tiempo con ellas, las sentía como sus hermanas pequeñas y sabía que el sentimiento era mutuo. Al cabo de una hora ellas decidieron irse a descansar a la habitación, y Kenjiro ayudó a Mitsuya a lavar los platos en silencio. Al terminar se fueron a la sala y se sentaron sin decir nada aún; pero, Mitsuya fue el que rompió ese silencio.
—Ken... yo sé que te dije que estaría bien, pero no puedo evitarlo... —se giró al oír eso, viendo que los ojos de Mitsuya se habían llenado de lágrimas. El corazón de Kenjiro se rompió al verlo así, y por instinto lo abrazó—. B-Baji era uno de mis mejores a-amigos y ya no e-está...
Cerró sus ojos, evitando las ganas de llorar también. No podía dejar que lo viera débil cuando quería ayudarlo, porque de esa forma no lo haría. No se separó de su cuerpo y, por el contrario, lo abrazó con más fuerza. Luego murmuró:
—Llora todo lo que quieras, Takashi, es necesario que liberes todo lo que sientes.
Sintió los brazos de Mitsuya sujetarlo con fuerza, sin dejar de llorar; podía oír sus sollozos y lo rompían internamente, no quería que estuviera así, pero también sabía que era imposible que hubiera querido ignorar el tema. Sino que, le agradaba que le tuviera la confianza suficiente para expresar eso frente a él y sin filtros.
Fueron varios minutos, aunque Kenjiro no los contó y no tuvo ni idea del tiempo transcurrido, simplemente siguió abrazándolo con fuerza. Cuando Mitsuya parecía dejar de llorar, volvía a hacerlo, y solo lo volvía a abrazar con la misma intensidad que antes o incluso más. Tenerlo tan cerca era extraño, podía oler su perfume, el shampoo en su cabello, y el olor que desprendía su ropa recién lavada.
—P-Perdón... —escuchó que dijo en voz alta Mitsuya, a lo que Kenjiro negó con la cabeza, a pesar de que sabía que no veía eso.
—No te disculpes, Takashi. Es válido llorar después de lo que sucedió hoy, te admiro tanto por haber podido aguantarte las últimas horas y ahora eres libre de hacerlo. Nunca te voy a juzgar...
Él se limpió la nariz con la manga de su camisa, y se separó de Kenjiro tras varios minutos más. No pudo evitar pensar que, aunque Mitsuya estuviera con el rostro hinchado, los ojos rojos y lleno de lágrimas, seguía siendo hermoso. Lo ayudó a limpiarse el rostro con su propia camisa sin esperar una reacción, simplemente se acercó a su rostro y lo hizo con delicadeza. Mitsuya lo estaba mirando sin decir nada, solo dejando que él hiciera todo eso. Kenjiro supo que sus mejillas estaban ardiendo por la cercanía, pero actuó como si nada porque no quería incomodarlo.
—Listo, quedaste guapo como siempre —le dijo con una leve risita al terminar de limpiar su rostro, alejándose un poco. Le sonrió con calidez, viendo que Mitsuya también sonreía.
—Gracias... No pensé hacerlo aquí contigo, pero no quería preocupar a Luna y Mana.
—Lo entiendo, debe ser muy difícil para ellas comprenderlo. No quiero que se asusten de la ToMan —suspiró, mirando de reojo la puerta de la habitación—. Lo que vivimos hoy fue difícil, Takashi, no minimices tus sentimientos, ¿de acuerdo?
Mitsuya se rio, asintiendo con timidez.
—Entendido, Ken.
Ambos sonrieron y Kenjiro cambió un poco el tema para distraerlo, y al notar que Mitsuya parecía dispuesto, hablaron de más temas banales. Pocas horas pasaron cuando se tuvo que retirar de la casa de los Mitsuya, prometiendo que iría al día siguiente después de clases, ya que había faltado a sus clases del lunes para ir a la pelea y le notificarían a sus padres si volvía a faltar. Se despidió de él con un pequeño abrazo, teniendo el corazón a mil por hora.
Pronto, se conoció al 31 de octubre del 2005 como el «Bloody Halloween» a aquel día en donde había habido una pelea entre ToMan, con 150 miembros, contra Valhalla, con 300 miembros. Contando con un fallecido, un arresto y un resultado fatídico, aunque a favor de la Tokyo Manji.
Y aunque el Bloody Halloween causó más en Kenjiro de lo que quisiera imaginar, eso apenas sería el inicio de lo peor.
CAPITULO TRISTE PIPIPIPIPI, BAJI TE EXTRAÑO. bueno, los que ya sabemos del manga, pues ajá, pero igualmente todo es tan triste :(
ayer se estrenó el primer capítulo de la tercera temporada, ¿qué opinaron? a mí me gustó aunq faltó bastante, pero al menos ver a mi niño angry me hizo feliz!!!
no olviden votar si les gustó el capítulo, les quiero!
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