15
[ Surprise, surprise ]
Ambos sintieron como si horas hubiesen pasado juntos dentro de aquella cocina, lejanos de las voces y la música proveniente de la sala, sólo divididos –en su pequeño mundo– por aquella delgada puerta, pero a ellos poco les importó. Sólo fueron ellos, compartiendo un fuerte y sentimental abrazo, dejando que sus emociones se asomaran y que la memoria de Harry fuera tan sorprendente como fue desde que los caminos de ambos chicos se cruzaron.
Pero la realidad cayó sobre ambos cuando Anne y Trish cruzaron la puerta, llevando a cada uno de sus hijos hacia la sala. Era hora de los regalos, había dicho Anne. Sin embargo, apenas Harry perdió de vista al moreno su memoria retrocedió como un suspiro. Tan rápido y devastadoramente silencioso.
Él veía como una cuantas caras conocidas había allí, como la mujer de elevada edad que reconocía a duras penas como su abuela y no muy lejos de ella también su abuelo. Más allá de unos cuantos tíos que no habían cambiado mucho a lo largo de los años no recordó, sólo ellos que aparentemente se mantenían "como siempre."
Si no fuese por Anne que no dejó de repetirle feliz cumpleaños en su oído Harry había olvidado que día estaba viviendo justo en ese instante, pero a pesar de que sus esmeralda se movían por toda la sala en busca de algo u alguien no podía estar solo tranquilo, necesitaba su consuelo. Su hogar entre los brazos del moreno.
Una vez que su madre lo hubiese acomodado en el comienzo de la rectangular y larga mesa de centro que se encontraba repleta de algunos picadillos, dulces y por sus alrededores unas sillas perfectamente acomodadas. Cada invitado tomó sus respectivos asientos, pero en otro lugar no muy lejano de Harry un pequeño ojimiel estaba decepcionado. Él quería estar junto a Harry, él quería ser el primer en abrazarlo luego de cantarle, pero debía ser realista, ese no era su lugar.
Con sus padres acabaron acomodándose casi al final, por poco casi a la otra punta donde Harry se encontraba, pero a él no pareció fastidiarle demasiado, porque al menos desde allí podía ver su sonriente rostro. Sus sonrojadas mejillas y sus rizos revotando a sus lados cada que él se movía causando un lindo efecto con las flores entre ellos... como si estuviesen floreciendo de Harry.
Aunque después de todo, Harry era vida.
—Harry es muy lindo —Susurró Safaa a un lado de él luego de haberse hincado sobre la silla e inclinado en dirección a su hermano, estando lo más cerca posible de su oído.
Zayn quien desvió la mirada del rizado ahora tenía sus mieles sobre el rostro de Safaa, evitando el contacto visual porque a pesar de no estar acostumbrado, el hecho de que su pequeña hermana también tuviese los ojos verdes –pero no tan verdes como los de Harry– le provocaba un extraño sentimiento.
Pero una vez hubo procesado las palabras una suave sonrisa se plasmó en sus labios, quería poder estar de acuerdo con ella con palabras, pero se contuvo. Era mucho mejor apreciar lo hermoso que hablar de ello. Por aquella misma razón él solo asintió, volviendo su atención al chico sonriente que parecía haber perdido algo. Zayn pudo notar como él buscaba con su mirada quien sabe qué y si pudiera estar junto a él le ayudaría a buscar aunque fuese incluso debajo de cada piedra.
— ¿Él es Harry? —Oyó claramente por parte de Waliyha, pero para él no fue suficiente como para observarle. Trish no demoró en responder positivamente a su hija. — Es muy lindo, me gustan las flores que se enrollan en sus rizos, luce muy inocente. —Y allí toda su familia pareció comenzar una conversación sobre Harry y su familia, él no muy lejos de lo que sucedía oyó absolutamente todo.
Sin embargo, no notó como su hermana mayor no se integró a la conversación. Doniya había estado observando minuciosamente a Zayn que se encontraba junto a ella, sólo con la diferencia de que él estaba en medio de la menor de la familia y ella, mientras que en frente estaba el resto de su familia.
La mayor de los hermanos Malik observaba y estudiaba la mirada que Zayn le dirigía al rizado, y no sólo a él, sino al pequeño chico de ojos esmeralda que sonreía y reía a todo lo que su madre le decía, pero ella pudo detectarlo. Ella comprendió aquella mirada enamorada de Zayn y de pronto, todo lo que había estado estudiando en la facultad de Ciencias Sociales y Filosofía estaban golpeando violentamente sus pensamientos.
Todos aquellos filósofos que ha llevado estudiando, aquella vez que tuvo un semestre del Romance en la filosofía y allí la estaba llevando a cabo, con su pequeño hermano y el otro chico de su edad. Desde su adolescencia ha leído innumerables libros sobre otras vidas, almas gemelas, vida después de la muerte y quizás, algo de ángeles guardianes, sus descolocados pensamientos fueron más allá de lo que era normal.
Ella había comenzado a filosofar en su cabeza con solo unir dos almas.
¿Y qué si su hermano y Harry eran la prueba verdadera de las almas gemelas?
Pero a pesar de todas sus alocadas ideas sobre el amor que probablemente ambos compartían sabía que aquello no era posible. Era una muestra del amor imposible, donde un chico como su hermano con problemas de interacción se enamoraba de un chico con problemas de memoria... ¿qué pasaba entonces cuando Harry recuperara su memoria y pudiese finalmente estar con Zayn, pero años más tarde la perdiera de nuevo?
Era muy probable que sucediera en un futuro, no en uno cercano, pero sí que así fuera porque ambos eran personas inestables por naturaleza –al menos por Zayn– , porque Harry podría mejorar, pero ¿qué sabría él de cómo acoplarse en un futuro a la vida y comportamiento de su hermano? ¿Qué sabría él de cómo llevar las crisis?
¿Qué pasaría cuando ambos tuviesen una relación formal y Harry –obteniendo su mejora– quisiera mucho más de Zayn y él no fuese capaz de dárselo? Había muchas preguntas en la cabeza de Doniya, para ella no era difícil llegar a este tipo de situaciones aunque no conociera ella personalmente al cumpleañero, pero su cabeza tan fantasiosa no podía simplemente no unirlos y tratar de proyectar sus vidas y futuros.
Pero de algo ella estaba segura, aquella frase que leyó dentro del libro de almas gemelas y se incrustó en sus pensamientos a lo largo de los años...
Porque si no era en esta vida sería en la siguiente.
Cuando volvió ella a pisar el suelo de la realidad no tardo un segundo en inclinarse hacia su hermano y poder hablarle íntimamente. Era algo que la estaba matando pero sentía la gran necesidad de compartir sus enseñanzas con él, aunque fuese poco a poco.
— Zayn... —Susurró cercanamente a él, obteniendo que el aludido alzara sus cejas suavemente. Dándole a entender que realmente le estaba oyendo. — ¿Sabes lo que es el amor? —
¡Y allí estaba la palabra que tanto rondaba en la cabeza del moreno! Esa había sido la que había leído en una de las tantas revistas que encontró en casa, le había costado una infinidad poder leerla correctamente, pero le causaba tanta curiosidad que necesitaba respuestas y no se pudo sentir más emocionado cuando supo que Doniya la tenía.
"No" negó él.
—¿Te gustaría saber qué significa? —La castaña guió su mano en dirección a la de su hermano para tomarla con suavidad sin tener la intención de asustarle, pero una vez que sintió la presión ejercida sobre su mano por Zayn supo que había contestado a su pregunta positivamente. — Cuando estemos en casa te enseñaré, ¿sí? —
¡Pero no, no, no! Él quería saberlo ahora ya, era culpa de Doniya tenerlo en medio de la desesperación por obtener respuestas, pero rápidamente sus alocados sentimientos se esfumaron luego de que las luces de la sala se apagasen y comenzase a oír la típica canción de los cumpleaños a la hora del pastel. A unos metros de él estaba la réplica exacta de Harry, pero en femenino sosteniendo el pastel cerca de Harry mientras todos los presentes le cantaban... pero claro, excepto él. Zayn sólo observaba que estaba sucediendo a su alrededor.
— ¡Apaga las velas, Harry! —Se oyó una voz desconocida entre los presentes y por supuesto, Harry no tardó ni un segundo en cumplir aquél cometido. Soplando tan fuerte que cada vela con divertidas decoraciones perdiesen su flama.
Los aplausos comenzaron con suavidad, pero finalmente yendo en aumento hasta que estos se oyeron fuertemente dentro de la sala, o así creía Zayn. Pero a pesar del terrible sonido a su alrededor sólo pudo tener ojos para el sonriente Harry que luego de que las luces fueran encendidas este veía con emoción como Gemma comenzaba a partir el pastel.
Ahora sí era la hora de los regalos.
Justo en el momento que cada invitado tenía su trozo, los regalos comenzaron a agruparse junto a Harry, pero Zayn no quería que el suyo fuese abierto frente a todos. Quería que él lo viese en privado y tuvo suerte de haber despistado a Harry en la cocina cuando sus madres llegaron, dejando el regalo sobre unas de las sillas, estaba en calma sabiendo que el suyo no estaba entre ellos.
Poco a poco Harry fue abriendo cada uno, algunas prendas de ropa en su mayoría, unos pocos juguetes y justamente cuando iban en el último tanto Zayn como el resto de los Malik se llevaron una sorpresa cuando Gemma gritó que aquél era el suyo y una vez que se hubo –literalmente– destrozado el papel en las manos de Harry se pudo apreciar una figura de Linterna Verde. Casi parecía una réplica del que Zayn había tenido cuando llegó a Londres... Tan igual.
El resto de los invitados no les dio importancia, pero parecía significar tanto para cada Malik y Anne a la par de Harry que apenas vio la figura aferro de ella contra su pecho con devoción. Fue en aquél instante que sus esmeraldas se conectaron instantáneamente con los mieles hasta la otra punta de la mesa que lo observaban sorprendido.
Casi se trató de una conexión y sólo por una simple figura.
Horas más tarde.
Los invitados comenzaron retirarse antes de que el sol se pusiera, quedando únicamente al final la familia Malik. Había sido Trish junto a Yaser quienes ayudaron a Anne a ordenar y limpiar la sala, a pesar de que la joven mujer de ojos verdes tratase de negarse no consiguió demasiado.
Así se mantuvo el trío de padres, ordenando y limpiando, mientras Gemma y el resto de las chicas conversaban de triviales temas. Sin embargo, había sido la mayor de los Styles que insistió a Doniya que le enseñara algo de filosofía y de lo que a ella tanto le gustaban. Las cuatro parecían tan enfrascadas en otro mundo. Casi tanto como Harry y Zayn en la planta del segundo piso.
— Zaynee por favor —rogó infantilmente el rizado, frunciendo su labio inferior en un puchero. — Déjame ver que es tu regalo, por favor — Ambos estaban sobre la cama del menor, Zayn con sus piernas extendidas a lo largo y Harry por el contrario, se encontraba hincado a la mitad de la cama casi en frente del mayor.
El chico de oscuros cabellos negó suavemente y no era porque realmente no quisiera, pero sentía tanta vergüenza de que Harry abriese el regalo frente a él. Muy a pesar de que se muriera por saber su reacción sentía mucha pena de como resultaría todo y por ello, resguardaba detrás de su espalda y el respaldo de la cama el regalo.
Harry algo –demasiado– encaprichado con la situación gateo en dirección al moreno sobre la cama, ganándose una mirada de sorpresa y un gran sonrojo por Zayn cuando lo notó moverse hasta él. El menor sin ser consciente de lo que estaba haciendo se posicionó sobre el regazo de quien se negaba a darle su regalo, acomodando sus piernas a cada lado de las piernas de Zayn.
— Vamos Zayn, por favor... ¿siii? —Juntó sus manos frente al ojimiel rogándole como un pequeño infante, pero él estaba tan ensimismado en la belleza que irradiaba Harry. Mucho más en ese instante que el rizado estaba tan cerca de él ¡Y sobre sus piernas! Seguramente si no estuvieran sobre la cama él estaría temblando, pero obviamente, no tenía pensamientos fuera de lugar con la posición. Era tan normal y no le veía algún signo erróneo.
Luego de un par de palabras más, ruegos y un par de amenazas de Harry hacia Zayn con cosquillas él cedió, guiando su mano detrás de su espalda para comenzar a deslizar lejos de su encierro el libro y una vez fuera lo extendió hasta el menor, quien con desespero y hambriento por saber qué era, lo tomó con toda la intención de abrirlo.
Sin moverse de su lugar dio su siguiente paso a abrir el regalo, pero con calma y algo de miedo. Hace una hora atrás no le importó destrozar los papeles, sin embargo ese papel era especial..., era su favorito y por lo demás, provenía de Zayn.
Lentamente despegó la cinta adhesiva del papel hasta que logró una abertura y de aquél modo meter su mano para poder sacar lo que fuese que estuviese dentro, pero apenas tanteo el inicio se preguntó porqué Zayn le obsequiaría un libro. Pero antes de seguir preguntándose más y más absurdas cosas él ya tenía el libro fuera del envoltorio, como si sus impulsos hubieran actuado por él.
Acomodándose sobre las piernas de Zayn tomó el libro entre sus manos, observando con un brillo diferente y totalmente especial en sus ojos. La portada era muy colorida y las letras grandes que le adornaba tenían algunas mariposas de modo que estuviesen colgando.
— T-Tipos... —Trató de leer Harry— de... mariposas —susurró, con un lento ritmo en la lectura y con cierta dificultad. Leyó una y otra vez el título del libro hasta que por fin había entendido lo que significaba. Había tantas diferentes mariposas tan solo en la portada.
Sus grandes ojos verdes se cristalizaron cuando observó el libro y seguidamente a Zayn quien lo observaba pacientemente con una dulce sonrisa plasmada en sus labios. Antes de siquiera poder lanzarse como solía hacer a los brazos del moreno él le detuvo.
—Es-Espera Haarry —Con delicadeza quitó de las manos del menor el libro que aún se mantenía cerrado y tan suave como pudo buscó las páginas que no hablaban de la gran variedad de mariposas tanto diurnas como nocturnas. Encontrando por fin aquella parte que tanto lo cautivo y lo llenó de tantos pensamientos sobre Harry. — Mira... —susurró en el instante que volteo el libro en dirección a Harry y abrió aquellas páginas dejando ver probablemente lo más hermoso y maravilloso para el ojiverde.
Las mariposas parecían querer salir volando de las hojas, de tantos colores y formas. De todos los tipos de portes... parecía un enredadera de ellas, era magnífico y ni siquiera el pequeño Harry pudo soportarlo más cuando finas lágrimas descendieron por sus sonrojadas mejillas. Estaba tan emocionado, tan feliz... ¿cuánto tiempo él había tenido que esperar para encontrar por fin a Zayn? Pero no importaba cuánto espero, el tiempo habría valido la pena.
Zayn con su corazón latiendo tan fuerte por el miedo y la preocupación cerró el libro delicadamente, con cuidado de romper o tirar de cualquier mariposa hasta que pudo obtener su cometido y deslizar el libro hasta sus pies, lejos de ambos cuerpos.
Sus grandes y bronceadas manos tomaron los laterales del rostro de Harry hasta que logró alzarlo y nuevamente sus miradas se conectaran. Con sus pulgares comenzó a quitar cada rastro de lágrimas, limpiando sus aterciopeladas, suaves y pálidas mejillas. No había notado ninguno de ambos cuando las mejillas de Harry ya estaban secas, sin embargo Zayn seguía acariciándolo y Harry inclinando su rostro contra las manos del moreno, buscando su zona de confort.
Sus rostros cada vez perdían distancia, casi podían sentir ambos sus respiración golpeando sobre sus labios. Pero ambos estaban tan concentrados en los grandes ojos del otro, hasta que fue Zayn quien rompió el contacto... desviando su mirada hasta los gruesos y rosados labios de Harry. ¿Y si le besaba? Pensó Zayn.
No sabía muy bien que estaba sucediendo entre ambos, pero podía sentir como sus narices se rozaban creando sin saberlo un beso esquimal. Las manos de Zayn ya no estaban sobre las mejillas de Harry, estabas habían descendido hasta su cuello y sin poder evitarlo, llevando su diestra hasta la nuca de Harry y enredar por fin sus dedos en aquellos deseosos rizos.
¿Tendría que hacer lo mismo que Annabel?... ¿mover sus labios para besarlo? Era una bomba de preguntas, pero ya no podía sólo seguir en medio de la duda, de la incertidumbre teniéndolo a tan solo unos centímetros. Y tan dulce e inocentemente ambos sellaron sus labios en un beso, no se movían sólo estaban allí juntando sus labios. Disfrutando de un contacto tan inocente con sus ojos suavemente cerrados.
Tan dulce.
Tan maravilloso.
¿Era el cielo?
La iniciativa pareció provenir de Zayn cuando movió sus labios torpemente contra los de Harry y fue en ese entonces que la memoria de Harry comenzó a maquinar y recordar con fuerza la escena donde la rubia chica que recordaba a duras penas llamada Lucy besaba a otro chico, fue allí que hizo click y movió también los suyos. Siguiendo el torpe e inocente ritmo que ambos habían impuesto.
Harry creía poder estar por siempre besándolo así.
Zayn no quería separarse jamás del rizado.
(*)
Amenme. Quiero decir, yo también estoy gritando.
Gracias por leer, recuerden que quedan poquísimos capítulos para el fin.
Bye, bye.
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