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Final 1/2

Los incesantes pasos de Trish iban de a un lado a otro, sus uñas por poco y desaparecían por la ansiedad que la mujer estaba viviendo. Aún no podía creer lo que había sucedido y en dónde se encontraba..., de alguna forma sabía perfectamente que había cometido un error al subir a su pequeño al auto en dirección a una de sus más grandes pesadillas.

Quizás pudo haberlo dejado al cuidado de alguien, pero no, eran una sola familia en Londres, no conocía a personas de confianzas  allí y por mucho que había considerado a Anne no podía, ni siquiera llevaban seis meses de conocerse, Zayn al menos necesitaba un año con alguien externo a la familia para sentirse con  algo de confianza y ni siquiera con esa cantidad Zayn podría pasar días indefinidos fuera de la protección de su entorno familiar.

Todavía oía latentemente a Yaser decirle aquél primer día de la noticia que ella podía quedarse en Londres con Safaa y Zayn, mientras él iría con las mayores, pero tampoco era una opción. Y no era por querer llevar a su hijo a la boca del lobo pero, no podía combatir con dos decisiones dentro de ella. La señora Malik –su suegra– había sido más que una simple imagen en su vida.

Aquella mujer había estado desde los comienzos apoyándola, mucho antes que ella comenzara definitivamente la relación que tenía con Yaser. Ella había sido su única imagen materna en la vida ya que, por dolorosas vivencias Trish había perdido a su madre biológica por una mortal enfermedad a sus catorce años. Por suerte, Aida –la señora Malik– había sido una muy buena amiga de su madre y desde entonces, desde la muerte de su madre ella estuvo allí tomándola de los brazos para devolverla a la vida.


Trish al menos debía, por Dios debía con todas sus fuerzas y su propia vida, agradecerle a aquella mujer por todo lo que le ha brindado en su vida, en su matrimonio y como ha ayudado incondicionalmente a sus hijos, sobre todo a Zayn.

Para aquél entonces, sin notar como sus dedos ya comenzaban a sangrar la culpa la invadió por completo y allí, justo en el centro del cuarto se encontraba su pequeño bebé recostado en un profundo sueño luego de su desmayo. Luego del ataque Doniya casi había saltado por los asientos para sostenerlo entre sus brazos, Safaa por su parte gritaba y Waliyha trataba de sostener a la menor de ojos verdes con su rostro repleto de pánico por lo que se llevó a cabo.

Yaser sin cuidado alguno había conducido como un demente por la carretera hasta que llegaron a Bradford y él, con su corazón comprimido prefirió llevar a su familia hacia un cómodo hotel en el centro de la ciudad que exponerlos más de lo que ya estaban.

Tras una larga reservación, pagos y conversación entre ambos adultos Trish no tuvo más que imponerse ante su esposo con todo el dolor de su corazón, jamás habían tenido un pelea de tal magnitud, pero para ese entonces la salud de su pequeño era mucho más importante que cualquier capricho de Yaser y a pesar de que él se estaba comportando incoherentemente no podía molestarse con él, la dulce Aida estaba muriendo y ellos no estaban en la sala de hospital apoyándola.

Por supuesto, que quien consideraba el amor de su vida y su alma gemela había salido hecho una furia del hotel dejándola a ella sola con sus cuatro hijos y él, por su parte sabía que era una estupidez su comportamiento, pero estaba teniendo demasiados sentimientos encontrados como para detenerse a pensar al menos un segundo.


Trish estaba divagando, sus movimientos dentro del cuarto eran exasperantes para cualquiera que la observase y para dificultar aún más la situación pequeños hilos de sangre se deslizaban por la comisura de sus dedos a causa de las inconscientes mordidas.

Sin embargo, cuando se disponía a dar una media vuelta y seguir con su ritmo un jalón en su blusa la detuvo, aquél fue lo suficientemente fuerte para hacerle dar un paso atrás y aquél jalón fue lo necesariamente fuerte para traerla de vuelta de su ensoñación.

Los oscuros ojos de Trish se abrieron más de lo normal, dilatándose. Estos mismo se deslizarlos hacia sus manos cuando un terrible ardor y dolor palpitó, notando horrorizada sus heridas preguntándose cómo demonios había llegado a tales circunstancias. Pero nuevamente el jalón se sintió en la misma zona pero, más suave y ella dándose la media vuelta se encontró con el rostro preocupado de su hijo.


—Mamm... mamá...—susurró el muchacho sin soltarla— ¿..., d-dónde est-tamos?


Ella, pestañeando repetidamente y cayendo en cuenta de las palabras de su pequeño hijo le sonrió con dulzura, porque se venía la peor parte desde que habían llegado. No tardó cuando escondió sus manos de la atención de su hijo y con un gesto con su cabeza le indicó que tomase asiento sobre la cama detrás de él.

—Oh, amor que bueno que has despertado al fin —Ella aprovechando el uso del suéter de su esposo ocultó su mano bajo la tela de la larga manga y la llevó a la mejilla del moreno, acariciándolo con amor sus apenas yemas asomándose. Zayn sin  poder reprimirse se inclinó sobre el toque de su madre, cerrando sus ojos. — Tengo algo que contarte, pero no estoy segura que te guste, amor... —El pequeño manteniendo sus ojos cerrados e inclinado hacia el toque de su madre asintió.

Ella prosiguió— ¿Recuerdas a tu Nona? —Ella había acortado la distancia de ambos y dejó que el menor apoyase su cabeza en su hombro y gracias a la cercanía pudo detectar el pequeño "si" que susurró— Bueno, ella ha estado muy enferma, ¿sí?... Y ella no está muy bien ahora —Zayn sin entenderlo frunció sus cejas y con su delicada mano detuvo las caricias de su madre. — Hmmm... ¿recuerdas cuando Sally, la gatita de Waliyha, estaba más cansada de lo normal y ya no jugaba contigo?

—S-Si —Abrió él temeroso sus ojos, comprendiendo en parte lo que estaba a punto de contarle su madre.

—Nona también lo está... Ella está mucho más cansada que antes y probablemente los ángeles la estén llamando, bebé —

No podía creer lo que estaba escuchando, su abuela Nona desde que él recordaba había estado con él. Ella fue la primera en no mirarlo extraño, sus padres a pesar de que habían lidiado con su trastorno desde que él había sido un infante no lo observaban como su abuela lo hacía, sino como un chiquillo demasiado especial, en cambio Nona lo miraba siempre con una naturalidad increíble sólo que con mucho más cariño.

Los recuerdos con aquella dulce mujer le llegaron tan rápidos como una gran recopilación de películas, cada recuerdo más importante y significativo en su vida, sin haberlo notado él había cerrado sus ojos y se había alejado en su madre, en su propio espacio personal  no asumiendo aún que una de las personas más especiales para él se iría y él no la alcanzaría a ver.

—¿Zayn?... —Murmuró Trish— ¿Quieres despedirte de ella antes de que vaya a jugar con Sally? —Pregunto con cautela, con el temor filtrándose en su voz, sin embargo obtuvo lo que esperaba cuando Zayn la miró con ilusión.

—Si...—

—Pero amor, ella está en... —Su voz tembló, apretando fuertemente sus labios, pero Zayn captó y completó.

—B-Bradford... —

Zayn observó un punto fijo en el suelo alfombrado, Trish bajó su mirada hasta sus mano sobre su regazo y asintió con un suave "si" de por medio.

Por supuesto que Zayn no estaba al tanto de dónde estaban, el vagamente creía que aún se encontraba en Londres y lo sucedido dentro del auto de la familia Malik se había borrado de su memoria, como si de alguna forma lo hubiese bloqueado.

No era primera vez que sucedía y Trish tenía sus sospechas, por ello no quiso insistir o indagar, no quería causar un nuevo caos.

—¿Tu... estás dispuesto en ir a verla, cielo? —Él perdido en sus dulces y añorados recuerdos con su Nona asintió sin siquiera dudarlo.

El alivio en Trish fue absoluto, dejando ir la respiración que no sabía que estaba reteniendo. Sólo le quedaba pasar el día actual considerando las altas horas de mañana y con una pequeña mentira piadosa diría a su hijo que por la noche viajarían y así él, entre sus sueños no notaría el cambio.

El día transcurrió con normalidad, las dos hermanas mayores pasearon por los alrededores del hotel mientras que Zayn y Safaa se mantuvieron juntos en el cuarto donde estaba su madre, claro que el moreno había creído sin duda lo que su madre le había dicho sobre en dónde se encontraban y el porqué del que las personas les llevasen la comida al cuarto, pero lo cierto es que Zayn no estaba muy interesado de salir.

Sus sentimientos y emociones casi se sentían nulos y doloridos. Recordando a su abuela y que no sabía exactamente cuándo volvería a ver a Harry nuevamente, la necesidad de abrazarlo era mucho más grande que en ocasiones anteriores..., él realmente necesitaba de él, de su apoyo y su compañía.

Yaser por su parte no apareció durante el día y ni mucho menos por la noche, Trish angustiada llevó a cabo cada cambio para no hacer entrar en duda a su hijo y de aquél modo cambió de habitación con sus dos hijas mayores, dejando a ellas la matrimonial y ella por supuesto con la pequeña de dos camas individuales donde acomodó a su hijo en una de ellas quedando ella acurrucada con Safaa en la que estaba junto a Zayn.



(...)




—Yaser, ¿qué haces aquí, idiota? —El adormilado hombre dio un respingó por el susto de la voz de su hermana y tan rápido como pudo se acomodó, dándole una mirada confusa

—¿Qué? —

—¿Cómo que qué? —Gruñó enfadada, plantándose frente a su hermano— ¡Deberías estar con tú familia, con tú hijo que tuvo una crisis reciente, estúpido!

—Oh, cállate. Harás que me dé migraña —Medio volteándose y acomodándose sobre las sillas en la sala de espera descansó tranquilamente su cabeza en el borde del respaldo.

—¿Quién eres y qué has hecho con mi hermano?

—¿Eh? —

—El Yaser que yo conozco no dejaría a Trish sola en un hotel con sus cuatro hijos... el Yaser con el que crecí no dejaría a su pequeño especial luego de una crisis, él cuidaría de Zayn y lo mimaría hasta dormir... —Él sin responder cerró sus ojos a causa de la culpabilidad extendiéndose en su pecho, sentía vergüenza de sí mismo, no podía ir y dar la cara luego de lo que hizo en la mañana... ni siquiera notó cómo su hermana lo había dejado solo, no supo en qué momento todo estaba perdiendo su rumbo.



(...)



Londres.

Un nuevo día había iniciado y la emoción en el cuerpo de Harry recorría cada rincón, daba brincos en la entrada de la institución y sin esperar que Anne lo dejase ir corrió directamente hacia la zona de terapias donde pasaba la mayoría del tiempo los últimos meses.

Su corazón palpitaba fuertemente ¡Zayn debe estar allí, él estará ahí! Su sonrisa era gigantescamente brillante, emocionada, ilusionada. Sus piernas en cada corrida daba largas zancadas y no importaba que sus pulmones le exigieran aire con calma, él necesitaba con toda su alma al hermoso moreno que se había ganado su corazón.

El día luego de irse, Gemma en casa le prometió una larga conversación, él en la espera y la emoción durmió hasta el día siguiente, pero lamentablemente Zayn no estuvo en la silla de Louis girando, la silla estaba vacía... ¡Pero era un nuevo día y sabía que él estaría allí! Necesitaba decirle lo que había aprendido, lo que Gemma le había dicho ¡Porque al fin sabía lo que significaba amar y necesitaba con todas sus fuerzas decirle a Zayn que lo amaba.
Vagamente recordaba cuando Zayn le dijo por primera vez "Te amo" y se arrepentía desde aquella conversación con Gemma por no corresponderle al instante.

—¡Zayn! —Exclamó entusiasta abriendo tan rápido como pudo la puerta corrediza e ingresando.

Pero su alegría fue lentamente apagándose cuando allí, en la silla se encontraba Louis mirándolo con un tinte de lástima en sus ojos pero que Harry no pudo detectar.

—¿Y... Zayn? —Su labio tembló, el inferior se abultó en un puchero. Sus mejillas se tornaron carmesí y sus ojos comenzaron a cristalizarse, un dolor inexplicable se instaló en su pecho. 

—Harry... debes entender que Zayn está pasando un mal momento, pero él volverá, por favor no llores—Para aquél entonces Louis se encontraba frente a él y Harry en busca de protección se abrazó al torso del mayor, escondiendo su rostro lo que más podía, pero no... no era lo mismo como abrazar o sentir el aroma de Zayn... nada era igual sin Zayn.

—E-El... Él me dijo que me amaba —Sollozó aferrándose a las ropas del fisioterapeuta — Y yo no... no le dije que yo t-también lo amaba

Con el corazón encogido por ver a un pequeño tan dulce llorando arrulló al pequeño entre sus brazos, acariciándolo hasta que pudiese calmarse, sin embargo Harry no dejaba de repetir lo mucho que le amaba, su nombre una y otra vez.

—Shhh... él volverá, lo prometo—Susurró finalmente Louis.

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