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VII.

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Rêverie
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Taehyung sabe que es peligroso estar al aire libre de esta manera, tan expuesto para que cualquiera pueda pasar y notarlo, pero está demasiado atrapado en Jungkook como para preocuparse. El riesgo vale la pena. Vale mucho la pena.

El agua de la piscina se agita y rompe mientras luchan por agarrarse el uno al otro, con la piel resbaladiza, húmeda y cálida al tacto. Taehyung puede saborear la gota que cae en su boca, el agua que se ha desprendido de Jungkook y lleva su sabor, cuando sus ansiosas bocas se encuentran una vez más. Sabe a cloro y sudor y algo más que Taehyung no puede identificar. Le hace girar la cabeza.

Taehyung extiende sus dedos por el cabello empapado de Jungkook, aferrándose a él y acercándolo más de lo que es posible. Puede sentir a Jungkook sonreír durante el beso, una sonrisa malvada que Taehyung ahuyenta con su lengua. Oye un gemido que se le escapa a uno de ellos, pero es difícil saber de quién. Su otra mano cae al costado de Jungkook, envolviéndolo y abrazándolo con tanta fuerza que Jungkook podría caber justo en su pecho. Tal vez Jungkook vería su corazón caer.

Las manos que alguna vez sostuvieron el rostro de Taehyung con tanta delicadeza viajan hacia abajo, abajo, abajo. Taehyung es guiado hacia atrás, arrastrando a Jungkook con él mientras flota de regreso al borde de la piscina poco profunda, su trasero golpea la piedra del final. Sus cuerpos se presionan tan hermosamente que Taehyung no puede evitar dejar escapar un suave suspiro ante la sensación. Podría morir feliz, así. Carece de la sangre que necesita, pero Taehyung quiere que este sea descenso de todos modos.

—Quiero esto.— Taehyung respira a Jungkook. Sus manos están en su cintura, sintiendo la banda de su traje de baño de manera tan provocativa. —Quiero esto. Por favor, déjame tener esto. Por favor, Jungkook.

Jungkook captura sus labios y le dice. —Eres demasiado inteligente para caer en esto, Taehyung.

Por favor, tócame—, ruega patéticamente Taehyung, apoyando su frente contra la de Jungkook. —Por favor por favor por favor por favor por favor.

Su humillación se repite por una eternidad. Suena cada vez más silencioso y más silencioso hasta que los ojos de Taehyung finalmente se abren y mira hacia el techo de su nueva habitación.

Su piel está completamente seca, sus manos están vacías y Jungkook ya no lo sostiene como si fuera un cristal, pero el deseo arde tan fuerte como en el sueño. Nada de eso era real excepto lo que siente.

Es aún más patético que rogar que lo toquen, Taehyung tiene ganas de romper a llorar. Está terriblemente frustrado.

Está frustrado porque fue sólo un sueño, que Jungkook no está cerca de él, que no pueden tener nada de eso porque lastimaría a la persona que más les importa, y está frustrado porque tenía que ser Jungkook. ¿Por qué él? ¿Por qué la única persona a la que no debería querer? ¿Por qué, por qué, por qué?

Taehyung se clava las palmas de las manos en los ojos, un acto de autoviolencia que muta en pequeños golpes en la frente y luego se convierte en tirar la almohada al otro lado de la habitación. Su guitarra queda atrapada en el fuego cruzado y cae al suelo. Los acordes de guitarra resuenan inquietantemente. Taehyung termina levantándose de la cama, maldiciéndose a sí mismo por la manifestación física de todas sus frustraciones y arregla el pequeño desastre que hizo. Desafortunadamente, el estallido no lo hizo sentir mejor.

Taehyung se esconde en el baño detrás de la cortina de la ducha, el agua fría golpea su piel como una tormenta de granizo. Se encuentra bajo la interminable corriente de agua mientras resurgen las imágenes del sueño perfecto. No importa cuánto intente alejar esos pensamientos, persisten. Han manchado su memoria como tinte en agua: una vez que caen, no se puede quitar el color.

Han pasado dos días desde Taehyung y Jungkook, y los arcos. Nada había salido de eso, y Taehyung sabía que nada podría suceder, pero la nada dolía más allá de cualquier razón.

Todavía ve a Jungkook, que es la peor parte. Ve a Jungkook por todas partes. Comen todas sus comidas en la misma mesa, comparten casa, terminan en los mismos lugares. Incluso si Taehyung quisiera evitar a Jungkook, sería imposible.

El tinte se ha filtrado en todo, cambiando el color a algo desconocido.

Después de la ducha, Taehyung continúa escondiéndose. Se salta el desayuno. No quiere ver a Jungkook o Seokjin, y no puede pensar en comer sin que se le haga un nudo en el estómago. Taehyung permanece en la cama durante horas, haciendo todo lo posible para distraer su cerebro. Lee, escucha música, intenta (y no logra) conciliar el sueño, escribe y toca sus seis cuerdas en vano.

El almuerzo es el punto de ruptura. No para Taehyung, sino para Seokjin. Taehyung está a punto de comensar a rayar comentarios con rencor en Ernesto cuando su puerta se abre abruptamente y su hermano mayor aparece en la entrada.

—Vamos—, entra Seokjin, —levántate.

No quiero—, murmura Taehyung mientras continúa leyendo.

No me importa. Levanta el culo.— persiste su hermano, esta vez extendiendo la mano para agarrar el brazo de Taehyung e intentar levantarlo. Taehyung extiende la mano y agarra el armazón de la cama para mantenerse plantado. —¿En serio?

—Sí, En serio—. Taehyung asiente. Seokjin todavía está agarrando su brazo, Taehyung todavía está aferrado al marco. —¿Por qué no puedes simplemente dejarme en paz?

—Porque eso no es parte de los requisitos del trabajo de hermano mayor—, bromea Seokjin, —Ahora, levántate. Estamos saliendo.

No puede pensar en nada que desee menos que pasar el día con su hermano, y más claramente con Jungkook. Dios, ya puede sentir el ardor de la vergüenza y ni siquiera ha visto a Jungkook todavía.

Taehyung deja escapar un profundo suspiro. —No quiero hacer de la quinta rueda contigo y tus amigos, Seokjin.

—Entonces es bueno que no vengan—, dice.

—¿Ellos no estarán?— Pregunta Taehyung, vacilante. No puede decir si Seokjin está diciendo la verdad o no. Nunca ha sido muy competente para leer a su hermano.

—Pensé que podríamos hacer algo juntos. Ya sabes, vínculos entre hermanos o lo que sea—, le dice Seokjin, y Taehyung de repente se siente mal por su propia terquedad.

Esto es con lo que Taehyung quería en un principio, ¿no? Tiempo de calidad con su hermano, lejos de cualquier persona o cosa que pueda desviar su atención. Ese deseo es parte de la razón por la que a Taehyung no le agradaban los amigos de Seokjin antes de conocerlos ( ocupaban demasiado de su hermano) y aquí Seokjin está dedicándole su tiempo.


—Bien—, cede.
—¿Puedes soltarme el brazo ahora?

Eres tan dramático. —Seokjin pone los ojos en blanco, pero lo deja ir a pesar de ello. —¿Veinte minutos y nos estamos llendo, gordo?

—Entendido— está de acuerdo Taehyung con un fuerte movimiento de cabeza.

Seokjin le lanza una mirada con los ojos entrecerrados, una que le dice "llega tarde, atrevete", antes de finalmente salir de la habitación de Taehyung.

En el momento en que la puerta se cierra, Taehyung se desploma en su cama con un gemido.

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El sol es despiadado en su calor. Golpea la espalda de Taehyung y amenaza con sonrojarle la cara, pero ya está acostumbrado a los veranos abrasadores, así como a su antítesis: los inviernos congelados donde la vida huye a lugares más cálidos o permanece en la nieve para morir. Está agradecido por el buen tiempo mientras dure.

Seokjin y Taehyung habían pasado la tarde deambulando sin rumbo por Trieste, entrando y saliendo de las tiendas a su antojo, hablando aquí y allá sobre cosas que no importan. La escuela, el clima, sus amigos: temas fáciles que no profundizan demasiado. Sus conversaciones rara vez giran hacia las cosas que importan. Los dos hermanos se han visto en sus peores momentos muchas veces, no sirve de nada hablar de ello.

Taehyung está sentado en el borde del Gran Canal, con las piernas colgando sobre el agua del Golfo. Los barcos están amarrados a amarres a ambos lados del canal, y seguramente algunos de los propietarios están a su alrededor, paseando por la ciudad y atrapados en sus propios pequeños mundos.

Taehyung está observando a una pareja en particular caminar por la calle al otro lado del canal, de la mano y repugnantemente enamorados, cuando Seokjin se sienta a su lado.

Qui—, dice Seokjin, sacando a su hermano de su aturdimiento.

Grazie—, murmura Taehyung mientras toma la botella de vidrio de sus manos. Lo abre y toma el primer sorbo.

Seokjin le da un codazo de nuevo. Esta vez, cuando Taehyung lo enfrenta, le ofrece una bolsa de dulces. Lee la bolsa: Lemon Herbamelle y casi se ríe, pero algo pesado lo detiene. Hay un peso invisible presionando contra su garganta.

—Siguen siendo tus favoritos, ¿verdad?— Pregunta Seokjin, con una punzada de preocupación en sus cejas.

—Sí, pero… — Taehyung toma la bolsa y mira fijamente los diseños de color amarillo brillante decorados en ella, —No te pedí que me las consiguieras. ¿Es por eso que tardaste veinte minutos en conseguir las bebidas?

Seokjin resopla. —Hice algo lindo. Solo tomalo.

Taehyung no dice nada después de eso. Acepta la amabilidad, aunque le inquieta.

A veces, piensa que el niño que lleva dentro todavía odia a su hermano. Ese niño quiere gritarle y Taehyung no sabe por qué. Nada de eso fue culpa de Seokjin, pero siempre está ahí. Nunca ahogará los gritos, pero Taehyung puede intentarlo. Lo ha estado intentando durante años. Demasiados años.

Los hermanos se sientan en silencio. Taehyung piensa que es incómodo, pero no puede decir si Seokjin piensa lo mismo. Taehyung nunca ha sido bueno entendiendo a Seokjin y eso lo hace sentir como un fraude. ¿Es realmente el hermano de Seokjin si no puede saber cuando algo anda mal? Jungkook puede darse cuenta cuando algo anda mal con Seokjin. Jungkook parece ser más su hermano que Taehyung, simplemente por cómo Seokjin habla tan bien de él.

Sus sentimientos hacia Jungkook son cada día más complejos. ¿Cómo puede Taehyung resentirse de Jungkook y aún así quiere meterse en sus huesos? ¿Cómo lo admira y aun así alberga tanto rencor hacia él? Al parecer, ni siquiera puede entenderse a sí mismo, y mucho menos a los demás. Está cansado de preguntarse cosas constantemente.

Siente los ojos de Seokjin en un costado de su cara, todo lo que Seokjin puede ver. No está seguro de cuánto tiempo ha estado mirándolo, pero Taehyung tiende a perderse en su propia mente, así que podría haber pasado un tiempo.

—Entonces—, comienza Seokjin casualmente, pero el ligero vaivén en su voz delata su preocupación, —¿cómo te ha ido la vida, Tae? Siento que realmente no hemos hablado en mucho tiempo.

—Bueno, he estado vivo—, responde claramente Taehyung.

—Ahí está eso.— Seokjin se encoge de hombros y toma un sorbo de su propia bebida. —Pero, de verdad, ¿cómo estás? ¿Cómo ha sido la vida desde que me fui?

—Estoy bien. La vida ha ido bien—, afirma Taehyung.

—¿Qué significa 'bien'?— Pregunta Seokjin, insatisfecho con sus breves respuestas.

—Significa que estoy vivo y estoy bien con que sea así. — Taehyung espera que sus solemnes palabras suenen lo suficientemente tranquilizadoras. —No tienes que preocuparte por mí, Seokjin. Realmente estoy bien.

—¿Pero no debería hacerlo? ¿Preocuparme, eso es? Has estado encerrado en tu habitación durante los últimos días. Es como cuando estabas…— Seokjin se detiene en seco, pero Taehyung puede escuchar la implicación. Su corazón se aprieta y jura que deja de latir por un minuto.

Taehyung intenta no pensar en ello, y una parte de él espera que ignorarlo le lleve al olvido. Puede vivir con el olvido. Él ya vive con el olvido, entonces ¿por qué no puede olvidar esto ? ¿Lo único que realmente quiere olvidar que sucedió alguna vez?

—No es lo. No es eso.— Taehyung sacude la cabeza y lanza su visión al agua.

—Si no es eso , entonces ¿qué es?— pregunta Seokjin. Taehyung levanta los hombros en un adormecido encogimiento de hombros. —¿Se trata de Emma?

—¿Emma?— La cabeza de Taehyung se levanta, frunce el ceño y su orgullo se siente algo insultado.

—Su familia se fue a Milán hace unos días, ¿no? ¿Es por eso que estás molesto? ¿La extrañas?— Taehyung no sabe cómo su hermano puede tener tanta razón y al mismo tiempo estar tan equivocado.

Seokjin lo ha leído. Sabe que está molesto y sabe que tiene algo que ver con una relación, pero ha puesto su mirada en la persona equivocada. Seokjin puede ver la angustia, pero está culpando a un objeto de la apatía de Taehyung. Ni siquiera piensa en señalar a Jungkook, porque ¿por qué lo haría? ¿Por qué el corazón y el ego de su hermano serían lastimados por su mejor amigo?

Taehyung está dispuesto a no estar de acuerdo, a expresar esa ofensa en palabras, pero luego se encuentra con los ojos de su hermano. Plata sobre plata, los ojos de su madre, y Taehyung decide mentir. Las mentiras son su única protección, ahora y desde niño.

—Sí—, concede Taehyung con un hoyo formándose en su estómago, —la extraño un poco.

—Ella regresará antes de que te des cuenta—, le asegura Seokjin, apoyando un brazo sobre su hombro. La seguridad hace que a Taehyung le duela el pecho.

Emma regresará antes de que él se dé cuenta, Jungkook se irá antes de que pueda hacer algo al respecto. El universo tiene que estar gastándole una broma cruel.

—¿La amas?— Todo el cuerpo de Taehyung se tensa, casi hasta el punto de sentir dolor. No esperaba esa pregunta.

—No, no lo hago. Tal vez si hubiera más tiempo…— Taehyung deja que ese hilo de pensamiento se aleje y esté fuera de su alcance. Se da cuenta de que no está hablando de Emma, ​​y ​​​​su hermano no puede saberlo. —Si hubiera más tiempo, tal vez podría.

—¿Quieres? ¿Sentir amor?— pregunta Seokjin, una pregunta afectuosa de alguien a quien le importa. Hay una respuesta correcta con Seokjin, pero Taehyung no está preparado para dársela.

En cierto modo, sería más fácil si Taehyung realmente la amara. Quizás en más de algunos , sería más fácil en muchos sentidos.

Si estuviera hablando de Emma ahora mismo, si estos sentimientos fueran por ella, sería más sencillo. Un chico se enamora de una chica y eso es todo, pero esto nunca será eso.

—No—, responde con una confianza inquebrantable y una honestidad brutal. —El amor es lo último que quiero.

—Yo tampoco lo quería, pero supongo que te sorprende—, dice Seokjin, algo nostálgico al reflexionar.

—Me enojaría si eso me pasara a mí.

—Al principio estaba enojado. Realmente enojado. ¿Cómo se atreve? ¿Cómo me atrevo ? No fue justo. —Mientras Seokjin habla, Taehyung se siente como un niño escuchando el discurso de un profesor con años de experiencia más allá de la suya. —Pero cuanto más te enfrentas a ello, más te desgasta. Al final te cansas de luchar contra ello.

Taehyung frunce el ceño y vuelve a mirar el agua del canal. —Eso no suena bien, Seokjin. Suena como el infierno.

—Si el amor fuera el infierno, ardería por la eternidad. — Seokjin dice con una sonrisa y una risa. Taehyung sonríe mientras sacude la cabeza.

La parte más trágica es que Taehyung siente que él también está ardiendo. Está ardiendo y duele, pero lo permite. Es posible que Taehyung también se deje arder por una eternidad.

—Tal vez algunas personas están hechas para diferentes cosas en la vida—, teoriza Taehyung. —Quiza tú estés hecho para el amor, y quiza yo no.

—No lo creo. No quiero creer eso. Todo el mundo está hecho para ello, venga del modo que venga.— Taehyung desearía poder ver el mundo como lo ve su hermano, pero está seguro de que ese punto de vista lo abrumaría.

—Puede que tengas razón—, admite, y sigue otro lapso de silencio. A Taehyung le toma unos momentos reunir el coraje para romperlo. &Me alegro de haber hecho esto hoy.

—¿Lo haces?

—Así es.

—Bien.— Seokjin duda. —Puedes hablar conmigo, lo sabes, ¿verdad? Sobre esto u otras cosas. Estoy aquí.

Pero no para siempre , piensa el niño despechado.

—Lo sé—, dice Taehyung en lugar de eso. Nunca deja que esa parte de él controle su voz. Nunca lo dejaría, si él le diera algún control.

—¿Por qué tengo la sensación de que no dices eso en serio?— pregunta Seokjin, aunque es más una observación astuta que otra cosa.

—Quiero decirlo en serio, pero no creo que sea así. En realidad no—, admite Taehyung avergonzado. —Pero eso no es tu culpa. Siempre he sido así, lo sabes.

Seokjin asiente, no particularmente herido pero tampoco particularmente ileso. —¿Mentiste acerca de estar bien?

—Un poco, pero eventualmente estaré bien—, le dice Taehyung. —Esto pasará. Estos días eventualmente siempre lo hacen.

Dios, Taehyung espera que eso no sea otra mentira.

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Taehyung mira a través de la pantalla del televisor mientras la vida sucede a su alrededor en la sala de estar. A través de una visión desenfocada, Umberto Tozzi toca animadamente el piano con su canción “Gloria”. Últimamente ha estado escuchando la canción en todas partes.

Namjoon tuvo algunos invitados a cenar, más de los que ya tenían al principio, y apenas ha comenzado el principio del fin.

Taehyung tiene una copa de Galliano en la mano. Solo ha tomado unos pocos sorbos, a diferencia del resto de la ocupada sala, todos los cuales ya han terminado sus bebidas o están en camino a hacerlo.

Obligándose a beber otro sorbo, Taehyung aparta los ojos del televisor y contempla las animadas vistas a su alrededor. Hoseok ha tomado el lugar junto a Taehyung en el sofá de dos plazas, Alice y Frank están hablando con Namjoon, Seokjin está sentado cómodamente encima de Yoongi en un sillón a su derecha, y Jisoo está en la silla al lado de la afectuosa pareja. Ella observa con satisfacción cómo su hija y su esposo sacan un libro para colorear para colocarlo desordenadamente en el suelo. Taehyung tenía una o dos obras de arte de Rose colgadas en las paredes de su dormitorio.

Jungkook se sienta en el sillón a la izquierda de Taehyung. Su atención pasa de observar a su familia a observar su problema. Observa la forma en que Jungkook se sienta casualmente, inclinándose hacia adelante ligeramente encorvado, observando a Rosie y su padre dibujar con una leve y cariñosa sonrisa pintada en sus labios.

¿Le gustan los niños? ¿Los quiere en el futuro? ¿Ya tiene un hijo? Él cierra esa última pregunta de inmediato. Seokjin se lo habría dicho si Jungkook fuera padre. Al darse cuenta de su línea de pensamiento, Taehyung tiene miedo de que sus pensamientos se estén desviando demasiado.

Taehyung salta cuando una mano toca su hombro. —Taehyung, toca algo. Alice dice que ha pasado un tiempo desde que te escuchó tocar.

Taehyung cierra los ojos con un suave suspiro. —No quiero—, se queja en francés, no queriendo que los nativos italianos en la sala lo escuchen.

— Taehyung—, Namjoon le da una mirada severa. Es más suave que el de su madre, pero igualmente efectivo, —No seas grosero.

No estoy siendo grosero—, se queja mientras obedece a regañadientes. Se bebe el resto de su bebida y se levanta del sofá.

Taehyung ignora los escasos aplausos que recibe cuando se deja caer en el banco del piano. Todo su cuerpo está flácido por el cansancio. No es tan tarde, pero parece demasiado tarde para esto. Egoístamente, y quizás un poco perversamente, Taehyung quiere meterse en la cama y continuar desde donde lo dejó su sueño.

Al pensar en el sueño, Taehyung mira a Jungkook, quien está retorcido en su silla, esperando pacientemente a que comience la música. La televisión se apagó y ahora toda la atención está centrada en Taehyung. Todos esperan, observan, pero nadie más importa. Jungkook le exige todo sin querer.

Con otro suspiro, Taehyung se gira para mirar las llaves, sus ojos se cierran cuando decide hacer algo estúpido. Un pequeño acto de estúpida valentía.

Inspira y exhala de nuevo y pone los dedos sobre el marfil. La melodía de La Fille aux Cheveux de Lin llena la sala. No abre los ojos ni una sola vez, ni siquiera cuando siente la cálida mirada de Taehyung atravesando su alma.

Cuando la canción llega a su fin, Taehyung hace un espectáculo estirando los brazos detrás de la cabeza, aumentando su cansancio antes de que se puedan hacer sugerencias de canciones. Llega incluso a bostezar para dejar claro el mensaje.

Scusatemi— se disculpa Taehyung, rascándose la nuca mientras mira con simpatía a la multitud, pero sobre todo a Namjoon, —he tenido un día largo. Tengo que ir a la cama. Lo lamento.

—¡Oh, está bien!— Alice le asegura.
—Gracias por tocar para nosotros. Fue encantador.

Taehyung le sonríe, pero no mueve un músculo. Mira a su tío en busca de permiso y Namjoon tiene que reprimir una risa. Él sabe. Es el hombre más inteligente que Taehyung haya conocido jamás y, por supuesto, se da cuenta del acto.

—Adelante—, permite Namjoon con una sonrisa de complicidad, señalando hacia el pasillo.

Taehyung se levanta del piano y se despide de Alice y Frank, así como de sus invitados de verano, pero evita deliberadamente darle a Jungkook otra pizca de atención. Si Taehyung le da más, teme que nunca dejará de dar.

Taehyung sube las escaleras y se retira a su tranquilo dormitorio. La única luz proviene de la luz de la luna que entra a raudales por la ventana abierta, trayendo consigo una brisa húmeda.

Puede oír el canto de los grillos en la hierba de abajo, el zumbido de los pequeños insectos volando junto a la ventana. Esos sonidos lo castigaron. Le recuerdan que hay más en la vida que Jeon Jungkook.

Taehyung se quita la camisa por la cabeza y la tira al suelo, luego se quita los jeans y se desploma en la cama. La estructura de metal cruje bajo el peso repentino. Se mueve incómodamente sobre el colchón una, dos veces, y a la tercera vez se da cuenta de que es inútil.

Esta cama nunca será cómoda.

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