He wants love.
En algún lugar del mundo, un niño había dado el primer respiro de su vida, llenaría sus pulmones de aire y su cuerpo absorbería un don que alguna deidad había mandado para él.
La mujer que sostenía al bebé en sus brazos supo que su hijo tendría una vida excepcional, pues el brillo que vió en esas pequeñas pupilas era tan especial que podría enamorar a alguien.
YoonGi creció rodeado de amor, la mayor expresión de este sentimiento que alguien jamás podría imaginar. Había algo en él que hacía que tan solo con una mirada o un simple gesto, el sentimiento se hiciera presente en el contrario, como una flor en un jardín lleno de hierba, sus raíces se extendían por todo el cuerpo para que el sentimiento no fuese arrancado con facilidad y florecía hasta llenar el cuerpo de frutos dulces y maduros.
Así era el amor que YoonGi sembraba en el cuerpo de las personas para que lo amarán y velarán por su bienestar, todos eran vulnerables a YoonGi, nadie podía escaparse de él a excepción de sus padres, que hacían hasta lo imposible para que su amado hijo pudiera entender el don que poseía e hiciera uso responsable de este.
YoonGi comprendió después de experimentar durante varios años que si alguna persona, ya fuese hombre o mujer, lo miraba, lo tocaba, olía su aroma natural o estaba cerca de él en un radio de hasta un metro, se convertía en una víctima potencial, de inmediato, aquella persona sentía un mareo, un destello caía en su cuerpo y la vista se le nublaba.
Todo en lo que comenzaban a pensar era en la piel pálida del chico que parecía brillar a la luz del sol, las dulces mejillas gorditas que se mantenían sonrojadas al espectador, esos pequeños labios brillosos y un par de ojos con pestañas largas. Mirarlo era toda una maravilla, ¿Quién podría resistirse a ello?.
Nadie y YoonGi lo sabía, veía con claridad cuando alguien ya estaba bajo los efectos de su amor.
Era tan complejo el manejo y entendimiento del don que todo llegó al punto en el que la mayoría de las personas de la ciudad ya le amaban y se lo demostraban todos los días, por qué el amor sin ninguna demostración solo se quedaba en un sentimiento vacío y eso no era lo que YoonGi necesitaba.
Todo empezaba desde el despertar, habían personas que iban a su casa desde temprano para ofrecerse a prepararle el desayuno al chico, alguien más preparaba su uniforme para la escuela y otro procuraba que el baño que se daba antes de bajar al comedor fuese el más relajante. Las personas le ayudaban a cruzar la calle cuando el decidía que ya era suficiente de ir en autos diferentes todos los días, cortaban flores en el camino y las colocaban en el cabello, formando con ellas una exquisita corona que adornaba el sedosidad del castaño. Al llegar a la escuela, dejaban varios besos en su rostro y un apretado abrazo deseándole buena suerte.
Y si pensaban que todo había acabado ahí, estaban equivocados, cuándo sus compañeros de clase llegaban, alguien cargaba su mochila con sus pertenencias mientras que otra persona tomaba su mano para llevarlo hasta el aula, dónde su lugar le esperaba adornado con las mejores flores de la ciudad y un regalo envuelto en papel brillante le daba la bienvenida. Todo para YoonGi era un absoluto cuento de hadas, que se había encargado hacer realidad para el mismo, sin embargo, se dió cuenta que el amor que hacía que floreciera en las personas tenía un límite.
Él debía de tocar a las personas, estar cerca de ellas o sonreírles para que el sentimiento no se desvaneciera con el tiempo, por eso generalmente se encontraba cansado, mantener a la mayoría de la ciudad enamorado de él era un trabajo complicado, pero si
él les obligaba a amarlo, recibiría amor devuelta.
Fue hasta el final de la pubertad que YoonGi comenzó a buscar un método el cuál le ayudaría a expandir su don para que esté durará mas tiempo en las personas. Pensó que lo correcto sería inventar una loción que podía rociar por toda la ciudad, la cuál tendría su aroma, así se expandiría por el aire llegando a cada fosa nasal de los habitantes, al final esa idea fue desechada por la dificultad que conllevaba.
En un día normal para YoonGi, a este se le veía acompañado por una linda jovencita que cuidaría de él en todo momento después de un largo día de clases, sostenía su suave mano mientras le hablaba sobre las cosas maravillosas que había en la pequeña ciudad y en cuánto eran superadas en belleza por el joven.
Él amaba escuchar ser idólatrado por cada persona que le rodeaba, le gustaba escuchar como hablaban de su linda sonrisa, de la suave piel de sus manos o que sus mejillas gorditas fueran aplastadas con cariño cuándo le recordaban que estaba lleno de ternura.
YoonGi seguía disfrutando de la sensación de recibir amor y de la armoniosa voz de la joven que lo acompañaba hasta su casa, estaba perdido en las sensaciones que tenía su cuerpo y la calidez que inundaba su corazón como para comprender que su compañía ya no hablaba de él, sus palabras eran dirigidas para el jóven que venía de visita a su hogar.
No entendió con claridad lo que la joven dijo y después de hacerla repetir lo que le había dicho, comprendió que ella tenía un hermano que había estado fuera de la ciudad por mucho tiempo. En la mente de YoonGi se liberaron pequeñas imágenes de él de pequeño junto a un niño que sin duda tenía una belleza inigualable, en ese entonces YoonGi aún no sabía por completo del don que tenía, pero recordaba con claridad la sensación de impotencia que le dejaba el pequeño cuándo no era doblegado por su don, quizá se debía a qué aún no tenía control total del sentimiento.
Pronto estuvo en su casa, la jovencita que hasta ese momento le acompañó se despidió de él con un sonoro beso en su mejilla y luego de aquel dulce sensación que le dejo, se vió rodeado en un abrazo cálido de su madre como bienvenida, caminó hasta la mesa del comedor para tomar una manzana del frutero y darle una mordida dejándose llevar por la jugosidad de la fruta. Debía subir a su habitación como todos los días para esperar que alguien apareciera en la puerta de su casa ofreciéndose a ayudarlo con la tarea, se dirigió a las escaleras con pasos tranquilos cuando escuchó el timbre hacer eco en la casa.
Subió los primeros dos escalones y se giró para ver qué su madre caminaba hacia la puerta e hizo un pequeño puchero al ver a la persona que se encontraba ahora caminando hasta él después de que su madre le dejara pasar.
—¿Min YoonGi?
Preguntó aquella persona, y el joven solo asintió un poco confundido, no recordando del todo a quién tenía frente a él, colocó su dedo índice frente a sus labios pensando en el nombre de la persona, mientras su mirada se dirigía a todas partes del techo y cuándo su mente se refresco, abrió la boca sorprendido, dejó caer la manzana que había estado en su mano, está rodó bajando las escaleras, hasta toparse con el pie del jóven. YoonGi subió algunos escalones más un poco extrañado, no pensaba que lo vería unos minutos después de haber estado con su hermana.
—¿Park Jimin?
Dijo con esa voz suave que hacía que el corazón de los demás se derritiera. El joven frente a YoonGi sonrió e hizo una reverencia como respuesta a su pregunta. Vió una oportunidad para resolver la duda que hace solo unos minutos se implantó en su mente, debía saber a toda costa si en ese entonces no podía controlar su don o Jimin tenía alguna inmunidad.
Así que preparó su mejor sonrisa y se la mostró al contrario, esperando que aquel gesto fuese suficiente para que Jimin comenzará a mostrar las primeras señales del sentimiento creciendo en su interior. Una extraña emoción inundó el cuerpo de YoonGi, hacía tiempo que nadie se enamoraba de él por primera vez, quería sentir un amor nuevo y fresco floreciendo en el contrario, espero algunos segundos, pero el resultado que él quería nunca llegó, Jimin le miró un poco extrañado, comprendía que los reencuentros pudieran ser un poco extraños, como la forma en la que estaba actuando el joven en las escaleras.
—¿Te sientes bien Hyung?
Se animó a preguntarle a YoonGi y este se sorprendió por la repentina pregunta, estaba seguro que esperaba todo menos eso, ¿Acaso la sonrisa no había sido suficiente?. Frunció el ceño haciendo de nuevo un pequeño puchero que Jimin no pasó desapercibido, sonrió de vuelta entendiendo que YoonGi no estaba muy cómodo con su presencia, esa situación era cada vez más extraña para ambos, quizá debió esperar para tener un reencuentro.
—¿No sientes algo extraño dentro de ti?
Jimin se sorprendió y enarcó una ceja sumamente confundido, esto no era una conversación normal que deseaba tener con alguien con quién había compartido el salón de clases en el jardín de niños.
Ambos se miraron por unos segundos, uno tratando de comprender que rayos estaba sucediendo en ese momento y el otro intentado doblegar al contrario con su don.
—¿Y ahora sientes algo?
Dijo YoonGi un poco impaciente, no entendía por qué su aroma no hacía nada en la presencia de Jimin, y este no deshizo la conexión que sus ojos tenían, incluso se acercó unos pasos más hasta estar en el primer escalón de las escaleras.
-—¿De que estás hablando Hyung?
Le dijo de pronto mirándose sobre la ropa, palmeaba su pecho en busca de algo que estuviera fuera de lugar, pero todo indicaba que estaba saludable.
— Yo estoy bien, no hay nada malo en mí.
Le dijo insistiendo un poco en comprender por qué YoonGi actuaba de esa manera, lo vió subir unos escalones más sin dejar de mirarlo y después darle la espalda para seguir subiendo hasta el segundo piso, Jimin no dudo ni un segundo en seguirlo, quería saber que pasaba, pero no deseaba invadir el espacio personal del jóven que estaba actuando extraño frente a él.
YoonGi entró a su habitación tratando de comprender que había de malo en él para que su don no funcionará correctamente, en algunas personas podría tardar un poco más pero no había necesidad de insistir en plantar el amor dentro de él y ahora que conocía su don en su totalidad y conocía sus límites, no entendía en que había fallado para no dar los resultados que él esperaba, ¿O acaso era Jimin el problema?.
Era ilógico que una persona tuviera una inmunidad a su don, ¿Cuál sería el propósito de esa persona si no se le podía obligar a amarlo?,¿O era que alguien más tenía el mismo don y no podía usar el suyo cuándo Jimin estaba bajo los efectos de otro sentimiento?, Todas las variables daban vueltas en su cabeza, se sentía mareado y un poco asfixiado, estaba sometiéndose a una presión que no comprendía.
—Hyung, ¿Quiere que llame a su madre?...
Le preguntó Jimin siendo expectador de la pequeña crisis que comenzaba a tener el joven frente a él que no paraba de murmurar palabras que no comprendía, se preguntaba seriamente si YoonGi tenía alguna enfermedad mental o simplemente tenía alguna fobia hacía la gente y ahora habían voces en su cabeza que le hablaban. Jimin pegó un brinquito cuando YoonGi lo tomó por los hombros y lo sacudió mientras le preguntaba con insistencia por qué no se sentía atraído a él.
—¿Estás enamorado de mi Hyung?
Le preguntó cortando las insistentes preguntas, el contrario dejó de sacudirlo y pensó unos segundos en todo lo que había salido de su boca, alejó sus manos que aún apretaban los hombros y lo tomo del antebrazo para hacerlo pasar a la habitación por completo, cerró la puerta de su habitación asegurándose de que su madre no dejará entrar a nadie que pudiera interrumpirlo.
—No sé que está pasando conmigo, pero estoy seguro que el que no sientas nada extraño dentro de ti no es normal.
Habló YoonGi tratando de no perder el control nuevamente, si quería respuestas debía de investigar que era lo que estaba pasando. Por su parte Jimin, sentía que un ligero dolor de cabeza comenzaba a instalarse en su cien, los cambios de actitud de su Hyung lo dejaban muy confundió, ahora pensaba que YoonGi era bipolar, eso explicaría todo lo que está pasando.
Con toda confianza, Jimin fue hasta la cama del contrario y se sentó en la orilla, quería escuchar lo que YoonGi tenía para decirle, aún que estaba dudando que lo que escucharía fuera algo racional.
— Cuándo éramos niños me acerque a ti para enamorarte y no funcionó, pensé que era por qué aún no podía controlar mi don y me esforcé mucho por controlarlo, pero ahora que volví a intentarlo,... se que tienes una clase de inmunidad a mí, ¿o soy yo el problema?
El rostro de Jimin había sido considerado por muchas personas como una completa obra de arte, tenía unas lindas mejillas abultadas, unos ojos rasgados que resaltaban su inocencia y esos pequeños labios gruesos que deslumbraban a muchos cuándo se movían formando una sonrisa, pero ahora la imagen que YoonGi tenía enfrente de él no era exactamente una obra de arte, más bien era un rostro lleno de pánico, confusión y, ¿Burla?.
YoonGi cruzó los brazos e hizo un pequeño puchero al escuchar la escandalosa risa que había soltado Park Jimin, no entendía por qué estaba siendo burlado de esa forma, si tan solo no tuviera esa inmunidad lo haría doblegarse y llevarlo hasta las últimas consecuencias. YoonGi era una bolita de arroz y su corazón estaba lleno de azúcar, pero si algo le molestaba al joven era no tener el control del corazón de una persona.
Por eso había enamorado a la mayor parte de los habitantes de la ciudad donde vivía, aún que algunos habían sido un gran reto, al final nadie había podido contra él, y ahora que Jimin se burlaba de lo que él sentía lo hacía enojar aún más.
Miró al joven retorcerse arriba de su cama hasta hacerlo llorar del esfuerzo que la carcajada le daba, cuándo terminó todo el efecto, recobró la compostura y miró a Jimin acomodar su ropa y peinar un poco su cabello, sus mejillas estaban rojas y en sus labios había una sonrisa que sería difícil de quitar.
—¿Estás enamorado de mi desde el jardín de niños Hyung?, ¡Vaya¡, esa es una gran sorpresa.
Soltó Jimin como si nada, pero para YoonGi fue la gota que derramó el vaso, ya que él a pesar de enamorar a las personas, nunca nadie le había mirado, tocado o sonreído como para dejar el sentimiento dentro de él y que esté comenzar a amar a esa persona, nadie lo había hecho, ¿Cómo podía suponer Jimin que él estaba enamorado?.
Con la furia ardiendo en su interior se abalanzó al cuerpo de Jimin para dejarlo abajo suyo, dejó sus manos en su cuello e hizo presión para intentar cortar el aire que pasaba por la tráquea hasta sus pulmones, hizo la mayor presión que pudo sintiendo los golpes que Jimin le daba en los costados para tratar de alejarlo de su cuerpo, y no era precisamente por qué no le llegará el aire suficiente a sus pulmones, si no por qué le parecía graciosa la imagen de su Hyung enojado arriba de él tratando de cometer un asesinato para calmar su furia.
YoonGi había resultado ser todo lo contrario a lo que su hermana o la gente describían, este no era él chico de dulces mejillas y voz suave que tenía un brillo especial en sus ojos, a él definitivamente no le daban ganas de abrazarlo o pellizcar sus mejillas por la ternura que causaba, es más, se preguntaba si su hermana estaba bajo el efecto de alguna sustancia o encantamiento para decir semejantes cosas.
Jimin agarro las muñecas de YoonGi y enredó sus piernas con las del contrario para poder darle vuelta en la cama y dejarlo bajo su cuerpo, debía de hacer que su Hyung mantuviera la calma, aún que por lo poco que había visto sabía que iba a ser imposible para una persona caprichosa, así era como lo definía Jimin.
—¡Basta Hyung!, Debe de calmarse y explicarme lo que le sucede, ¿Por qué actúa tan extraño?
Le dijo sosteniendo sus manos a lado de su cabeza para que dejara de forcejear para liberarse, YoonGi respiraba agitado por el esfuerzo que estaba haciendo, se movía incansable, quería volver a lastimarlo como él lo había hecho al burlarse.
Tenía varios sentimiento encontrados que lo llevaron a alterarse más, no quería seguir escuchando a Jimin, no quería que esté lo tocará a menos que fuera para darle amor, sentía que pronto tendría un ataque de pánico por estar en esa situación, le aterraba no tener el control de las personas, en ese momento se sentía vulnerable y comenzaban a aparecer unas ganas de llorar, lo supo cuando intento hablar y sintió un nudo formarse en su garganta.
—¿Por qué n-no estás enamorado de mí?
Dijo por fin con mucho esfuerzo dejando de moverse, no despegó la mirada de Jimin aunque, su respiración se dificultó un poco, Jimin podía notar que los ojos de su Hyung se veían más brillosos que antes, estaba a punto de llorar. Se separó de él sin dejar de agarrar sus muñecas y le sonrió de forma cariñosa para que la primer lágrima del ojo de YoonGi no se escapara.
—No te amo por qué no me gustas.
YoonGi frunció el ceño sin entender lo que había escuchado, ¿Qué tenía que ver qué le gustará a una persona para que se enamorara de ti?, No entendía y se lo hizo saber a Jimin haciendo un pequeño puchero que delataba en su rostro un poco de inocencia.
Las lágrimas que iban a salir de los ojos de YoonGi desaparecieron, al igual que lo estaba haciendo el nudo en su garganta y el sentimiento de impotencia, se acomodó en la cama una vez que Jimin soltó sus muñecas, miró su piel y notó que estaba un poco roja por la presión que había hecho el contrario.
Jimin miro cada movimiento de su Hyung, era más grande que el por dos años, pero no pensaba que aún desconociera cosas básicas que vivían las personas, otra vez estaba sorprendido y descubría que su hermana se había vuelto a equivocar, pues YoonGi aún estaba muy mimado y alejado de la realidad, no entendía por qué su hermana había dicho cosas sobre su Hyung que eran falsas.
Pensó unos segundos en la forma correcta para explicarle a YoonGi las etapas de un enamoramiento, así podría entender el sentimiento que había en su interior y el por qué no podía ser correspondido, ya que para él algo tan poderoso como el amor no podía tomarse a la ligera, no podías llegar hasta una persona y exigirle que te amará, aún que no sabía que YoonGi era lo que había estado haciendo todos estos años, obligando a amarlo.
—Quiero preguntarte algo Hyung, así podrás entender por qué es importante que las personas se gusten para que puedan amarse.
YoonGi asintió interesado en la pregunta que le harían, esperaba que el joven a su lado le diera la oportunidad de explicarle que si podían amarlo sin que se gustarán.
—¿Alguna vez te ha gustado una persona hasta el punto de hacer lo que sea por ella?
Habló Jimin tratando de usar las palabras correctas para que su Hyung no se asustara o pensará que estaba siendo burlado de nuevo. YoonGi pensó en la pregunta que había escuchado y nego tranquilo, no había sentido ninguna clase de atracción a otra persona, pero sabía que los demás hacía el sí, soltó una risita como si estuviera guardando el secreto de una travesura.
—No Jimin, no me ha gustado nadie y no es necesario que a alguien le guste para que me ame por completo.
Dijo con seguridad YoonGi, suspiró tranquilamente, recordando con detalle el amor que sentía cuando alguien le tocaba o lo miraba, juntó sus manos frente a su pecho como si estuviera a punto de suspirar y su vista se detuvo en Jimin.
—¿Alguna vez has visto el amor florecer dentro de alguien que apenas conoces?, Es algo increíble, es como un destello de luz que ilumina el cuerpo y se va extendiendo por todas partes como una gran raíz hasta estallar en el corazón, así sé que las personas me aman.
YoonGi se deleitaba con cada recuerdo satisfactorio, ya que sentía y veía cuando el sentimiento se instalaba, cuándo florecía e incluso cuando comenzaba a marchitarse. Se levantó de la cama con la necesidad de enseñarle a Jimin de lo que hablaba, salió de su habitación sin decir nada más y fue hasta su madre que seguía en la cocina, le pidió que llamara a alguien al azar en la calle y lo hiciera pasar a la sala.
La mujer dudo un poco ente lo que su hijo pedía, ella lo amaba más que a nadie en el mundo y sabía lo que estaba por hacer, había presenciado la inmunidad de Jimin hacía YoonGi, había soportado los berrinches del menor por fallar constantemente en sembrar el sentimiento en el contrario y ahora que ambos volvían a estar juntos, sabía que YoonGi volvería a intentarlo hasta saciar ese deseo de ser amado.
Había intentado con mucho esfuerzo que su hijo no se dejará llevar por el don y que dejara de ocuparlo, pero ella sabía que se le había dado por alguna razón y sólo él debía de descubrir cuál era.
Salió de la casa sin decirle nada a su hijo y espero unos minutos a qué alguien pasará frente a su casa. Unos minutos bastaron para que una mujer adulta, menor que la madre de YoonGi apareciera, está llamó su atención y le pidió que ayudará a su hijo que tenía un pequeño problema. La mujer al saber de quién se trataba no dudo mucho en acceder, ya que hacía algunas semanas que YoonGi la había hecho amarlo, sin embargo el sentimiento comenzaba a extinguirse.
Siguió a la madre de YoonGi y miró al susodicho acompañado de un joven que la miraba confundido.
-YoonGi, dime pequeño, ¿Qué es lo que sucede?
Jimin miro a la mujer acercarse a su Hyung y darle un fuerte abrazo, tratando de transmitirle tranquilidad y seguridad para que le contará el problema que estaba atravesando. YoonGi como parte de su papel de estelar en una novela dramática, hizo un adorable puchero que hizo a la mujer suspirar de ternura, jugó intencionalmente con el borde de su suéter escolar y la miró con ojos llorosos. Pensó con delicadeza la mentira que iba a salir de su boca y le regaló una mirada cómplice a Jimin antes de señalarlo con el dedo.
—Él dice que no soy bonito y que tengo ojos de sapo
Jimin se sorprendió al escuchar lo que había soltado YoonGi, ¿Para eso le había pedido que observará esa pésima actuación?, Él no deseaba ser acusado injustamente por un niño mimado que trataba de demostrar quién sabe que cosa con aquella mujer. Alzo las manos en forma de reproche y soltó un suspiro rodando los ojos, miró a la mujer que parecía igual de confundida al igual que él y regresó su vista hasta su Hyung.
—¿Pero que estás diciendo pequeño?,este lindo jovencito no sería capaz de decir semejantes palabras... Míralo, él es una bolita de arroz.
La mujer se acercó a Jimin para aplastar sus mejillas y dejar un beso en su frente, como si estuviera corroborando lo que acababa de decir. YoonGi miraba a la mujer, analizaba la pequeña luz que poco a poco dejaba de brillar en su interior, unas horas más y el sentimiento que había plantado YoonGi se agotaría, y aquella mujer no volvería a llamarlo pequeño.
En sus labios se formó una sonrisa y volvió a prepararse mentalmente para lo que le mostraría a Jimin. Preparó su don, estimulaba su cuerpo para que esté se acumulará en la palma de su mano derecha, está brillaba con una intensa luz dorada que hizo a jimin estremecerse, no podía creer lo que sus ojos estaban viendo y no entendía por qué la mujer no lo notaba.
YoonGi preparó sus ojos de cachorro y tomo el antebrazo de la mujer con su mano derecha, y mientras le suplicaba que debía creerle, Jimin veía fijamente como ese destello de luz dorada se plantaba en el brazo de la mujer, trazando las venas en un recorrido por todo el cuerpo, de pies a cabeza hasta terminar en el corazón, dónde el brillo aumentó saliendo del cuerpo, formando una hermosa flor dorada con grandes pétalos, que fue absorbida de nuevo para dejar el brillo en un corazón bombeando aquel sentimiento que YoonGi había plantado.
Jimin estaba desorientado, se sentía un poco mareado al tratar de comprender lo que acababa de ver, ¿Cómo era posible que YoonGi pudiera hacer eso?, ¿Era real lo que había visto?. Se sintió tan confundido que miró a la mujer hablar con YoonGi y este sonreírle de vuelta sin dejar de tener contacto con ella, no lograba escuchar que decían y en verdad no le interesaba, solo quería asegurarse de que no era víctima de alguna droga que alguien había dejado en sus alimentos.
Cuándo la luz dorada dejo de hacer brillar el cuerpo, la mujer lo miró frunciendo el ceño, no podía ser cierto que ahora ella que hace unos minutos lo amaba y le había hablado con un ridículo apodo, fuera la misma que le estaba regañando por las palabras que supuestamente le había dicho al chico mentiroso de luz brillante saliendo de las manos.
Hizo un sonido de molestia cuando pellizco su brazo dando por terminado el sermón que había dicho y del que no había entendido ninguna palabra debido al shoock en el que aún se encontraba. La mujer se despidió de su Hyung dándole un fuerte abrazo y dejando un par de sonoros besos en ambas mejillas sonrojadas.
YoonGi sin vergüenza alguna caminó hasta el sofá individual detrás de él y se dejó caer un poco exhausto por el esfuerzo que había hecho para que la mujer se enamorara de él, quizá había parecido fácil, pero aquella mujer tenía un carácter fuerte y hacer que ablandara su corazón era un poco difícil, sin embargo lo había logrado y había hecho que Jimin mirará todo el proceso del sentimiento instalarse en la mujer.
—¿Ahora sigues pensando que es necesario que una persona te guste para que te amé?
Le preguntó YoonGi a Jimin tranquilamente, mirando despreocupado los rincones de su casa, Jimin igualmente se dejó caer en un sofá, suspiró profundamente para tratar de desvanecer la confusión que estaba sufriendo.
—¿Qué es lo que le hiciste Hyung?, Esa señora parecía amarme, sólo... Sólo tocaste su brazo y ella cambio de opinión.
YoonGi lo miró sonriendo, se acercó hasta terminar a su lado y volvió a repetir el proceso que había hecho con la señora, acumuló su don en la palma de su mano, está vez la izquierda y tomó a Jimin del antebrazo, Jimin miró la luz dorada de nuevo en la palma de la mano del contrario, está era presionada a su cuerpo tratando de que fuera absorbida, pero parecía que había una barrera invisible que no dejaba pasar la luz para que está recorriera su cuerpo y se quedará en su corazón.
No podía explicarse como era que la luz era rechazada, recordó que YoonGi le había dicho que tenía una especie de inmunidad a él, pero, ¿Qué era esa luz que no podía entrar a su cuerpo?,¿Acaso YoonGi la usaba para manipular a las personas y que estás hicieran lo que él quisiera?, Si era eso, ahora entendía por qué su Hyung estaba tan desesperado por hacer que él... ¿Qué el le amará?,¿Era eso?.
YoonGi usaba esa luz para hacer que la gente lo amará, por eso le había preguntado por qué no lo amaba, él no entendía por qué no podía hacer pasar la luz por su cuerpo para controlarlo. Estaba haciendo teorías de nuevo en su mente que lo dejaban mareado, habían sido muchas emociones por el día de hoy.
Él solo tenía planeado venir a la casa de YoonGi para preguntarle sobre lo que había pasado en su vida desde que dejaron de verse al salir del jardín de niños, planeaba también verificar que todas las exageraciones de las que hablaba su hermana sobre el jóven era verdad, y terminó descubriendo que YoonGi no era la persona que le habían descrito.
Jimin quitó la mano de YoonGi de su antebrazo, la observó con cuidado y pasó suavemente sus dedos por la palma, tratando de tocar la luz dorada. Sintió la piel ligeramente caliente y extremadamente suave, cuando YoonGi desvaneció la luz por voluntad propia, Jimin se alejó de él un poco temeroso, debía de admitir ahora que al darse cuenta de que no sabía lo que tenía enfrente, lo hacía sentir un poco nervioso e inseguro, miró a YoonGi que lo observaba a detalle y le señaló su palma, suplicando con la mirada que le explicará lo que le sucedía.
Esté sin cuestionarlo, entendió la confusión que tenía Jimin, así que decidió explicarle el don que habitaba en su interior.
—Por alguna razón que desconozco, puedo hacer que la gente se enamoré de mi.
Y ahí fue cuando una de las preguntas que se había hecho Jimin fue contestada, asintió interesado en lo que YoonGi decía y dejó que continuará.
—Desde que nací podía enamorar a las personas, solo bastaba una mirada para que ellas me amarán y se preocuparan por mí — YoonGi agachó la mirada, sintiéndose un poco incómodo al contarle a alguien de lo que hacía, si bien sus padres le rogaban que no obligara a las personas a amarlo, él desobedecia para llenar ese vacío que sentía por la falta de amor. Le dió una rápida mirada a Jimin y se animó a continuar.
—Mi infancia fue la etapa más dura, por qué no sabía que era lo que pasaba conmigo y me asustaba al ver mis manos brillar cargadas del sentimiento que estaba listo para plantarse en el corazón de las personas. Todo eso cambió cuándo mis padres me obligaron a controlar el don con el que había nacido, ellos no podían ayudarme, pero me dieron la libertad de experimentar con las personas...
Jimin se quedó pasmado, no tenía palabras para lo que estaba escuchado, miraba a YoonGi hablar y se preguntaba por qué él había nacido con ese don, ¿Para que le serviría obligar a la gente a darle amor?,¿Cuál era el propósito de aquello?. Entonces fue cómo recordó las veces en las que YoonGi se había acercado mientas el jugaba en la arena, había tocado muchas veces su brazo, le preguntaba si sentía algo en su cuerpo, él siempre negaba y veía a su Hyung fruncir el ceño antes de salir corriendo.
—¿Por eso me tocabas el brazo cuándo éramos niños?
Le preguntó interrumpiendo lo que decía YoonGi, este pareció pensarlo unos segundos, recordando el pasado y después asintió para poder seguir con su historia.
—Años después, pude controlarlo por completo, aún que busque ayuda, nadie creía que yo tuviera el poder de enamorar a alguien de esa forma, muchos creyeron que mentía, así que deje de hablar sobre el don que tengo y lo que hice fue tocarlos para que vivieran la experiencia del sentimiento.
Cada palabra que salía de la boca de YoonGi, era un suave susurro que hacía sonrojar las mejillas de Jimin, se sentía un poco tonto al entender que cada palabra que salía de su Hyung fuera real, se dió cuenta que él era una persona excepcional, quizá su hermana no se había equivocado del todo con el joven que jugueteaba nervioso con el borde de su suéter.
—Ahora la mayor parte de la ciudad me ama, todos vienen a casa para mimarme y cuidar de mí, mis padres son los únicos a los que no puedo enamorar, por razones obvias, y después estás tú...
Concluyó YoonGi haciendo que el silencio en la sala se hiciera presente. La situación que ambos estaban viviendo era difícil, todo parecía un ridículo sueño sobre poderes sobrenaturales y personas inmunes.
Ambos jóvenes se miraron pensando en la misma idea, esas miradas cómplices lo decían todo, sin necesidad de pronunciar una palabra.
YoonGi jamás podría experimentar el propio sentimiento que manejaba, podía seguir enamorando a la gente, recibiendo amor y caricias por montones, pero no comprendería del todo el don que poseía si el por iniciativa propia no lo sentía, Jimin creyó que sería justo que alguien pudiera hacerle sentir lo que él le hacía a las personas, dejando a un lado que el jóven usaba su don para su propio beneficio, ambos querían que el sentimiento fuese real, grande y duradero que no necesitaría ser renovado para que no se extinguiera con facilidad.
—¿Estás seguro Hyung?, quizá yo no sea el indicado para enamorarte...
YoonGi soltó una pequeña risa traviesa, se sintió entusiasmado después de mucho tiempo, más de lo que se había sentido al usar su don con alguien más. En respuesta a la pregunta de Jimin, este solo asintió acercándose aún más a él, quizá YoonGi no entendería lo que se sentía estar enamorado, pero sabía con exactitud cuando alguien lo estaba, y sabía bien los movimientos que las personas hacían cuando se acercaba a él para tratarlo con dulzura.
Se acomodó junto a Jimin y recargó su cabeza en el respaldo del sofá, así su vista no se despegaría del jóven a su lado ni un momento. Le sonrió cálidamente, usando esas sonrisas que nadie durante mucho tiempo había visto, era una sonrisa agradable y sincera, sin ningún propósito de por medio.
Jimin imitó la posición de su Hyung e igualmente, le sonrió pensando que el propósito de que el regresará a su ciudad natal siempre había sido ese momento. Él era la persona indicada que podía hacer que su Hyung comprendiera el gran poder que había en su interior y que debía de ser usado para algo más que doblegar a las personas.
Sabía por experiencia propia que el amor no se trataba de obligar o limitar, se trataba de un acuerdo mutuo entre ambas personas, así el sentimiento se plantaría en ambos, con raíces más fuertes y floreciendo en dos corazones, no solo en uno, y a diferencia del don de YoonGi, la luz no se desvaneceria, seguiría brillando con fuerza hasta que ambas personas dejarán de existir.
—¿Qué es lo que harás para enamorarme?
Preguntó YoonGi tranquilamente, a pesar de que sabía que vendrían varios besos en su rostro, aplastaría sus mejillas gorditas y tomaría su mano para besarla después, espero paciente por lo que diría Jimin.
El jóven miró a su Hyung confiado, ni siquiera él sabía que era lo que debía de hacer, no había una serie de pasos para enamorar a alguien, simplemente sucedía. Se acercó aún más para tomar el rostro de su Hyung en sus manos, acarició sus mejillas con sus pulgares, mirando la suave piel que tenía, YoonGi cerró los ojos disfrutando de las caricias que recibía, la parte favorita de su don era cuando las personas lo tocaban.
Jimin se animó a seguir sus instintos y dejar de pensar en equivocarse, hizo sus labios un puchero y reposó sus labios en la frente de YoonGi, demasiado cuidadoso para su gusto, pero con la finalidad de transmitirle a su Hyung lo que estaba sintiendo en ese momento. Se alejó tranquilamente mirando que YoonGi disfrutaba de las caricias que este le daba, se tomó unos segundos en admirar a la persona que tenía frente suyo, debía de conocer cada detalle para poder enamorarlo, aún que eso implicará enamorarse también.
YoonGi abrió ligeramente los labios, dejó salir un pequeño suspiró y se concentró en las sensaciones que estaba experimentando su cuerpo, había sido un simple beso en la frente y sentía un calor expandirse por su pecho, apretó su suéter en sus manos, su corazón comenzó a latir con fuerza.
Estaba impaciente por la próxima caricia que recibiría, sintió a Jimin acercarse a él una vez más y apretar sus labios en una de sus mejillas, el contacto duro unos segundos, haciendo que la piel de YoonGi se enrojeciera y se calentará por el ritmo cardíaco alto, no sabía si su cuerpo soportaría la siguiente reacción de la próxima caricia, se sentía al borde del colapso.
Tenía una sensación agradable recorriendo todo su cuerpo, estaba seguro que jamás había experimentado algo similar, ni siquiera usar su don se comparaba a lo que estaba viviendo.
Jimin se volvió a alejar dándole unos segundos a su Hyung de respirar correctamente, ya que había notado que este aguantaba la respiración en todo momento hasta que él se alejaba. Volvió a acariciar sus mejillas con sus pulgares y notó que su piel estaba ligeramente caliente, sonrió apresurandose a volver a dejar un beso.
YoonGi dió un pequeño brinco y abrió los ojos al sentir que los suaves labios presionaban a los suyos, no se movían, simplemente se mantenían en contacto, el corazón de YoonGi se aceleró tanto que no pudo seguir aguantando la respiración y dejó salir de nuevo un suspiro acompañado de una respiración acelerada, los labios de Jimin de alejaron un poco sin cortar con el contacto.
Ese fue el momento en el que YoonGi miró a Jimin como debió de haberlo mirado en el momento que entró a su casa buscándolo. Sus manos dejaron de apretar su suéter, un poco temeroso buscó tocar las mejillas del contrario así cómo él lo estaba haciendo con las suyas, hizo más presión para que sus labios no se separaran y cerró los ojos dejando que su cuerpo se inundara de las sensaciones que los labios de Jimin le dejaban.
YoonGi fue invadido por aquel sentimiento que había usado con otros para recibir amor, apenas comprendía que Jimin había llegado en el momento indicado donde él estaba perdido y se preguntaba si su vida se basaría en depender de un don para hacer su vida más placentera.
Jimin se había presentado en su vida como un escudo, una guía para usar su don correctamente, no se basaba en usarlo para obtener beneficio de los demás, se basaba en regalar el sentimiento para que las personas experimentaran todas las sensaciones que tenía el amar y ser amado.
Mientras sus labios no se separaran, seguía comprendiendo que la mejor parte de su vida había usado su don de una forma inapropiada, ahora que Jimin abría una pequeña puerta en él, su mente se abría y expandía el sentimiento, liberandolo de su cuerpo y quitando una pequeña carga de él.
Abrió los ojos y se separó de Jimin, mirando la luz dorada de nuevo, estaba vez se expandía en el cuerpo de ambos y ambos lo notaban, echaba raíces y florecía hasta el corazón. YoonGi sonrió alegremente al presenciar lo que Jimin había causado, todo esto era obra de él.
—¡Lo he comprendido!
Dijo YoonGi sin borrar la sonrisa de su rostro, acarició las mejillas de Jimin sin despegar sus ojos de él y lo abrazó con fuerza, estaba agradecido de poder comprender su don.
—Mi don nunca servirá contigo, aún así eres la persona indicada para amar, si yo te amo, tú me amas y no necesito de nada más para que me ames.
Jimin lo apretó entre sus brazos, conmocionado por las palabras de su Hyung, sabía que había comprendido lo elemental, el amor debía de ser recíproco para funcionar, ahora tenía una nueva aventura por iniciar, dónde debía de comprender que el amor implicaba más cosas.
—¿Es suficiente lo que he descubierto para entenderlo todo?
Preguntó YoonGi a Jimin y este nego suavemente, tomo las manos de su Hyung y las junto para besar el dorso de ambas.
—No es suficiente Hyung, pero estaré con usted para que no vuelva a usar su don de forma incorrecta.
YoonGi sonrió levantándose del sofá, estiró su mano para que Jimin la tomara y después ambos salieron de la casa.
Caminaron por la acera, deteniéndose de vez en cuando por las personas que se acercaban a YoonGi para preguntar si estaba bien o si necesitaba algo, algunas simplemente dejaban flores en su cabello, besaban su mejilla o metían dulces en el suéter de su uniforme.
YoonGi estaba extasiado por la atención ajena, pero confirmaba que no sé comparaba con lo qué le había hecho sentir Jimin con solo acariciarlo, le sonrió y apretó su mano que no había soltado en ningún momento.
—Todo el mundo te ama YoonGi-hyung
Dijo Jimin asombrandose cada vez más de él.
Ambos continuaron su camino, sin saber realmente a donde irían, sólo esperaban que el sentimiento que entre ambos estaba apareciendo no se desvaneciera nunca.
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